Karina Fraccarolli: “Creemos en la Pedagogía del amor: enseñar a amar la literatura desde chicos”

Empezamos la primera parte de la entrevista a Karina Fraccarolli de una manera original: ella nos mostró las instalaciones de la Librería del Palacio, que es parte integral de Comunicarte, nos llevó de paseo mientras nos contaba. Luego seguimos de una manera inesperada y nada grata, con cortes de comunicación que nos obligaron a reconstruir parte de la charla. Por fin, cuando se estabilizó la Internet, hablamos de todo, de la pedagogía del amor, de los libros de ensayo, del Premio Los libros del Mercosur, de La grasita, ese gran libro de Mercedes Pérez Sabbi… Y estuvo buenísimo.


Mario Méndez: Acá estamos con nuestra querida Karina. Date audio, ya que nos estás mostrando la librería. 

Karina Fraccarolli. Buenas tardes, ¿Cómo están? Qué lindo que estén acompañando. Yo quería salir un poco a la calle y empezar la entrevista desde acá, porque la editorial, hace doce años, inauguró un espacio que me gusta mucho, para hacer que más libros lleguen a más chicos y a más grandes. Está frente al Palacio Ferreyra, un edificio que es nuestro Museo de Bellas Artes, acá en Córdoba, y por eso se llama Librería del Palacio. No sé si lo conocen. Dicen los que nos visitan que tiene el rincón más nutrido de libros para chicos que hay acá, en Córdoba. Se llama Rincón del ratón de palacio, porque cada tanto, por ahí escondidos hay unos ratoncitos que pintó una vez Jorge Cuello, que fue también el que pintó el palacio Ferreira. (CORTE). Estoy subiendo porque acá está la editorial. Ahí tenemos una salita a la que le llamamos el aula, el aulita, donde los fines de semana hacemos narraciones, con Soledad Rebelles, narradora. (CORTE) Acá están reunidos en el taller de lectura y escritura que se llama Letra de lunes, de gente adulta que participa, y esta es mi oficina. Estoy muy feliz porque tenemos las puertas abiertas. Y después de la noche de la que venimos, para nosotros, que estamos acá, en Córdoba, es algo que se agradece mucho. No sabía qué esperar. Poder decir que seguimos trabajando es hermoso. Dicen que está Juan Lima por ahí, en el público... Bueno, acá también está Juan. En esta silla están grabadas letras sobre madera, la hizo Juan Lima, y forma parte de un grupo de sillas que son Sillas de imaginar: les voy mostrando algunas cosas con el celular. Mónica Weiss, Juan Lima, Jorge Cuello, Isol, Daniel Roldán, y acá está Itsvansch, haciendo honor a su histrionismo, con una silla que invade más espacio. Esta instalación se llama La silla de imaginar, porque nació a partir de un libro que publicó Comunicarte, en 2011, que es este que tengo por acá. Al cual adoro. No sé si se ve. (muestra La silla de imaginar). Les agradezco está posibilidad de estar en una charla de ALIJA. A mí me pone nerviosa reunirme con una persona, imagínense con más de una. Pero es un momento lindo para acercar ideas y emociones. 

MM: Muchas gracias Karina. Es la presentación más original que ha habido en este ciclo de encuentros con editores. Vos tenés la enorme y feliz ventaja de tener una librería. Es muy lindo verla, ver las sillas de imaginar, el taller de los lunes con la gente escribiendo y ahora tu escritorio. Bueno, Karina, librera y editora. Contanos cómo llega esta editorial y librería cordobesa a todo el país… Desde cuándo, y cuál ha sido tu trabajo. 

