Guadalupe Belgrano, Alejandra Clutterbuck, Leo Frino y Nadia Romero Marchesini: “Lo que nosotros hacemos es contar historias”

Cerramos el paseo por las editoriales, que duró dos años y empezamos en Pandemia, con una entrevista diferente, polifónica, a cuatro ilustradores reunidos en un proyecto que se originó gracias al trabajo de ADA (la asociación que nuclea a dibujantes, ilustradores, y también diseñadores, muralistas, y otros artistas) y la recepción de la editorial El Ateneo. Un cierre lindísimo, diferente, con muchas cosas novedosas en este ciclo que siempre entrevistó editores, y se dio el lujo de convocar a cuatro autores que nos dejaron mucho para pensar y aprender. 

Mario Méndez: Buenas noches, ¿cómo están? Una novedad en este paseo por las editoriales que empezamos el año pasado desde el Programa Bibliotecas para armar, con  el auspicio de ALIJA, porque hoy tenemos a los representantes de un proyecto muy interesante, del que yo, sinceramente, no sabía, y del que me contó en una cena Roberto Argüello, de ADA. Invitamos a cuatro ilustradores que gracias a ese proyecto pudieron publicar no sus primeras, pero sí una importante obra como autores integrales. Los voy a presentar y después empezamos la charla. Tenemos a Guadalupe Belgrano, que nació en 1985, o sea que es escandalosamente joven… eso me hace daño… Estudió Artes Visuales en IUNA, pintura en talleres particulares, e ilustración en la escuela de arte Sótano Blanco. Su trabajo fue publicado en Editorial Sigmar, Rumbo Sur, Aique, Tinta Fresca, Edelvives, Libre Albedrío, Dunken, y El Ateneo. Desde 2004 a la fecha se dedica a las artes plásticas y a la realización de ambientaciones y decoraciones escenográficas, y enseña ilustración en el taller Mundos Ilustrados. Bienvenida Guadalupe. Alejandra Clutterbuck, es de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de Buenos Aires. También es muy joven, aunque no nos dice cuando nació. Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación Social por la UBA, se desempeña como periodista gráfica desde 2008, y como ilustradora profesional desde 2019. Ha colaborado con textos e ilustraciones para reconocidos medios nacionales. Actualmente edita junto a otros colegas de ADA (por si hiciera falta, la Asociación de Dibujantes de la Argentina), la revista Sacapuntas. Con el libro ¡Qué pelo difícil!, cumple su sueño de ser autora integral. También es madre de dos niñas que son puro amor, inspiración y aprendizaje. Bienvenida Alejandra. El tercer invitado es Leo Frino. Nació  en la Argentina, el último día de julio del ’83. Seguramente llorando y sin saber siquiera qué era dibujar. Hincha confeso de Racing, desde ese momento fue creciendo y empezando con garabatos, formas y colores. Estudió Diseño Gráfico, y de tanto dibujar y diseñar, un día empezó a ilustrar. Lo ha hecho  para distintas editoriales y clientes, ilustrando manuales escolares, libros y objetos. Fue parte de la Bienal de Bratislava, y es miembro de ADA  pues cree que para cambiar los escenarios, la fuerza colectiva es el camino, y es gratificante ser parte de algo que busca ayudar, mejorar y potenciar tan bella profesión. Ha impartido charlas sobre el oficio, y es autor integral del libro Si miras con atención. Hoy dibuja para ilustrar y trabajar pero también para pensar y divertirse. Bienvenido, Leo. Y la cuarta y última de las personas presentadas, es Nadia Romero Marchesini. Es profesora y licenciada en Artes. Miembro de la Asociación de Dibujantes de la Argentina, ilustradora profesional, autora de numerosos libros en la Argentina y en el exterior. Ganadora en la exhibición de ilustradores Bologna Children’s Book Fair 2022. Seleccionada en Silent Book Contest con el libro Il fiume infinito, que en italiano sería…

Nadia Romero Marchesini: El rio infinito.

MM:… concurso patrocinado por Carthusia Edizioni, Milano, Italia, 2022. Declarada personalidad destacada de la ciudad de La Plata, Buenos Aires, en el ámbito de la cultura, por su desempeño como ilustradora y  artista vinculada al diseño de libros impresos. Y si mal no recuerdo, ganadora de un Destacado de ALIJA, no hace mucho. Bienvenida, Nadia. Están los cuatro presentados. Dense el audio por favor. Los cuatro son miembros de ADA, y gracias a ADA y a una idea de Roberto Argüello y de Poly Bernatene estamos haciendo este encuentro. La verdad es que es muy lindo cambiar los habituales lunes por una cosa completamente diferente y encima con este éxito de público. Cuéntennos, para las compañeras y los compañeros aquí presentes y para quienes después van a leer la entrevista, ¿qué es ADA?

