Tamara Pachado y Matías Lapezzata: “Córdoba es nuestro lugar de partida, pero el libro va hasta donde lo podamos hacer llegar”

Seguimos paseando por las editoriales, y esta vez nos fuimos a navegar entre ríos cordobeses. Conversamos con los fundadores de Los ríos, una pequeña editorial cordobesa que viene dando que hablar con premios importantes y ediciones cuidadas y variadas. Es un gran gusto conocerlos.

Mario Méndez: Buenas tardes. ¿Cómo están? Empezamos esta entrevista a la editorial Los Ríos, mejor dicho, a Matías Lapezzata y Tamara Pachado, que son los fundadores de esta editorial joven, cordobesa, que tiene diez años, que en esos años ha editado unos cuantos libros, que tiene un catálogo bastante diversificado, interesantísimo. Y, además, en tan solo diez años, tienen dos premios de ALIJA, que no es fácil. Hay editoriales que estamos editando hace años y años y no conseguimos obtener un premio. Compiten con editoriales muy poderosas, y han ganado. Entre el público tenemos a Sebastián Vargas, que siempre nos acompaña, y fue jurado del último concurso, así que seguramente algo dirá cuando hablemos de eso. Les pregunto, Tamara, Matías, ¿cómo se dio esta idea de lanzar la editorial desde Córdoba al país? ¿Cómo fueron los primeros pasos? ¿Y de dónde viene el nombre?, que es lo primero que me interesa. 

Matías Lapezzata: Tami, ¿querés responder primero? Gracias a todos, gracias, Mario, por la invitación. 

Tamara Pachado: Hola a todos. Gracias por estar acá para escuchar nuestra historia. Yo tengo una versión. Es probable que con el Mati podamos construir nuestra génesis, nuestro “mito fundante”. Trabajábamos juntos en una editorial universitaria, en la UNC. Ninguno de nosotros dos nos dedicábamos a ser editores en esa editorial, teníamos otros roles, pero teníamos una gran inquietud por publicar cosas, y un día nos dimos cuenta de que no había manera de que hubiera lugar en un catálogo universitario. Si mal no recuerdo, en una parada de colectivo, en el microcentro de Córdoba, conversamos sobre la posibilidad de armar un proyecto propio, nosotros dos. Y así fue. Nosotros tenemos cuatro colecciones, una es la infanto-juvenil, de la que vamos a hablar hoy, pero la editorial empezó con la colección de cine. La colección se llama Cine, y es de Teoría y crítica cinematográfica. Y ahí empezamos, con una traducción del inglés. La inquietud que uno siempre tiene, de cuando algo le gusta mucho, y enseguida queremos transformarlo en libro o queremos que lo lean muchos otros, queremos que lo lea mucha gente. Creo que ese es el impulso principal. Esto era en 2012. 

ML: Sí. Si me voy al mito fundante diré que fue tal como dice Tamara. Éramos compañeros de trabajo. Yo venía del campo del libro pero era la primera vez que trabajaba en una editorial. Yo había trabajado doce años en bibliotecas. Siempre en bibliotecas especializadas. Y venía de seis años de trabajar en la biblioteca de una escuela que tenía un gran apoyo institucional. Especialmente la parte dedicada a la literatura infanto-juvenil. Nos encontramos con Tamara en la editorial de la Universidad de Córdoba, y creo que por las ganas de hacer libros fue una cosa muy natural, que se dio casi de un día para el otro. No veníamos conversando sobre el asunto ni mucho menos. Simplemente se nos ocurrió, y casi diría que al otro día empezamos a trabajar. Comenzamos con la colección de cine, que era algo que por diferentes motivos teníamos a mano, para comenzar. Y el nombre… Tamara en ese momento residía en Córdoba, ahora vive en la Provincia de Buenos Aires, pero a los dos nos gusta mucho Córdoba, nos gustan muchos las sierras, Tamara es oriunda de un lugar que no es la capital, sino de un lugar mucho más agreste y, de hecho, su casa estaba al lado de un río. Y como nos gustaban mucho los ríos, le queríamos poner el nombre de un río de Córdoba, y no encontrábamos cuál. Tirábamos uno, tirábamos otro, y otro, y ninguno encajaba. Hasta que un día tuvimos que hacer un trámite, para la Dirección Nacional de Registro de Autor, o algo así, donde se registran los títulos legalmente. Y como no teníamos un río elegido, y necesitábamos poner un nombre editorial pusimos Los Ríos. Que era como decir “todos los ríos de Córdoba”. Ese fue el asunto.

