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Mostrando las entradas de enero, 2018

Boquitas pintadas

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…”- Mientras que de usted hablaba siempre bien, que fue con la única que pensó en casarse… Señor que estás en el cielo, eso Tú lo has de escuchar ¿verdad que Tú no lo olvidas? “A LA FALDA 40 KILÓMETROS” sin rumbo voy ¿hacia dónde? sin rumbo… “-Y qué más decía de mí?... – Y, eso, que usted era una buena chica, y que en una época se iba a casar con usted… ¿conmigo? así es, conmigo, que solamente a él amé en la vida. “GUÍE DESPACIO CURVA A 50 METROS” ¿y al corazón quién lo guía? porque sin que nada nos lo haga presentir se oirá un clarín a lo lejos, y cuando aparezcan los ángeles buenos en el cielo azul, de oro los cabellos y los vestiditos todos de organdí “¿LO MEJOR DE CÓRDOBA? AGUA MINERAL LA SERRANITA.” Boquitas pintadas , Manuel Puig.

Mariana Enríquez: “Me parece que cualquier cuidado excesivo de ciertos temas en la literatura tiene que ver con problemas que son externos al texto”

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En esta segunda parte de la charla con Mariana Enríquez, que cerró el ciclo de encuentros de 2017, la autora habló de cómo es leída en Europa y Estados Unidos, de otros escritores jóvenes que, como ella, se encuentran en un momento de gran aceptación por parte del público, de sus inicios como escritora publicada, de su relación con editores, editoriales y agentes, de sus procesos creativos, de la literatura juvenil y los peligros de ser “políticamente correctos”, peligro al que Mariana le esquiva el cuerpo con absoluto éxito. Mario Méndez: Hace un rato dijiste que los temas de los dos libros de cuentos son bastante coyunturales y locales. Y estás traducida y publicada en muchísimos países. Inclusive este año anduviste por Europa con Las cosas que perdimos en el fuego . ¿Cómo se lee afuera? Mariana Enríquez: La mayoría de la gente tiende a pensar que afuera, lo que se busca es muy neutro. Y es al revés. Muy neutro, se busca en todo el mundo para un best seller o un boom co

El Faro

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“El haz del Faro barría una superficie de veinte millas a la redonda. En vez de animar su espíritu, el giro intermitente, constante, lo amedrentaba más. Haciendo un esfuerzo se asió de la baranda interna y miró afuera. Como fantasmas desmesurados, las crestas temibles de las islas surgían por un instante en el haz de luz para hundirse enseguida en la oscuridad. La bruma se espesaba en los fiordos…” Sylvia Iparraguirre, “El Faro - Cabo de Hornos, 1932”, en El país del viento. 

Dudoso Noriega

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"Finalmente, un memorioso libro sobre La Feliz y alguna patética lámina veraniega de Medrano para los almanaques de Alpargatas me dieron el clima. Después, el encuentro casual con algunos viejos amigos —viví la segunda mitad de la década del cincuenta en Mar del Plata, de los diez a los quince— me permitió acceder a un puñado de testigos más locuaces que veraces, supongo: cierto historiador artesa nal enemigo de Sebreli, un par de alevosos cultores del mito playero de los llamados “Años de Gancia”, un preso consuetudinario de Batán, un viejo fotógrafo al paso de los veredones del Casino. Con la inestable base de esos testimonios —recogidos de primera y de segunda mano durante los noventa—, con el tono diverso de esas voces no identificadas que entraban y salían, armé un incompleto borrador inicial de la extensa primera parte. El lector reconocerá ese material en el comienzo de este relato por el tono coloquial, de chisme o confidencia, de registro de época, que

El vino del estío

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Cuando llega el verano, habitualmente se opta por la literatura entretenida, que ayude a pasar el tiempo, que acompañe el descanso de los lectores. Es el caso de  El vino del estío , de Ray  Bradbury . Una novela que no se inscribe en la ciencia ficción habitual de su narrativa, y que nos presenta el transcurso de un verano desde una mirada que evoca la infancia perdida. Libro de Arena comparte este  comentario de María Pía Chiesino, sobre esa hermosa historia. Por María Pía Chiesino No creo que haya textos literarios “especiales” para leer en el verano. NO creo por ejemplo, que el verano sea la estación ideal para leer novelas policiales porque “ayudan al lector a distraerse”. Desde el policial negro norteamericano del siglo XX, en el que las historias que se narran se asocian con un Estado en descomposición, y el delito es un engranaje más de la maquinaria capitalista, poco podemos distraernos con esta narrativa. Hace no mucho tiempo, uno de los libros que me llevé

Sudeste

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“Remó hacia la entrada, cayendo suavemente a la derecha. Ahora podía oír el rumor del agua alborotada allí fuera y, un momento después, estuvo él mismo navegando sobre esas aguas. Enfiló hacia una de esas playas en aquella curva que se abre como un balcón sobre el río abierto. Justamente, cuando ya más bien estaba sobre el río abierto, el agua se hizo mucho menos profunda. Ahora veía los juncales a ambos lados y, frente a él, aquella inmensa superficie gris que a lo lejos se confundía con el cielo. Sintió sobre el rostro el viento húmedo que venía a través de ella, en la mañana.” Haroldo Conti, Sudeste.

Mariana Enríquez: “Me encantan los lectores jóvenes, son los que más me gustan. Son más curiosos, menos librescos, más interesados con la trama”

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En la última entrevista del Ciclo Literatura sin fronteras nos dimos el lujo de recibir a Mariana Enríquez. La escritora nos habló del género (del terror y cómo se lo trasciende), de su relación con los lectores jóvenes, de sus primeras lecturas, de su experiencia como periodista que cubría recitales y de cómo eso está, en parte, en la base de Éste es el mar , su última novela, la que quiso ser –y quien sabe si lo fue o no- una novela juvenil. Mario Méndez: Buenas tardes. ¿Cómo están? Último encuentro del año. Como pusimos en el Facebook de Bibliotecas para Armar, y aunque parezca un lugar común, un cierre de lujo con Mariana Enríquez. Muchas gracias por venir, Mariana. Mariana Enríquez: Muchas gracias a ustedes. De nada. MM: Siempre empezamos con una breve reseña biográfica. Mariana es periodista, es novelista, cuentista y escritora de crónicas, ensayista también… ME: Más o menos. MM: Es escritora. Con eso abarcamos todo. Es exitosa, justamente exitos