KF: Empezamos publicando libros de lingüística, muy serios, para adultos. Libros de lengua, ni siquiera de literatura. Con el correr de los años le abrimos la puerta a lo literario y empezamos a darnos el gusto, porque para nosotros, al principio, poder publicar libros para chicos era un gusto caro, y un riesgo alto. Pero además, y sobre todo, era un sueño grande. Lo logramos, incluso hicimos tapa dura desde el principio. Me da mucha gracia, porque no se puede hacer tapa dura ni en Buenos Aires. Los primeros libros se hicieron (CORTE), que hasta sus últimos días la dirigió Alicia Salvi. En Vaquita de San Antonio tenemos (CORTE), porque es de tapa dura. Será para regalo para usted. Para nosotros es El árbol de lilas, tiene dos versiones. Una es flexible y un poquito más económica. Esa vocación va a estar presente mientras haya Comunicarte. Desde el primer libro para chicos que hicimos en 2004, al ratito estábamos estrenando una colección para adolescentes que se llamaba Tímidos Veinte escalones. El adjetivo no lo escribíamos con tinta, estaba como con tinta invisible. Porque nunca pensamos que íbamos a llegar a hacer veinte escalones. Resultó que terminamos haciendo cuarenta, siempre de la mano de Mónica Weiss como ilustradora, y con autores maravillosos, como Mercedes Pérez Sabbi, María Laura Dedé, Adela Basch, David Wapner, Eduardo Abel Giménez, Lidia Lardone… así se fue abriendo una colección para jóvenes. Yo me empecé a asustar un montón, porque esto estaba creciendo, ¿Qué iba a hacer? Respirar hondo. Vinieron las colecciones especiales… En 2008 me pareció que así como habíamos publicado libros de formación docente para el área de la lengua, íbamos a tener que publicar libros de formación docente para el área de la literatura. Me pareció que era parte de lo mismo, porque siempre el docente nos siguió, porque sabía que buscábamos buenas herramientas de trabajo para compartir y para ayudar a echar luz sobre ese proceso que es acercar la literatura a los chicos.

Entonces nacían las colecciones destinadas a mediadores. Tal vez el más importante de esos libros es el de María Adelia Díaz Rönner, que se llama La aldea literaria de los niños, y que ilustró amorosamente Itsvansch. Es una tapa de doble pie, que deja ver por una ventana que tiene en la tapa, el nombre de la colección, que es La ventana indiscreta. Me acuerdo de que cuando estaba pensando el título para la colección vino María Teresa Andruetto, y le dije que tenía la idea de meter una ventanita, para que por ese ojal la gente pudiera mirar, pispear, abrir, aprender. Me dijo que le encantaba. Yo quería que se llamara La ventana y ella dijo La ventana indiscreta, como la película de Hitchcock. Le dije que sí, que esperaba que no diera miedo. Ahí empezó. Y sigue, con enormes señoras, como Ceci Bajour, La orfebrería del silencio. La manifestación de lo no dicho en los libros álbum, que es otro libro de enorme calidad y sustancia. Y el último que se publicó hasta ahora, La poética de la infancia, de Yolanda Reyes, donde se habla de la pedagogía del amor. Enseñar a amar la literatura desde chicos. Creo que de esa manera en la que lo consigue Yolanda Reyes, es la manera más elemental, más sencilla, más simple, de nombrar esta actividad que desarrollan los maestros cuando acercan libros a los más pequeños. Creo que en muchos casos es la primera vez que dan con un libro. En otros forman parte de un juego más grande, se amplía la ronda con la escuela. Porque lo leyeron en la casa, o en la cama, tirados en la alfombra o entre los almohadones. Entonces van a la escuela y dicen que hay libros que ya leyeron. Y otros, nunca. Entonces la escuela es la gran ocasión para abrir caminos. Este, La construcción del camino lector, de Laura Devetach, es otro libro que yo agradezco. Acá hay otro que tiene que ver con Juan Lima, que es De susurros y susurradores, de Mirta Colángelo, que también llegó por correo. Después pude viajar a Bahía Blanca y conocerla.  (CORTE) Lo trajo Juan en una semillita que Mirta puso a germinar en este libro hermoso, en el que hay fotos, hay una Dianita Tarnofky maravillosa, al final hay poemas de esos que se pueden susurrar, para que broten en otro lugares. Quedaron plantados varios grupos gracias a Mirta Sostenía que no hay que leer nada si es por obligación. Si es por obligación no va a encontrar nada entre esas pequeñas huellas pisadas de hormigas. Pero si lo hacen por placer, por deseo, entonces pueden encontrar tigres de Bengala, culebras, etcétera. 

