Patricia Repetto y María Laura Caruso: “Siempre tratamos de estar a la vanguardia”

En esta primera parte de la entrevista a Patricia Repetto, una de las fundadoras de Hola Chicos, y a María Laura Caruso, editora de la casa desde hace ya varios años, conversamos sobre la historia de la editorial, sus orígenes, su actualidad y su futuro. Una charla excelente.


Mario Méndez: Hola Patricia, hola María Laura, un gusto tenerlas acá. Quisiera arrancar, Patricia, con un resumen de cómo surgió la editorial, hasta la llegada de María Laura, ¿puede ser?

Patricia Repetto: Hace algo más de 30 años, dos maestras jardineras, mi socia María del Carmen Petroni y yo, que amábamos profundamente nuestra tarea, con la intención de encontrar el material adecuado para trabajar en las salas con nuestros alumnos y viendo que no nos convencía del todo lo que el mercado ofrecía en ese momento, decidimos comenzar a idear nuestros propios libros de actividades. 

Claro, el contenido era sencillo para nosotras, por nuestra formación y nuestra práctica en las salas, pero entendimos que teníamos mucho más que resolver.

El paso siguiente fue buscar a una dibujante y, como en todos los mini-emprendimientos y sin saber absolutamente nada del sector, convocamos a una chica que dibujaba muy bien, quien nos acompañó con sus dibujos en una primera etapa.


Después les surgió la necesidad de que alguien escribiera “con onda” los textos de las ejercitaciones. En esa época no sabíamos que existían programas especiales para eso y le pedimos a mi marido, que es arquitecto, que los escribiese con letra linda y prolija.


Para unir contenido, las letras y los dibujos nosotras mismas nos convertimos en "diseñadoras". Luego, como buenas emprendedoras nos pusimos a estudiar los programas de diseño (en ese momento PageMaker y Photoshop 4).


Una vez que estuvimos conformes con el resultado de ese primer "cuadernillo", sólo nos quedaba animarse y mandarlo a imprimir.

Ese libro se llamó Hola Chicos. Nosotros le pusimos el nombre a un libro, y después, cuando íbamos a los colegios, y ofrecíamos nuestros libros, nos preguntaban de qué editorial éramos y decíamos: “No sé… Hola chicos”. Así quedó. Y salió el Hola Chicos Verde, el Azul, el Amarillo… hasta que tuvimos la colección completa y dijimos que ese era el nombre de la editorial. Ese libro, actualizándose, (porque lo rearmábamos cada dos años, y les ofrecíamos uno nuevo a las docentes), se sigue vendiendo hasta el día de hoy.


Recuerdo que salimos ¡con una edición de 100 ejemplares! Y la experiencia de uso fue sorprendente.


Nos salió tan bien ese proyecto, que una le dijo a la otra, "¿y si lo comercializamos?" La otra, al tiempo, recordó esa propuesta y le dijo que era una buena idea, (lo gracioso de la historia es que ninguna de las dos recuerda quién dijo qué).


La sorpresa y alegría fue que a todos les gustó, y empezaron a encargarlo, con lo cual, su primera edición se agotó enseguida.


La voz se fue corriendo, primero entre colegas de la misma institución, luego entre otros docentes del mismo distrito, luego de la ciudad... todos les iban pidiendo ejemplares de ese material y luego compartían con ellas y con más colegas los excelentes resultados en el trabajo con los más pequeños. El boca en boca fue muy efectivo. Fue así que, casi sin darnos cuenta, habíamos montado una editorial. 

Seguíamos trabajando como maestras jardineras y nuestro proyecto editorial era solo algo divertido, nuevo. Pero la dinámica de crecimiento nos iba planteando nuevos cuestionamientos, como la promoción.



Al principio íbamos las dos juntas a todas las entrevistas para mostrar el libro, después ya fue imposible y decidimos repartirnos la Capital en dos partes. Llevábamos nuestro libro a una lista de colegios que habíamos sacado… ¡de la guía telefónica!


