Toda escritura (y lectura) es migración

En esta profunda reseña de El país de Juan, de la escritora cordobesa María Teresa Andruetto y el ilustrador uruguayo Matías Acosta, Adriana Grosso señala, pone en tensión, como lo hacen los autores, las migraciones y las situaciones políticas, sociales y económicas que se vivieron, se viven y al parecer, lamentablemente, seguiremos viviendo en este, nuestro país de tantos Juanes, de tantas Anarinas.


Por Adriana Grosso*


Villa Cartón está donde está desde que el mundo es mundo. Nadie sabe quién le dio ese nombre ni tampoco cuándo, pero hace mucho que se pusieron las primeras chapas y los primeros cartones...

A Villa Cartón llega, buscando trabajo, la familia de Juan. Viene del norte empobrecido por "la sequía, los gobiernos y los ladrones de ganado". 

A Villa Cartón también van a parar Anarina y su madre. Como tantos que pierden sus casas en los barrios de la ciudad y sus trabajos por "los ladrones de fábricas, los vendavales y los cambios de gobierno".

Unos y otros se instalan allí con poco, casi con lo puesto: saberes aprendidos de los abuelos, algunas canciones y el sueño de una vida mejor. Han tenido que viajar, trasladarse ...migrar. Dejar atrás y llevar consigo, olvidar y aprender. En ese proceso, Anarina y Juan se conocen, crecen, se enamoran. Y luchan, sufren, tejen otra vida para ellos y más.

La novela, breve, presenta a Juan en un país sin nombre (o mejor dicho con el suyo), pero con geografía y habitantes que son los de muchos países de nuestra región; países con una historia común de migraciones internas, al menos desde la primera mitad del siglo XX hasta estos días. El epígrafe del brasilero Joao Cabral al comienzo del relato y las canciones del folklore hispanoamericano presentes en el texto refuerzan ese sentido de patria grande.

En la edición de Sudamericana, la ilustración de Matías Acosta suma belleza a esos paisajes: trae en tonos pasteles la tierra del norte y sus cielos azules, recrea la Villa con collage de cartones, estalla en color con el tejido ancestral de espera y esperanza de Anarina y Juan.   

Y así como los personajes migran, cruzan espacios, María Teresa Andruetto cruza las fronteras de las convenciones más transitadas para llegar a otro lugar, uno nuevo, que le presenta desafíos a ella, como autora, y a nosotros, los lectores. Porque "(...) toda escritura (y toda lectura) es migración, va hacia un habla que jamás le será dada. De esa pérdida se forma el escribir. Falta y no otra cosa es lo que tenemos al comienzo de cada proyecto. Se escribe (y se lee) porque no se sabe, no se comprende”. (1)

En El país de Juan se cruzan, se entrecruzan, la novela y la poesía. No solo por la incorporación de canciones tradicionales y otras de autor, que de tan cantadas se vuelven de todos (Las penas y las vaquitas/ se van por la misma senda./ Las penas son de nosotros..),  sino por el ritmo de la prosa y la estructura del relato tejidos con repeticiones y simetrías, metáforas y símbolos. Esto no excluye el uso de frase comunes que, en el contexto, suman connotaciones. Un ejemplo, el comentario del vendedor acerca del reloj que Juan compra con esfuerzo ("Estos sí que aguantan golpes"), ¿no puede aplicarse al protagonista y a otros como él?

Otro cruce son los temas "difíciles", poco habituales en la literatura destinada a la infancia y adolescencia: la pobreza y sus diversas causas, la exclusión, las luchas sociales y la represión, encarnada esta última en "Los Hombres Violentos, en unos autos verdes".  Y lo hace con recursos de los cuentos maravillosos populares, sus personajes arquetípicos y peripecias. Porque seguimos necesitando, los chicos y los grandes, que nos cuenten que se pueden atravesar pruebas y desgracias sin perder la esperanza. Juan y Anarina, una de las mil caras del héroe.                        

 

*Adriana Grosso 

Nació en la ciudad de Buenos Aires (1960) pero vivió siempre en el conurbano bonaerense. Profesora en Letras (UBA), tallerista y coordinadora de talleres literarios para adultos, ejerció en instituciones de Nivel Medio y Superior. Descubrió con felicidad la LIJ en la Especialización cursada en la UNSAM.


1- Andruetto, M. T. (2009) Hacia una literatura sin adjetivos. Córdoba, Comunicarte.


Las expresiones entre los paréntesis en la cita son mías.





El país de Juan

María Teresa Andruetto. Ilustraciones de Matías Acosta.

Sudamericana, 2003.

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