Katherine Martínez Enciso: “Ekeka nace con la idea de buscar la mejor forma de contar las historias”

Recomenzamos el año con la publicación de una entrevista realizada en septiembre de 2022, una muy internacional, pues entrevistamos a la editora colombiana de una editorial -Ekeka- que se quiere latinoamericana y lo hicimos, vía zoom, comunicándonos nada menos que con su casa en Copenhague, Dinamarca. Hablamos del particular momento del nacimiento de la editorial, signado por la pandemia, y de otras muchas cosas, como los proyectos que no se limitan a lo escolar, y la búsqueda de las formas adecuadas. Una lindísima charla para conocer a una editora y una editorial jóvenes y pujantes.


Mario Méndez: Vamos a dar comienzo a la entrevista a Katherine, Kathy, Martínez Enciso de la Editorial Ekeka. Ésta es la entrevista más internacional que estamos haciendo. Algina vez hicimos entrevistas a escritores uruguayos. Esta es multinacional, porque Kathy nos está dando esta entrevista desde Copenhague, en Dinamarca, así que ya está en el día de mañana, allá ya es martes 13 de septiembre desde hace unos diez minutos. Y espero que valga la pena, porque tiene sueño, ya es bastante tarde. Kathy es comunicadora social con énfasis en producción editorial, en la carrera que cursó en una universidad colombiana. E hizo una especialización en Edición en La Plata. Es editora. Una editorial muy joven. Hoy, más tempano, le preguntaba cuántos años tiene, y es un bebé. Tiene un año y un poquito más. Empezó en el ’20, ’21, ¿no?


Katherine Martínez Enciso: Sí, el sueño nace en noviembre de 2020, pero se hace realidad en abril del 2021. Así que sí, tiene año y medio. 


MM: Como Jacarandá, que es la otra que recuerdo en las mismas condiciones, empieza su camino en plena pandemia. 


KME: Sí, como que se despierta la necesidad. 


MM: ¿Podríamos decir que empieza gracias a la pandemia?


KME: Podríamos decir. Ekeka tiene uno de sus libros, Historias desde casa, que nace en la pandemia. Y nace en conjunto con otros dos sellos editoriales. Pero es un proyecto que se me ocurre a mí, que pienso y empiezo a gestar yo, dentro de esas dos editoriales, que son Letra Impresa y Camino al Sur. Y con los autores que eran parte del catálogo de esas editoriales. Yo era editora en ese momento ahí, y el proyecto nace desde el lugar de cada uno, desde lo que puede generar cada persona. Fue súper exitoso, a nivel de convocatoria, de llevarlo a cabo, de poder hacer un libro en cuarenta días, con la mayor calidad posible, con escritores muy buenos, ilustradores muy buenos. Después de que pasa todo, Historias desde casa, en marzo - abril del 2020, recién iniciada la pandemia, yo me quedo con ganas de más. En ese momento se sigue trabajando, y con la forma de trabajo de Historias desde casa, que era una forma más colaborativa. Por supuesto que hay quien tiene la responsabilidad de tomar las decisiones, y asumir los errores, lo bueno y lo malo. Pero era algo mucho más horizontal, en donde todos aportaban desde el lugar desde el que cada uno sabía. Me encanta esa forma de trabajo, el poder generar retos diferentes cada día. En 2020 yo estaba viviendo en España; en ese año me mudo a Dinamarca. Y empiezan a llegarme ofertas de editar libros por fuera, como en forma voluntaria. Con mi esposo estuvimos viajando en voluntariados, y durante en 2020 no nos aceptaban porque yo era editora. Fue interesante. Funcionó sin que yo estuviera buscando. La edición es algo que yo disfruto hacer. Por supuesto, es mi trabajo, y lo tomo con esa seriedad. Pero siempre ha sido desde el goce y desde el disfrute. Que en 2020 se junte esa curiosidad por querer hacer más, sacar otro tipo de libros que no pensaran solamente en lo escolar, que no se limitaran. Que si una historia funciona para la escuela buenísimo. Lo hacemos en un formato que funcione para la escuela. Pero no acomodar todas las historias al formato escuela. Porque de pronto puede no ser el mejor contenedor para esa historia. Partí un poco desde ahí, en no querer tener límite en lo que pudiera editar. A fines del 2020 se tomó la decisión de dejar ese proyecto de Letra Impresa y Camino al sur y poder empezar el proyecto nuevo. Ekeka nace con la idea de buscar la mejor forma de contar las historias. Hoy el soporte son libros y Ekeka tiene eso como objetivo. Siempre buscar la mejor forma, el objeto más lindo… Puede ser otra cosa, un libro digital, un juego de mesa, unas cartas, un cortometraje, no lo sé. Hoy, es un libro, y es lo que sé hacer. Pero no cierro la puerta a que el día de mañana los soportes de las historias que se cuentan sean otras cosas. Así que nace con esa idea y tiene ese contexto. 