Este sueño siguió creciendo y decidimos tomar otra promotora, la hermana de María, quien hoy nos sigue acompañando como coordinadora de promoción después de haber pasado por toooodas las tareas y las aéreas de la editorial.


Y la editorial siguió creciendo y creciendo, armaron un equipo de promotoras. Las capacitábamos en la casa de María trasladando lo que nosotras mismas habíamos hecho. ¿Oficina? ¡Ni lo soñábamos en esa época!


Las librerías no nos prestaban mucha atención al inicio, salvo algunas excepciones, a quienes estaremos eternamente agradecidas, así que decidimos generar nuestra propia demanda y entonces... los teléfonos comenzaron a sonar.


Y un día, varios años después, María dejó de ejercer como maestra jardinera, yo tenía mis hijos muy chicos y ya estábamos llegando a cumplir un ciclo. Entonces, María me dijo, -de esto si nos acordamos muy bien las dos-: 

- A partir de ahora yo quiero vivir de los ingresos que genere Hola Chicos.

Y yo le contesté: 

-No creo que sea posible, pero si vos querés, yo te sigo.


Para cumplir ese sueño nuestras casas ya no eran suficientes, los libros cada vez ocupaban más lugar y el teléfono sonaba a toda hora. Entonces alquilamos nuestra primera oficina, en realidad sub alquilamos un gran ambiente dentro de una oficina.


Poco a poco comenzamos a añadir nuevos materiales para otras necesidades tanto del alumnado como de nuestros colegas, iniciando como segunda línea una colección de capacitación docente. Nos fuimos rodeando de otras colegas muy preparadas a las que convocaban a escribir de las temáticas de su especialidad. 

La editorial siguió creciendo hasta lo que es hoy. Hoy se trabaja con un equipo interno pequeño y eficiente y gran equipo de colaboradores externos: autores, ilustradores, diseñadores, correctores, editores, imprentas, papeleras, logística, etc. con los cuales los vínculos iniciaron en algún momento de la historia para no terminar. 


...y bueno, así fue que entró María Laura y realmente hizo una revolución en la editorial porque nos enriqueció muchísimo. Yo estaba a cargo de toda la parte editora, y mi socia de la parte comercial. Nos dividimos con las tareas. Y con María Laura formamos un equipo maravilloso, nos entendimos desde el primer momento y empezamos a navegar por esas aguas. Así nació Hola Chicos, y fue tomando fuerza como editorial. Empezamos con un título y hoy tenemos ciento cincuenta. Y la verdad es que todos actuales, todos siguen moviéndose. 

MM: Acá siempre hablamos de que las editoriales independientes hacen todo. Ustedes salían incluso de promotoras a vender sus libros…

PR: Por supuesto. En ese momento no existía la palabra “emprendedora”, pero la verdad es que lo fuimos, y fuimos armando nuestro proyecto.  

MM: Antes que la editorial. Tu marido es arquitecto e hizo la tipografía característica de la editorial. 

PR: Sí. Como te contaba al inicio, nos diseñó el logo también, que era un poco más elaborado, porque en ese momento no se sintetizaban tanto las imágenes. El logo original de la editorial era una ventana con dos chicos asomados.

MM: Acá Diego dice que Patricia le vendió los primeros libros para la biblioteca de la escuela en una feria. Diego es bibliotecario en Olavarría y escritor. Bueno, Debby preguntaba si renovaban los contenidos… por supuesto, porque dijeron que lo hacen todos los años. 

PR: Sí, esos contenidos de los que te hablo, de hace treinta años van renovándose cada dos. Después, con los años, a esa colección la acompañaron otras tantas colecciones de libros para el nivel Inicial. Íbamos sacando novedades cada dos años. Algunos iban desapareciendo y otros los reemplazaban. Siempre tratamos de estar a la vanguardia y de darles herramientas a las maestras para que pudieran tener más ideas, que puedan desarrollar su trabajo con más comodidad, dedicarse a lo que tienen que hacer, no a pensar los dibujos o las explicaciones, sino a cómo darles los conocimientos que necesitan manejar los chicos.