MM: Es lindo el nombre. ¿Y Suquía no les había gustado? 

ML: Quizá lo consideramos, pero se ve que no nos gustó en ese momento, no me acuerdo. Pero fue así la cosa. Lo que pasa es que nos gustan los ríos de la sierra en los que uno se puede bañar. El Suquía es el río de la ciudad, por supuesto, y nombra a Córdoba de alguna manera, pero pensábamos en ríos de las sierras grandes… así. 

MM: Es cierto. Las veces que estuve en Córdoba nunca lo vi con agua; es una cosa muy, muy bajita. 

TP: Claro, la parte que atraviesa el microcentro tiene poquita agua. 

MM: Bien. Yo no los presenté, pero voy a decir que además de ser los constructores, creadores, gerentes y cadetes de Los Ríos, Tamara es Licenciada en Comunicación de la Universidad de Córdoba, y da clases de Edición en la Universidad de Entre Ríos, y Matías estudió Filosofía y su campo de estudio, también en Córdoba, son las artes visuales y audiovisuales. ¿Qué agregarían, relacionado con Los Ríos, a esa brevísima biografía? 

ML: Yo podría decir que ahora, escuchándote a vos, en relación a nuestro currículum, brevísimo, me parece que es un buen complemento, porque yo llego al mundo de la edición más desde el lado de la lectura. Por supuesto que con Tamara compartimos eso, obviamente, pero de mi formación como lector, creo que se complementa muy bien con que ella tiene una formación profesional respecto del campo de la edición. Y ha sido un camino transitado junto a ella en el que creo que hay algo que se retroalimenta. El trabajo que hacemos, las conversaciones que tenemos, diarias, porque conversamos de lunes a lunes, desde que nos levantamos hasta que nos vamos dormir. Sobre todo porque estamos en diferentes provincias, y eso nos obliga a trabajar por teléfono, por mail, por reuniones en vivo o lo que sea. Tenemos una conversación constante, y creo que los dos campos de acción de los que venimos se complementan. No sé, Tami, vos qué pensás. 

TP: Claramente nos complementamos. Porque llevamos a término con mucha alegría todos los libros que nos proponemos. Eso me parece un éxito en cuanto a la intención que tiene uno de hacer libros, ¿no? Y a veces es muy difícil armar un equipo de trabajo en el que las cosas fluyan. Por eso creo que está bueno, que claramente nos complementamos para trabajar. Para responder a tu pregunta, Mario, te diría que antes de trabajar en la UNC, la editorial de la universidad, trabajé en otras tres editoriales. Siempre tuve un interés muy claro, desde hace muchos años, de que era un espacio en el que a mí me gustaba estar. Y empecé en el 2004 o 2005 en una editorial de Córdoba que se llama Ediciones del Boulevard, que era, en ese momento una de las editoriales más grandes, tenía muchos años de trabajo en la ciudad. Muchos autores. Es la editorial que la publicó a Cristina Bajo, como que se inventaron juntos. Ahí trabajé con Javier Montoya, que es un editor al que yo le debo mucho de lo que sé hacer. Lo aprendí de verlo o de conversar con él. Trabajé varios años con él. Después trabajé para Ediciones del Copista, de Oscar Roque Garzón. También me gustó mucho. Con él trabajé free-lance, porque yo le hice esa propuesta. Yo tenía otros trabajos, ya daba clases, y me interesaba seguir trabajando en una editorial, pero no podía estar todos los días, muchas horas. Ahí le hice a Garzón una propuesta para hacer prensa, que a mí me interesaba mucho. Había estudiado Comunicación Social y en ese momento me interesaba hacer eso. Y después trabajé un tiempo breve, (no sé si un año), para Babel. Todo en Córdoba, yo todavía vivía allá. Y les propuse (ellos hace poco tiempo que estaban trabajando como editorial, tienen una imprenta), entonces en ese momento, 2008 o 2009, les propuse ayudarles a sistematizar la atención de las librerías, que era algo con lo que ellos no podían, algo muy complejo de hacer y que yo ya había hecho en Ediciones del Boulevard. Así que armé como un plan de trabajo, para hacerlo en un tiempo determinado. Y después le escribí al director de la editorial de la UNC, porque tenía un catálogo que a mí me parecía alucinante para una universidad en ese momento, y ahí empecé a trabajar en la universidad. 