Leo Frino: ADA es la Asociación de Dibujantes de la Argentina. Empezó hace años. Este año estamos festejando los ochenta y cinco años de la asociación.  Tiene unos años más que todos nosotros. Los dibujantes se iban juntando para hablar de los inconvenientes y los gajes de la profesión. Con los años, eso se fue manteniendo, y además quedaban lazos de amistad. Siempre había un grupo que seguía haciendo cosas para ese colectivo. Por suerte (supongo, porque  también cuanta más gente hay es mayor la competencia), el colectivo fue creciendo un montón. Desde 2017 quedó como un slogan de la ADA Renovada, la reactivamos un poco más, y a partir de ahí se fueron haciendo un montón de acciones en forma sostenida, que permitieron que el colectivo fuera creciendo cada vez más. Y la idea también de ir tocando distintos sectores, porque en realidad ADA estuvo durante mucho tiempo más enfocada en lo que era el dibujante. En el último tiempo empezó a haber mucha más gente que venía de Diseño, de Ilustración, de Bellas Artes… porque en nuestro oficio no es que hacemos libros y nada más. El dibujo se puede aplicar a un montón de cosas. Entonces empezó a aparecer (y a nosotros nos gustó dar ese espacio para que vengan), gente que hace murales, o gente que hace dibujos para productos nada más, y no trabaja en la industria editorial. Entonces, tratar de abrir un poco el espectro, y si bien el fuerte está en lo editorial (la gran mayoría trabaja en eso), hay gente que hace otro tipo de trabajos. La idea es esa, tratar de dar voz a esos otros rubros. Haciendo distintas acciones sostenidas en el tiempo: venimos haciendo jornadas todos los años en la Feria del Libro, también un evento fuera de la Feria, y ahí pueden ser con mayor capacidad, más accesibles en el precio… tratamos de hacer ahí lo que no podemos hacer en la Feria. Durante la pandemia estuvimos haciendo Webinar. A través de esto se fue generando este catálogo de proyectos editoriales. Esa es otra de las herramientas que tenemos. El año pasado se hizo una semana de las artes plásticas en la Provincia de Buenos Aires… Hay distintas acciones que la Asociación viene haciendo justamente para esto: tratar de generar oportunidades laborales, si ocurren, pero también actividades para formar, informar, y profesionalizar a los socios y socias en general. Pero también hay actividades que son abiertas, así que nuestra idea es que, sea o no socio o socia, sirva para el conjunto de colegas. La idea es profesionalizar a la gente que quiera trabajar de esto, y que pueda trabajar de cero, en la forma más profesional posible. Ese es el enfoque nuestro, y hacia el que encaminamos el conjunto de las acciones. 

MM: Muy bien, muy claro, Leo. Vos, además de ser socio de ADA sos miembro de la Comisión Directiva, ¿verdad?

LF: Sí, soy el Tesorero de la Asociación también. 

MM: El Tesorero es el más importante, junto con el portero. 

LF: Lleva su tiempo, es una tarea un poco compleja, pero por suerte con el tiempo y con la constancia se fue ordenando toda esta parte, que es bastante ardua, bastante curiosa. No sé  si hay tesoreros que quieran realizar mi labor. Yo estaría encantado de que aparecieran varios. Es una función bastante central, porque hace que la Asociación pueda seguir estando activa, y acompañando esta batería de actividades, que necesitamos hacer. Como sabemos, en un mundo capitalista es todo dinero, así que se necesita plata, hay que tener un orden en eso. Sin embargo, también tratamos (porque entendemos la economía del país, y de nuestra economía) de ser lo más accesibles posibles. Las cuotas son súper accesibles, para que la mayoría pueda ser parte y esto sea cada vez más grande y más fuerte. Porque así podés generar muchas otras oportunidades. No es lo mismo que sean treinta personas, a que sean, como hoy, quinientas cincuenta, seiscientas. Es bastante gente. 

MM: Muy bien, muy claro. Ochenta y cinco años… me llama poderosamente la atención. Yo pensé que eran bastante más nuevos. Deben ser una de las asociaciones más veteranas en el mundo de las industrias culturales, posiblemente.