MLC: Inclusive, en el catálogo, una de nuestras ideas guía es la diversidad de materiales. Que haya para todos los gustos, para todas las esencias. Nunca algo con lo que no estemos de acuerdo, pero sí, en todo lo que creamos vamos a dar la mayor diversidad posible, de autores, de propuestas, de miradas, de formatos, de ilustración, para darle respuesta al amplio, rico y colorido abanico de docentes y estudiantes que tenemos. 

PR: Yo creo que uno de los secretos que tuvimos, fue que se nos ocurriera escuchar al otro. María y yo, como socias, siempre nos escuchamos mucho. Discutimos mucho, nos pusimos siempre de acuerdo, y teníamos un objetivo en común que era sacar adelante a Hola Chicos, dándoles lo que considerábamos mejor para las docentes, como docentes que éramos. Nunca dejamos nuestro rol docente ni nuestro corazón. Queríamos que las maestras se sintieran escuchadas y representadas en nuestra editorial. Y realmente lo logramos, sin que hubiera sido un propósito muy fuerte. Esa siempre fue una sensación natural nuestra. Siempre les preguntábamos a las docentes qué era lo que necesitaban, qué cambiarían; les pedíamos que nos criticaran el libro, que no dijeran que estaba lindo y nada más. Que nos dijeran si era útil, cómo podíamos mejorarlo, por dónde necesitaban que profundizáramos, cómo llevaban ellas adelante los contenidos… y todo eso lo volcábamos en los libros siguientes. Con los años, nosotros dejamos de estar en sala, entonces nuestros ojos y nuestros oídos de las salas, eran las demás docentes. Yo creo que, por eso, las docentes aún hoy se acuerdan tanto de nosotras como promotoras, y cuando nos ven en le Feria del Libro nos dicen que nosotros las visitamos en el colegio. Yo no puedo creer que todavía se acuerden de nosotras.

MLC: Lo bueno de ver cuando escala una organización, es cuando igual puede mantener su impronta de origen. Porque hoy esos ojos, esos oídos, son las promotoras, que son nuestra alma y están a cargo de Laura Ayerza que las coordina divinamente y nos traen toda esa información que es maravillosa. Después la tenemos a Geraldine que es la que tiene un diálogo permanente en las redes y nos pasa toda esa información. Y Patricia, María y yo cuando vamos a las ferias y nos gusta hablar con docentes, bibliotecarios… Diego es una fuente de información maravillosa, y sus colegas bibliotecarios hacen un trabajo genial como promotores. Esto que decía Patricia, el encuentro con el otro, el diálogo, que es el encuentro de la razón de dos. Ese diálogo permanente al que ahora se sumaron, por suerte, los pequeños lectores, para pedirnos información. Así vamos construyendo este crecimiento constante. 

PR: Y, además, las librerías. Nora Urriza es la encargada de recorrer librerías, y hablar con los libreros y demás. Y realmente se ha puesto tanto la editorial a los hombros, que conoce los libros como nadie. Y sabe recomendarlos y asesorar a los libreros, que siempre son una maravilla porque cada vez quieren saber más de los libros y conocerlos y demás. Ella hizo una gran difusión en la parte de librería. Hoy tenemos formado un equipo del que estamos orgullosas, que hace mucho tiempo que está con nosotras, y por el que nos sentimos representadas. Porque hacen, de esos oídos y esos ojos que teníamos nosotras para hablar con las docentes, hablando horas con todos: con los chicos, las docentes, las mamás…

MLC: Por supuesto tenemos un equipo que nos estructura: Guille, Fede, que les ponen los pies en la tierra a nuestra creatividad y transforman toda la parte administrativa y el seguimiento. 

MM: Pasar de un libro a ciento cincuenta, también significa pasar de poca gente a mucha gente. Trabajando. Antes de hacerles un par de preguntas que me quedan picando, Debby pregunta con quién se comunica para mandarles la invitación de la Feria del Libro de la biblioteca popular Sudestada. Después dejen el link en el chat.  Patricia, vos y María ¿venían de la teoría o eran maestras jardineras que estaban trabajando?