Esta otra colección tiene un lugarcito en Córdoba, con otra preciosa que fue Malicha Leguizamón, y que nos dejó este, que es un título que le sugerí, La caperucita roja de Córdoba, y de cómo el lobo no pudo con ella. Un libro en el que Malicha se reúne con grandes personalidades de la literatura para niños, las entrevista y aquí están compiladas por Graciela Bialet. Seguimos con libros aburridos; Leo pero no comprendo, que es para acercar estrategias de comprensión lectora a los profes. Librazos.  La Universidad Nacional de Cuyo, nos acerca todas sus investigaciones de su Departamento de Humanidades, desde 2004. Como Andar entre metáforas, o Yo cuento, un libro para andar entre textos narrativos. Joyitas, escritas después de veinte años de investigación. Para mí era como un deber poder acercar este tipo de obras, para que los docentes tengan de donde asirse, en un campo en el que hacía quince, veinte años se estaba laburando mucho para hacerlo crecer. En La aldea literaria de los niños, María Adelia Díaz Rönner nos habla del campo de la LIJ argentina, desde María Elena Walsh en adelante. Es grande el desconcierto que a veces tienen las docentes frente a tanta producción editorial. ¿Qué camino sigo? ¿Cómo me oriento? De eso se trata la parte que va dedicada a los formadores. Hay muchos más, de autores argentinos, y de otros países. Pero todos están girando alrededor del género ensayo, y la literatura para niños. 

MM: Estaba pensando que sos como el sueño de cualquier entrevistador. Te hice una preguntita y me contaste toda la historia de los libros de teoría de Comunicarte y más. Me encantó. Somos unos cuantos, me imagino que hay hinchada de Córdoba, que es recontra bienvenida. Una cosa que quería comentar. Desde el interior, (está mal dicho pero somos aporteñados), vos hiciste algo sorprendente. Fundaste un premio internacional, Los Libros del Mercosur. Contános cómo fue esa idea, y cuáles fueron las experiencias más importantes.

KF: Este concurso lo lanzamos en 2006. La intención era tener acceso a más autores. Porque, por ahí, desde Córdoba en aquella época, se hacía muy difícil. Desde México hasta acá, las editoriales recibían las invitaciones a través de las filiales de IBBY, a quienes les mandábamos las bases. Además, les pedíamos a los consulados de los países del Mercosur que tienen sede en Córdoba, que en caso de resultar ganador algún compatriota, por favor facilitaran el viaje hasta acá, porque en nuestro Cabildo, todos los años se entregaba en premio. La edición bilingüe en portugués y español se trabajaba, se ilustraba, y hablo en pasado pero lo siento un pasado presente. Está latente; esperamos retornar en algún momento con el concurso, que durante nueve años llevamos adelante. Estábamos también con la idea de hacer un paneo por distintas técnicas y estéticas. No solo mostrar el nivel del texto que había ganado, sino que la ilustración se hiciera cargo de lo diverso que acoge ese tratado del Mercosur, que sigue vigente. En este tejido queríamos dar una puntadita. Que igual que los bienes, los textos pudieran intercambiarse, ir y venir. Surgieron así autores valiosos, a los que después continuamos publicándoles más obra, o autores que publicaban por primera vez y después fueron contratados por nosotros y editoriales grandes, a partir de este concurso. Como siempre se recomienda: si todavía no te publicaron, presentate a concursos. Esto se lo digo a cualquiera que viene con ánimo de auto publicarse. Que se presente a un concurso donde se lo va a leer y donde va a leer a otros. En el concurso Los niños del Mercosur, en la parte infantil estuvimos nueve años. También hicimos Los jóvenes del Mercosur, donde se publicaron varias novelas muy interesantes, Nunca llegamos a traducir, siempre las publicamos en castellano. Y ahí están esos concursos, en latencia. 