MM: Un largo camino en el mundo editorial. 

TP: Sí.

MM: Me gustó mucho (me lo esperaba), eso que dijiste, Matías, de que son lectores. Para ser editor hay que ser lector, es la base. ¿Eran lectores de literatura infantil y juvenil? ¿O se convirtieron en lectores de esta especialidad? 

ML: Yo, como te decía, venía de una formación muy intensa en ese campo porque trabajé siempre en bibliotecas especializadas. En los años ’98, ’99 trabajé en un archivo vinculado a las artes visuales, después trabajé en la biblioteca del Cine Club Municipal “Hugo del Carril”, que es muy importante y tiene una biblioteca especializada en cine. Trabajé allí algunos años. Luego entré a trabajar en la biblioteca de una escuela que tenía un apoyo institucional muy fuerte, y ese fue mi campo de formación especializada en literatura infanto-juvenil. Y ahí me convertí, no solo en el bibliotecario de una escuela, sino en lector, asiduo, regular, y con un compromiso de trabajo muy grande en relación con la literatura infanto-juvenil. Estaba obligado a leer porque curaba la biblioteca, por decirlo de algún modo, pero al mismo tiempo había un proyecto para que la biblioteca se vinculara en términos de currícula con los alumnos de la escuela, desde el nivel inicial hasta el secundario. Era un campo de trabajo que comenzaba con la lectura, con la selección de compras. Por supuesto, la biblioteca era un lugar completamente abierto y se sacaban libros con motivos de recreación, que todos se llevaban a su casa. Pero al mismo tiempo había una intención expresa de que en la biblioteca tuvieran lugar criterios institucionales de participación en la currícula. Ahí conocí muchísimo de literatura infanto-juvenil, me adentré con mucho compromiso. Esa es mi formación en el campo. 

MM: ¿Y vos, Tamara? ¿Leías libros de los llamados “para niños”?

TP: No, muy poco. Sí he sido una gran lectora de libros para niños cuando era chica, a instancias de mi mamá y mi papá, que son maestros los dos. Pero después, no. La verdad que no, así que fue como retomar esa senda, por supuesto, con la luz del Mati que tenía una claridad enorme para darse cuenta qué era potente para publicar o para empezar, y qué no. Una palabra que siempre me importa mucho a los fines de definir el ingreso al catálogo, a la colección infanto-juvenil. Porque las propuestas llegan por todos lados e infinita cantidad de vías, muy diferentes, y en diferentes instancias y distintos momentos del proceso de escritura. Llegan cosas que están cerradas, listas, y que solo requieren una corrección tipográfica, y hay otras que todavía necesitan un trabajo. Para eso me sirvió muchísimo la experiencia que tenía Mati. Ahora yo ya me doy cuenta cuando me llevo un libro que es una bomba.

