El misterio de la reina coja. Una introducción caprichosa a los Cuentos y Leyendas de la Argentina de Berta Vidal de Battini

En Libro de arena cerramos este mes, que hemos dedicado  al cuento, con una nota que Juan Martín Tapia le hizo llegar a nuestra compañera Diana Tarnofky, y que se refiere al enorme trabajo de recopilación de cuentos populares hecho  por Berta Vidal de Battini.

Por Juan Martín Tapia*


El misterio de la reina coja 

Una introducción caprichosa a los Cuentos y Leyendas de la Argentina de Berta Vidal de Battini 

 

I. 

La cordillera de los Andes es el accidente geográfico más importante de nuestro continente. Imaginen por un momento que van a cometer la irresponsabilidad de escribir una Introducción a la Cordillera de los Andes para un grupo de lectores que, suponemos, la ignoran o apenas la han sentido nombrar alguna vez. ¿Cómo debería ser ese texto? ¿Cuál es la mejor manera de exponer tantas toneladas de piedra y hielo? 

La ciencia retórica nos propondría seguir el camino del orden y la jerarquía de saberes. Allí, la geología, la geografía, la historia e incluso la mitología serían buenas guías. Si no caemos en la precipitación podríamos lograr una exposición sobria y satisfactoria, un texto breve pero a la altura de la definición que dimos al comienzo: “el accidente geográfico más importante del continente”. Pondríamos solo información relevante, nada de detalles. Por ejemplo, podriamos decir que en la cordillera se encuentra el punto más alto de América, el Aconcagua; pero no es necesario decir que un día en la falda de ese monte un turista perdió un guante. Probablemente hablemos del altiplano, del imperio Inca y de la extensa frontera entre Chile y Argentina; pero no creo que hagamos mención a un pastor que duerme la siesta en el cerro Las tórtolas, ni a un perro que le ladra a una moto en Cúcuta,  ni a una flor pisada por un guanaco en la falda del volcán Chachani. Todo esto ocurre también en la cordillera pero son detalles, caprichos y accidentes que poco modifican la sustancia de lo que queremos describir.   

 

Hoy tengo que escribir un texto para presentar los Cuentos y Leyendas Populares de la Argentina, una gran recopilación de narrativa popular nacional llevada adelante por la investigadora Berta Vidal de Battini entre los años 50 y 80. No exagero si digo que es una literatura es tan importante como la cordillera de los Andes. Los manuales de retórica me sugeriría enfatizar esto al comienzo con una definición contundente: 

 “Los diez tomos que componen la antología de Berta Vidal de Battini son un tesoro inmensamente rico y extrañamente olvidado, uno de los recursos culturales y espirituales más importantes de nuestra nación.” 

 

Ese sería un buen comienzo para mi Introducción a los Cuentos y Leyendas Populares de la Argentina. A continuación intentaría respaldar mis adjetivos con algunos datos contundentes que le permitan al lector tomar dimensión de la obra:  

  

  • Son más de tres mil relatos recopilados y catalogados según un índice internacional que los agrupa en tipos y familias que nos permite buscar y comparar cuentos con cualquier otra antología similar hecha alrededor del mundo. 
  • Los informantes de Berta (aquellos que le contaron los cuentos) fueron niños, campesinas, ancianos y  mujeres pobres del interior de nuestro país. Voces históricamente acalladas y ausentes en la cultura escrita que abundan en estas páginas. 
  • La obra tiene mapas que nos permiten ubicar qué tipos de cuentos se narran en cada región del país. 
  • La gran mayoría de estos cuentos no tuvieron ni tienen ninguna otra publicación escrita. Muchas variantes hubieran desaparecido con la muerte de los hombres y mujeres que los contaban.  
  • Además de cuentos en esta obra podemos encontrar leyendas, vidas de santos populares, historias de bandidos rurales, sucesos y relatos de fórmula y humorísticos. 
  • Al final de cada cuento Vidal de Battini nos aporta algún dato sobre la persona que contó el cuento. En estos pequeños textos encontramos detalles únicos sobre narraciones, encuentros y paisajes de nuestro país. 

 

Ese sería un comienzo rotundo para mi texto, la promesa de acercarle al lector grandes rasgos, historia y presente de la gran antología de la imaginación nacional. 

Pero no es lo que voy a hacer.  


