La novedad de las Bibliotecas Comunitarias

Agradecemos la nota sobre nuestro Programa, que compartimos a continuación, publicada en la RevistaBCN de la Biblioteca del Congreso. Recomendamos la lectura de la publicación. Se puede descargar acá.
Desde hace algunos años el programa Bibliotecas para Armar trabaja en más de 50 bibliotecas comunitarias de la Ciudad de Buenos Aires y con iniciativas autogestionadas que promueven la lectura. Entre sus actividades, colabora en la organización funcional de los espacios y trabaja con especialistas, docentes y voluntarios que buscan en los libros una estrategia de inclusión social.


Por Daniela Rodríguez (Programa Bibliotecas para Armar)

Transcurridos 5500 años de la invención de la escritura, 2300 de la primera biblioteca moderna, 500 de la invención de la imprenta, 150 de la implementación de la ley de Sarmiento sobre las bibliotecas populares, en pleno desarrollo de la revolución digital es imperioso pensar y repensar las transformaciones y la vigencia de una institución clave de la historia social general. No debe ser ocioso dar cuenta de que en cada gran proceso de transformación social existen reacomodamientos en donde pujan sectores más o menos apocalípticos, más o menos integrados, en términos de Umberto Eco. Debemos pensar, necesariamente, en el recorrido largo y constante de la escritura y la lectura, de la transformación de la palabra oral en escritura, de la escritura en texto cohesivo, de la objetualización del texto en códice, el códice en libro, el libro en página digital; y, por supuesto, todo esto relacionado a la institucionalización de la escritura en biblioteca. En ese largo devenir terminó dibujándose un mapa donde en las grandes metrópolis conviven inmensas bibliotecas universales y públicas (esta misma, la del Congreso de la Nación, es, junto con la Biblioteca Nacional, quizá la más representativa); grandes bibliotecas especializadas, como las de las universidades o las infantiles como La Nube; las bibliotecas públicas en los barrios, distribuidas por todo el país, dependientes de los municipios o las provincias; las célebres bibliotecas populares, herederas de la ley Sarmiento; las escolares; las virtuales; y, la mayor novedad de estas últimas décadas, las bibliotecas comunitarias. 

Este panorama nos permite dar cuenta de un cuadro bastante heterogéneo: 
• por un lado, una gran concentración de las instituciones del conocimiento universal; 
• una especialización del saber; 
• la vigencia de las bibliotecas enciclopedistas en los barrios;
• una atomización de las bibliotecas en pequeñas instituciones informales pero con un sentido dinámico y un objetivo primordial de uso (la biblioteca que ayuda a hacer la tarea, una biblioteca en una sala de espera en el hospital, etc.); 
• y la utopía de la biblioteca infinita a través de los soportes digitales. Todo esto se da en un contexto histórico que nos propone otros mecanismos para acceder al conocimiento: 
• el acceso al libro es sensiblemente más próximo que hace cincuenta años; 
• la lectura es una herramienta más, y no la única, de la información o el ocio; 
• el acceso a textos de referencia –enciclopedias, atlas, etc.– es más sencillo a través de internet.

En este mapa, como decíamos, nos encontramos con la novedad de las bibliotecas comunitarias. 

¿Qué son las bibliotecas comunitarias? 

Son pequeñas bibliotecas aliadas a servicios básicos como la salud, el techo, el alimento, el deporte. ¿Para qué? Para acceder a la información, para recibir apoyo escolar, para la recreación, ahí donde la información es imprescindible, donde la tarea alfabetizadora es aún fundamental, donde el ocio es indispensable o impuesto. Estas ya no tienen un criterio iluminista sino de bien de uso inmediato. Podemos llamarlas también bibliotecas urgentes. 

En nuestras ciudades irrumpieron en períodos críticos y claves, y son consecuencia, entre otros motivos, de la ruptura de los contratos básicos de los estados modernos. En comunidades vulnerables y necesitadas de servicios básicos, surge la biblioteca, no como institución petulante sino más bien tímida, que hace buenas migas con el pequeño centro de salud, el comedor, el parador para personas que viven en la calle, el hogar de adultos mayores, la unidad penitenciaria, el club donde chicas y chicos hacen deportes o los ancianos juegan a las cartas. 