MM: Acá Debby pregunta si no eras lectora LIJ, ¿cómo se te ocurrió armar Los ríos, orientada justamente para ese sector? 

TP: Nosotros habíamos empezado con una colección de cine en el 2012. Empezamos a trabajar la traducción, que nos llevó mucho tiempo. Creo que el primer libro de la editorial salió en 2015.  Teníamos muchas dudas sobre inaugurar una colección nueva. Ya teníamos la de ensayo y crónica. Sin embargo, nos llegó un libro que estaba a medio hacer. Se habían puesto en contacto la autora y la ilustradora. Así nos llegó Manga de animales, de Maricel Palomeque, que fue el primero que publicamos. A nosotros nos encantaba. Pero en realidad nosotros llegamos al libro, no es que nos llegó a nosotros como propuesta. Y decidimos, en función de eso, inaugurar la colección Infanto-Juvenil. Veníamos trabajando en otras cosas. Era un desafío sobre todo porque la LIJ tiene lógicas distintas, incluso los títulos comerciales son otros. Pero no le tenemos miedo al circuito comercial, en tanto conocemos Córdoba profundamente en cuanto a librerías y editoriales. No solo la ciudad, sino la provincia. Entonces no era algo que condicionara nuestra decisión. Porque si no, no publicaríamos nunca nada, no seríamos editores. Si les vamos a hacer caso a la cantidad de condiciones o de aquello que puede ser condición para que el camino sea difícil, haríamos otra cosa. 

ML: Comenzamos con la colección infanto-juvenil como dice Tamara. Es claro que en los últimos veinte años hubo algo que se puso en discusión respecto de esa literatura. Un montón de expresiones que a partir del trabajo de otras editoriales y de teóricos al respecto, me parece que la pusieron en relieve, y ayudaron a poder pensar que era una buena opción. Y por otro lado, una cosa que no es menor respecto de la decisión que tomamos, es que nosotros no publicábamos ficción. Todas nuestras colecciones son de teoría, de ensayo, de libros testimoniales, y quizá en la colección infanto-juvenil está ese condimento respecto de la ficción, que ninguna de las otras colecciones tiene. Es el lugar en el que trabajamos con la ficción. Porque somos una editorial especializada en libros casi de estudio. 

MM: Claro; ensayos, yo les quería preguntar qué es lo de la colección La condición humana, y de pronto lo de la LIJ suena como disruptivo. Acá Sebastián Vargas pregunta si distribuyen solo en Córdoba (esta es una pregunta que les hacemos a todas las editoriales que no “atienden” acá), o si tienen llegada a otras provincias o a Buenos Aires. 

TP: Nosotros tenemos una distribución mixta. Porque el mapa de librerías de Córdoba lo atendemos directamente nosotros. Por esto que les decía recién: es un recorrido que conocemos mucho. Y con respecto a los escritores locales, los libreros prefieren ser atendidos directamente por los editores. En Buenos Aires tenemos un distribuidor que es Alejandro Russo, que atiende las librerías de acá, algunas que tenemos en Rosario, pero no tenemos una distribución específica para la colección infanto-juvenil. Está en construcción. Por ejemplo, Calibroscopio nos compra directamente, algunas escuelas también, la librería Infancias salvajes, que abrió en el 2020 también nos compra directamente a nosotros, pero es muy difícil atender directamente a las librerías, porque nuestro equipo es muy pequeñito, entonces tratamos de que esa tarea la haga directamente otra persona. Pero sí atendemos directamente a pequeñas distribuidoras.



ML: Pueden comprar online los libros para envíos a todo el país. Esa es una vía de compra que habilitamos para salvar a veces que no estamos presentes en algunos lugares. La distribución se nos complica. Justamente la Tami hace mención a la colección infanto-juvenil en especial, porque cada una de nuestras colecciones es parte de un catálogo que si lo agarrás entero, van a diferentes lados. 