Hoy voy a elegir otro camino, otra forma de presentar la obra. Iremos, sime acompañan, por la senda del detalle, la flor pisoteada y el pastor dormido. Un camino de accidentes, singularidades y caprichos que nos va a presentar el todo a partir de una de sus partes más pequeñas. El olvidado manual de retórica dirá que se trata de una sinécdoque brutal, como si en el paso de una pastora cansada pudiéramos cifrar la cordillera entera. 


De entre un cúmulo enorme y singularidades y rarezas, les voya a hablar de uno que encuentro en el cuento 613 de la antología: El burro, el chancho y el gallo, un relato absolutamente singular, una flor torcida y hermosa que encontramos en la tercera sección del tomo III. Se trata de una variante del tipo: “Los animales viajeros”, una familia cuyo miembro más conocido probablemente sea Los músicos de Bremen de los hermanos Grimm. Al final del cuento leemos que Vidal de Battini escuchó esta historia en el año 1968 de boca de Sixta Castro de Guerrero, una señora de 53 años de Tilcara, Jujuy,  

 

II. 

El cuento empieza con un chancho que fanfarronea y ostenta el buen trato que recibe por parte del amo. Un gallo y un burro algo viejos y hambreados le advierten que detrás de ese cariño y de esa abundancia de comida el patrón esconde una mala intención.  
- “El comer y el dormir, y no trabajar, a dónde vienen a parar”, le advierte el gallo que parece ser el más lúcido de los tres. Finalmente un domingo el chancho cumple con su destino de asado y el burro y el gallo deciden huir de la finca.  

En su primera noche como fugitivos llegan a un castillo dónde vive un princesa renga (coja). Aparentemente la princesa ignora esta condición de su marcha y nadie en la corte se atreve a decírselo. Las inconveniencias de una cojera no asumida son múltiples, alguien se lo tiene que decir, pero el rey no quiere lastimarla ni mucho menos enfurecerla.  Publica entonces un bando en el que ofrece su mano a aquel que pueda anoticiarla sin ofenderla ni irritarla.   

Cuando el gallo se entera decide probar suerte. Su su amigo burro se desespera y le trata de advertir los peligros del intento: 

 

-No le digás coja porque te va hacer matar. 

 

Pero el gallo se tiene mucha fe: 

 

-Yo le digo coja y requete coja, y no me va matar. A mí me van a dar un premio con testigos y todo. 

 

Corta unas flores y se pasea por el palacio pregonando: “A las flores señor, vendo flores”. El canto llama la atención de la princesa y toda la corte se junta a su alrededor. 

 

-Quiero una flor, dice la muchacha. Y el gallito responde: 

-Entre las flores hermosas, usté escoja, mi reina, usté escoja 

 

Usted es coja. La princesa recibe la noticia así, disimulada entre pétalos y con una gran sonrisa que sella el acuerdo matrimonial con el gallo. Eventualmente se dará cuenta, comprenderá el juego de palabras y el misterio de por qué siempre tenía un zapato más gastado que el otro. Pero el cuento no llega a mostrarnos esa reacción, porque apenas termina el intercambio un milagro ocurre en el salón: el gallo de las flores es ahora un hombre. 

¿Qué pasó? Simplemente se terminó un encantamiento. Como en un relato moderno, una historia subterránea se iba desarrollando por debajo de la trama simple de los animales viajeros. El gallo era un hombre preso de un hechizo, quizás de ahí venga algo de su clarividencia y astucia, no sabemos quién lo hechizo ni por qué, sólo sabemos que en ese momento el encantamiento se terminó. No fue por un beso ni por el amor de la princesa; fue simplemente el tiempo, un destino que ya estaba jugado. La narradora jujeña, lo dice de un modo inmejorable: 

 

“Ya taba marcau el tiempo en el qué él se iba a sacar la piola”. 

 

Es una maravilla ambigua que nosotros, lectores acostumbrados a la máquina literaria, podríamos confundir con azar o vaguedad. Pero allí es simplemente algo que pasa y no amerita mayor explicación que aquella fórmula habitada de alegría cuentera y don de profeta: “Ya taba marcau el tiempo en el qué él se iba a sacar la piola”. 

