Martín Blasco y Nicolás Schuff: "Habla bien del libro que no sea fácil de encasillar en una colección."
La segunda entrega de la entrevista realizada en La Nube a Martín Blasco y Nicolás Schuff giró en torno del eterno problema de las categorías de la literatura en cuanto al público, si es para adultos, para jóvenes, para niños. Los autores hablaron de los temas, los personajes y las pautas que definen o complican esa definición y de los proyectos actuales. La charla contó además con la presencia de Kerstin Claussen, especialista en literatura juvenil de la editorial Carlsen en Alemania y editora encargada de publicar En la línea recta y El bastón de plata. La sorpresa fue la lectura que ambos escritores hicieron de material inédito en el que trabajan.
Mario Méndez: Vamos
a hablar de proyectos. ¿En qué andan?
Niclás Schuff: Bueno,
ahí está este libro del mono, que se llama Cuentos
de todos y de nadie y va a publicar Edelvives. Va a salir también un libro
ilustrado en la colección Pípala de Adriana Hidalgo, con dibujos de Claudia
Degliuomini. También por Edelvives saldrá un libro ilustrado por Pablo Picyk a
fines de 2014. Es una historia para chiquitos que se me ocurrió mirando una
foto antigua de unos equilibristas. Este sí tiene mucho humor y me hace reír.
También estoy hace rato dándole vueltas a un libro que me gusta, que tiene que
ver con el proceso de escritura, que pone un poco en escena eso. Es el tema que
últimamente me convoca… Es el problema tal vez de convertirte en profesional de
esto: en los libros terminás hablando de libros y literatura. ¡Un embole! Pero
igual lo voy a terminar, no sé cuándo. Ni dónde va a salir. Pero me gusta darle
tiempo. Y que vaya madurando. En general soy bastante ansioso.
MM: ¿Quizá
por eso la novela se te da poco?
NS: Puede
ser. No sé. Me parece que es más una forma de percibir las cosas.
MM: ¿Y
vos, Martín?
Martín Blasco: Terminé
una novela bastante compleja, bastante larga, que me llevó mucho tiempo. Me
gusta hacer algo bien diferente, ir probando. En este caso es una novela, un
thriller en el Buenos Aires de 1910, nada que ver con todo lo que hice hasta
ahora. Significó aprender a manejar el suspenso, no poder recurrir al humor que
es lo más natural para mí, pero creo que quedó muy bien. A mí me gusta mucho.
Creo que va a tener serios problemas para publicarse, porque es medio
violenta, tiene asesinatos y cosas un
poco fuertes. Pero no quiero que sea para adultos. Yo quiero que sea juvenil…
Natalia: Ya
dijimos todos: para adultos.
MB: ¡No! De Santis la leyó y me hizo una devolución
buenísima y me dijo que puede ser juvenil o para adultos. (Risas).
MM: Que
la publique él, ¿no? (Risas).
MB: No
sé. Ahora estamos viéndolo con Laura Leibiker en Zona Libre, es lo que más me
gustaría.
Natalia: Quizá
en una colección juvenil que no sea de tono escolar. Como las que saca
Alfaguara. Que van por fuera de lo escolar, y que tienen un público más amplio.
O Zona Libre también.
MB: Es
una novela compleja, y encima, oscura.
Natalia: Está
muy bien escrita.
MB: Gracias.
Me alegra muchísimo que la hayas leído. Digamos que Natalia no tenía por
qué leerla. La leyó de amiga que es,
nada más.
NS: También
habla bien del libro que no sea tan fácilmente encasillable en una colección.
MB: Aprovecho
para presentar a Kerstin Claussen es la editora encargada de publicar En la línea recta y El bastón de plata en Alemania, se especializa en literatura
juvenil, trabaja en Carlsen una editorial muy grande de Alemania y anda de
vacaciones en Argentina estas semanas. Como sé que hay varios especialistas
entre los asistentes, les dije a Nico y a Mario que aprovechemos la ocasión
para hacerles algunas preguntas a Kerstin sobre la literatura infantil y
juvenil en Alemania.
MM: Acercate
por favor.
Kerstin: No
estoy preparada. No tengo números, no tengo estadísticas.
MB: Estadísticas…
eso es muy alemán. Acá nadie te va a pedir estadísticas.
MM: Acá
Martín dio el pie… hablás español perfectamente. ¿Entendiste lo que vinimos
hablando?
Kerstin: Entiendo.