MM: Eso es interesantísimo, y me da pie a preguntarte algo que hablamos en la previa, sobre El Gran Personita, que yo creía que era un libro porque aparece en el catálogo, y me explicaste que es una app. NI siquiera es un libro digital. Contanos qué es El Gran Personita


KME: El Gran Personita es una historia de Martín Morón, de manera integral, como autor e ilustrador. Fue un libro impreso, y no se descarta la posibilidad de que un día vuelva a serlo. Pero hay que entender que los soportes generan diferentes tipos de experiencia. No es lo mismo leer un libro impreso, que leer ese mismo libro en un PDF. O en un celular o en la pantalla de una tablet o una computadora. Porque el formato no es igual. Con Martín teníamos esa curiosidad, de cómo generar el mejor soporte. Cómo llegar a las personas. El objetivo de las historias tiene que ser que sean leídas. Que sean narradas, representadas, escuchadas. Entonces empezamos a trabajar, para ver cómo podíamos hacer que El Gran Personita, (del que hay un PDF listo para que se imprima si es que lo deseamos), fuera un libro digital. Entonces lo hicimos ajustando el tamaño de las imágenes a los dispositivos en los que se va a leer como libro, y se hizo la app, que tiene una interactividad completamente diferente a la que puede tener el libro. Tiene cuatro idiomas; la puedes ver en español, inglés, francés y alemán: Esa es una posibilidad que te permite lo  digital. Puedes interactuar. Tiene música, no tiene narración, precisamente por esto del idioma, pero la idea no es que le dejen al nene el celular o la tablet para que vea la app, sino que haya un acompañamiento. Como debería ser con muchos de los libros por primera vez, un acompañamiento de un adulto que le lea la historia. Y después, el nene tendrá otra interacción con la misma. Tiene música, las imágenes están adaptadas para el formato de una aplicación, que es gratuita y está en Apple Store y en Play Store para cualquier dispositivo. Ese es el primer experimento de lo que queríamos hacer con Martín frente a otros soportes para las historias. No necesariamente tiene que ser que la historia vaya a ser una app; a lo mejor tienes el libro en papel y tienes un video clip que complementa. O una canción, o tienes una app que te cuenta otro tipo de historia con los mismos personajes. Creo que las posibilidades son infinitas y El Gran Personita es el primer escalón de esa experimentación. Además es una historia bellísima, como muchos de los libros de Martín Morón. Son súper conmovedoras y siempre mueven fibras. No importa la edad.


 


MM: Qué bueno. Una experimentación siempre nos deja dudas. ¿No? Lo primero que te iba a preguntar es cómo se comercializa. Ya me dijiste que en este momento es gratuita. Se baja la app y uno puede llegar a la historia de El Gran Personita. La pregunta que me surge, como editor más tradicional que soy, es: ¿Cómo compite eso si vos editás el libro en papel una vez más? ¿Creés que compite, que no, que se potencia? ¿Qué mirada tenés?