Alejandra Clutterbuck: Quero agregar algo sobre ADA. Lo que quiero decir especialmente, es agradecer, porque la verdad es que hay un montonazo de socios y socias atrás trabajando, poniendo su tiempo, sus fines de semana, hay mucho laburo ad honorem, de muchas de las personas que veo conectadas hoy, y realmente es algo para agradecer, porque todos los logros que después, todos los socios disfrutamos, son gracias al laburo de todas estas personas que la reman muchísimo, y que a veces quedan ahí, en el anonimato, no se sabe quiénes son. Y la verdad es que para todos ellos y todas ellas, quiero agradecer sinceramente. 


MM: Qué bueno Alejandra, gracias. Nadia o Guadalupe, ¿quieren agregar algo también a lo que dijo Leo?

NRM: Sí, la verdad es que me sumo al comentario de Ale, al agradecimiento a todas y todos los colegas que están hoy acá. ADA es un poco así; tiene eso de apoyo mutuo. Realmente funciona como un colectivo y eso les da impulso a los socios. Al menos a mí me dio impulso en mi carrera como ilustradora. Algo importante es que ADA es una asociación totalmente federal; tenemos sedes en La Plata (yo soy de ahí), en Capital, en Bahía Blanca, Mendoza, Rosario, San Juan… ¿en Misiones hay o no?

LF: No hay, pero hay como esos subgrupitos, en Misiones, en Córdoba, en Tierra del Fuego, hay de todos lados. 

NRM: Eso está bueno porque hace que nos conectemos no sólo las personas que vivimos en Buenos Aires, donde siempre pasa todo. Podemos ver qué pasa en el mal llamado interior, en las otras provincias, y de qué manera podemos ayudarnos para mejorar nuestra realidad en la profesión. Así que gracias a todos y todas por estar acá. 

MM: Buenísimo. ¿Guadalupe?

Guadalupe Belgrano: Sí, como sumando a lo que vienen diciendo. No sé cómo hubiese sido estar en la profesión sin esa red de sostén. Por un lado están todas esas acciones, y por el otro,  no sé, un grupo de Facebook, en el que se puede preguntar si alguien trabajó con determinada editorial, o tratar de poner en paralelo lo tarifario, por ejemplo. El ilustrador podría estar trabajando absolutamente solo en su casa, pero acá hay alguien a quien recurrir. La vedad es que yo siempre estuve, entonces no sé cómo hubiese sido trabajar de otra manera. Yendo de nuevo a lo de las acciones, la parte del catálogo editorial, si quieren les cuento un poquito, o contalo vos, Leo. Es una parte de la página a la que los editores pueden entrar y ver qué proyectos de los socios están listos para ser publicados. Y es una ayuda enorme, porque el placer de publicar un libro es un trabajo de hormiga, más difícil que conseguir novio, todavía. (Risas). Y es una oportunidad muy grande. La otra vez, en las jornadas de la Feria del Libro, comenté que el libro que publiqué con El Ateneo gracias a este catálogo, lo mandé más o menos  a ciento sesenta editoriales. Y no porque me haya sentado a mandar mails a mansalva, sino porque me tomé el laburo de ir, ver los catálogos de las editoriales, para ver cuáles podían tener que ver, redactar un mail, mandarlo como un adjunto en el Drive para que no fuera algo pesado… un montón de acciones. Y a El Ateneo no se lo mandé, porque me pareció que era demasiado. Y sin embargo El Ateneo lo encontró en el catálogo y decidió publicarlo. Así que me parece que es una gran oportunidad.

MM: Muy bien. Acá me voy a ayudar con el texto que me mandó Roberto Argüello, para sumar a la explicación que hizo recién Guadalupe acerca de lo que es el catálogo. Dice Roberto: “… gracias al catálogo cuatro ilustradores de ADA han podido publicar sus libros de autoría integral (han realizado los textos y las imágenes), en la editorial El Ateneo. Esos autores son Leo Frino, Si miras con atención, Nadia Romero Marchesini, Pide un deseo (que es el que recibió el Premio Destacado de ALIJA Ilustración), en edición bilingüe, Make a wish; Guadalupe Belgrano, El día y la noche, y Alejandra Clutterbuck, ¡Qué pelo difícil!” Bien. Esto es bastante novedoso, ¿no? Que vos hiciste el envío a montones de editoriales y la editora de El Ateneo hizo el camino al revés: entró en este catálogo que ustedes tienen, y te llamó. O los llamó. Primero, mencionémosla, porque no la tengo anotada a esta editora a quien invitamos hoy, aclaro, pero estaba dando clase y no pudo venir. 