PR: Éramos maestras jardineras, pero muy estudiosas, muy obsesivas con nuestra tarea. Siempre lo conversábamos mucho, estudiábamos mucho juntas, leíamos, discutíamos sobre todos los libros y todas las cosas que nos interesaban. Y fuimos un poco autodidactas en este camino. Con el tiempo, una vez que entramos a la Cámara del Libro encontramos muchos colegas que supieron guiarnos y ayudarnos, así que fuimos haciendo el camino pasito a pasito, muy despacio, pero siempre para arriba. Así que es algo que nos enorgullece mucho. Queremos mucho a Hola Chicos; es un hijo más. 

MM: Uno de esos momentos de crecimiento en ese paso a paso, al parecer, fue la llegada de María Laura, hace ya como veinte años. ¿Cómo fue que entraste, María Laura? ¿Cómo te invitan a este proyecto? ¿Y desde dónde?

MLC: Hace diecisiete años. Fue muy divertido. Porque nos encontramos una vez en una imprenta, y yo me metí en la conversación de Patricia con la gente de producción de la imprenta, tratando de ayudar a destrabar una situación. Y ahí quedamos en contacto. Yo después me fui a vivir a Tailandia unos años, y cuando volví fui mamá. Cuando ya Joaquín tenía un año tenía ganas de hacer un cambio laboral, y justo Patricia me hizo la invitación, que en realidad siempre estuvo como abierta. Y ése era mi momento de sumarme. Ahí empecé a colaborar y la verdad es que es un gran amor esta editorial. 

MM: “Mirada técnica” dijiste. ¿Vos venís de la carrera de Edición

MLC: Sí, yo fui de la primera camada que juró. 

MM: Con Ceci Repetti…

MLC: Exacto. Yo estaba estudiando Letras y cuando vi esa carrera dije que eso era lo que me gustaba. Y me pasé. Después hice un pequeño programa potenciado en la Carlos Tercero, en Madrid, y tuve un muy buen aprendizaje en Bonum, con Martín Gremmelspacher donde fueron mis primeros diez años laborales. Ahí aprendí mucho de producción, también era una editorial en la que se hacía de todo. Así que llegué con algunos conocimientos, pero Hola Chicos me abrió la cabeza, me planteó muchos desafíos, me hizo tener otra mirada respecto de la carrera docente… asumiendo desafíos nuevos todo el tiempo, porque hay que seguirles el ritmo a estas dos emprendedoras te digo, eh… 

MM: Incluso aprendiste, perdón por el chiste obvio, a decir el apellido de Martín sin trabarte. Porque hay que animarse…

MLC: Si me apurás te lo deletreo. 

MM: Martín es hoy el presidente de la CAL, ¿verdad?

MLC: Claro. 

MM: Se me abren varias cosas. Hace un rato dijiste, Patricia, que sintieron que eran una verdadera editorial cuando llegó la literatura. Eso se podría discutir, porque se podía hacer una editorial de teoría. Pero entre otras cosas muy interesantes que ustedes hicieron, fue todo este trabajo con las primeras novelas, y ahí aparece un nombre fundamental en Hola Chicos que es Margarita Mainé. ¿Cómo fue esa historia y esa conexión?

PR: En realidad, empezamos a sentirnos editorial ya con los libros de docentes, que nos hicieron sentir que brindábamos a los colegios y a las maestras, un servicio más completo. No eran solo “una herramienta para”, sino que eran cosas para aprender, para desarrollar, lo trabajamos con ellas, y empezamos a hacer en ese momento unos test con docentes. Las invitábamos a tomar el té a una confitería muy linda, con alguien que vos debés conocer: Silvia Pulpeiro, que era la anfitriona, y ahí se abrían todos los temas educativos, y hablábamos de las necesidades de los colegios, de las cosas que querían cambiar los docentes, de lo que pasaba con los chicos, de la diaria, de todo lo que ellos necesitaban. Y eso nos enriqueció mucho, y nos hizo sentir que realmente les estábamos brindando un servicio editorial. Ahí empezamos a sentirnos como editorial. Llega María Laura, y yo previamente había sido invitada a una Feria del libro de Colombia, y de ahí me vine muy entusiasmada con la idea de un plan lector. De lo cual acá no se hablaba todavía. Empezamos a estudiar, a investigar sobre cómo podría armarse, qué era un plan lector, que en ese momento no se conocía acá, en la Argentina. Y empezamos a desarrollarlo junto con María Laura. En ese momento Margarita había escrito unos primeros cuentos para nosotras, y yo le decía que tenía que escribir una novela para Hola Chicos. Y ella me decía que no, que ella escribía cuentos con los que estaba bien. Le insistí, le rompí la cabeza, porque soy un poco cabeza dura. María Laura lo sabe. Le dije que, claramente, lo que yo quería era un Dailan Kifki de Hola Chicos. Porque para mí esa era LA novela, con la que trabajaba con mis alumnos, y siempre adoré y tuve una admiración total por María Elena Walsh.

