Katherine Martínez Enciso: “La primera lectura que hago es como lectora en un sofá. Si el texto me conmueve define si va o no va”

En esta segunda parte de la entrevista seguimos conversando con Katherine, la joven editora de la aún más joven editorial Ekeka, acerca de variadísimos temas: la relación con las bibliotecas de la CONABIP, la experiencia en la Feria del Libro de Buenos Aires, la forma de trabajo a la hora de encarar un nuevo proyecto y, entre otras cosas, de la enorme alegría y la emoción de recibir un Destacado de ALIJA con el libro Historias desde casa, cuando, como dice Katty, la editorial recién está empezando a gatear.

Mario Méndez: Acá pregunta Debby, colaboradora permanente de la biblioteca Sudestada, si tienen alguna experiencia de trabajo con bibliotecas populares. 


Katherine Martínez Enciso: Todavía no. Durante la Feria fuimos parte de la CONABIP, se distribuyó el catálogo, se mandaron correos, y hubo gente que llegó a Ekeka y que compró los libros. Y hubo otra que cuando llegó decía que los libros eran muy lindos, pero se habían gastado toda la plata. Será el próximo año, no hay problema. En ese momento charlé con unas bibliotecarias de la Provincia de Buenos Aires, que manejaban varias bibliotecas y les parecía interesante poder trabajar algo en conjunto. Ver si pueden hacerse encuentros con autores, ir trabajando desde ese lugar, que es un lugar de promoción infinita que son las bibliotecas. Todavía no tengo esa experiencia; el deseo está y el acercamiento con las bibliotecas populares, hasta el momento, ha sido solo ese. 


MM: Ahí te pide Debby en el chat que le pases tu mail. 


KME: Dale que sí. 


MM: En los libros de cartoné hay un gran trabajo en conjunto con los diseñadores. La parte de contenidos, porque vos no sos maestra para niños, no estás especializada, que yo sepa, en primeros lectores. ¿De dónde salen los contenidos, la decisión de enseñar los colores, las formas? ¿Cómo trabajás eso? ¿Cuál es la asesoría? ¿Tenés una profesora que trabaja con vos? ¿Cómo es? 


KME: No. Es parte de mi trabajo. La correctora de Ekeka estudió Letras en la U.B.A. y cualquier cosa, siempre recurro a ella. En cuanto a los contenidos específicos de estos libros, lo mío es intuitivo. Esta respuesta puede estar jugando en mi contra, pero mentiría si digo que tengo la asesoría de un docente. Muchos de los autores son docentes. Por ejemplo, Santi no dormía, es un libro con pictogramas para primeros lectores, y su autora es Patricia Iglesias Torres, que tiene amplia experiencia como maestra jardinera, como capacitadora de maestras, pero hasta el momento no le pedí una asesoría específica. 


MM: ¿Ella te ofreció el libro o vos se lo pediste?


KME: Santi… específicamente, yo se lo pedí. Ella había llegado con una novela, Bicis en la vía. Ahí la conocí y empezamos a trabajar. Luego hicimos Amoté, que es un libro de poemas. Ella había publicado Santi… en un pequeño sello que había hecho un tiraje pequeño. Santi no dormía ¡con tanta tecnología! Yo tengo un primo que se llama Santi, chiquito, de cuatro años, y quiere estar con el celular todo el tiempo, y me pareció perfecto para él. Trajo el libro a Ekeka, hicimos unas cosas de edición, (siempre, aunque un proyecto llegue terminado a Ekeka hay una revisión). Si está perfecto y no le hace falta nada, ya está. Pero no se da por sentado, porque cada cual está viendo el proyecto desde un lugar diferente. Entonces vino Santi no dormía, se revisó, se hicieron unos cambios muy chiquitos, un trabajo con el diseño y ya. Con los chiquitos, por ejemplo, el de los animales, Zamboni propuso los textos. Los reviso yo, los revisa Vanesa, antes de la corrección, y si hay que tocar algo de edición también me lo consulta. Y con los Clasiquitos, si hablamos de cuentos clásicos, y queremos enseñar algo, vamos a cosas más clásicas: las formas, los colores, empezar a reconocer algunas letras, y eso es todo.