LF: Es Marina von…

GB: Marina von der Pahlen. 

MM: Seguramente es un apellido alemán. ¿Cómo fue el trabajo con Marina von der Pahlen?

AC: Yo cuento mi experiencia con éste libro: Primeramente, antes del catálogo, ADA tuvo una herramienta, cuando fue la pandemia, para enviar estos proyectos a Boloña, que después terminó siendo el catálogo. Cuando sucedió eso, a una editorial de China le gustó mi libro, y me contactaron. Yo me había puesto muy contenta. Después se pudrió toda la negociación por un tema de cómo traer la plata, y quedó ahí, no importa. Cuando ADA pudo, finalmente, lanzar la herramienta del catálogo el año pasado, me contactó Marina y me pidió ver dos proyectos que yo tenía. ¡Qué pelo difícil!,  y un cómic sin texto que había hecho de una historia de mis dos hijas. Me dijo que querían ver los dos proyectos. Cuando uno sube material al catálogo no se muestra la totalidad del proyecto. Eso es importante aclararlo. Se muestra un pedacito, cosa de que los derechos estén protegidos. Y si después la editorial muestra interés, se contacta con el ilustrador, que también es autor, y entonces observa, evalúa, pesa y te pide ver el proyecto entero. Ellos evaluaron los dos proyectos y se quedaron con el de ¡Qué pelo difícil!, y la verdad que el trabajo fue fácil y rápido, porque yo ya tenía todas las ilustraciones. Lo único para lo que me pidieron permiso, fue para agregar atrás un texto de unas psicopedagogas; entiendo que porque era parte de la colección que ellos tenían, y me pareció una buena idea. La verdad es que el trabajo fue fácil. En un momento me pidieron agregar dos páginas más, entonces pensé los textos y las ilustraciones y las mandé, no hubo ningún problema y salió rapidísimo. Mi experiencia fue muy buena.

MM: Qué bien. ¿Y por qué una intervención psicopedagógica en un libro que se llama “¡Qué pelo difícil!”? ¿Cuál es la relación?

AC: Supongo que tiene que ver con esto de las crianzas positivas y respetuosas con los niños. Porque si bien mi libro está lleno de animales, es un poco la historia de una nena a la que la mamá la está peinando y le dice que tiene un pelo complicado. Y la verdad es que a la chiquita no le importa mucho lo que la mamá  le diga, y le va tomando el pelo a la madre a lo largo de todo el libro. Incluso al final. Todo el libro es un gran chiste. Así que por ese lado venía. La madre al final termina reconociéndole a la hija que tiene razón… Un poco cambiar ese lugar tradicional de padres. 

MM: Qué bueno. Nadia, ¿cómo fue tu proyecto de Pide un deseo?

NRM: Mi experiencia fue un poquito distinta. Porque en realidad, es como dice Ale, en 2020  estalló la pandemia, y la Feria de Boloña decide tener una parte digital online para mostrar proyectos. ADA prefiere también este perfil de proyectar a sus socios internacionalmente, y genera que enviemos proyectos. De ahí, sale esto de armar el catálogo online. Muchos y muchas de las socias teníamos esos proyectos. Yo tenía dos proyectos cargados ahí en ese momento. Y Marina se contacta conmigo, pero no lo había visto en el catálogo. Se contactó por otra cosa, para preguntarme si tenía. Y yo le dije que sí, que tenía estos dos proyectos, que se fijara si le interesaban. Me dijo que le encantaban, pero fueron dos años bastante complejos a nivel mundial. Entonces pasaron exactamente dos años, ahí me volvió a contactar, y me dijo que querían publicarlo: “Queremos éste”. La verdad es que el proceso también fue súper rápido, porque no tuvimos que hacerle cambios, casi ninguno, y salió. Lo interesante de ese libro, para mí, es que en realidad es mi primer libro como autora integral. En este proyecto escribí, ilustré y diseñé el libro. Y fue el primero, entonces para mí tiene cierta cosa emotiva. Lo que a mí me pasa es que, por ahí, un escritor o una escritora piensa en una historia y se la pone a escribir. A mí me pasa a la inversa, yo la dibujo. Y con ese libro me pasó que tenía toda la historia dibujada en mi cabeza, después plasmada en la maqueta, y lo miraba, y lo mostraba a mi círculo más cercano y no se entendía la historia, no se llegaba a entender solamente con las imágenes. Me di cuenta de que ese proyecto necesitaba de la palabra. Pero yo no soy escritora… No me importó, pensé que iba a salir. Haciendo juegos y demás, salió este texto. Es muy cortito, muy simple, sin muchas ganas de ser “una gran historia”, sino que es más metafórico, y le dio un anclaje más concreto a lo que yo quería decir con este libro, a lo que quería contar. Volviendo al tema de que yo para contar una historia la dibujo, porque el lenguaje con el que me comunico es el visual, esto tiene que ver con la capacidad autoral que tenemos los y las ilustradoras. Que muchas veces tenemos que pelear en un contrato que diga “autora”, “autor”. Somos autores, quienes escribimos y quienes dibujamos. Por eso esto me pareció importante. Y lo de la cuestión bilingüe, ya lo conté y lo dije: yo no hablo inglés. Soy una chanta total, tengo un nivel de inglés muy básico. Y el libro estaba en inglés cuando se lo mostré a Marina, nuestra editora estrella. Y le dije que no tenía idea, que no hablaba inglés, que lo había hecho así porque justamente, como lo mandábamos a Boloña, siempre los proyectos van acompañados de una copia en inglés. Me dijo que no importaba, que lo mandaba a corrección para que lo vieran. Le cambiaron una sola palabra y salió así. Tan mal no salió, pero quiero aclarar que no escribo en inglés. Y me pareció interesante que en el libro aparece la historia contada en las dos lenguas, y esa fue una ocurrencia de la editora que creo que sumó mucho al proyecto. 