Pasó el tiempo, y un día me dijo que iba a tener una novela de ella. Y así fue que nació Días de playa. Hoy son ocho títulos, y va saliendo uno cada año, a veces cada dos años, y que realmente tuvieron una aceptación con los chicos, que ni Margarita podía creer. Entonces, cada vez se entusiasmaba más. Empezó con esta historia a través de su hijo, que era muy ocurrente; sacaba muchas cosas de él que en ese momento tenía cinco años. De ahí, de un veraneo en la playa, salió Días de playa. Y ese fue un éxito total, porque la cantidad de libros que llevamos vendidos es impresionante. Es un best-seller infernal. Los chicos pasan por la Feria y dicen “Fernán, Fernán, yo quiero el de Fernán”. No podemos creer, realmente, lo que ha logrado Margarita con esta saga. Realmente es muy interesante. Trabajó hasta en la pandemia. En Días en casa, escribió cómo se sentían los chicos en pandemia, así que queda como un documento de ese momento, muy tierno y muy lindo. Su último libro de esta saga es Días de abuela, así que todas las abuelas van buscando el libro como locas, y los chicos también. 

MM: ¡Qué bueno! Por varias razones. Primera: quiero mucho a Margarita, como todo el mundo de la LIJ, porque es una mujer maravillosa. Y qué bueno porque se produce una sinergia importante. Margarita es maestra jardinera; ustedes venían del mismo mundo, y encontraron una necesidad. Porque yo creo que no había otra novela más que Dailan KIfki. Si las maestras de jardín querían leer largo tenían que leerla. 

PR: Lo que le decía Margarita era que necesitábamos que tuvieran capítulos cortos, y ella me decía que no me preocupara, que ella también iba a verlo como maestra cuando escribía. A Margarita íbamos a visitarla cuando ella era directora de escuela, y a ofrecerle nuestros libros. Y los compraban. Después, las vueltas de la vida hicieron que nos volviéramos a encontrar. Yo creo que son las novelas por excelencia hoy en la Argentina, porque tienen capítulos muy cortos, un enganche muy particular de capítulo a capítulo… Y realmente no hay colegio que no las conozca, no hay chico que no sepa quién es Fernán. Y es una cosa de boca en boca. 

MLC: Pasa algo lindísimo, y es que los adultos también están muy enganchados. Los padres a veces les leen a la noche y dicen “uno más, uno más”. Es el adulto el que se engancha y propone seguir con la lectura. 

MM: ¿Días de playa, el primero, en qué año sale?

MLC: En 2009. 

MM: Catorce años. Quiere decir que, por ahí, algunos de esos primeros lectores ya están terminando la secundaria, quizá empezando la carrera de maestra jardinera. 

PR: Sí, seguro. Lo que pasa con estos libros, es que los chicos quieren guardarlos, quieren tenerlos en sus casas. A lo mejor los leyeron en la escuela, y les piden a los padres que se los compren para guardarlos. Realmente forman parte de las biografías lectoras de los chicos. A nosotros es algo que nos conmueve muchísimo. Por suerte no perdimos esa capacidad de asombro, todavía. 

MM: Otra cosa: Puki también está ahora en Hola Chicos. ¿O me equivoco?