MM: Bien, vamos a salir entonces de las colecciones para primerísimos lectores. Te atreviste también con la literatura juvenil. Tres son multitud, de Ezequiel Dellutri. Ese libro es una novela juvenil que tuve oportunidad de leer cuando fui jurado del concurso Barco de vapor, de SM; y era candidatazo a ganar, y una de las razones por las que no ganó fue porque era juvenil y el concurso era para literatura infantil. Entonces se nos iba de la edad. Ezequiel Dellutri, gran escritor, con poca obra publicada todavía, pero creo que va a publicar mucho porque es muy bueno.

KME: Escribe muy bien. 


MM: Y es una novela difícil, jugada con la temática. Ya vender los libros juveniles está difícil. Las editoriales grandes les sacan el cuerpo. Cada vez se publica menos juvenil y más para chicos pequeños. Es una edición cuidada, con ilustraciones color, que lo hacen más caro. ¿Cómo hacemos para que Tres son multitud llegue a los lectores? Es una gran novela. Ya les digo, leí el manuscrito, y me pareció (nos pareció, al jurado), que era candidata, porque es buenísima, y no pasó porque era para jóvenes. ¿Cómo están haciendo?


KME: Obviamente, está en las librerías. Creo que aquí es súper importante reconocer el trabajo que hacen los autores, que tienen que ir al público escolar. Ezequiel Dellutri es un gran promotor de sus libros. Creo que eso es importante también, y en alguien como Dellutri, que para mí va a llegar a ser un autor de culto (leí otra novela de él, para adultos), entonces, una vez que hayas leído algo de él, siempre vas a querer avanzar. Tiene un estilo muy particular. El año pasado fue mucho más difícil de mover, este año la novela se está moviendo mucho. Y creo que en la parte juvenil, una vez que tiene una cantidad de lectores, de seguidores, digamos, lo buscan. La edición es súper linda, y creo que eso también llama la atención. Para la literatura juvenil, he comprobado que el escenario en donde hay que moverse sigue siendo la escuela. Y tengo la convicción de que porque se abra a la escuela no tiene que ser una edición que no sea muy cuidada. Que la sociedad valore el trabajo editorial pasa también por sacar esas ediciones cuidadas. Creo que para las novelas el escenario sigue siendo la escuela, tanto para Tres son multitud como para la colección Taboo


MM: Son muy cuidadas, realmente; tiene un troquel en la solapa para que sea señalador, ilustraciones en color, que es muy raro en una novela juvenil, el papel es de muy buena calidad, es una maravilla. ¿Y podés venderlo a precio de mercado o está un poquito más arriba? Si comparamos con Zona Libre, o la Serie Roja de Loqueleo


KME: Este libro está a 1900 en este momento, y subimos precios en agosto. En la Feria se vendió a 1500. No creo que sea costoso. 


MM: Lo que pasa es que el margen con el que se quedan achica bastante. 


KME: Sí; la estrategia con este libro, fue lograr una cantidad importante el primer año, que pudiera generar un catálogo que fuera atractivo, para poder escalar ese paso más rápidamente. Ya si tiene dos títulos vas a llegar al mercado, pero va a ser poco probable que los distribuidores te miren. Tienes que llegar librería por librería. O las cadenas. Se hace mucho más difícil, por eso la primera estrategia fue ir con tirajes pequeños. Como una pequeña apuesta. Cada libro, para mí, es una pequeña apuesta que hacemos en conjunto. Tanto de los autores para la editorial, como de la editorial al territorio. Obviamente, para la primera edición, hay costos adicionales para generar el libro, pero a partir de ahí si al libro le va bien los autores pueden ir viendo un incremento. Y si se vende más, a la editorial también le va bien. Nosotros estamos haciendo tirajes, de todos los libros, de mil ejemplares. De este libro hicimos dos mil. En se momento la imprenta nos pasó un presupuesto buenísimo. Pero siempre la primera edición ha sido de mil ejemplares. Por llegar a tener un catálogo mayor y por cuestiones contractuales. En este momento hay tres libros que no son LIJ. Es un catálogo total de veintidós. Y si tomamos como contenido la aplicación de Gran Personita, veintitrés. 