MM: Bueno,
trataremos de hacerlo sencillo. Una de las polémicas que se había dado es si
hay una literatura juvenil, claramente diferenciada de la literatura infantil o
si eso es solamente un preconcepto editorial. Una clasificación para lograr
ventas o para vender más. Hay autores que vinieron a estas charlas que dijeron
que la literatura juvenil no existe. Y otros que dijeron que sí, claramente.
Kerstin: Claro
que existe, pero creo que las fronteras entre juvenil y adultos son cada vez
más difíciles de encontrar. Pienso
que casi todos los libros para jóvenes y
para niños pueden ser leídos por adultos también. Ahora en Carlsen vamos a
hacer algo nuevo. No sé cómo decirlo… vamos a intentar destruir esas fronteras
aún más. Queremos publicar literatura para adultos y jóvenes. Cuando leo libros
para chicos de doce años pienso que es algo que a mi madre también le gustaría
leer. Lo que me llamó la atención fue la
discusión sobre la literatura mala o buena. Siempre hablamos de eso. Si hay
literatura buena o mala. Para quién hacemos los libros. Para que nos gusten o
para que le gusten a alguien que no conozco. Creo que podemos hacer algo bien
si nos convence. Si no, no. No podemos hacer libros para un grupo…
MB: Específico.
Un target.
Kerstin: Si yo
no veo nada en el libro no lo puedo editar. Sin corazón no funciona.
MM: ¿Y tu
experiencia editorial cómo es? La del “cupo”, por ejemplo, cuando hay que
editar una cantidad de libros… “Necesito que este año se publiquen quince
novedades”. ¿Te pasa?
Kerstin: Ese
no es el problema. Nuestro problema es que siempre tenemos demasiados. Tenemos muchas traducciones, del inglés sobre
todo, de Estados Unidos y de Inglaterra. Siempre hay demasiado que queremos
publicar y no hay sitio para todo.
MM: Acá
es diferente. Quizá las editoriales no tienen tantas posibilidades de tener
libros de todo el mundo, por cuestiones económicas diferentes, pero ya que
hablás de las traducciones y están los
dos, ¿cuál es la experiencia? Cuéntennos un poco de
la experiencia de la traducción.
MB: Y… yo
no puedo leer ni el título. Sé que dice “Martín Blasco”. Con mi hijo agarramos
el libro y nos divertimos muchísimo. A él, que tiene diez años, le parecía
increíble que hubiera cosas reconocibles, como la palabra “Spinetta”, en ese
mar de cosas inentendibles. Le causaba mucha gracia. Así que no sé. ¿La traducción
es buena?
Kerstin: ¡Sí!
(Risas).
Carola Martínez:
Acá,
la literatura juvenil está muy ceñida a
lo que se ve en la escuela. Quería saber si allá las colecciones juveniles
tienen el mismo problema.
Kerstin: El
tema es completamente diferente y yo no sé exactamente cómo llegan los libros a
las escuelas. No trabajamos así.
Asistente: No
hay que cumplir con determinadas características…
MB: No
editás pensando en el colegio.
Kerstin: No,
no, para nada. Eso funciona de manera diferente. También me he dado cuenta de
que hay muy poco movimiento en las escuelas en Alemania. Creo que estamos
leyendo los mismos libros desde hace treinta años. No hay mucho cambio. Yo creo
que las profesoras eligen los libros que les gustan. No hay libros obligatorios
en las escuelas. Más o menos son siempre los mismos.
MM: Hay
mucha compra por impulso.
Kerstin: Sí,
sí.
MM: Bueno,
Martín, dejo que vos sigas.
MB: Bueno,
a mí la primera pregunta que se me ocurrió es la misma que hizo Carola, y es
que uno se da cuenta de que acá, para bien y para mal al mismo tiempo, se está
volviendo un tema importante la escuela. Ellos tienen ventas millonarias de
libros sin las escuelas. No sé si eso se podría dar acá. Es un tema muy
complicado. No se puede negar que eso condiciona el libro. Ellos se están
especializando en literatura entre juvenil y adultos, y una de las novelas
que me contaba que van a sacar ahora, si
podés contarles de qué se trata…
Kerstin: Se
trata de una chica que vive en una casa de putas, con su madre que trabaja en
la casa, y es una persona muy fuerte y muy impresionante. Encima son los años
cincuenta, creo. Es un tema que no es para jóvenes. Pero creo que lo pueden
leer.
MB: Es
interesante eso, porque sigue siendo protagonizada por una joven. Literariamente
sigue teniendo las características de la novela juvenil.
MM: Me
estaba imaginando los promotores argentinos yendo a decirles a los que eligen
el libro en la escuela, que se trata de una nena que vive en una casa de putas.
(Risas).