MM: Bueno, así que no escribías en inglés pero publicaste un texto auto traducido. Muy bien. Evidentemente tenías un inglés bastante aceptable. Y decías que contás tus historias ilustrando. Luego te diste cuenta de que hacía falta la palabra. ¿Ahí hubo trabajo de la editora? ¿Te tocaron el texto? ¿Fue un ida y vuelta? ¿Lo trabajaste en taller? ¿Cómo fue que te salió?

NRM: Cuando la editora lo vio, ya lo vio con el texto. Esto fue antes de que yo subiera el texto al catálogo. Te digo la verdad, me puse a jugar a un “cadáver exquisito” en mi casa con mi hermana y con mi mamá. Es un juego que hacemos familiarmente. Madre ama de casa, mi hermana socióloga y yo ilustradora. No es que somos escritoras, artistas… no. Desde el juego empecé a buscar palabras y nos tirábamos tips. Yo tomé algo de lo que salió de ese juego, y armé el texto. Y con Marina no hicimos modificaciones sobre el texto. 

MM: Muy bien, Nadia. Vamos a seguir. ¿De qué va El día y la noche, Guadalupe?

GB: Es la historia del día y la noche. Se conocen, y no voy a decir que se enamoran pero les pasa algo. No encuentran la manera de encontrarse hasta que lo logran. Pero la historia no va de ellos dos solamente, sino de lo que pasa además en la tierra con los personajes que la habitan. Es un proyecto que salió un poco por casualidad, porque yo iba a hacer la ilustración. Y un día había que llevar materiales para reciclar como para hacer una escultura, y entonces fui a la cocina y eché mano de lo que encontré. Y encontré un coso de plástico para cubrir tortas, y con eso construí una especie de noche. Ahí empezó una especie de desarrollo de guion, diciendo lo que iba a pasar, con los personajes. Con las ilustraciones, tuvo como tres o cuatro story board diferentes hasta que logré lo que quería. Me llevó como tres años hacer las ilustraciones. Son enormes, de cuarenta por sesenta. El libro es bastante grande también…

MM: ¿Qué formato tiene el libro?

GB: (Lo muestra). Veintitrés por treinta, más o menos. Respeta bastante lo que es el formato original. Una vez terminadas todas las ilustraciones ese proto guion se transformó en un texto, con mucha ayuda de gente conocida… hace un rato la nombraste a Gabi Burin, que me mandó un mail para que le sacara esto o le dejara lo otro. Es un texto que tuvo muchas miradas. Y mucha gente que formó parte ayudándome en el proceso. Ese primer texto que tenía tampoco terminaba de convencerme. Me fui al taller literario de Graciela Repún, escribí tres textos distintos más, no me casé con ninguno. Después le pedí a una amiga que es música que escribiera un texto ella. Otro texto, lo mandamos a un concurso y no quedó. Y volví al texto original. O sea que dio muchas vueltas. Y te voy a decir que el inicio de ese proyecto fue en el 2010. Lo terminé para el 2013, pasaron diez años en el medio. Y la experiencia con El Ateneo, en cuanto al texto, creo que cambiaron una palabra. Decía “El día se sintió feliz”, y pusieron “El día se puso feliz”. Al revés que Ale, tuve que sacar una doble, porque no daba la cantidad de páginas. Y me pidieron que volviera a hacer la tapa. Porque la tapa que yo tenía remitía mucho al yin y el yang. Ellos hicieron un diseño, me lo enviaron, y yo tuve que ilustrarla, con la dificultad de esos diez años en el medio. Me puse a pintar y me preguntaba cómo había hecho esas nubes. Probaba pinceles…y bueno, salió. También, un poco como Nadia, es mi primer libro como autora integral. Tenía otras publicaciones, pero siempre con otros escritores. Y con la escritura recién ahora me voy amigando. No digo que soy escritora, pero escribo mucho, lo hice toda la vida. Pero siempre me presento como ilustradora. La escritura va de la mano de la necesidad, pero a la hora de pensar algo, aparecen primero las imágenes. Y el texto es algo que viene después. 

