Regreso a Coronel Vallejos

El cine documental es un buen camino para acercarse al vínculo entre la narrativa escrita y el lenguaje audiovisual. En esta reseña de Laura Ávila del film de Carlos Castro, se cuenta la extraña relación que mantenía el escritor Manuel Puig con su pueblo natal. Y cómo de esa complicada dinámica surgieron las páginas más apasionantes. 



Por Laura Ávila

“Ese pueblo es de western. En la zona que se llama Pampa Seca, las cosas se ponen muy serias porque no hay agua. Y el mar está a mil kilómetros, y las montañas están a mil kilómetros, y todo está lejos. La persona que nace y se muere ahí, no ha visto nada, nada más que lo que le dan en el cine.”

Con estas palabras describía Manuel Puig a General Villegas, el pueblito donde nació y se crió. Siempre fue un extraño allí. Solo su madre era de su misma especie, una farmacéutica italiana que se casó y quedó presa en ese lugar.

Coco, como lo llamaban en el barrio, no quería jugar a la pelota, ni andar en bicicleta, ni estar orgulloso del orden y la calma. Creció observando todo con una mirada entre la fascinación y el miedo, pegado a las faldas de su mamá, hasta que encontró su propia voz. Su propio yo.

Y como ese yo no le gustaba a sus vecinos, se fue sin mirar atrás.
Sin embargo, nunca pudo sacarse la Pampa de la cabeza. La llenó de vívidas voces, rebautizó el lugar de origen como Coronel Vallejos y escribió dos libros, La traición de Rita Hayworth y Boquitas pintadas, que lo interpelaron y lo desnudaron. Son dos obras de arte que le dieron fama y reconocimiento mundiales. Pero que también le granjearon la enemistad eterna de muchos de sus auténticos pobladores.


Regreso a Coronel Vallejos explora esos antiguos sentimientos de amor y de odio. Cuenta, con imágenes de archivo, el testimonio del propio Puig en una entrevista inédita, y con la participación de Patricia Bargero, bibliotecóloga especialista que está obsesionada con su obra y su figura.

Y aquí es cuando el documental se torna más original, cuando pega la vuelta. Con un crudo sentido del humor, Bargero relata episodios de su propia vida, que cambió drásticamente cuando tuvo un accidente que la dejó cuadripléjica. Desde su silla de ruedas, tiene otra mirada sobre su pueblo. Y esa otra mirada (la de la discapacitada) puede sostener la mirada de Puig (el puto).

Los dos son diferentes. Los dos desafían el orden de ese Villegas normal. Biógrafa y biografiado se encuentran en algún universo paralelo para refugiarse en el cine (en el biógrafo).


De esto, de la génesis de las novelas, de cómo uno o una pinta su aldea para encontrar su propia identidad en el mundo, habla este interesante documental de Carlos Castro. Tiene pasajes muy graciosos, descripciones visuales de un sitio que parece un poco perdido en el tiempo. De gente que se sintió dolida por reconocerse en aquellas páginas, con razones o sin ellas.  De esa mezcla de amargura y orgullo que dan los próceres salidos del barrio, los diferentes.


Comentarios

  1. Tuve la enorme felicidad de poder ver este documental. Patricia Bargero, tiene la magia del relato y el poder de llevar a quien la escucha a esos lugares que ella crea y ve. Carlos Castro, con la mano de artista que lo caracteriza, lleva al film a ese lugar de militancia natural de la gente que vive desde los principios del arte, la libertad y el deseo. Un film para saber que lo posible está dentro de un mismo. Hermosa reseña. Gracias.

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