Carola: Hay
libros que las bibliotecarias no querían ni poner en los estantes… Memorias de mis putas tristes, fue un caso por el que hubo
polémica.
Asistente: Las visitas, de Silvia
Schujer, por ejemplo.
NS: Al de
García Márquez en las librerías lo vendían como “el último de García Márquez”.
(Risas). Venían y te pedían: “Tenés ese libro Memorias de no sé qué…”
Asistente: Hoy
en día, también es un tema que se abran las escuelas a lo que es un tema social
y una preocupación para toda Latinoamérica, que es la trata. La esclavitud del
trabajo sexual. Los chicos preguntan. Creo que hay cosas que ayudan mucho a
mirar. Y que la literatura infantil puede abordar determinados temas.
Asistente: A lo
mejor produce más prurito en el contexto de los adultos. Pero cuando uno trata
estos temas, los chicos lo toman con mucha naturalidad. Cuando yo leí El país de Juan, de María Teresa
Andruetto, los chicos se conmovieron mucho con esa problemática, de los chicos
de la villa, de cómo subsistir, de la transculturación, de venir a Buenos Aires…
ellos lo tomaron con mucha naturalidad. Tuve la libertad de hacerlo y lo hice.
Pero muchas veces existe ese prejuicio por parte de los adultos. Los chicos lo
recibe bien y se comprometen muchísimo más.
Asistente: Yo
quería preguntarle, porque hay una literatura progresista respecto de los
temas. Y cómo hay temas que todavía a veces no se tratan, el divorcio, la
discriminación, ¿qué está pasando con eso en la literatura alemana?
MM: Así
nos vamos preparando para dentro de veinte años. (Risas).
Kerstin: No sé
si somos tan progresistas. Tampoco sé si hay temas especiales que estemos
tratando ahora.
MM: ¿Leíste
En el arca a las ocho, un libro
alemán?
Kerstin: ¡Claro!
Ahora es “mía”, porque cambió de editorial. (Risas). El segundo libro del autor sale ahora mismo.
MM: ¿Ese
es un libro exitoso?
Kerstin: Sí.
MM: Acá,
todos los que lo hemos leído, autores,
especialistas, editores, de la mano de la editora local que es Laura Leibiker,
de Norma, que nos lo presentó, quedamos maravillados. Es un libro bellísimo.
Inteligentísimo, brillante. Acá no se vende. No lo pueden ni llevar a las
escuelas porque plantea esta cuestión acerca de si Dios es o no es justo, si
está o no está en todos lados, si no se esmeró mucho en el paisaje de la
Antártida, que es una cosa graciosísima.
Kerstin: Claro.
Tiene que ver con la religión y acá es más fuerte que en Alemania. El autor me
contó que en Estados Unidos lo publicaron en una editorial religiosa, y a él le
extrañó mucho, porque no es religioso. Trata de algo relacionado con la
religión pero el autor no es religioso. Su segunda novela cuenta sobre unos
animales que están en el aeropuerto, en una sala, y nadie se ocupa de ellos. Y
al final se dan cuenta de que el aeropuerto está vacío, no queda nadie, y que
se han olvidado de ellos. Es una historia sobre la amistad y sobre todo, la
confianza. Como en su primer libro, hay muchos temas, y hay muchos niveles de
lectura. Para chicos y para adultos también.
MM: Bueno,
la verdad es que nos quedaríamos haciendo un montón de preguntas más pero me
señalan la hora, y tenemos una pequeña tradición acá, que es que invitamos a
los autores a leer algo. Así de que antes de que Pablo nos eche ¿nos van a leer
algo? Cortito. Bueno muchachos, ¿Quién va a leer?
NS: Este
es un cuentito que va a publicar Adriana Hidalgo, con ilustraciones de Claudia
Degliuomini. Se llama “El pájaro bigote”.
Entonces me dediqué a dejar crecer mi
bigote.
Lo hice con esmero, las puntas
retorcidas hacia arriba, con forma de pájaro.
Mientras tanto, seguía escribiendo
poemas y los decía en voz alta, para hacerme compañía. Después de todo, este de
escritor es un oficio extraño y solitario.
Cuando recitaba, entre los pelos de
mi bigote se iban quedando ciertas palabras: río, otoño, montaña, mente,
demente, mate, despertate, amargo, letargo, chocolate.
Una noche calurosa soñé que mi bigote
era un pájaro. Salía por la ventana y volaba sobre la ciudad dormida, sobre las
luces y las casas y las plazas y los callejones.
Otros pájaros lo miraban raro, tal
vez porque nunca habían visto un pájaro bigote, tal vez porque no sabían mirar
sin desconfianza –hay seres así.