MM: Muy bien. Yo me voy acomodando, porque como se imaginan para mí es un mundo bastante desconocido. Es muy interesante escuchar la mirada de las autoras y los autores de las ilustraciones, que además se han metido con la escritura, o que, como vos, Guadalupe, escriben desde hace mucho. Una de las cosas en las que me quedé pensando es en el tema de los diez años. En diez años, uno, como escritor o como ilustrador, va cambiando su mano, su estilo. ¿Cómo fue volver atrás? ¿Te reconociste ahí? ¿Cambiaste mucho? ¿Hubo cosas en las que no te reconocías?

GB: Me pasa que hay cosas que me dan ternura y otras de las que digo “qué horror, ¿cómo hice esto?”. Hoy lo hubiera hecho de manera completamente diferente. Además es un libro en el que metí muchas técnicas, porque tiene acrílico, tiene esgrafiado sobre tinta china, tiene pastel al óleo… Hay colores que sé que no los voy a sacar igual, porque los acrílicos que tengo ahora son otros. No sabría decir, siento que me reconozco, que es algo que me agrada mucho que hoy sea un objeto libro, que está en las librerías y que la gente lo ve y lo puede tener. No reniego de él, para nada, me da ternura, me da amor. 

MM: Eso es básico. Si te gusta, si lo querés, está todo bien. Voy a pasar al joven Leo. ¿Es “Si miras”, o es “Si mirás”?

LF: No sé si tan joven. Van a ser cuarenta…  Ya están reclamando que tire la casa por la ventana.

MM: Como la democracia. No hablemos de edades, Leo, por favor.