MM: ¿Qué faltaría para poder lanzarlos de vuelta? 

KF: Falta un nuevo envión, como el que, por ejemplo, pueden darle a este lugar nuevas generaciones. Gente que venga con más fuerza y quiera retomarlo. Yo creo que es muy valioso, que llevar adelante un concurso es muy interesante, muy rico, y que ayuda mucho al campo y a la editorial. Me encanta. La editorial se ha diversificado, tiene también que atender el espacio de la librería, se van sumando nuevas actividades. Las épocas no han sido precisamente buenas. El concurso llegó hasta 2015. Después no se pudo seguir. Esperemos que esto se estabilice un poco, de alguna manera, y podamos juntar fuerzas. A veces hay que volver a la playa para poder remar de nuevo. 

MM: El durísimo período posterior al 2015, para el mundo editorial. Fue terrible. Me acuerdo, entre otros premiados, que estuvo por acá el mexicano Ricardo Chávez Castañeda, con una novela muy interesante. Y la verdad es que fue una sorpresa. Le entrevisté en la Biblioteca Nacional. El Estado le había comprado esa novela. Y era traer un escritor mexicano desde Córdoba, para todo el país. Realmente sorprendente. ¿De qué otros autores premiados de Los niños y Los jóvenes del Mercosur te acordás?

KF: Bueno, a Mercedes Pérez Sabbi la conocí a través del concurso. El propio Eduardo Abel Giménez estuvo. (CORTE)¿Qué decirles de ese concurso? Que me da nostalgia y que ojalá tengamos la fuerza para volver a hacerlo. Mucha gente nos escribe, y es una manera de decir sí o no, un poco más fundamentada para la publicación. 

MM: Kari, ¿la librería la fundaste junto con la editorial?

KF: No, fue muchos años después. La editorial empieza a publicar en el ’97 y la librería se abre recién en 2010. Con la colección Conectados, pudimos reunir fondos para empezar a editar los libros para niños. Son los libros para trabajar en el aula. Es una serie de Manuales, ¿se le puede decir manual a un libro que hace que se conozca la literatura de todo el país, que hace escala en todas las provincias, que lo tiene a Liniers a cada rato, o a Quino, mostrándoles a los chicos otra perspectiva, otra manera de leer?


Yo digo que estos manuales no son muy manuales, y a la vez son súper gauchos, porque tienen un precio accesible y han llegado a muchos chicos. Además de eso vienen con un libro de la colección Veinte escalones de regalo. Es una manera de hacer que chicos lean desde el primer día. Muchas maestras quieren eso, porque es una manera de que apenas empiece el cole, tenga cada chico su libro para empezar a leer. Esa en realidad es la vocación de todo esto, y luego, es volver a poner el fruto de ese esfuerzo, que estos libros han dado siempre, Somos agradecidos de que se nos haya elegido siempre y con muchos votos para poder seguir haciendo libros. El deseo de volver a poner en el campo eso que se cosecha, para que vuelva a nacer y renacer un nuevo autor, un nuevo libro, es parte fundamental del compromiso con esto. Abrir la Librería del Palacio fue jugarse por esto. Porque podríamos haber elegido un sillón mucho más cómodo, y no tener una librería del tamaño de la que tenemos, con ciclos de narraciones, con talleres, charlas, presentaciones, es quererlo. 



MM: Qué bueno. La verdad es que es admirable. Y admirable, insisto, que desde Córdoba nos ha llegado a todos los países del Mercosur y a toda la Argentina. Una de las cosas que te he visto hacer, sorprendido, es participar poniendo el cuerpo en las Ferias. No solamente en la Feria grande o en la Feria infantil. Te he visto, por ejemplo, en Sunchales. En pequeñas Ferias, ahí estás. ¿Qué significa para Comunicarte andar por las Ferias? 