El pájaro bigote volaba y soltaba mis
palabras, y las palabras caían sobre amantes, ladrones, policías, personas como
sombras, personas asombradas, personas sin sueño, personas sin casa, personas
con perro, personas con peguntas, personas con y sin respuestas.
Al volver, mi bigote se equivocaba de
ventana, entraba a otra habitación y se posaba sobre la boca de una mujer
dormida. Pero un rato más tarde se daba cuenta de su error y volvía a mí, y
debajo de mi nariz yo respiraba el olor de aquella mujer, que había quedado
entre los pelos de mi bigote, y que era un olor a fogata y a ciruelas.
Por la mañana me levanté, me peiné el
bigote (pero no me lo lavé, porque el olor me gustaba).
Y cuando fui a comprar el pan me
crucé en la calle con una mujer alta que olía a fogata y ciruelas.
Nos frenamos.
Ella me miró los ojos y el bigote,
los ojos y el bigote.
–Usted es poeta –dijo.
–¿Cómo lo sabe?
–No lo sé.
–La invito a comprar el pan conmigo.
-Acepto.
Compramos pan recién horneado y un
mes partimos en un largo, largo viaje.
Desde entonces no volvimos a
separarnos.
Una noche soñé que el bigote me
decía:
“Estoy contento por vos, pero yo me
siento bastante solo, ¿sabés? ¿Qué te parece si me afeitás?”.
“Tengo una idea mejor”, le dije yo.
Desde ese día me dejé crecer la
barba, y ahora los cuatro estamos contentos, aunque a veces sueño que mi barba
es un bosque de palabras por el que ando solo, siempre solo. Un bosque hecho de
todas las palabras que conozco y de las que alguna vez descubriré.
Aplausos
MB: Yo
también voy a leer algo inédito que está “en trabajo”. Por ahora, serían
pequeños cuentos que transcurren en la ciudad. Pero son cuentos “hasta ahí
nomás”. Un poco son cuentos y otro poco, no. Este es uno de eso cuentos. Se
llama “Pudo ser mi amigo"
Una vez jugué a
la pelota en la plaza con un chico al que no conocía, pero que enseguida me
cayó muy bien, porque nos entendíamos en todo y teníamos los mismos gustos. Sin
embargo después de ese día nunca más lo vi. Pudo ser mi amigo.
Y
muchos años después me quedé atrapado en el ascensor con un hombre que
trabajaba en el mismo edificio que yo y nos matamos de la risa contándonos
chistes, pero nunca más volvimos a encontrarnos ni el ascensor ni en ninguna
otra parte. Pudo ser mi amigo.
Y
una tarde de agosto coincidimos con una chica en mirar los dos al mismo tiempo
una noticia horrible en la tapa de un diario en un kiosco y ambos estábamos muy
tristes, y nos miramos, y a ella se le pusieron los ojos vidriosos y luego
seguimos caminando cada cual para su lado. Pudo ser mi amiga.
Y mirando por la ventanilla del colectivo vi a un chico
sentado en otro colectivo que me ponía
caras graciosas y yo le respondí de la misma manera y estuvimos cuatro cuadras
haciendo muecas hasta que nuestros colectivos se separaron. El también pudo ser
mi amigo.
No
sé bien que significa esto. No entiendo que significan esas amistades que duran
segundos y que sin embargo pueden ser tan profundas. Amistades que consisten
solo en un cruce de miradas o una palabra al pasar. Solo sé que hay gente dando
vuelta por ahí de la que podría ser amigo. Me los imagino en este momento,
comiendo arroz, viendo una película, charlando en la calle, durmiendo, cortándose
las uñas, bostezando, poniéndose medias, pelando una naranja, o haciendo
algunas de las ciento de millones de cosas que la gente hace. O quizás estén
leyendo este libro, o quizás escribiendo uno que algún día leeré. Realmente no
importa. Y aunque nunca jamás nos encontremos, aprovecho estas páginas para
mandarles saludos y un abrazo grande a todos. Y mientras los veo pasar por la
calle, perdiéndose en sus vidas mientras yo me pierdo en la mía, sabiendo que
nunca más los veré, no dejo de asombrarme por ese secreto milagro que
compartimos: nuestra posible amistad.
Aplausos.
MM: Bueno,
hasta aquí llegamos. Muchas gracias. Muchas gracias Kerstin. El lunes que viene
es feriado, el 2 viene los últimos dos invitados que son Leo Batic y Vicky
Bayona. Y el 9 cerramos con una
evaluación. Listo. ¡Gracias!
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