MM: Es una enorme cantidad para menos de dos años de existencia. Es un bebé que se largó a caminar antes de gatear, me parece. Acá dice Debby que lo de la materialidad del libro y lo de buscar belleza se ve también en Amoté. Y ya que hoy no está Sebastián, pero está Debby, que fue la coordinadora del jurado de los premios Destacados de ALIJA, me gustaría que nos digas qué significó obtener el premio Destacado por la antología de cuentos Historias desde casa. Si fue una sorpresa…


KME: Casi me muero. Fue una súper sorpresa. Por supuesto, cada vez que presentas un libro a cualquier premio o convocatoria, tienes la esperanza de que algo suceda. Porque si no, ni los presentas. Si no crees en lo que estás haciendo, si no tienes la confianza… Pero realmente no lo esperaba, o sea que fue una súper sorpresa. Porque a mí, Historias desde casa me había dado todo lo que me podía dar. Todos los autores trabajaron ad honorem, y lo que se vendió el primer año se donó a la Red del Bancos de Alimentos de la Argentina. Esa era la forma de poder contribuir desde lo que hacíamos. Desde lo económico. Después, durante el proyecto, incluyendo mi propia experiencia fue terapéutico en plena pandemia. Fue lo que mantuvo a flote ese primer mes de absoluto desierto. Y la respuesta de la gente. Cada historia estaba en línea durante veinticuatro horas. Hubo un cuento que en ese tiempo tuvo más de mil cuatrocientas lecturas. Era increíble que pasara eso, ¿Quién iba a trabajar gratis? Y es que no trabajaban para mí, estábamos trabajando para algo en común, que es diferente. Y en su momento los autores que participaron no esperaban que pasara de ahí. Yo había prometido que se iba a hacer en cuarenta días, y entonces rogaba que la pandemia no se acabara, porque tenía esos cuarenta días para sacar el libro. El primer cuento del libro es del 30 de marzo. Fue recién a comienzos de la pandemia. Salieron notas en todos los diarios de la Argentina, en La Vanguardia, de Barcelona, en una radio de Colombia… Si las editoriales no podían vender, por lo menos que se siguiera hablando de las editoriales. Y también queríamos venderle al Estado. Y efectivamente, en un momento el Estado estuvo interesado. Que llegara el premio era algo más grande de lo que había soñado. Fue magnífico. Y llegó en un momento de movimiento interno en la editorial en el que yo me preguntaba si estaba bien lo que estaba haciendo, estaba en el stand de la Feria y me acuerdo de que llegó el 26 de abril. Andrea Braverman me mandó una foto y yo no lo podía creer. Súper feliz. “Vamos adelante, vamos un poquito más”. Para los autores también fue muy emocionante, porque no se estaba esperando nada. El objetivo de la obra ya estaba logrado. Recibir más estaba muy bien. Fue más grande de lo que ni siquiera soñé. Y lo que significaba que el primer año Ekeka ya tuviera un premio. Fue lindo. 


MM: Acá estamos tres participantes de ALIJA; Gloria, Debby y yo y nos es muy satisfactorio ver esta alegría en los editores cuando reciben un Destacado. Para nosotros es también un premio. Ya que no lo tenemos a Sebas, que era del jurado, pero está Debby, que fue la coordinadora, a ver unas palabras de la historia, “desde casa”…


Deborah Telias: la verdad es que el libro sorprendió; la forma de entrelazar las historias, la voz de cada una y de cada uno de los autores, y de cada ilustrador… la verdad, un premio merecidísimo. Un placer. Fue bastante unánime, porque la verdad es que es un libro increíble. Cómo se entrelazan tantas voces, cómo se van cruzando las historias… precioso. De esos libros que dan la sensación de refugio, de esperanza. Las historias se van entrelazando como en la vida. Me parece que esa es una de las cosas más logradas del libro. En la diferencia de voces escritoras y de plumas ilustradoras. Qué lástima que hoy no está Sebas. 


Gloria Candioti: Comento una anécdota que tengo. Cuando salieron los premios yo ni me acordaba que este era para antologías. Entonces me acerco al stand, me presento, charlo con Kathy sobre ese libro. Me contó todo esto. Lo del Banco de Alimentos, todo. Y yo salí pensando que había ganado Labor Editorial. Después me acordé de que había ganado como antología. La verdad es que te merecés el premio a Labor Editorial también. Me impresionó mucho todo el trabajo de construcción de este libro. Además de que es precioso, por supuesto. Fue una muy linda carta de presentación de la editorial. 


