Publicación del Programa Bibliotecas para armar sobre libros, escritores, actividades literarias y experiencias de animación a la lectura.
Galardonada con el Premio Pregonero 2018 a publicación digital que otorga la Fundación El Libro.
Hoy se cumplen veinticinco años de la muerte del poeta español José Agustín Goytisolo. Creció en una familia marcada por la muerte de su madre durante un bombardeo del franquismo a su ciudad, Barcelona. En homenaje a ella bautizó Julia a su hija. Lo recordamos con cinco de sus poemas y con la versión musicalizada por Paco Ibáñez de "Palabras para Julia".
Como la piel de un fruto, suave
Como la piel de un fruto, suave a la amenaza de los dientes, iluminada, alegre casi, ibas camino de la muerte.
La vida estaba en todas partes: en tu cabello, sobre el césped, sobre la tierra que añorabas, sobre los chopos, por tu frente…
Todo pasó, tal un verano, sobre tu carne pura y breve. Como la piel de un fruto, ¡eras tan olorosa y atrayente!
La fuente perdurable
Se estremeció al contacto de las manos y ofrecía su cuerpo al alfarero que ella siempre anheló: primero el rostro después el talle luego las rodillas.
¡Oh sí! Mujer de barro que se vuelve cántaro de aguamiel vasija húmeda copa de vino para los desmayos maceta de albahaca taza honda
cáliz de olor jofaina regalada pila bajo la fuente perdurable lamparilla de aceite que alumbrara
noches sin sueño y páginas de un libro que está por escribir. ¡Oh sí; ser barro! Barro que ha descubierto a su alfarero.
Érase una vez…
Érase una vez un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos.
Y había también un príncipe malo, una bruja hermosa y un pirata honrado.
Todas estas cosas había una vez. Cuando yo soñaba un mundo al revés.
Palabras para Julia
Tú no puedes volver atrás porque la vida ya te empuja como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir con la alegría de los hombres que llorar ante el muro ciego.
Te sentirás acorralada te sentirás perdida o sola tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán que la vida no tiene objeto que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso.
La vida es bella, ya verás como a pesar de los pesares tendrás amigos, tendrás amor.
Un hombre solo, una mujer así tomados, de uno en uno son como polvo, no son nada.
Pero yo cuando te hablo a ti cuando te escribo estas palabras pienso también en otra gente.
Tu destino está en los demás tu futuro es tu propia vida tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas que les ayude tu alegría tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes junto al camino, nunca digas no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella, tú verás como a pesar de los pesares tendrás amor, tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección y este mundo tal como es será todo tu patrimonio.
Perdóname no sé decirte nada más pero tú comprende que yo aún estoy en el camino.
Y siempre siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso.
Triste es el territorio de la ausencia…
Triste es el territorio de la ausencia.
Sus horas son engaño desfiguran ruidos olores y contornos y en sus fronteras deben entenderse las cosas al revés.
Así el sonido del timbre de la entrada significa que no vas a llegar una luz olvidada en el piso de arriba es símbolo de muerte de vacío en tu estancia rumor de pasos cuentas que te fuiste y el olor a violetas declara el abandono del jardín.
Y en ese mundo ¿qué debí hacer yo príncipe derrotado rey mendigo sino forzar mis ojos para que retuvieran aquel inexpresable color miel suave y cambiante de tus cabellos?
Ayer se cumplieron ciento veinte años del nacimiento de Roberto Arlt . Para conmemorarlo, compartimos esta reseña de Laura Rosina que nos recomienda un cuento policial del autor, editado para niños por Ojoreja, con ilustraciones de Decur . Por Laura Rosina * Una mujer que se suicida en el día de su cumpleaños, tres hermanos y sus coartadas aparentemente irreprochables, una doméstica casi estúpida aterrorizada por verse involucrada en un procedimiento judicial. Todo parece llevar pacíficamente al cierre del caso pero como nos sugiere Arlt, “el proceso de suicidio está cargado de absurdos psicológicos”. Porque es cierto que en el departamento falta la prueba principal que confirme que la Señora Stevens sola se quitó la vida y que los tres hermanos son bribones y sus conductas sospechosas y que la doméstica en realidad es casi iluminada... En pocas páginas y a través de un estilo de fácil acceso el autor revierte toda certeza y nos acompaña hasta la resolución de un caso de
Al principio de El sentido de la lectura , Ángela Pradelli afirma que " Toda escritura es en colaboración, pero tal vez este libro con las meditaciones sobre la lectura y su misterio lo sea aún más que cualquier otro, ya que incluye los relatos de distintas personas que narran en relación con la lectura, una escena personal que consideran muy significativa en sus vidas " . En Abril, como homenaje al nacimiento de Andersen, se instituyó el Día del Libro Infantil y Juvenil. En Libro de Arena compartimos el testimonio de la traductora Marion Dick , incluido en el libro de Pradelli, que cuenta su experiencia de lectura de la novela Momo , de Michael Ende , que se supone "dirigida" al público infantil. La lectura del tiempo (fragmento), de Marion Dick “Siempre me pareció rara esta correlación, y contradictoria: el tiempo pasa rápidamente y a la vez parece que todo transcurrió hace ya mucho. Por el contrario, cuando el tiempo pasa lentamente, todo parece haber sucedi
Habitualmente, en la sección La vida breve compartimos fragmentos sobre la lectura y la escritura que encontramos en textos de ficción o en apuntes personales en los que escritores o escritoras se refieren a sus prácticas habituales en ese sentido. Hoy compartimos "El libro", un cuento breve de Sylvia Iparraguirre , incluido en su libro Del día y de la noche . “El hombre miró la hora: tenía por delante veinticinco minutos antes de la salida del tren. Se levantó. Pagó el café con leche y fue al baño. En el cubículo, la luz mortecina le alcanzó su cara en el espejo manchado. Maquinalmente se pasó la mano de dedos abiertos por el pelo. Entró al sanitario, allí la luz era mejor. Apretó el botón y el agua corrió. Cuando se dio vuelta para salir, detrás de la puerta, de canto contra la pared, descubrió el libro. Era un libro pequeño y grueso, de tapas duras, anormalmente pesado. Lo examinó un momento. No tenía portada ni título, tampoco en nombre del autor o el de la edit
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