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Sara Gallardo: la escritora luminosa en el país del humo



La autora de “Enero”, “Eisejuaz” y “Los galgos, los galgos”, además de innumerables textos periodísticos, es reeditada y revisitada por estos días, a tres décadas de su muerte.

Ocurre que la pregunta se repite, incluso a treinta años de su muerte: ¿quién era Sara Gallardo? O mejor: ¿cuál de todas?


Sara Gallardo fue tapa de la revista Confirmado, donde trabajó como columnista


Sara Gallardo fue tapa de la revista Confirmado, donde trabajó como columnista
Una biografía más o menos convencional diría que Sara Gallardo nació en diciembre de 1931, que fue una escritora y periodista argentina, que perteneció a una familia tradicional. Que fue hija del del historiador Guillermo Gallardo, nieta del célebre científico y ministro argentino Ángel Gallardo, bisnieta de Miguel Cané y tataranieta de Bartolomé Mitre. Que publicó su primera novela, Enero, en 1958. Que se casó dos veces y que tuvo varios hijos. Que en 1968 escribió Los galgos, los galgos, una suerte de hit literario de su época. Que se dedicó al periodismo profesional en ConfirmadoLa Nación y Atlántida.
Sin embargo, todos estos datos parecen quedar cortos a la hora de darle una dimensión a un personaje definitivamente intrincado. En principio porque para la crítica el trabajo de Sara Gallardo parece ser difícil de encasillar: mientras que sus libros son muy distintos entre sí, su producción en los medios gráficos se sale definitivamente de lo que se espera de un texto periodístico. Desde esos espacios ella misma se jactaba de ser una persona supuestamente desinformada y frívola.
"Empieza a publicar en la década del '50. Ese momento coincide con el momento en el que en el campo cultural argentino comienza a haber una especie de proliferación de narradoras mujeres. Sus compañeras de ruta son Beatriz Guido, Silvina Bullrich, Marta Lynch, que integraron esa especie de constelación del best-sellerismo del que ella no participó. Pero habría que inscribirla en ese momento, que es cuando ella empieza a producir", afirma a Infobae Cultura Lucía de Leone, doctora en Letras, docente e investigadora de la obra de la autora.
Sin pertenecer claramente a una generación, y a la vez escribiendo en un momento en el que se destacaba la escritura de esas mujeres narradoras, el trabajo de Gallardo no fue del todo ermitaño. El escritor Leopoldo Brizuela, lector desde su adolescencia de la obra de la autora y responsable de la edición de su narrativa breve completa en 2004, brinda su punto de vista:
"Sara Gallardo no es una figura solitaria. Hay dos tríos de mujeres de esa época. Uno era el exitoso, el verdaderamente best-seller que aparecía en televisión. Eran Silvina Bullrich, Marta Lynch y Beatriz Guido. Y después había otro, más secreto, del que ahora se ve cada vez más su valor. Eran Silvina Ocampo, Elvira Orphée y Sara Gallardo, que además eran amigas".

En diálogo con Infobae Cultura el escritor también reflexiona sobre la peculiaridad de la autora de Los galgos, los galgos y algo que, en los distintos momentos en que se revisitó su obra, se repitió mucho: que no se parece a nada.
Sara Gallardo murió en Buenos Aires, el 14 de junio de 1988


Sara Gallardo murió en Buenos Aires, el 14 de junio de 1988.
"No es que la obra de Sara Gallardo no se parezca a nada. Es que se parece a muchísimas cosas que han sido descartadas o que se han olvidado o que no son las centrales. Es decir, no se parece a (Ricardo) Piglia, no se parece a (Manuel) Puig, no se parece a Rodolfo Walsh, no se parece a lo que se suele llamar el canon. Pero sí se parecía a muchísimas cosas laterales, cosas que no están en el centro. Esto pasa mucho con los grandes libros. Quedan y mucho tiempo después parece que fueran mucho más originales. Pero no, tomaron cosas de la cultura de su época. De escritores menores o de otros artistas o textos que han pasado al olvido. Eso también es la genialidad".