Muchos han intentado llevar el cuento oral a la literatura escrita o al escenario, de ese lote los mejores son los que respetan este axioma presente en casi todos los cuentos recopilados por Vidal de Battini y resumido en esta sentencia del filósofo Walter Benjamin: “narrar es referir una historia carente de explicaciones.”  

 

Quiero destacar una curiosidad más en el cuento 613 que tiene que ver con la reina coja y el ardid de las flores. Este es un motivo frecuente en el folclore español, Quevedo lo hizo parte de su anecdotario, Cesar Aira lo vertió en uno de sus mejores cuentos y aparece en varios cuentos de pícaros. Sin embargo, no es frecuente encontrarlo en cuentos de animales ni asociado a un desenlace maravilloso como en este caso. La composición de Sixta Castro, la narradora que le confió la historia a Berta, parecería ser bastante singular y provenir de una condición particular de la narradora, que al pasar nos dice: 

 

“que lindas flores, dice la princesa que era renga como yo.” 

 

Como yo. Sixta y la princesa son rengas. 

No tengo mucho que comentar al respecto. La relación entre el narrador y sus personajes es un tema profundo de la estética de la narración oral, también la cuestión del armado de un repertorio ¿por qué contamos lo que contamos? ¿dónde están y de qué están hechos los personajes de los cuentos contados? ¿dónde estamos nosotros cuando contamos? ¿dónde estamos cuando escuchamos? 

La confesión de Sixta corroe los límites entre el mundo del cuento y el mundo del cuentero. Una vez más la máquina literaria se rompe y emerge lo humano como una iluminación ¿quién más que esta mujer puede comprender el misterio de una princesa que ignora su propia renguera? ¿Quién más que esta mujer puede tener el arte de rodear de flores una palabra difícil? 


El gallo es el símbolo valiente y astuto del sol y de la luz que está por venir, llega con Mercurio el dios mensajero y se lo sacrifica a Asclepio para la salud de los enfermos. Representa la salida de la ignorancia y el fin de la noche, es bravo, no teme hacerse escuchar y probablemente sea el más indicado para develar un verdad incómoda. A esta altura no debería llamarnos la atención que este animal aparezca en todos los cuentos que Sixta Castro de Guerrero le contó a Berta Vidal de Battini. Lo encontramos en el tomo I cuento 51: El gallo, el perro y el zorro y  en el tomo IV cuento 872: La belleza del mundo. En el primero un gallo astuto engaña a un zorro y en el segundo un gallo y una gallina representan a modo de farsa la vida de un hombre que al verlos recupera el recuerdo de su amada. Siempre hay gallos en los cuentos de Sixta. En el mundo de la escuela llamaríamos a esta operación un recorrido lector. En el mundo de Sixta sea probablemente un detalle, un capricho o un berretín.  

Con la parquedad y justeza que la caracteriza Vidal de Battini nos comunica lo único que vamos a saber sobre esta narradora por fuera de sus cuentos: 

 

Sixta Castro de Guerrero 53 años, Tilcara, Jujuy. Mujer del pueblo, pero que ha pasado buena parte de su vida en el campo. Semianalfabeta, pero verbosa y fantaseosa. 

 

Si estos últimos dos adjetivos verbosa y fantaseosa despiertan algún color nuevo en su imaginación, si la historia no contada del encuentro entre esta campesina de Jujuy y la doctora Vidal de Battini les parece tan fascinante como los cuentos narrados por Sixta, si sonrieron con la picardía del gallo, si el destino del chancho engordado los inquietó, si la transformación final del gallo los alegró más de lo que los sorprendió, probablemente este texto haya sido un introducción pasable a los Cuentos y Leyendas Populares de la Argentina. 



*Juan Martín Tapia: cuentero y profesor de filosofía (UBA). Es responsable de las acciones para el nivel secundario del programa Escuelas Lectoras de Gobierno de la Ciudad de BsAs). Piensa, crea y produce en Lengua Viva un productora de contenidos vinculados a la oralidad la música y la literatura.

AGENDA:

*El amor por tres naranjas (espectáculo de narración oral para adultos)

viernes 10/11, 21hs en CCAVE (Alberti 3723 - Mar del Plata). *Cuento popular Argentino, acentos, senderos y joyas de nuestra imaginación popular (Taller) Sábado 11/11, 10hs en Galpón de las Artes (Jujuy 2755 - Mar del Plata).

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