Canto a Manucho
Mujica Lainez anima el debate y alborota las miradas. El canto a Buenos Aires abre paso a la imaginación y a la revisión histórica en el Centro Cultural Copello, donde la lectura de sus textos tuvo por finalidad además de dar ánimo a las siempre latentes ganas de leer, recordar a este escritor argentino al que Libro de arena dedica la serie semanal de publicaciones especiales.
Las bibliotecas comunitarias de
la ciudad también recuerdan a Manuel Mujica Láinez, y, en el caso de la
biblioteca del Centro Cultural Barrio Copello, se hizo durante el taller de
canto a cargo del profesor Nelson. En ese espacio lleno del encanto de la
música se alzaba la intriga de conocer un poco más a Manucho.
Es por eso que se escuchó un audio donde el propio Mujica Láinez recita el comienzo de “Las fundaciones” de su Canto a Buenos Aires (1943). Varios con los ojos cerrados, pudimos imaginarnos mejor aquel relato que la voz de Manucho iba contando, como si sus palabras delinearan líneas rimadas en un lienzo. Pero no todos los paisajes son vistos de la misma manera y en el taller surgió el debate de la conquista de América y el modo de aquellas posteriores fundaciones. Asimismo, se habló de los diferentes libros del autor que había en la biblioteca del Centro Cultural, como Aquí vivieron (1949), Misteriosa Buenos Aires (1950), El brazalete y otro cuentos (1978), entre otros.
Es por eso que se escuchó un audio donde el propio Mujica Láinez recita el comienzo de “Las fundaciones” de su Canto a Buenos Aires (1943). Varios con los ojos cerrados, pudimos imaginarnos mejor aquel relato que la voz de Manucho iba contando, como si sus palabras delinearan líneas rimadas en un lienzo. Pero no todos los paisajes son vistos de la misma manera y en el taller surgió el debate de la conquista de América y el modo de aquellas posteriores fundaciones. Asimismo, se habló de los diferentes libros del autor que había en la biblioteca del Centro Cultural, como Aquí vivieron (1949), Misteriosa Buenos Aires (1950), El brazalete y otro cuentos (1978), entre otros.
Con respecto a este Canto, en un rincón del barrio de
Belgrano, donde vivió también el escritor, un pequeño monolito recuerda cual
piedra fundamental un fragmento de su poesía que alude al barrio.
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