TP: Acá en Buenos Aires está en El Ateneo Gran Splendid, en El Ateneo de Florida, en Hernández, en Calibroscopio… pero son librerías que tienen de todo, no tienen exclusivamente… En Infancias salvajes, en La boutique del libro… un puñado.

MM: Acá Ana dice que puede comprar sus libros en Calibroscopio. Cuando hablaste de las lógicas sobre la venta de libros, sobre todo para chicos, ¿para escuelas tienen el trabajo de promoción escolar? ¿O solo librerías?

TP: Hacemos algunas cosas. Muy pocas. 

ML: Por supuesto, identificamos ese trabajo, como un trabajo que hay que hacer. Lo tenemos muy presente, es un tema de conversación siempre. Sobre todo en febrero. Sucede que en realidad, lo que nos falta, en función del trabajo que hay por hacer, son recursos. Entonces identificamos las cosas que podrían fomentar la distribución de nuestra colección, pero a veces no tenemos el tiempo de trabajo para hacerlo. De a poco vamos logrando vincularnos con docentes, con directivos, con personas vinculadas con el mundo de las escuelas, hemos hecho ventas en escuelas, los hemos presentado en diferentes lugares en diferentes momentos, y es un trabajo que de a poquito lo vamos haciendo. Las escuelas son un lugar que identificamos como importante para la distribución de nuestra colección. 

MM: Acá tengo muchas preguntas que se van abriendo a partir de lo que ustedes están contando. Una que tenía preparada y que me dispara la llegada de Maricel, que supongo que es Maricel Palomeque, es la elección de los autores. No quiero parecer unitario, yo no soy porteño, lo digo por las dudas, pero vi, mirando su catálogo, que todos o casi todos los autores son cordobeses. Vos, Matías, en la biblioteca has trabajado con autores de todo el país. Incluso los cordobeses que han publicado (por ahí es ignorancia mía), no son los más   conocidos a nivel federal. ¿Cómo es esa elección? ¿Priorizan los nuevos autores, autores con los que tienen una relación especial? ¿Cómo es eso?

TP: Sí, la mayoría de los autores vive en Córdoba, pero no todos han nacido en Córdoba. Hay dos o tres que son patagónicos, si te fijás. El autor y el ilustrador o la ilustradora. Eso tiene que ver con que a Córdoba llegan muchas personas para estudiar en la universidad, y después se quedan. Entonces hay una deriva ahí que es interesante, porque traen otras cosas, porque la infancia la ponés en la literatura o en la ilustración. Acá está Rosario Oliva, que es de Buenos Aires. Ella ilustró Juan Nepomuceno, su gato y las cuatro estaciones, el libro de Pablo Natale. En esta búsqueda que hacemos siempre, cuando tenemos un texto y salimos a buscar un ilustrador, pensamos en hermanar otros espacios, otras realidades, otros territorios, otras expresiones plásticas, aunque nosotros priorizamos la narrativa. Las ilustraciones van en blanco y negro, en el interior…  Pero creemos fuertemente que en Córdoba hay un talento en la narrativa, infanto-juvenil, muy importante. Nos interesa reflejar eso, nos interesa publicarlo, claramente. Ahora estamos trabajando con unos textos (está Luk acá, también), tenemos en carpeta una novela muy copada que se llama Las aventuras del pájaro Roberto, para laburar para el año que viene. Luk también es de acá, de Buenos Aires, y estamos trabajando a futuro, y la puedo mostrar porque ya tenemos la portada preliminar, solo porque la presentamos para unos fondos, de Danisa Ríos, con Pop, viajera interestelar. Esa sale este año. Danisa es de Córdoba, pero vive en Italia. El territorio se mueve. También me parece que uno necesita del territorio para pararse a decir algo. Para construir un catálogo y construir una voz que pueda dar cuenta de ese territorio que habita. Yo vivo en el conurbano bonaerense, pero por supuesto, el territorio me habita a mí y me habitará siempre. Es algo de lo que no puedo ni quiero desprenderme. También está bueno reconocer que hay un talento ahí que tiene que ver con un legado. De la misma manera que nosotros vemos que otros editores han compartido con nosotros su conocimiento, y que nosotros hoy estamos haciendo lo que hacemos porque hemos aprendido de otros, hay también una herencia en la narrativa, en las artes plásticas, en la ilustración, que nosotros ponemos a jugar en la colección. 

