En mi nombre. Historias de identidades restituidas, de Ángela Pradelli

Ayer se cumplieron 48 años del sangriento golpe militar que impuso el terrorismo de Estado que se instalo en la Argentina, hasta la recuperación democrática de 1983. Libro de arena conmemora la fecha con fragmentos de En mi nombre. Historias de identidades restituidas, de Ángela Pradelli. Publicado hace ya diez años, el libro es una reivindicación del testimonio narrativo, al que entiende como imprescindible para la construcción de la memoria en una sociedad que pretenda sanar sus heridas. En el cierre al Epílogo del libro la autora afirma que “La memoria, en su trabajo más fino, cuenta. Contar y recuperar. La narración y la memoria definen una poética de la restitución. La narración de una vida elige las palabras que le dan consistencia a la experiencia”. El libro reúne los testimonios de Manuel Goncalvez Granada, Ángela Urondo Raboy, Macarena Gelman García Iruretagoyena, Leonardo Fossati Ortega y Jorgelina Paula Molina Planas. Compartimos algunos fragmentos de un libro imprescindible.

En mi nombre. Historias de identidades restituidas
Ángela Pradelli
Paidós, 2013.


Prólogo-Memoria y narración.

 

“Estas historias son personales y subjetivas pero nos involucran a todos porque cuentan el derrumbe de todo un país en manos de un Estado terrorista. El quiebre que el robo de niños significó en la vida de cada uno de ellos, instalaba al mismo tiempo una fractura en la sociedad. La herida en el cuerpo y la subjetividad de las víctimas se cometía también en el cuerpo social”


Manuel Goncalvez García- La percepción sobre las cosas

“Yo pienso en esta historia, en esto de haber sido el único sobreviviente y me digo: ¿Por qué carajo quedé vivo? ¿qué tengo que hacer con eso? Es una mochila que para mí es pesadísima. Éramos seis personas, solo quedé vivo yo ¿Qué pasó? ¿Para qué? De ahora en más, ¿qué hago con eso? ¿Tengo que hablar por los otros? ¿Tengo que hacer algo para corresponder con esa situación fortuita o milagrosa de ser el único sobreviviente? Una vez que nos encuentran, que sabemos quiénes somos, ya no somos los mismos. SE ven las cosas desde otro lugar. También la gente te ve desde otro lado.”


Ángela Urondo Raboy- La construcción de la memoria

“Yo crecí sin mamá porque la asesinaron los militares. Después de mi adopción, ella volvió a desaparecer, volvieron a borrarla. Crecí sin fotos de mi mamá, sin imágenes, sin recuerdos de ella, sin relatos. Entendí que uno tiene que alimentar los vínculos aún con los ausentes. Recuperar mi apellido y hacer la inscripción fue un acto de gran recuperación, fue una restitución muy importante. El año pasado por primera vez voté con el DNI qur tiene mi nombre y mi apellido.(…) Las personas a las que nos han robado vuestra identidad tuvimos que atravesar una vida con un conflicto y un nudo enorme, pero ese nudo no lo hicimos nosotros, tampoco nacimos con ese nudo. Ese conflicto no nace de nosotros, lo transitamos y lo sufrimos nosotros pero nos excede, es público, es social.”


Macarena Gelman García Iruretagoyena- La vida intensa

“Muchas veces la gente cuestiona que se haya podido vivir sin enterarse uno de ciertas cosas. Sí, lamentablemente sí, pasa a veces. A mí me buscaban todos, mis abuelos maternos, paternos, Abuelas de Plaza de Mayo. Me buscaban en la Argentina, en el Uruguay, había campañas, la búsqueda estaba mediatizada. Incluso hubo una carta que mi abuelo le escribió al presidente de Uruguay y se hizo pública. Yo no me enteré de nada. No leí nada, no vi nada. Por eso es tan importante la difusión que se hace de las historias y la presencia del tema en los medios, en el teatro, en las escuelas, en todos lados. No es casualidad que en los últimos años se hayan encontrado tantos nietos.”


Leonardo Fossati Ortega- El origen ya no está vacío

“Ese primer día fue para mí una trompada, sentí como si me hubiesen noqueado. No entendía, la verdad es que había  muchas cosas que no entendía, pero lo que recuerdo siempre es que sentí una inmensa alegría, me puse verdaderamente muy alegre por saber que mis padres no me habían abandonado. A la media hora llegó Estela de Carlotto con su hija Claudia. Yo había hablado muchas veces con Claudia durante esos nueve meses de búsqueda, sobre todo al principio. Cuando las vi llegar, las dos tan emocionadas, tan alegres por algo que tenía que ver conmigo, me parecía muy extraño y hermoso. Recién en ese momento Claudia me dijo que ella había sido compañera de mi papá, habían militado juntos. Ese día estuve muchas horas en el juzgado, me fui como a las tres de la tarde.

Mi mamá y mi papá no me habían abandonado y mi familia me había buscado durante todos esos años.”


Jorgelina Paula Molina Planas-Se alzaron mil voces y reconstruí mi historia

“Lo que tengo de mis padres, de mi vida en familia, de mi historia antes del secuestro, son las fotos que mi abuela Ana describió una por una para contarme quiénes éramos, qué hacíamos, qué nos gustaba. Son fotocopias en realidad, que estaban en la valija del departamento de Suecia. Ella me mandaba fotos originales, pero mis apropiadores nunca me las dieron. ¿Qué habrán hecho mis apropiadores con todo lo que mi abuela Ana me envió? ¿Dónde estarán esas fotos en las que la vida transcurría para nosotros?

Tengo los originales de las cartas de mi abuela Ana, que mi primo rescató en Suecia. ¿Cuál habrá sido el destino de todo aquello que mi abuela me fue enviando con tanta ilusión?


Epilogo- Narración y memoria

“Los niños robados en la dictadura cívico militar perdieron las palabras con las que sus padres les hubiesen hablado. Hoy los hijos e hijas restituidos, con sus verdaderas identidades, siguen buscando las huellas y las marcas que dejaron sus padres en este mundo. La borradura de sus nombres, el ocultamiento de la verdad, los secretos que padecieron y las mentiras a las que fueron sometidos  y en los que fueron criados arrasaron con el mundo que hubiesen tenido, lo juguetes, los primos, los amigos, las canciones que les hubiesen cantados sus padres, y los cuentos que les hubieran leído. Los hijos buscan también los surcos de sus padres, los pliegues de sus vidas, las líneas que habían dibujado, las sendas que recorrieron. Lo encuentran en sus escritos, los relatos de familiares y de amigos, su participación política.

Recordar es una necesidad. Los recuerdos son imprescindibles para vivir y llevar con nosotros el pasado…”



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