KF: a mí me gusta mucho viajar. Hace poco que manejo, siete años. A partir de que aprendí a manejar me atreví a ir a muchas pequeñísimas ciudades, pueblitos en los que nos invitan para que demos charlas, Algunas localidades no son tan chicas. Marcos Juárez es una localidad “grande”. Pero hemos ido a pueblitos chiquititos. Y de vuelta sale ese pasado que detesto, “hemos ido”. Ojalá que se espante rápido ese conjuro maléfico y podamos decir “ahora tenemos previsto ir a visitar diecisiete localidades”, que era como hablábamos en 2019. Ahí estoy con una de mis pasiones, que es actuar. Me encanta actuar, entonces me quito todo rasgo de vergüenza, y actúo, y narro. Los docentes me dicen “pero vos sos narradora”, y yo les contesto que no, que soy editora, pero que narrar me sale tan bien como puede salirle a cualquier persona que quiera transmitir eso. Que se enamore de un texto y que se atreva delante de los chicos. Porque yo en un rato me voy del pueblo, y sé que ellas mañana vuelven al cole. Es muy bueno invitar al aula a un personaje. Abrir una mañana diciendo un poema o un texto, va a hacer que cada vez tengan que decir menos veces que por favor se callen, que se sienten, que hagan silencio, que no se porten mal. Cuando entra la poesía al aula tenés que cambiar los bancos de lugar porque se desacomoda todo. Tienen que cambiar los libros con la de Historia o la de Matemática. Con los números, hay toda otra gramática de los números. Que intercambien con las de Sociales o Biología, tratar de que los libros les interesen a las otras maestras; que la profe de Historia pida un libro de literatura. O la de Biología. Que no siempre sea la de Lengua la que pide los libros. Contagiar ideas muy sencillas pero con mucha pasión. Eso va prendiendo. Desde 2019 en adelante no pude visitar nuevos pueblos. Y sin embargo siguen surgiendo ventas, porque quedan las personas que promueven. Siguen surgiendo ventas de estos libros que sembramos y de los nuevos. Y la invitación permanente que nos hacen para que volvamos. Es bastante difícil viajar, porque generalmente viajamos a la mañana temprano y volvemos a las dos de la mañana del día siguiente. Ahí creo que se pone bien de manifiesto el cariño genuino que hay por esto. Porque en esta editorial hay sillones mucho más cómodos que ese. Y a mí me encanta que lleguen los libros a lugares con calles de tierra. Para mí es lo más enriquecedor que puede haber. Me emociona mucho. Para evitar llorar voy a pasar a otra cosa sobre la que sé que me ibas a preguntar, que es el nacimiento de La Grasita. Es el libro que más quiero, de todos los que he publicado en los últimos diez años. Es un libro que me ha enternecido, que me hace feliz, me ha hecho emocionar profundamente. Es un libro que, como todo lo que publico, lo elegí sin pensar en demasiadas cosas, salvo en un lector al que no quiero presentarle un mismo tema, por ejemplo. Cuando elijo un libro pienso en que en el catálogo no se repita un tema. Que se sume un nuevo autor, que se repartan equilibradamente los de renombre con los que recién empiezan. En ese sentido es un catálogo difícil; tratar de armar algo poliédrico y que se mantenga en equilibro. Sabemos que hay libros a los que les va a resultar difícil llegar a un público, pero que sostenidos por otros que llegan más rápido, o que son más fáciles de nombrar para los maestros, que son los que tienen que defender un libro en el mejor de los casos, y en otros aceptar una imposición. La Grasita es un libro difícil de defender para mucha gente, porque se mete con absolutamente todo, con los poderosos, en algunos momentos tiene esas palabras que la escuela teme nombrar, se mete con una época histórica difícil, compleja. Jugarse con la publicación de La Grasita, para mí es otra de las condiciones de trabajar acá.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El crimen casi perfecto, de Roberto Arlt, Ilustrado por Decur

“Esa mujer”, de Rodolfo Walsh, por Ricardo Piglia

"El libro", un cuento breve de Sylvia Iparraguirre