Veinte años de la muerte de Marcelo Berbel

El domingo 9 de abril se cumplieron veinte años de la muerte del poeta y folklorista neuquino Marcelo Berbel. Fue uno de los poetas patagónicos más importantes de su generación. Compuso el himno de su provincia, y fue autor de obras importantes del cancionero argentino, grabadas, entre otros, por José Larralde y Jorge Cafrune, como "La pasto verde", o la bellísima, "Piñonero". Lo recordamos con algunos de sus poemas y con dos de las versiones musicalizadas.





Amutuy

Ahí están festejando
la conquista de ayer
con mi propia bandera
me robaron la fe
los del Remintóng antes
y sus leyes después.

Pisotearon mis credos
y mi forma de ser
me impusieron cultura
y este idioma también
lo que no me impusieron
fue el color de la piel.

Amutuy, Soledad,
que mi hermano me
arrincona, sin piedad
vámonos que el alambre
y el fiscal pueden más, Amutuy,
sin mendigar.

Ahí están festejando
los del sable y la cruz
como me despojaron
sin ninguna razón
sometiendo a mi raza
en el nombre de Dios.

Con qué ley me juzgaron
por culpable de qué
de ser libre en mi tierra
o ser indio tal vez,
qué conquista festejan
que no puedo entender.

***

Yo conozco un cementerio cuyos muertos
son árboles nomás petrificados
y son tantos que ayer eran un bosque
tal vez de un verde extraño acabado.
Pobre bosque dormido en el silencio
con los brazos de piedra desolados
ahí están siempre de pie como lo eterno
los árboles sin vida del pasado.

Ellos fueron sepultándose aún con vida,
fueron su propia cruz después de muertos
y había trino de pájaros y nidos
cuando cayó la flor pues llegó el viento
Tal vez vivían en siempre primavera
y así los sorprendió el primer invierno
La savia vegetal se volvió roca
y sus formas, estatuas de silencio.

En las noches de luna voy al bosque
por entrar en un mundo que se ha ido.
un momento nomás en esos años
por el fondo sideral de los olvidos.
Que tremenda tristeza sin paisaje
la sombra de un paisaje ya perdido
sobre el páramo silente del desierto
misterioso, nocturno y dolorido.

Sin embargo pese a toda esa tristeza
me gusta recorrer el viejo tiempo
y andar tras de la luna reflejada
la distancia infinita de otro cielo
pues allí por escuchar desde la piedra
melodías que yo tan solo siento
le hice música a tantas soledades
que ha llenado de música el silencio.

***

Una punta de flecha hallé una tarde
semi oculta perdida en la maleza
clavada en una herida que ella abriera
en el pecho desierto de la tierra.
Era aguda, era hermosa y cristalina
astilla trabajada de la piedra
tal vez su material vino a este mundo
en el raudo meteoro de una estrella.
Yo alcé como flor de otros veranos
su forma corazón, blanca y perfecta.

El arco que impulsaba su destino
hace mucho la dejó sola e inerte
con el mudo misterio de su hechura
y el antiguo secreto de su suerte
vi en el tiempo la mano creadora
que forjó su ángulo grave y reluciente
y la vi como ayer, surcando el aire
con el silbo de su andar frío y silente.
Y pensé en la trayectoria y la distancia
pequeña mensajera de la muerte.

Así se me ocurrió que en algún tiempo
de ese mismo lugar y por la tarde,
otro ser como yo miraba el cielo,
y el sol del horizonte que arde y arde.
sentí como que hablaban los silencios,
y la vaga sensación de estar con alguien,
y no se porque razón deje la flecha
en el mismo lugar que estaba antes.
Más primero la apreté fuerte en el puño
Y cien siglos se clavaron en mi sangre


https://www.youtube.com/watch?v=_y4IVAp60UU




Piñonero

Piñonero de Moquehue, vengo al pueblo
Cuántas leguas pa' llegar a Aluminé
Con mi carga que no es mucha y vale poco
Piñonero de la tierra del pehuén


Enchiguada mi carguera cerro abajo
Yo, en ojotas, tranco a tranco, y a la par
Por tabaco, yerba, sal, y alguna pilcha
Por seguir gastando vida, o por durar


Piñón, fruto de otoño
Mi instinto me llevó a vivir de ti
Volviendo con tu sueño de madera
El mundo que quisiera para mí
Guárdame en el rescoldo de tus siglos
Yo sé que muerto allí, no he de morir


En el hueco de un pehuén hice mi ruca
Que en invierno sin aurora, nieva ya
Y pretendo con tu savia aunar mi sangre
Y en el fruto piñonero regresar


Cuando el lago no me vea por la senda
Cuando nunca más me llegue a Aluminé
Yo estaré cerca de Dios y en el follaje
Por el vientre de mi ruca volveré


Piñonero, de Moquehue vuelvo al pueblo
Cuántas leguas pa' llegar a Aluminé
Con mi carga, que no es mucha y vale poco
Piñonero de la tierra del pehuén


Enchiguada mi carguera, cerro abajo
Yo en ojotas, tranco a tranco, y a la par
Por tabaco, yerba, sal y alguna pilcha
Por seguir gastando vida o por durar

Por seguir gastando vida

O por durar



Comentarios

Entradas más populares de este blog

El crimen casi perfecto, de Roberto Arlt, Ilustrado por Decur

La lectura del tiempo

"El libro", un cuento breve de Sylvia Iparraguirre