MLC: Claro. Le abrimos la puerta de casa…

MM: Al perro insoportable…

MLC: Como lo daban en adopción le abrimos la puerta de casa. 

MM: Qué bueno. Yo creía no equivocarme, y la verdad es que me gusta decirlo, porque también eso habla de la relación que ustedes armaron. Porque Puki era un tanque en SM. Y sé que Margarita tuvo ofertas de editoriales más grandes que Hola Chicos para llevar a su Puki, y si las eligió a ustedes es por algo. Hay toda una historia de ida y vuelta en esa elección.

PR: Hay una historia de ida y vuelta, y de mucho cariño y de mucho respeto profesional. Realmente se pueden crear muchas cosas con Margarita. Es una fuente inagotable. 

MM: ¿Y Puki está haciendo buen camino en Hola Chicos?

MLC: Realmente, sí. Tanto la saga de Fernán, con Días de… más la saga de Pérez, como Puki, la verdad es que tienen su público asegurado y creciendo. Es muy lindo lo que pasa, el formato ese y el modo de decir, de contar, de Margarita, impacta fuerte en los pequeños lectores y en los lectores más grandes. 

MM: Claro. Vi, cuando mostraste Días de playa, Patricia, que me pareció más chico. ¿Hicieron un cambio de formato?

PR: Sí, esto mismo que te decía antes, de que nosotros vamos renovando los libros, vamos viendo las necesidades de todos: de los lectores, de los docentes, de los padres… Nos dimos cuenta de que el tamaño que teníamos antes, si bien era muy atractivo visualmente, no era cómodo para los chicos, para el manejo físico del libro. Entonces lo achicamos. Muy poquito, pero realmente se ve distinto. Y le cambiamos también las ilustraciones, porque tenía muchos años. Y necesitábamos actualizar las ilustraciones. Así que renació. Días de playa y toda la saga. En ese tamaño a los chicos les es mucho más cómodo, y los docentes están muy contentos también.

MM: Me decían que en Colombia habían encontrado este concepto de plan lector, que casi no había. El plan lector de Hola Chicos hoy, ¿hasta qué edad de niños lectores llega?

MLC: Estamos con propuestas hasta los primeros años de educación secundaria, arrancando desde los más pequeños. Ahí convocamos a un tocayo tuyo, a Mario Lillo, como experto en LIJ, y generó Plan Lector, donde un poco las directrices eran estas. Lo que hablábamos antes, la oferta de diversidad: de géneros, de voces, de formatos, de ilustraciones… Darles la posibilidad de que sean lectores autónomos y que elijan, que puedan leer mucho, y que, mientras leen, desarrollen su propio gusto, un concepto tan lindo que mencionó Patricia antes, de ir tratando su propia biografía lectora. Más allá de las lecturas recomendadas, en las que tanto los bibliotecarios de las escuelas como los docentes tienen ese peso importante de poner a disposición. Nosotras, como editorial, como agentes culturales, queremos poner a disposición la mayor cantidad de voces posibles en todos los sentidos, porque creemos firmemente en la libertad. Entonces, bueno, esto es un gran abanico y tenés la posibilidad de elegir. Para nosotros, sostener eso es muy importante. Y así fue que trazamos el plan lector, sin ser tan taxativos con el tema de las edades, para no generar frustraciones. Cada uno tiene una madurez lectora diferente, y tratamos de hacer propuestas lo suficientemente abiertas. Los límites que los encuentren en otros lados, no en la literatura.

PR: Exacto. Nosotras siempre nos fuimos rodeando de profesionales y de especialistas que nos pudieran acompañar en nuestro camino: María Laura, Mario Lillo, que hizo un gran cambio porque nos ayudó a que este Plan Lector fuera rico, valioso. Incluso en nuestros catálogos, al final, sugerimos un plan lector para cada uno de los grados de las escuelas que visitamos. Nosotros no ponemos edades para los libros. Podemos recomendar, “¿qué daría para un tercer grado?” … Contanos un poquito cómo es tu tercer grado y ahí vemos. A lo mejor les gustan cosas más infantiles, a lo mejor, no. En tercer grado los chicos son muy maduros, o son los mayores de la familia, y necesitan otro tipo de lectura. Y eso no va con la edad que podemos poner en la tapa de un libro. Así fue que fuimos creciendo en edades también, porque lo digo de los mismos chicos y de las mismas docentes… Siempre escuchando, fuimos caminando… parece un versito. 