KME: La verdad es que fue maravilloso. Cuando Deborah decía lo del refugio… Eso fue Cuentos desde casa para todos los que participamos. Fuimos treinta y seis personas participando desde casa, había algunos que entraban, hacían su participación y salían. Escribían o ilustraban y ya estaba. Todavía hay dos grupos de whatsapp, uno de escritores y otro de ilustradores, y todo lo que pasa aparece ahí. Hay una comunicación constante. Hablo desde lo personal y de algo que a muchos les pasó, que fue tener algo para poder levantarte. Porque después vino que podían seguir con sus trabajos, con sus proyectos. Pero en el primer mes, los docentes estaban desbordados y, de hecho, el noveno cuento, “Tareas”, habla sobre eso. Y genera una simpatía súper grande. Pero en el principio, eran como unas “vacaciones inciertas”. Con miedo, sin saber qué iba a pasar, todo el mundo encerrado… El participar, el hacer, en mí despertó eso que soñaba cuando estaba en la universidad. “Yo quiero ser editora por esto”. Esa curiosidad, ese anhelo de poder hacer las cosas de forma diferente, o de la misma forma, pero poder hacer las cosas que yo quiero. Tuvimos una reunión de autores y una de ilustradores, por zoom. Y en el de autores se habló de la cantidad de caracteres, de si tenía que ser específico… Y la única directriz era que todas las historias tenían que estar contadas dentro de la casa. Y que se den en una cuadra de un barrio para que puedan tener continuidad. Y creo que fue súper importante que cada uno pudo escribir lo que realmente le nacía desde el lugar en el que estaba, manteniendo su estilo. Hay de todo. “La rebelión de las palomas” es un cuento completamente anárquico. “Pajaritos” es un cuento mucho más nostálgico. Creo que cada uno pudo tener su voz desde su lugar. Los ilustradores también pudieron hacer su propia lectura. Cada autor tenía tres días para escribir, porque era lo que tardaba en publicarse el siguiente cuento. Y el ilustrador tenía tres días para la primera viñeta. Para lo que se publicaba con el cuento y se ponía en línea. Después, el ilustrador ya tenía el resto del tiempo para llegar a los treinta y tantos días para hacer la página entera. Los últimos ilustradores tuvieron menos tiempo. También la tapa es una genialidad. 



DT: La tapa es increíble. Es una belleza impresionante. Amoté, también tiene una tapa hermosa. Porque además, el formato, la materialidad del libro, eso que vos decías al principio, Katherine. Sin analizarlo podría haber sido, pero no era lo mismo. Con este libro es lo mismo; tiene un formato que es un poco más chico que otros. No soy editora, así que pido disculpas si mi vocabulario no es el más adecuado. Es un libro un poco más chico, pero es súper amigable. Es adorable, es tapa dura, con una encuadernación particular, que realmente lo hace bellísimo. 


KME: En la tapa conviven diez estilos de ilustración completamente diferentes. 


DT: Eso conserva y refresca el espíritu del libro. Son ventanas de gentes distintas, de cuentos distintos que vamos a encontrar adentro, me parece una maravilla esa tapa. 


KME: Sí, con los ilustradores trabajamos con una permanente ida y vuelta; con los escritores, le correspondían tres días a cada uno, también era una ida y vuelta, pero de un trabajo más particular, más específico. Obviamente la tapa no se definió el primer día; también se trabajó. Este libro para mí es un hijo. Todos los libros son súper importantes para mí, cada libro es importante cuando sale, pero éste en particular siento que me abrió muchas puertas. En mi relación con los autores. Con el noventa por ciento de los autores que participaron yo ya tenía una relación, pero creo que generó otro tipo de confianza de mi trabajo, desde mi mirada personal hasta mi mirada profesional. Un poco la pregunta que me hacías hace un rato, Mario, sobre que no soy docente ni estudié Letras. Soy comunicadora social, y pienso más en un producto. En Argentina, además, es muy fuerte el ser docente, el ser de Literatura… Desde ahí viene, por lo menos en la LIJ. Entonces, siempre en el fondo de mí está ese temor, porque yo no lo soy. Hoy, a mí no me interesa corregir un texto perfecto, porque para eso está quien sabe corregir un texto. Cada quien en su lugar. Creo que gran parte de mi alegría es la de poder unir esos talentos, esos saberes, y hacer que conjuguen. Es así como se trabajan los proyectos en Ekeka. El poder coordinar esos tiempos, el poder mediar entre egos también, que no siempre es tarea fácil; el poder tener un punto medio. Creo que gran parte de mi talento como editora es ese. Yo soy quién lee los textos, quién decide si va o no va, pero la primera lectura que hago es siempre como lectora en un sofá, que es la primera vez que leo un texto. Si el texto me conmueve está perfecto. Aunque haya mucho que trabajar. Pero eso es lo que me despierta si un texto va o no. Historias desde casa para mí fue un punto de partida en lo que hoy es Ekeka. A pesar de que no nació en Ekeka, fue el punto de partida para generarla.