ESCRITORA Y PERIODISTA


Enero, el primer libro de Sara Gallardo, fue escrito a mediados de los años '50 y publicado en 1958. Se trata de una novela potente, de las llamadas de iniciación, que cuenta la historia de Nefer, una adolescente que vive en el campo, uno de los espacios que se destacan en la obra de la autora.
"Nace su primera hija mientras publica Enero. Más adelante habrá varias referencias sobre cómo la escritura de su primera novela había quedado opacada frente a la experiencia de la maternidad. En esa novela es donde cuenta una violación, la primera violación de la literatura argentina narrada desde la perspectiva desde la propia afectada, que es Nefer. Ahí hay algunas ideas sobre la maternidad, por supuesto. Ella es una adolescente que no quería ser madre en ese momento. Y menos de un niño que llega por un abusador", señala De Leone.
"Se la ha leído bastante en los últimos tiempos como una novela sobre el aborto. Yo no sé si Sara Gallardo estaría de acuerdo con esa idea hoy. Quizá estaría incómoda y a la vez contenta con eso. Pero por supuesto que hoy no podemos dejar de hacer esta lectura", analiza la investigadora.
En 1963 llegaría la novela Pantalones azules y luego, su trabajo consagratorio, Los galgos, los galgos, donde el campo nuevamente es protagonista.

"Es muy lindo que cada libro sea distinto del otro. Hay una necesidad de no repetirse, de buscar siempre cosas nuevas. Con Los galgos, los galgos tuvo un éxito muy importante y después de eso era muy difícil. En general el medio, los lectores, los editores o los críticos te piden más de lo mismo cuando te va bien. Y ella se jugaba por cosas muy distintas", analiza Brizuela.
En medio de ese pequeño éxito editorial –la novela tuvo varias ediciones por aquellos tiempos– la figura de Gallardo tenía una contracara: la del periodismo.

Aunque la escritora se dedicó a trabajar en medios gráficos desde finales de los '50, fue su participación como columnista de la revista Confirmado, fundada por Jacobo Timerman, la que la llevó a convertirse en una especie de personalidad pública con un estilo propio.
"Ella es una periodista de oficio. Desde muy joven es periodista. Así ingresa al campo cultural. Además trabaja en medios de muy distintas tendencias. Desde Atlántida y La Nación hasta Confirmado, que era parte de los medios de avanzada y vanguardia. Es en Confirmado donde ella crea un estilo periodístico, un personaje que es aquel que se burla de todo. Se burla de ella misma como escritora y periodista, se burla de su clase de pertenencia, se burla del oficio de ser periodista. Se burla de que le pidan que hable sobre la actualidad cuando ella, pese a ser periodista, se considera la persona más desinformada", asegura De Leone que en 2015 trabajó, junto a una de las hijas de la escritora en la compilación de aquellas crónicas que se llamó Sara Gallardo. Macaneos. Las columnas de Confirmado (1967-1972) (Ediciones Winograd).

"Ella crea una figuración y un lugar de enunciación para hacer periodismo que iría en contra de lo que se esperaba de un periodista. Además, a esto le suma toda una mirada frívola o interés frívolo por ciertos temas acerca de la mujer con los que ella hace también una burla. No es que hace columnas femeninas para que la mujer conserve al marido, digamos. No hace notas para Para Ti o Claudia y el modelo de la mujer esposa. Ella se ríe de los lugares chic. Habla al mismo tiempo del automovilismo que de la minifalda. Tiene una mirada irónica, lo que Felisa Pintos llamó 'una frivolidad en serio'. Con una carga política, podríamos decir, quizás inconfesada", agrega la investigadora, que trabaja en la edición de un nuevo tomo con las notas en medios gráficos de Gallardo, que está a punto de salir bajo el título Los oficios por la editorial Excursiones.

