Patricia Highsmith, en la vereda opuesta
Un día como hoy, pero de 1995, fallecía Patricia Highsmith conocida por sus
relatos policiales que tiene como protagonista al antihéroe Tom Ripley. Libro
de arena publica una breve reseña biográfica junto con un comentario de su obra, sus antihéroes y un nuevo ciclo de cine y literatura del Programa Bibliotecas para armar.
Patricia
Highsmith nació un 19 de enero de 1921 en Forth Worth, Texas, Estados
Unidos. Su primer cuento fue publicado por Harper´s Bazaar cuando apenas tenía
24 años, y cinco años más tarde Alfred Hitchcock adaptó su primera novela,
Extraños en un tren (1951), para la versión cinematográfica, lo que la llevó a
la fama. Desde joven sus lecturas se orientaron en torno de los tópicos propios
del géneros policial, sus autores favoritos eran Poe, Conrad y Dostoievsky. Su
trabajo forma parte del corpus de la literatura policial de la serie negra,
surgida en Estados Unidos a principios del siglo XX. Entre los títulos más
conocidos cabe recordar A pleno sol, La máscara de Ripley, El juego de Ripley
(que inspiró a Win Wenders) para dirigir El amigo americano en 1977, Ripley en
peligro, Tras los pasos de Ripley.
Falleció el 4 de febrero de 1995 en Lucarno,
Suiza.
Por Mario Méndez
Desde
su primera novela, la genial Extraños en
un tren, que Hitchcock llevara al cine apenas un año después de su
aparición (1951), Patricia Highsmith se sintió cómoda, como quien dice, en la
vereda de enfrente del policial. Sus héroes no son detectives, ni siquiera
investigadores casuales, todo lo contrario: son asesinos, o aspirantes a serlo.
Gente que se propone llevar a cabo el crimen perfecto, como los protagonistas
de Extraños en un tren, que
“intercambian” víctimas. Escritores que se ven involucrados en un crimen real,
a partir de un planteo en el que se proponen asesinar, o hipotetizan cómo
llevar a cabo un crimen, como en la no menos genial Crímenes imaginarios y, por fin, el antihéroe perfecto, el villano
protagonista: la más perdurable creación del talento literario un tanto morboso
de Highsmith: el muy talentoso, muy retorcido, muy cruel y muy astuto Tom
Ripley.
Pronto,
en el próximo ciclo que organizaremos en Bibliotecas para armar, propondremos
una serie de encuentros en los que, como siempre, la cita es para hablar de
cine y literatura. Esta vez, en el ciclo que se avecina, el eje de la
discusión, el leit motiv de los
encuentros, será el villano. El villano como protagonista. Obviamente, cuando
lo planificábamos, uno de los primeros personajes que se nos vino a la cabeza
fue Ripley. Un tipo capaz de matar, de traicionar, de engañar, de inducir al
crimen, de aprovecharse sinuosamente de todas las ventajas. Una verdadera
porquería de tipo, y sin embargo, un absoluto seductor. Un tipo cuya
inteligencia, como la de otro villano protagonista, el caníbal Dr. Lecter, es
tan potente, tan seductora, que hace que te olvides de que es un monstruo.
Ripley, la talentosa y retorcida criatura de de la no menos talentosa y
retorcida mente literaria de Patricia Highsmith también es un monstruo. Y sin
embargo, leemos sus aventuras y queremos que gane. Queremos que gane el malo.
Hay que ser muy genial para logar eso. Y Highsmith lo era.
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