LF: Es este (lo muestra). Es Si miras con atención. Originalmente era Si te fijás bien. La experiencia con El Ateneo fue súper genial, porque a ellos les gustaba y a mí también, así que iba todo para el mismo lado. Hubo algunas cositas menores en el texto, como correr una coma o sacar otra que estaba de más. Pero había un cambio sustancial: el título y la frase de inicio del libro. Me dijeron que “si te fijás bien”, quedaba como un poco agresivo. Me propusieron ese cambio, que le pusiéramos “si miras con atención”. Me fijé bien y me pareció bien. Creo que ese cambio que fue sustancial, fue bastante acertado. Aparte yo les dije que yo reconozco cuáles son mis habilidades, pero que también hay una cuestión editorial. Y que uno confía en la editora, en la palabra editorial, que va a saber. Porque ellos hacen sus libros, los venden y saben qué va y qué no va. En ese sentido, mi experiencia fue bastante abierta. Se cambió eso y la verdad es que quedó genial. Me pareció atinada la sugerencia y las pocas cositas que hicieron que estaban bien. Anteriormente, yo la había escrito y se la había pasado a cuatro personas, que también son correctoras, editoras y demás para ir puliéndolo. Y tomaba cosas de una o de otra. La experiencia en ese sentido fue bastante piola. Es Si miras con atención, a mí me había salido escribirlo más en argentino, pero la versión final quedó así, y está bastante bien. Escuchaba lo que decías acerca de que nosotros venimos más del mundo del dibujo, no tanto de la escritura… hay una cuestión que está buena y que nos permite esta herramienta del catálogo al poder subir estas historias. Porque nosotros, elegimos trabajar desde el rubro editorial, y no sé si compartirán, pero es como un buen soporte para contar historias. Vos podés hacerlo en una pared, en un producto, en un montón de lugares, pero el soporte libro te da la capacidad de ir contando, ir generando un suspenso. Al hablar de esta cuestión del autor integral, empieza a aparecer esta cuestión de que no es que soy escritor y trabajo con imágenes. Aparte de eso, lo que nosotros hacemos es contar historias. Mayormente hacemos las ilustraciones, pero también está bueno aventurarse un poco en esto de la escritura, porque nosotros no queremos ilustrar y nada más. Nosotros tenemos una necesidad de contar una historia. Entonces está bueno ese soporte, el libro, porque está buena esta idea de la autoría integral, para poder decir “lo que yo tengo en la cabeza es esto”. Porque cuando ilustramos con un texto escrito por otra persona, nos vamos ateniendo a ese texto. De la otra manera podemos elegir qué lenguaje usamos, cómo va a ser la morfología de las imágenes nuestras y todo eso, permite un control de toda la obra que tenemos en la cabeza. MI historia, por ejemplo, nació como una crítica al concepto de meritocracia. Y desde ahí se fue armando y me permitió decir: “Yo tengo esto en la cabeza”. Más allá de lo que pueda hacer cuando solamente ilustro. Históricamente, el texto era la parte autoral y la ilustración acompañaba. Y en realidad, la ilustración es tan autora como el texto. Los libros, en lo que es el campo de la literatura infantil, mayormente van muy a la par. Por eso esto de que también somos autores. Nosotros también estamos contando algo; ninguno es más importante que el otro. De ahí también surge el libro álbum. Las dos partes son importantes. Está bueno reconocer eso, porque si bien nosotros tenemos un texto puntual que hacer, después vamos eligiendo cómo vamos a ilustrar. Porque si nosotros tenemos “un elefante camina por la pradera”… Nosotros vamos a ver cuál es el elefante, cuánto pasto va a haber en la pradera, si es de día o si es de noche, etcétera. Somos también autores de esa parte del libro. Está bueno que se pongan de manifiesto estas cosas, porque nos sirven en nuestro oficio. En esto de poder generar un proyecto en el que somos autores integrales, nos sirve para que se ponga aún más de manifiesto. No es que somos ilustradores y nada más. Tenemos algo en la cabeza para ofrecerle al mundo. Me parece que por eso está bueno el catálogo, que tiene que ver con el soporte libro. Genera una buena oportunidad para que un montón de colegas podamos contar que tenemos estas inquietudes, y que a partir de estas vamos generando historias. Volviendo un poco a lo de El Ateneo, de acuerdo con lo que dijeron, me parece que está súper bien, el libro yo lo tenía bastante terminado, era cuestión de ajustar un par de cosas de las páginas, para imprenta, y no mucho más. 

MM: Muy bien. Se me abren montones de interrogantes, así que va a estar bueno para seguir charlando. Una que tiene que ver con El Ateneo, ya que recién lo mencionabas, y alguien de ustedes dijo “qué bueno verse en librerías”. ¿Llegar a El Ateneo significó llegar a todas las librerías de la cadena Yenny - El Ateneo, de todo el país? Eso está buenísimo…

LF: A mí me pasaron fotos de distintos lugares en los que está. 

AC: A mí me pasó que una mujer de Brasil  me etiquetó y me dijo que el libro le había encantado. Me pareció muy emocionante. 

NRM: Estando este año de vacaciones en Corrientes, entré a una librería y estaba ahí el libro. Me dio una emoción… 

MM: Estoy seguro de que no llegaste de casualidad. Confesá que fuiste a buscar tu libro, porque es lo que hacemos todos. (Risas).

NRM: Fui a buscar otro libro, y como siempre, obviamente, me metí en la parte de literatura infantil y juvenil y mi libro estaba ahí. 

LF: Hay algo bueno que pasa también en esto, y que le pasa tanto a la ilustración como al texto: que uno genera algo. Y lo tira al mundo. Y el mundo te devuelve cosas que muchas veces nosotros ni pensamos. Lo mío empezó como una crítica a la meritocracia, y me dijeron que estaba bueno para otras cosas que yo ni había imaginado. Yo lo armé con cierta intención, o lo armé y ya, y el mundo te devuelve “qué bueno el libro, me gustó esto o aquello”. Y son cosas que uno desconoce totalmente. Estar en una cadena tan grande, que te permite llegar a tantos lugares, amplía un poco esta situación. Está bueno. 