Por aquellos años, además de su columna, la escritora se encargaba también de la página de moda del medio, aunque no llevaba su firma.
"Ella juega a ser el personaje que los demás esperan de ella. La chica frívola. Eso le permite un montón de cosas, una libertad estilística que va más allá de las reglas de la crónica. Con decir pavadas o aparentes pavadas que son muy agudas. O chistes. O incorrecciones", afirma Brizuela.
"Cuando decían que la verdadera Sara Gallardo era la de las crónicas, algo que a mí me provocaba mucha irritación, yo pensaba: ¿quién puede decir qué es lo verdadero de un escritor, ¿no? ¿Quién puede afirmar eso? En todo caso, cuando uno lee las crónicas y después ve el trabajo que tiene Eisejuaz y la profundidad de ese libro, te das cuenta de que ella era muchas otras personas además de la que escribía las crónicas", concluye.

NUEVOS TERRITORIOS

Lejos de esa aparente superficialidad, el trabajo periodístico la llevó a viajar y conocer un territorio que le daría material para otro de sus trabajos destacados y a la vez asombrosos, como la novela Eisejuaz, protagonizada por un indio mataco que, místico, cree estar recibiendo señales de Dios.

"Sara Gallardo concibió esta novela a partir de algunos viajes que hizo a Salta a fines de los años '60. Si esa experiencia tuvo el poder de suscitar la escritura de este libro es ante todo porque, en ella, se encontró con una nueva posibilidad para la lengua. Se trata de ese 'idioma medio inventado' que tan genialmente se nutre de la despojada parquedad del habla indígena y que tan genialmente Sara Gallardo convierte en otra cosa", aseguró el escritor Martín Kohan en 2013 cuando se reeditó aquella novela por el sello Cuenco del Plata.

Una foto del archivo familiar de Sara Gallardo
Una foto del archivo familiar de Sara Gallardo.

Nómade, como su escritura, Gallardo fue una viajera incansable y vivió una temporada en Europa. "Seguramente esto era una elección: le interesaba esto de sentarse en ningún lado. Parece que nunca tuvo una casa demasiado fija. Después de la muerte de (Héctor) Murena, su segundo esposo, ella pasa mucho tiempo en Córdoba, en la casa de Manuel Mujica Láinez. Se la pasó viviendo entre continentes", afirma De Leone.
Como ella, que luego de recorrer España (donde escribió en 1979 La rosa en el viento, su último libro), Suiza e Italia regresó a la Argentina, sus textos parecen siempre estar volviendo. Es que, luego de que la mayoría de su obra fuera editada por Sudamericana, hacia fines de los '80 se convirtió en una autora inaccesible.
"En un momento dejó de ser leída. De hecho no se la incluyó en algunas historias de la literatura, no ya femeninas si no generales. No se la incluía en los programas de la carrera de Letras. O se incluía muy poco. Incluso hacia los años '80 y '90 cuando un montón de críticas tendían a revalorizar a las escritoras. A Sara Gallardo se la dejó para un segundo momento, que es éste", sostiene De Leone.
Sin embargo en los últimos tiempos los libros de Sara Gallardo fueron revisitados por la crítica y por el mundo de los libros, en general dentro de las editoriales independientes. Sus cuentos de El país del humo, publicados originalmente en 1977, regresaron a las librerías en 2003 mediante la cordobesa Alción Editora. También por entonces reaparecieron sus primeros libros.

Por estos días, además de de los tomos con sus notas periodísticas, Enero acaba de reeditarse por la editorial Fiordo, que hace dos años también rescató Pantalones azules.
La autora murió en Buenos Aires el 14 de junio de 1988 por un ataque de asma,a los 57 años. Impredecible, según contaron sus familiares, proyectaba entonces escribir la biografía de la intelectual judía Edith Stein, víctima de Auschwitz.

Fuente: Infobae

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