La poesía de Paul Verlaine

El próximo 30 de marzo van a cumplirse 180 años del nacimiento del poeta simbolista Paul Verlaine. En su primer libro, Poemas saturnianos, se lee la influencia que ejerció sobre él la poesía de Baudelaire. Su conocida  relación con Arthur Rimbaud, (poética en un comienzo), llegó a una violencia tal, que en medio de una pelea Verlaine baleó a su amante y fue detenido. La relación terminó en 1875. A pesar de tener problemas serios con el alcohol, Verlaine siguió produciendo. En 1844 publicó Los poetas malditos, dónde aparecen Rimbaud, Tristan Corbiére y Stephane Mallarmé.  Se lo llamó  "Príncipe de los poetas" en 1894. Lo recordamos con cuatro textos de Poemas Saturnianos.



Canción de otoño

Los sollozos más hondos
del violín del otoño
son igual
que una herida en el alma
de congojas extrañas
sin final.

Tembloroso recuerdo
esta huida del tiempo
que se fue.
Evocando el pasado
y los días lejanos
lloraré.

Este viento se lleva
el ayer de tiniebla
que pasó,
una mala borrasca
que levanta hojarasca
como yo.

De Poemas Saturnianos, Versión de Carlos Fujol




El hogar y la lámpara de resplandor pequeño...

El hogar y la lámpara de resplandor pequeño;
la frente entre las manos en busca del ensueño;
y los ojos perdidos en los ojos amados;
la hora del té humeante y los libros cerrados;
el dulzor de sentir fenecer la velada,
la adorable fatiga y la espera adorada
de la sombra nupcial y el ensueño amoroso.
¡Oh! ¡Todo esto, mi ensueño lo ha perseguido ansioso,
sin descanso, a través de mil demoras vanas,
impaciente de meses, furioso de semanas!


Versión de Luis Garnier




Lasitud


Encantadora mía, ten dulzura, dulzura...
calma un poco, oh fogosa, tu fiebre pasional;
la amante, a veces, debe tener una hora pura
y amarnos con un suave cariño fraternal.

Sé lánguida, acaricia con tu mano mimosa;
yo prefiero al espasmo de la hora violenta
el suspiro y la ingenua mirada luminosa
y una boca que me sepa besar aunque me mienta.

Dices que se desborda tu loco corazón
y que grita en tu sangre la más loca pasión;
deja que clarinee la fiera voluptuosa.

En mi pecho reclina tu cabeza galana;
júrame dulces cosas que olvidarás mañana
Y hasta el alba lloremos, mi pequeña fogosa.


De Poemas saturnianos, Versión de Emilio Carrere




Mujer y gata

La sorprendí jugando con su gata,
y contemplar causóme maravilla
la mano blanca con la blanca pata,
de la tarde a la luz que apenas brilla.

¡Como supo esconder la mojigata,
del mitón tras la negra redecilla,
la punta de marfil que juega y mata,
con acerados tintes de cuchilla!

Melindrosa a la par por su compañera
ocultaba también la garra fiera;
y al rodar (abrazadas) por la alfombra,

un sonoro reír cruzó el ambiente
del salón... y brillaron de repente
¡cuatro puntos de fósforo en la sombra!


Versión de Guillermo Valencia



Poemas saturnianos
Paul Verlaine
Traducción en verso de Emilio Carrère
dibujos de Dehesa de Mena
Mundo Latino, 1921.

 


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