KME: Yo creo que son experiencias diferentes. Salvando las distancias, es como ver una película en Netflix o ir al cine. O escuchar una canción en Spotify o ir a un concierto o un recital. Son experiencias diferentes, y no todo el que lea la app va a ir a comprar el libro, ni todo el que compre el libro va a querer ver la app. Habrá público que solamente consuma un tipo de producto. Pero también habrá quien vea la app y piense que quiere regalar el libro, o alguien a quien el libro le encante y vea la app. Porque el nene se identifica con el personaje, y le va a gustar. Es una experiencia más. Pero si bien es la misma historia  son dos productos diferentes. Porque la experiencia es diferente. Este es un cuestionamiento constante: ¿cómo pones un libro ilustrado en digital? ¿Lo pasas a e-book? ¿La gente lo lee o no lo lee? Obviamente hay diferentes tipos de público. Si pienso un libro digital, y lo veo y se los leo a mis hijos, durante el día posiblemente les ponga una pantalla, pero antes de dormir, no. Seguramente iría a buscar un libro impreso, para que contraste esa diferencia. Creo que depende mucho de la educación de consumo que puedan tener los diferentes tipos de lectores. Si tengo que pensar en si compite o lo potencia, creo que  potenciaría la historia. Y al final, como lectores, la parte comercial nos interesa, tenemos que mirar números, ventas. Todos vivimos de esto, es una industria muy grande de las que vive mucha gente. Pero creo que, como editor, si eliges publicar un libro, un contenido, lo que realmente te interesa y te satisface es que sea leído, que esa historia se consuma, que esa historia no quede en el estante. Que la lea una y otra vez. Desde ese lugar, es una plataforma más. Creo que estoy muy lejos de tener mucho contenido gratis, o poder llegar a otros espacios que no sean solamente el del lector que tiene poder adquisitivo para comprar los libros de Ekeka, que son pensados como libro objeto, tienen una materialidad que no los hace los libros más económicos del mercado. Espero que algún día Ekeka pueda llegar a público que no necesariamente pueda comprar el libro, pero que sus historias puedan llegar y ser leídas. Porque creo que ese es el sueño de los editores, los autores y los ilustradores; que sus historias sean leídas. Que realmente se consuman, que alguien diga que se acuerda de tal personaje, o que creció con tal otro, o que alguien diga que se hizo ilustrador porque vio una ilustración y decidió que quería hacer eso con su vida. Eso es parte de mi objetivo, al menos, como editora.


MM: Bien. Es experimental, es polémico y es interesantísimo. Porque hay toda una discusión sobre si liberar los libros, si uno quiere y puede liberar los libros en las distintas plataformas, si compite, no compite o potencia. Por lo que escuché, vos si pudieras liberarías todas las historias. 


KME: No, no pasa porque si pudiera las liberaría, porque hay un mercado y hay toda una industria que vive del mercado editorial. Hay montones de familias que viven de esto desde el manuscrito: el escritor, el ilustrador, el que imprime, el distribuidor, la librería… Hay toda una industria, pasando por todo lo que hay en el medio, que vive de eso. No creo que se trate de que todo sea libre. Porque, ¿Qué pasa? Tú escuchas música en plataformas gratuitas y te pasan publicidad. Así se puede encontrar una forma de monetización. Si pagas una suscripción, te ponen publicidad. Si el artista  te gusta, vas al recital, lo pagas, porque crees que tiene un valor. En el libro, por lo menos en Latinoamérica, creo que como consumidores todavía no sabemos darles valor. Todavía no sabemos valorar el trabajo que tiene un libro. Sería muy difícil que todo fuera gratis. Leí en Facebook que alguien se había enojado porque un autor no quiso firmar unas fotocopias. Tienes que explicar que no quieres firmar unas fotocopias. Porque en el medio hay alguien que no está valorando el trabajo de la industria editorial. Creo que como sociedad nos falta muchísimo para que si el material es gratis  sea valorado a través de otras formas de monetización. Además,  como editorial, lo que yo tengo es una empresa que genera contenidos. Y tiene que funcionar como tal. Por otro lado, creo que como empresa de bienes culturales hasta cierto punto tenemos la responsabilidad de que esos bienes no solamente lleguen a quienes pueden adquirirlos económicamente. Ekeka todavía está muy lejos de logar llevar los libros a más personas sin que tengan que pagarlo. Pero creo que el camino debe ser por ahí. No quiere decir que deje de cobrar los libros, pero debe existir alguna forma de que la llegada de las historias no se limite a las personas que lo pueden pagar. Ya sea a través de lo digital, de promoción de la lectura, de las compras institucionales, que permiten que se llegue a otro público… Una compra institucional es externa. Mi sueño es, como editorial, tener la responsabilidad de poder llegar a esos lugares. No sé cómo todavía, no tengo la respuesta,  además, Ekeka es un bebé que apenas sabe gatear, y no puede alimentar a nadie más. Pero creo que con el tiempo, poder entrar en ese camino de descubrirlo puede ser interesante. A lo mejor me equivoco, porque no lo he aplicado. A lo mejor no hay forma, y la única es que entre más imprimas y más vendas, funciona y ya está. Y punto, esa es la fórmula. No lo sé… Ya veremos. 


