Sobre De profundis
Las pasiones mueven montañas, alborotan los nervios y también llevan a publicar libros. En esta ocasión Mateo Niro hace una reseña para Libro de arena sobre De profundis el texto que Oscar Wilde escribiera en la cárcel movido por la pasión que sentía por Alfred Douglas.
Por Mateo Niro
Por Mateo Niro
Es sabido que De profundis es una
extensa carta que Oscar Wilde escribió desde la cárcel a su amigo íntimo Alfred
Douglas. El mismo que, de una forma u otra, lo llevó al presidio. Entre tanto
regaño, está el hecho de haber usufructuado su fama, su prestigio y su dinero
sin dar nada a cambio.
Wilde distingue a esta carta de otras tantas que le envió. La publicación que hizo el malo de Alfred de aquellas se constituye en la piedra de toque de este rosario de reproches que el poeta le hace en una segunda persona marcadísima. Pero, también le dice, desea que esta carta sí sea puesta a la vista de todos. De alguna manera, por el ánimo de Alfred y las innumerables ediciones económicas de De profundis, ese deseo se cumplió.
Como siempre, aun en esta confesión por despecho, rencor y pena, hay exhibición. Y quizá, en ese regodeo del dolor a todas luces, como Cristo en el Calvario, se monte su propia redención.
La carta se publicó cinco años después de la muerte de su autor, en 1905.
Wilde distingue a esta carta de otras tantas que le envió. La publicación que hizo el malo de Alfred de aquellas se constituye en la piedra de toque de este rosario de reproches que el poeta le hace en una segunda persona marcadísima. Pero, también le dice, desea que esta carta sí sea puesta a la vista de todos. De alguna manera, por el ánimo de Alfred y las innumerables ediciones económicas de De profundis, ese deseo se cumplió.
Como siempre, aun en esta confesión por despecho, rencor y pena, hay exhibición. Y quizá, en ese regodeo del dolor a todas luces, como Cristo en el Calvario, se monte su propia redención.
La carta se publicó cinco años después de la muerte de su autor, en 1905.
Estaba convencido de que, aun
cuando tu antigua inclinación hacia mí, tus frecuentes protestas de amor, las
innumerables ocasiones en que mi amistad hubo de ampararte siendo tan mal
recompensada luego; las mil deudas de gratitud que tenías conmigo, aun cuando
todo esto no significara nada para ti, el deber estricto y verdadero que
imponen las relaciones de hombre a hombre bastaba para hacerte escribir.
De profundis
Oscar Wilde
Barcelona, Edicomunicación, 1995
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