Tomi Ungerer (1931 - 2019)

Hoy nos toca despedir con profunda tristeza a uno de los ilustradores y autores más lindos e irreverentes de la literatura infantil, Tomi Ungerer (1931 - 2019). Nos quedan sus dibujos, sus textos y su mirada sobre la infancia más allá de las convenciones.



“Es temprano por la mañana.
En su cama, calentita y blanda,
duerme profundamente Toby Gaty.
Está soñando
que caza ratones en una pastelería.
Su despertador no ha sonado,
porque Toby lo desmontó ayer noche.
Quiso descubrir qué aspecto tenían
los segundos, los minutos y las horas.
“El reloj está lleno de todo eso”, pensó.
“Oigo sus tics y sus tacs.
Quiero saber cómo lo hacen”.
Sacó su linterna, corrió a la cocina
y cogió el abrelatas de mamá.
Con el abrelatas cortó los bordes de la tapa
y la levantó con un tenedor.
¡Cric!, saltó el muelle fuera del reloj
y se enroscó en la nariz del gato curioso.
Muy enfadado, Toby tiró los restos del reloj,
la linterna y el abrelatas por la ventana.
Cayeron como proyectiles
desde una altura de siete pisos.
“Así aprenderán”, refunfuñó Toby Gaty.
Y ahora es la mañana y hora de levantarse.
La madre de Toby, la señora Angora Gaty,
no necesita para nada el despertador.
Todos los días se levanta a la misma hora,
excepto los domingos, que desayunan en la cama.
“Vaya, vaya, Toby está todavía durmiendo”, dice.
“Vendrá demasiado tarde a desayunar”.
Será mejor que despierte mi pinchoncito”.
Entra en puntillas en el cuarto de su hijo.
“Es hora de levantarse”, susurra Mamá Gaty.
Toby no oye nada.
En su sueño acaba de acorralar a una ratita
entre dos pasteles de boda.
“Es hora de levantarse, mi bollito de miel”, le llama.
Y Mamá Gaty se agacha para darle a su tesorito
Un beso en la oreja.
¡Eso SI despierta a Toby!
Toby no puede soportar que le den besos,
y ser despertado a besos de un sueño tan bonito
es una de las cosas más malas que se puede hacer.
Con un bufido y un gruñido salta de la cama
y se mete enfadadísimo en el cuarto de baño.
Toby no se lava, porque no le gusta lavarse.
Tampoco le gusta limpiarse los dientes.
En cuanto entra en el baño echa el cerrojo
para que su madre no pueda entrar.
Abre los grifos, deja correr el agua
y moja un poco la toalla.
Después pasa el cepillo por el borde del lavabo.
“Por si mamá-métome-en-todo está escuchando”.



Fragmento del libro Ningún beso para mamá. 



Ningún beso para mamá
Tomi Ungerer
Editorial Lumen, 1974.


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