MM: Está muy bien. El desafío es grande. Hay gente que ya será invitada, por ejemplo, Ediciones de la Terraza, tienen  la política y la ideología de liberar todo. Publican en papel y venden los libros pero además liberan, creo que todo. Y sostienen que eso potencia. Es una interesantísima polémica. Ya veremos cómo llegamos a eso. Quería preguntarte por los libros para primerísimos lectores que ustedes tienen. Están muy cuidados, tienen un formato bastante particular. Contanos cómo surge ese proyecto.

KME: Hablas de los de cartoné, ¿sí?


MM: Sí. 


KME: Cuando nace Ekeka, nace con la idea de un trabajo más colaborativo; de recibir
ideas y potenciarlas. Y uno de los grandes colaboradores de
Ekeka es Pablo Zamboni. Que es una excelente persona, pero además es una máquina de producir ideas. Produce y produce a un nivel al que yo no le puedo seguir el ritmo. Cuando empezamos nos parecía importante poder llegar a los más chiquitos; además, porque es un buen mercado. Porque los papás, por alguna razón compran, y ahí no les importa tanto el precio. Tenemos una colección que es Clasiquitos para aprender. Esto es, de los clásicos, Los tres cerditos, Pulgarcito y Caperucita. Está Caperucita y los colores; un libro muy sencillo, que es bilingüe con el objeto del que está aprendiendo. Es bilingüe en los colores. El césped es verde-green. Los otros son Los tres cerditos y las formas, y Pulgarcito y las letras.

Después está la otra colección que es muy interesante, son libros que están cortados por la mitad, y la idea es combinar las cabezas de los animales con los cuerpos. También son bilingües pero un poquito más complejos. El nene termina asociando por color, por figura, son nenes muy chiquitos, que todavía no saben leer, y esos libros les encantan. Se divierten, se ríen, les parece súper gracioso que la cebra tenga cabeza de cocodrilo. Y después van a poder usar la otra parte del libro, en la cabeza del animal está escrito en español, y la misma característica está en el cuerpo, en inglés.  Estos libros han tenido una muy buena acogida. También aquí en Dinamarca, en Estados Unidos, en Colombia los querían bastante, de hecho es donde más se han vendido. En esa colección empezamos con animales de la sabana, de la granja y del océano, y este año sacamos dinosaurios y bichos. Eso es lo que hay para los más pequeñitos. El siguiente libro, que también es para primeros lectores es
Santi no dormía. Que ya viene en un formato completamente diferente, pero tiene pictogramas. El degradé de ese libro es todo blanco y negro, y la idea es que las ilustraciones se mezclen con el texto. La idea es que no sea el dibujo profesional, sino un dibujo que un nene también puede hacer, entonces la idea de ese libro es la de ir llevando a los niños en una introducción a la lectura, con los pictogramas, que son un acompañamiento, tiene imprenta mayúscula también, y que jueguen con eso. Eso es lo que tenemos para los más chiquitos, que con el tiempo pueden leerlos sin que alguien se los esté leyendo. 


MM: Está muy bien; me abres varias líneas para hacerte preguntas. Primero, una cuestión de producción. Decidieron hacer estos libros en cartoné, con troquel o cortados al medio y anillados. El anillado, ¿no encarece mucho la producción? ¿Cómo lo manejan?

KME: Son libros de precio muy caro, y son muy caros de hacer. Hasta el momento todos nuestros libros han sido impresos en Argentina, pero este libro cartoné es muy costoso de hacer. De estos en particular, y ahora con la reimpresión,  hicimos una cantidad bastante alta para que fuera viable. Esa es la única forma que nosotros encontramos. Habíamos hecho un tiraje más pequeño del primero, porque no sabíamos si iba a funcionar o no. Ahora vamos con un tiraje mucho más alto, para que los costos nos den, para poder mantenerlos dentro de los precios del mercado. No son libros económicos en su producción. Tienen  mitades, cada mitad es de un color, cada libro tiene un color diferente, esos pequeños detalles… Creo que la vida es de detalles. Funcionalmente, el mismo libro anillado blanco, funcionaría, pero perdería ese toque, que es parte también de lo que yo quiero que caracterice a Ekeka. No quiere decir que todos nuestros libros tengan que ser costosos, pero que si decidiste hacer algo, lo hagas lo mejor posible. Que haya una razón de ser, de por qué lo haces de tal forma. Hasta el momento venimos bien con todos los detalles y la idea es que siga así. 