MM: Entre montones de cosas que van surgiendo… cuando hacen un libro álbum, en general, hacen un trabajo codo a codo con el escritor o la escritora, van dialogando, van cambiando, sugiriendo, pidiendo supongo, también, “acá quitemos texto porque quiero contarlo con las ilustraciones”, o acá agreguemos… es un trabajo conjunto. Ahora, cuando tienen que hacer un libro muy ilustrado, como decía Leo recién, para chicos de la primera infancia, con textos pequeños, que ustedes van llenando de ilustraciones, ¿cómo se llevan con eso? Sobre todo con los autores del texto… ¿Somos molestos en general? ¿Nos metemos? ¿No nos metemos? Porque a veces pasa… Vos dijiste, Leo: “el elefante caminaba por la pradera”. Por ahí yo escribí eso, y me imaginé un elefante gris de cuatro patas, caminando en bloque con su manada, y el ilustrador o la ilustradora hace un elefante antropomórfico, caminando en dos patas, con ropa, con una galera… Y por ahí me encanta esa mirada, o por ahí no me gusta, ¿cómo es ese ida y vuelta, mediado, supongo, por los editores? Cuenten chismes, total después editamos. 

GB: Depende del vínculo. A mí me ha pasado de trabajar con una chica que es escritora, con la que trabajamos primero un libro, y ahora estamos trabajando en otro y es todo muy colaborativo. Incluso no puedo decir que el texto es de ella y las ilustraciones son mías. Sino que hay un punto de comunión en el que las dos colaboramos con ideas para ambas cosas. Nos vamos acomodando y llega un punto en el que es inseparable. En otras ocasiones es distinto. Colaborando con alguien, diciendo que estamos en un proyecto juntas, o si me llaman para que ilustre algo, lo que hago es preguntarle a la persona qué es lo que se imaginó, qué es lo que le parece importante resaltar, siempre trato de hacer una llamada telefónica o un zoom como para aclarar esas cosas, y cuando empiezo con los voceros… Hay que ver qué dice María en el chat…


MM: Sí, ahora lo leemos para todos. ¿Te das cuenta? Nosotros tampoco vamos a hablar con los ilustradores, María. Vas a ver… (Risas).

GB: No sé si es por dejar conforme al otro, pero no pasar por encima de lo que se imaginó. La última historieta que tuve, fue un libro de poesía que escribió una chica, y hablaba sobre la historia de sus dos abuelas. Yo solamente tenía que hacer la tapa y la introducción de los dos capítulos. Leí todo el libro, le dije cuáles eran las sensaciones que yo tenía, las que me parecían que tenían imágenes potentes para ilustrar. Me dijo lo que se había imaginado, metí todo en la licuadora y le presenté varios bocetos. Lo mismo con los personajes. Presento una especie de casting. “De esas siete brujas y esos cinco gatos me gustan la dos y el cuatro”. A mí, personalmente me gusta charlarlo. Y también tuve una experiencia al revés: una alumna hizo un dibujo de un personaje que me encantó, escribí un cuento con ese personaje, se lo di a ella por si lo quiere ilustrar, y estamos trabajando en eso como desde el otro lado. Me parece que el diálogo está bueno. 

MM: Me parece bien. Igual acá María Wernicke no avala el diálogo. “No hablen con los escritores”. Y Elissambura también dice que no. Acá el amigo Gio dice: “Comprensión de texto y contexto”. Grande, compañero Gio. Hay que comprender las dos cosas. Alejandra, contanos un poco como es tu relación con los escritores y escritoras. 

AC: Yo por ahí no tengo tanta experiencia como el resto, pero sí trabajo con escritores independientes. Me pasó que me pidieran cambios; en algunas cosas estaba de acuerdo, en otras no, pero también hay que aprender a ceder. Y no eran cosas vitales, pero los escuché, también me han pedido mi opinión y la han escuchado, y me han permitido poner cosas que me interesaban. Lo que sí me gustaría decirle al resto de los colegas, es que no se sientan limitados a la hora de escribir. Que todos y todas podemos escribir. Lo digo porque a mí me pasaba al revés. Yo venía más del lado de las palabras, y sentía que no tenía permiso para dibujar, porque no tenía esa formación. Entonces no podía, y me costaba más, siempre era mi punto débil. Y ahora, viéndolo desde el otro lado, siempre sostengo lo mismo: son dos oficios y me parece que todos tienen la posibilidad de desarrollarlos de forma completa. Y además, la ventaja de ser autor integral, es que tenés la cabeza bifurcada: sabés lo que vas a poner en imagen y sabés lo que vas a poner en texto. Ese juego que tiene el libro álbum lo podés manejar perfectamente: “Esto no voy a ponerlo en palabras. Lo recorto y lo pongo en imágenes”. Es súper potente, y creo que es algo que todos y todas las que están acá tienen que aprovechar, porque es buenísimo. 


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