Tango y libertad

Poesía hecha canción, música porteña nacida en las orillas de la cultura, el tango hace a nuestra identidad. Libro de arena publica un comentario que recorre las letras de las canciones que a lo largo de la historia han hablado de la libertad y han ido en busca de ella hasta conquistarla.



Por Alvar Torales

Si tenemos en cuenta que las rebeliones se desarrollan siempre en busca de libertad, tenemos que aceptar que el tango nació en esa búsqueda. Porque fue una rebelión, una rebelión cultural que trastocó los parámetros musicales y la moralina de la época. Algo así como "el subsuelo sublevado", como diría Raúl Scalabrini Ortiz refiriéndose al 17 de Octubre. Por eso desde su origen recibió persecución y censura, y a pesar de eso se impuso como canción y danza popular, por lo que los catones de turno, al tener que aceptarlo ya instalado en la sociedad acometieron contra las letras en aras de la pureza del idioma. Si bien el tango es eminentemente una historia de amor, también los hay de profundo contenido social, y es por ello que en 1976 prohibieron las versiones de Carlos Gardel de los tangos "Pan"; “Acquaforte"; Al pie de la Santa Cruz" y "Al mundo le falta un tornillo" ¡Censuraron a Gardel!
Decíamos que el tango es una historia de amor, amores controvertidos por cierto, como lo son la gran mayoría de la literatura y la ópera universal. En ese plano recordamos al gran Enrique Santos Discépolo (cuyo "Cambalache" tiene el extraño privilegio de haber sido prohibido por todas las dictaduras) con dos tangos-bufos si me permiten la expresión; "Victoria" y "Justo el 31". En el primero celebra la fuga de su mujer "¡Victoria, saraca victoria// pianté de la noria, se fue mi mujer" y en el segundo es él el que se adelanta al abandono merced al aviso de un amigo a quien agradece con un oxímoron "menos mal que el zurdo//que es tipo derecho//le regó el helecho//cuando se iba a alzar".
El tema del divorcio, lo plantean con gran valentía para la época Agustín Magaldi y Felipe Navas en su tango "Libertad" de 1937: "si estamos iguales y no nos queremos,//que cada cual siga con su libertad" y "¿Por qué esta comedia de amores fingidos?//¡Quedemos amigos y libres los dos!". También Sucher y Bahr abordan el tema varios años después aunque desde una posición más resignada y sin tratar de modificar la situación en el tango "Prohibido": "El deseo nos junta// y el honor nos separa" además: "No es culpa si la vida en su designio// cruzó nuestros caminos al andar.//Ni es culpa si este amor que está prohibido// ha entrado en nuestras almas sin llamar".
También Gardel cantó a la libertad, aunque en este caso desde otro punto de vista, el de la gesta emancipadora: "Ya el sol del veinticinco//viene asomando//y su luz en el Plata va reflejando" luego "Y ya, paisanos,//fueron libres los pueblos//americanos". En realidad este no es un tango, es un gato de Santiago Rocca y Domingo Lombardi, pero lo cantó Gardel. En 1933, plena década infame, Gardel canta el emotivo tango de Enrique Delfino y Mario Battistella, "Al pie de la Santa Cruz", donde se narra la historia de un obrero huelguista apresado y enviado al penal de Ushuaia "Declaran la huelga,//hay hambre en las casas,//es mucho el trabajo//y poco el jornal;//y en ese entrevero//de lucha sangrienta,//se venga de un hombre//la Ley Patronal." "Los pies engrillados, cruzó la planchada"..."Se pierde de vista//la nave maldita". Un año antes, Horacio Pettorossi y Juan Marambio Catán publican en Italia "Acquaforte" que también grabará Gardel y también será prohibido. En el momento de la edición italiana también hubo inconvenientes y tuvieron que agregarle bajo el título la aclaración "Tango Argentino". Los versos "Un viejo verde que gasta su dinero//emborrachando a Lulú con el champán//Hoy le negó el aumento a un pobre obrero//que le pidió un pedazo más de pan" molestaron a las autoridades quienes aseguraban que eso no ocurría en la Italia fascista.
En tiempos más recientes, encontramos la bella poesía de Eladia Blázquez, ya en un sentido más existencial, en "Prohibido prohibir": "No se puede prohibir, ni se puede negar//el derecho a vivir, la razón de soñar...//No se puede prohibir, el creer ni el crear,//ni la tierra excluir, ni la luna ocultar"... "Si tuviese el poder decidir...//Dictaría una ley...¡Es prohibido prohibir" y en 1990 Astor Piazzolla y Horacio Ferrer componen "Libertango": "Mi libertad me ama y todo el ser le entrego.//Mi libertad destranca la cárcel de mis huesos.//Mi libertad se ofende si soy feliz con miedo.//Mi libertad desnuda me hace el amor perfecto"... "Mi libertad es tango de par en par abierto//y es blues y es cueca y choro, danzón y romancero. //Mi libertad es tango, juglar de pueblo en pueblo,//y es murga y sinfonía y es coro en blanco y negro".
Estos temas nos remiten nuevamente a las prohibiciones inicialmente apuntadas y no podemos dejar de señalar a Gustavo Martínez Zuviría (Hugo Wast) escritor antisemita y filonazi que, siendo Ministro de Educación (luego sería Director de la Biblioteca Nacional) creó una comisión presidida por Monseñor Gustavo Franceschi para salvaguardar la pureza del idioma prohibiendo las referencia al alcohol, las drogas, el voceo y el lunfardo. Muchos letristas debieron adecuar sus versos en desmedro de la calidad poética. También Leopoldo Lugones definió al tango como "ese reptil de lupanar". Y por su parte Miguel Cané, recordado por ser el autor de "Juvenilia" y por la tristemente célebre Ley de Residencia, escribía en 1902: "El día que la educación primaria sea realmente obligatoria entre nosotros, el día que tengamos escuelas suficientes para educar a los millares de niños que vagan de sol a sol en los mil oficios callejeros de nuestra capital, el lunfardo, el cocoliche y otros "idiomas nacionales" perecerán por falta de cultivo".
Por suerte la sabiduría popular y la historia hicieron caso omiso de las proclamas reaccionarias. Como siempre ha sido y seguirá siendo.


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