MM: Me parece que ahí donde estudiaste comunicación social, con énfasis en producción editorial, el énfasis lo hicieron bien. Enfatiza la producción, el porqué del anillado rojo o verde o blanco y la razón de ser. Me encantó eso.


KME: Yo estudié comunicación social con producción editorial y cuando veíamos clases de edición también había gente de la universidad que estaba en literatura, y veíamos todo en conjunto. Un mismo proyecto hecho por los de literatura era completamente distinto al de los de comunicación. Podía tener la misma bajada,  el mismo profesor, pero el resultado era diferente. Y creo que era así, porque cada uno venía con un background diferente. Entonces así tenemos un equipo; el diseñador ve las cosas de una forma, el autor de otra, el corrector de otra, el ilustrador de otra, yo las veo de otra. Y cuando pones todos esos ingredientes en la olla, te sale la sopa más rica. Así que en la parte visual la diseñadora es súper importante, y para mí es súper importante el criterio de ella, su opinión. 



MM: Una de las cosas que dijiste es el tema del mercado. Libros que tienen como canal la librería. Son los papás o los tíos recientes los que van felices a comprar libros, que por ahí son caros pero es el libro para el hijo, para el sobrino, y da gusto comprarlo. Pero no hay posibilidad de masividad, no hay llegada a la escuela, salvo que te compre el Estado. Las tiradas son pequeñas y eso encarece mucho el costo por unidad. ¿Ustedes cómo distribuyen? ¿Hacen una distribución personal? ¿Trabajan con distribuidoras grandes? 


KME: Ekeka nace para ubicarse como una editorial latinoamericana, en Argentina. Yo soy colombiana, y de hecho, las ekekas son del altiplano boliviano y peruano. Y si bien el mercado argentino es algo que por supuesto queremos, tenemos la idea de que con el tiempo haya un énfasis importante de venta en el exterior. En Argentina hemos trabajado con grandes distribuidores, y este año seguimos trabajando con ellos y también estamos trabajando con librerías. La idea es poder generar una relación más cercana con las librerías. La relación de los distribuidores con Ekeka es cercana. Siempre buscan que haya una opinión, que haya un trabajo en conjunto. Si bien los distribuidores son  necesarios, hay librerías con las que podemos trabajar de manera mucho más cercana. Entonces este año empezamos a ampliar nuestra cartera de clientes, con las librerías, y seguimos con los distribuidores, eso en la Argentina. Y a nivel exterior, aquí en Copenhague hay una librería, Cervantes, que tiene un énfasis en el español y el portugués, (es de un argentino y un brasilero), y ahí han funcionado muy bien. Y de hecho, todos los  meses se vende al menos un libro de cartoné. Y de los otros es algo más variado. Tenemos distribuidor en España, en Estados Unidos, y en este momento el reto es cómo hacer que los libros lleguen a las librerías. Porque el distribuidor te dice que lo tiene, y que cuando la librería se lo pida, lo lleva. Cómo hacer que la librería se lo pida. Sabemos que si alguien pide un libro en Bilbao o en Palma de Mallorca, a las veinticuatro horas está. Y está bien. Pero tenemos que lograr que la librería lo exponga, para que el lector que no lo conoce lo pueda tener. Tanto con España como con Estados Unidos estamos en esos procesos, de trabajar más de la mano con los distribuidores, ver qué acciones de marketing se pueden hacer, ver cómo llegar al librero y tener un contacto más cercano, O si definitivamente la demanda se tiene que generar desde el lector. Y con el tiempo los libreros irán conociendo nuestro catálogo, y lo querrán adquirir. Afuera tenemos ese reto. En Colombia estábamos en tres librerías el año pasado, algo mucho más cercano, y a partir de este año ya trabajamos con una distribuidora de libros nacional. que es la Asociación de Librerías Independientes, y allí creo que el trabajo va a ser más bien conjunto. Al no ser algo pequeño que viene con un monstruo, sino algo pequeñito que llega con algo mediano vamos a estar más parejos. El mes pasado tuvimos una venta en México, en la librería Carlos Fuentes, en Guadalajara; fue la primera venta del catálogo. Espero que compren más, los libros les encantan. Igual que los libros para súper pequeñitos. Les encantan. 


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