120 años de Niní Marshal

Hoy se cumplen ciento veinte años del nacimiento de una actriz argentina, que a mediados del siglo XX hizo un trabajo único y brillante con la palabra. Hoy hace ciento veinte años que nació la inigualable Niní Marshall. Además de la variedad de personajes que interpretó, Niní fue autora de sus propios libretos. Fue además, muy lectora, y eso le permitió trabajar a partir de la obra de clásicos como Shakespeare o Sófocles. En homenaje a Niní Marshall, el tema del mes de junio en Libro de arena es el de la Literatura y el humor. Empezamos este homenaje con un fragmento del guión para radio de Hamlet, en la interpretación de Catalina Pizzafrola Langanuzzo, más conocida como Catita.



Hamlet

(Catita)


Sobre un estrado con unos escaloncitos practicables al frente, el sillón del trono debajo de un palio. Se supone la sala del trono, en el palacio de Elsinor.

Catita, sentada en el trono, repasa su papel en el libreto


C: (recitando) – “El príncipe Janle está trastornado, y por mi parte, Ofelia… ¡Oh cuanto desiaría que tu rara hermosura fuese el dichoso origen de la demencia de Janle”…

(Recogiéndose la cola, baja cuidadosamente del estrado y trata de memorizar) A ver… “el príncipe Janle está piantado… No; está colifato… ¡no!... Está muy rayado… No, así no era… A ver: el príncipe Janle… (Consulta el libro) El príncipe Janle… ¡Desgracia humana!... ¡Ya estoy podrida de estudiarme este trabalengua, y no me entra una palabra!... (Arroja el libro)

Vamo a representar Janle en el Centro Filogramático de mi barrio, y el diretor me dijo que me aprenda la letra y que practique con la cola… A mí, eso de que practique con la cola  me pareció una ocenidá, pero él me ojetó que no, que practique con la cola pa no enredarme con los pieses… porque hago de reina… El vestido es arquilado, de época, voy toda de época; menos los pieses, los pieses que no me los pongan de época, porque me lastiman…Yo, con mis zapatos de corcho, porque con corcho parece que uno flota…

El pior papel me tocó: de asesina… ¡Yo, de asesina!... ¡Yo, que por no matar un pollo soy capaz de comérmelo vivo!... ¿Ustedes vieron la pilícula Janle? El domingo dieron la reposición en en Palace Rouge… Yo me fui con los chicos… en mala hora, porque es una pilícula de miedo…bah, de policía… El argumento es de un tal Sakespiar… ¡De truculento! ¡Altro que el King Kong!... ¡Al Pedrito ke ha quedado la cabeza como un ferpudo, porque todavía no se la abarajaron los pelos del susto! ¡Y yo no puedo dormir!... Cada ronquido de mi apá me parecen los truenos de Denamarca ande pasa todo el merengue.

¿Quieren que les cuente?... Buá, a ver si puedo, porque me tocó al lado de un lancero, déale jorobarme, y una gorda atrás, comiendo manises, que me estropiaron la mitá.

Buá: resurta que antigüísimamente, en los tiempos medio ovales, vivían en Denamarca el rey, la reina, y el príncipe hereditario, que viene a ser el hijo que se encaja la corona cuando el rey estira la pata…

La reina, que era una buena manana, lo afilaba al cuniado, que era otro buen manano, y aunque el rey ya estaba coronado, ellos lo vuelven a coronar…pero (gesto de cuernos), como el rey era un ostáculo, con perdón de la palabra, pa sus cochinadas, se las rebuscan pa matarlo en vida… ¡Agarra el cuniado, me lo pesca al rey durmiendo en el jardín, me le larga veleno en una oreja y lo mata!... ¡Je! ¡Después dicen que es muy sano dormir a aire libre!

¡Y fíjensen la acurrencia!... ¡Envelenarlo por el ujero de la oreja, teniendo a mano el ujero de la boca, que es lo más prático!

Pero, ujeros a un lado, la custión que la vítima crepa, y el vitimario se casa con la reina, lo cual le cae a Janle como una patada, tanto que le agarra una tirisia y una locura, que se la pasa hablando con las parede, ¡pobre güerfanito!... Buá, un día le vienen con el chimento de que hay  un alma en pena por el castillo, con un aspeto de espetro, y en efecto: es el espetro con el aspeto del interfeto. ¡Ay, la traza del espetro!... ¡Altro que Frankestein!... ¡A los chicos se les salían los ojos de los güecos, así, como los caballos de calesita, mirándolo!... ¡Se agarraron un julepe que pa que les cuento!... Si sé que la pilícula era de miedo no les doy de comer antes del cine… porque del susto… no se la hicieron encima gracias a que los llevé al toilé… ¡Siete veces los tuve que llevar! Al Mingo le agarró una coliti, una coliti que tuvieron que hacerle una trasfusión de mier… ¡No! Parensén. Esto fue el martes. Y el miércoles le hicieron la trasfusión. 

Buá: resulta que el espetro, que era el rey finado, padescanse, le cuenta al hijo la chanchada que le han hecho, y le dice: “Janle, tenés que vengarme”.

Y ahí empieza la lucha en el enterior del cuerpo humano de Janle…

“Tené de vengarte!” le grita una concencia… ¡Ja! ¡Ja! “¿Y cómo?”, le contesta otra concencia… porque era un tipo muy concienzudo… entonce le viene la ispiración, y ahí es ande Janle recita el verso del horno… Ése, del horno tubí. Tubí,horno, tubí… que es tan gramático, pero yo, entre la gorda de atrás, comiendo manises, y el tipo de al lado ensistiendo con el codo, me perdí lo mejor.

Claro que igual no habería pescado lo que decía Janle, porque era en inglés, y yo de inglés sólo sé gubai, solón, okay y guaterclós…

Bue, reculando a lo que les contaba: un día llega en el castillo una compañía de rascas, bah, de atores en gira… y Janle les hace representar la recostrución del crimen de la oreja, delante de los asesinos, el padrastro y la reina, que pescan la indireta y salen rajando del salón, a causa de sus colas de paja quemadas…

¡Y ahí se arma la podrida!”



Niní, Catita y Cándida
Carlos Ulanovsky, Niní Marshall
Editorial Biblos, 2013.

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