Un amor de verano

Una lectura de verano puede dejar una marca imborrable. Por recomendación de un conocido o quizás por la serenidad propia de las vacaciones, nos sentimos invitados a leer. En este relato Natalia Forés nos cuenta cómo Diez negritos, de Agatha Christie, impactó en sus lecturas cuando era casi adolescente.

Por Natalia Forés
Desde mi infancia, tuve la suerte de tener una familia que incentivaba la relación con los libros y generaba momentos de lectura recreativa entre todos. Los veranos, que pasábamos en un pueblito de la costa sin televisión ni computadoras, nos dieron el espacio necesario a mí y mis hermanos para desarrollar nuestro propio camino lector.
Mi abuelo nos preparaba compilados de tiras de historietas de la revista Viva que recolectaba durante el año, además de los ejemplares de historietas clásicas que venían con el diario: Diógenes y el linyera, Quino, Caloi, El Eternauta, Mandrake el Mago, Olaf el vikingo, Asterix y Obelix. Más adelante, con mi hermana pasamos por las típicas lecturas preadolescentes: Las crónicas de Narnia y Harry Potter. Sin embargo, hubo un verano  que marcó el paso a la lectura más adulta: los libros de Agatha Christie llegaron a nuestras manos gracias a una amiga de la familia fanática del género policial.
El título Diez negritos fue una novela que marcó un antes y un después. Sentimos la adrenalina de leer una historia adulta. Los personajes y sus problemas, las relaciones y sentimientos que manejaban eran parte de un mundo nuevo que nos fascinó, ya que reflejaban una realidad adulta, la cual no habíamos experimentado en la literatura hasta entonces. Descubrimos que en los libros no todo es fantasía y finales felices. El miedo y el drama también forman parte de la vida e incluso pueden ser apasionantes. Durante los 10 asesinatos que se relatan en el libro, se refleja la visión de la autora quien construía al asesino como un artista: en este caso las muertes se relacionan con las estrofas de una canción infantil del mismo nombre que el libro.
Desde entonces los veranos significan leer vorazmente, aprovechando cada segundo disponible. Según el año, se presentan lecturas largas y complejas, novelas, sagas; otras veces hay poesía y cuentos. Pero siempre está presente el género policial y de misterio, para hacer maratones hasta el amanecer cual serie de Netflix en forma de libro.

Diez negritos
Agatha Christie
Planeta - La Nación, 2006.

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