MM: Muy bueno, Los territorios que nos habitan. ¿Ustedes se definirían como una editorial cordobesa? Más allá de donde viva cada uno, ¿es una editorial de identidad cordobesa?

ML: Es una buena pregunta esa. Yo creo que sí, pero que con el tiempo eso se va transformando en un núcleo, en una base, en la conformación de una herencia que se va poniendo en juego justamente en un territorio en expansión. Que se da en el tiempo de manera progresiva y lenta pero siempre pensando en un momento originario que tiene que ver con Córdoba. Comenzamos la editorial viviendo los dos en Córdoba, luego Tamara se fue a vivir a Buenos Aires, y esos cambios implican un movimiento de territorio que de a poco se va espejando también en el desarrollo de un catálogo, pero yo diría que tenemos una identidad cordobesa que va mutando. No sé, Tami, vos qué pensás. 

TP: Sí, a mí siempre me pone en dificultades, es como un conflicto. Me pone en dificultades provincializar la tarea editorial. Mis alumnos me piden siempre experiencias, o leer cosas sobre editores que no trabajen en Capital Federal… Hay muy poco. Y ellos quieren saber, porque ellos viven en Paraná. A ellos les importa saber cómo es la experiencia de alguien que tiene un trayecto que no está en el centro de la ciudad más rica del país. Entonces prefiero pensar que sí hay un lugar de partida, pero que el libro va hasta donde lo podamos hacer llegar. Ese es otro tema. Pero la provincia no condiciona ni el proyecto, ni la calidad de los autores. Al contrario. Diversifica, Aporta una complejidad, a la producción de libros que es más que interesante. 



MM: Si sirve como comentario, nosotros, en Introducción a la actividad editorial, un par de textos teóricos los tomamos de la gente de Eduvim, la editorial universitaria de Villa María. Hay gente que en el interior está trabajando muy bien. Otro de los grandes desafíos, ya que hablamos de distribución, y ya lo hemos hablado con Ruedamares, de Neuquén, y Bambalí, de Mendoza, es la cuestión de la impresión. ¿Ustedes consiguen la impresión de la calidad que buscan, en Córdoba?

TP: Nosotros imprimimos, desde que empezamos, siempre con la misma imprenta, que está acá en Garín, que se llama Docuprint, y trabajan muy bien. Nunca hemos cambiado. Tenemos un circuito bastante sólido, en el que nos ha ido bien. Algunas veces, una vez, creo, que hemos hecho una reimpresión en Córdoba, por una cuestión de tiempos. Porque teníamos que hacer una entrega. Pero por la relación costo/calidad, nos sigue conviniendo Docuprint.

ML Sobre todo porque nosotros tenemos una lógica de trabajo que implica mover muchos libros a muchas partes diferentes. Estando en provincias diferentes. Desde que se imprime el libro ya hay que dividir las tiradas, porque la distribución en Córdoba la hacemos nosotros, y no trabajamos de manera exclusiva en la editorial, entonces nos conviene la relación entre calidad y precio. Siempre tuvimos buena experiencia con Docuprint. Que también nos resuelve algo que no es tan fácil, que es la logística de entrega de los libros… El packaging… en el tiempo que hace que trabajamos con ellos me parece que resuelven una logística que nos sirve mucho. 

TP: Llega toda la tirada a mi casa, e inmediatamente se divide, y cada paquete sale para donde tiene que salir.


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