La niña en el cuadro

Las historias con obras de arte que adquieren comportamientos extraños son un tópico muy visitado en la literatura, sobre todo en relatos fantásticos y de terror. Como ejemplo de ello, un fragmento de la novela Las brujas, del genial Roald Dahl.


- “El segundo caso fue muy raro- dijo mi abuela- Había una familia llamada Christiansen. Vivían en Homenkollen y tenían un cuadro al óleo en el cuarto de estar, del cual estaban muy orgullosos. En el cuadro se veía a unos patos en el patio de una granja. No había ninguna persona en el cuadro, sólo una bandada de patos en un patio con hierba y la granja al fondo. Era un cuadro grande y bastante bonito. Bueno, pues un día su hija Solveg vino del colegio comiendo una manzana. Dijo que una señora muy simpática se la había dado en la calle. A la mañana siguiente, la pequeña Solveg no estaba en su cama. Los padres la buscaron por todas partes, pero no pudieron encontrarla. Entonces, de repente, su padre gritó: <¡Allí está!¡Esa es Solveg!¡Está dando de comer a los patos!> Señalaba el cuadro, y efectivamente, Solveg estaba allí. Estaba de pie en el patio, con un cubo en la mano, echándoles pan a los patos. El padre corrió hasta el cuadro y la tocó. Pero eso no sirvió de nada. Simplemente formaba parte del cuadro, era sólo una imagen pintada en el lienzo.
- ¿Tú viste alguna vez ese cuadro, abuela, con la niña?
- Muchas veces -dijo mi abuela- Y lo curioso es que la pequeña Solveg cambiaba a menudo de posición dentro del cuadro. Un día estaba dentro de la granja y se veía su cara asomada a la ventana. Otro día, a la izquierda, sosteniendo un pato entre los brazos.
- ¿La viste moviéndose dentro del cuadro, abuela?
- Nadie la vio moverse. Tanto si estaba fuera, dando de comer a los patos, como si estaba dentro, mirando por la ventana, siempre estaba inmóvil, era sólo una figura pintada al óleo. Era todo muy raro – dijo mi abuela- Rarísimo. Y lo más raro de todo era que, a medida que pasaban los años, ella se iba haciendo mayor en el cuadro. Al cabo de diez años, la niña se había convertido en una chica joven. Al cabo de treinta años, era una mujer madura. Luego, de repente, cincuenta y cuatro años después de lo sucedido, desapareció del cuadro para siempre.
- ¿Quieres decir que se murió? – dije.
- ¿Quién sabe? – dijo mi abuela- En el mundo de las brujas pasan cosas muy misteriosas.”


Las brujas
Roald Dahl
Alfaguara, 2002.

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