MM: Qué bueno. Todo muy bello. Kathy, es la una y media de la mañana en Dinamarca. Dos palabras más y te dejamos libre. ¿Proyectos en marcha?


KME: Muchos. Vienen unos cuentos en dos libros tapa dura, muy hermosos. Uno es de Sol Silvestre, se llama Justo al revés, y es precioso; habla sobre el autismo. El protagonista es un niño con Asperger. Súper lindo. Con ilustraciones de Nadia Romero Marchesini. Viene otro que se llama Bebé Caracol, texto de Andrea Braverman, que está en primeros lectores. También tapa dura con ilustraciones de Ana Castelli. Precioso. Unas ilustraciones divinas, muchas texturas, muy buen libro. Viene un libro de cuentos más, que sería como el primero que tengamos de ese nivel lector, que es de Ana Ballesteros, se llama Un amor en otro idioma y son tres cuentos que rompen bastante el paradigma de los cuentos de princesas. Trae lindas sorpresas tratando de romper ciertos estereotipos. No quiero spoilear mucho, pero eso es lo lindo. Va a ser un libro para segundo ciclo. Mucho color, una apuesta diferente desde la ilustración en ese libro. Vienen unos cuentos para secundaria, Fuera de juego, de Mario Méndez, Sebastián Vargas y Mariana Furiasse. Ese libro también es una apuesta desde el objeto. Y desde la interacción con el objeto. Hay un libro de rimas que va a salir, para un segundo ciclo, de Walter Poser, con ilustraciones de Damián Zain. Y hay tres libros, que son una pequeña colección, del mismo formato de Santi no dormía, pero que son doble cara, por un lado traen un cuento y por el otro es una parte más didáctica. Se habla del agua, residuos y energía. El del agua habla de un nene que juega a ser pirata y del otro lado los tips, de dónde viene el agua… Esos son para pequeñitos, también. Son de Pablo Zamboni. Esos son los que están ahí, en la puerta del horno. Y hay un montón más. Viene una autora colombiana, también estamos trabajando con una filósofa chilena, para hacer un libro para chiquititos que hable más desde la pregunta. Para que los nenes empiecen a interactuar desde la pregunta y la respuesta. Eso es lo de LIJ. Después hay un par de novelas que son más para adultos, una de Dellutri, una de Andrea Braverman, hay un libro de cocina, en Ekeka. También es parte de mí eso, como que tiene que estar. Hay producción para rato. 


MM: Ekeka es femenino, y está bien y hay una lógica en el nombre, pero a mí toda esta producción me hace acordar al ekeko, cargado de bolsas y de cosas encima. 


KME: Es que viene de ahí. Lo que pasa es que el ekeko trae cosas, pero la ekeka es la que más carga y se pone esa bolsa gigante atrás. El ekeko es prosperidad, es abundancia, pero siempre es a partir del alcohol, del cigarrillo. Bárbaro, yo también me tomo un vino de vez en cuando. Pero la ekeka viene de otro lugar, de una conexión con la Pachamama, el trabajo, la abundancia, el amor, la fraternidad, la maternidad. Pero el nombre viene de ahí, y de la idea de cargar su casa a cuestas. Y con todos los proyectos. 


MM: Espectacular, Kathy. Felicitaciones. Le hacen honor a la ekeka llevando cosas; en el caso de ustedes, proyectos y libros y otras cuestiones. Juegos y apps y hasta una taza, en la que estoy tomando agua, y me la regaló Kathy. Gracias. Te dejamos ir a dormir, que allá van a ser como las dos de la mañana. Qué maravilla esta conexión internacional, con una editora colombiana de una editorial argentina, que en este momento tiene una sede en Europa. Un abrazo, y gracias. 


KME: Muchas gracias a ustedes por la invitación. Fue un placer.


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