MM: Puede ser un logo. Está bueno. A Mario lo conozco desde hace muchos años, también. Incluso, la primera vez que me invitaron a charlar con maestras jardineras, parecido a lo que vos hacías con María, Patricia, Mario y Beatriz Ortiz nos invitaron a Liliana CInetto y a mí, a un café a la mañana, que abría exclusivamente para las directivas y las maestras que venían al encuentro, tomaban un café, y la propuesta de Mario y de Beatriz era leer novela en el Jardín. Incluso en ese momento, con Cinetto y uno de sus Diminuto…, que no está pensado para Jardín, y con mi Pedro y los lobos, que era, supuestamente, para tercer grado. Ellos decían que con el acompañamiento de la maestra como mediadora se podía leer perfectamente. Mostrá otra vez esos libros, María Laura. 

MLC: Mencionaste a Mario y Beatriz, que son autores de la casa, y acá tenemos a otras dos personas: a Adela y a Liliana, en esta colección que inauguramos este año, De la mano de… que es otra propuesta interesante y diferente, un recorrido lector por autor en un mismo libro. Uno solo. Cada una de estos autores nos muestra textos de diferentes extensiones y géneros. Hay poesía, relato, hay cuento, y están ilustrados maravillosamente. No sé si la conocés a la ilustradora…

MM: Ese libro lo he sufrido desde la construcción. Esa es una linda historia también, porque Patricia la sabe, pero el público quizá no… Como la mayoría es amigo se puede contar: María Laura le propuso a RoMa, la autora de las ilustraciones de De la mano de Adela Basch, sumarse al proyecto en el extranjero, nada menos. Fue un contrato conseguido en Guadalajara.

MAC: Nos encontramos en un pasillo y ella estaba con su carpeta, le pregunté si me dejaba ver, me mostró un par de cosas y le dije que creía en el amor a primera vista, y que quería que trabajásemos juntas. Les conté a las chicas, y la verdad que esto es algo para agradecer y reconocer, que es la libertad con la que se trabaja acá. La libertad de proponer y de poder mostrar opciones. Obviamente, opinan Patricia y María, pero todos tenemos la posibilidad de acercar propuestas, y de opinar. Y la verdad es que eso es muy lindo; se vive muy bien. Así llegó RoMa a casa. 

MM: La he visto transpirando las ilustraciones acá. 

PR: Seguro. Además, por lo que significaba el material, porque era, a pedido de las docentes, cómo trabajar los recorridos lectores por autor. “Tengo que hacerles comprar un montón de libros; se me complica acceder a tanto material”. Por eso decidimos hacer esta colección por autor. Que cada autor escriba una mini novelita, un cuento, una poesía, un cuento corto… Distintas cosas para tener dentro de un mismo libro, y después poder analizarlas. Y están andando muy bien.

MLC: Eso también es un poco en función del gestor cultural. Estar atento a los signos de los tiempos y a lo que se necesita, como decía Patricia. La verdad es que los docentes que tenemos en este país son maravillosos, y nos acercan su preocupación. Y es una preocupación muy legítima. “Yo no les puedo pedir a las familias que compren cinco libros diferentes para hacer un recorrido por autor”. Pensamos en acercar una solución linda, y la verdad es que la recibieron muy bien, los autores que fueron convocados: Adela Basch y Liliana Cinetto en este caso, pero es una colección que obviamente, va a seguir creciendo. La presentamos en la Feria del Libro esta colección. 

MM: Y empezaron con dos grandes. Dos autoras muy importantes, muy seguidas, muy leídas, muy vendedoras. Y además muy queridas. 

MLC y PR: Sobre todo eso. 

MM: Qué linda historia.


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