Las bibliotecas comunitarias cumplen una función primaria: 
• la lectura inicial, 
• el acompañamiento al aprendizaje formal, 
• la recreación íntima y colectiva, entre otras. 

En todas estas prácticas, y también a lo largo de la historia de las bibliotecas, se encuentra un rol esencial: el mediador, el que aproxima el libro a su lector. No podemos imaginar la existencia de las bibliotecas comunitarias sin esas personas –bibliotecarios, docentes, trabajadores de la salud, referentes de espacios barriales– que, además de su tarea específica, ofrecen a su comunidad un espacio para el vínculo con la lectura.

Bibliotecas para armar 

Es un programa del Ministerio de Cultura porteño que fomenta y apoya el trabajo de las bibliotecas comunitarias ubicadas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Comenzó sus actividades en 2004 como respuesta a la necesidad de nuclear y organizar estos espacios que, incipientemente, se estaban generando. Bibliotecas para armar se define bajo tres ejes de acción prioritaria: 
• Promoción del libro como material de conocimiento. 
• Apoyo a iniciativas de autogestión de diferentes asociaciones civiles e instituciones públicas relacionadas con el mundo del libro. 
• Constitución, ampliación y consolidación de redes sociales, a través de acciones culturales definidas dentro de la especificidad de la disciplina literaria. 

El objetivo es desarrollar mecanismos de extensión y promoción cultural que permitan mejorar las acciones y fortalecer los servicios en ámbitos como: 
• Organizaciones y comedores comunitarios. 
• Clubes sociales y deportivos. 
• Paradores para personas sin techo. 
• Hogares de niños, mujeres y adultos mayores. 
• Hospitales y centros de salud. 
• Institutos de menores y penitenciarios. 
• Centros de Acción Familiar y de Primera Infancia. 
• Peluquerías y salones de belleza a través de “Leyendo espero”.

Acciones permanentes establecidas por Bibliotecas para armar:
• Constitución de un fondo bibliográfico que permite dotar de material actualizado a las bibliotecas que forman parte de la red. 
• Capacitación a los referentes de estas instituciones y a público en general: cursos anuales para auxiliares de bibliotecas comunitarias, seminarios de literatura infantil y juvenil, narración oral, cine y literatura, entre otros. 
• Actividades de promoción y animación de la lectura: teatro y lectura, animación audiovisual, Bibliotecas Abiertas, encuentros de narración oral, ciclos de cine, charlas con escritores e ilustradores, etc. 
• Producción de bienes culturales que permitan generar mecanismos de multiplicación de la lectura. 
• Comunicación entre bibliotecas y visibilidad pública de las mismas a través de la realización conjunta de acciones especiales. 

Una biblioteca próxima 

Este Programa realiza un relevamiento permanente de bibliotecas comunitarias en funcionamiento o espacios sociales con demanda de este tipo de servicios. En función de las necesidades, las capacidades y los intereses de cada una se organizan capacitaciones para los mediadores de lectura y se implementan encuentros literarios para niños y adultos, charlas con escritores, ilustradores, historietistas y narraciones orales para estimular la lectura entre los asistentes. Se brindan también espacios de apoyo en los que se trabaja conjuntamente con la biblioteca participante, generando recursos y analizando estrategias para que lleven adelante la actividad diaria. A partir de esto, los referentes de las instituciones continúan desarrollando tareas de animación de la lectura y promoción de la biblioteca, manteniendo el Programa contacto sostenido para el desarrollo de actividades especiales y la donación de material bibliográfico. Todas estas acciones tienen como fin estimular y consolidar las prácticas lectoras en la institución, sus referentes y participantes. Las bibliotecas comunitarias que forman parte del Programa reciben apoyo permanente caracterizado por acciones de: 
• promoción integral de la biblioteca, 
• animación de la lectura, 
• narraciones públicas de cuentos, 
• apertura y puesta en funcionamiento general de bibliotecas, 
• donaciones de bibliografía adecuada para el perfil y necesidades de la biblioteca, 
• asistencia en procesamiento bibliográfico, 
• tutorías en bibliotecas comunitarias, 
• capacitaciones para auxiliares de las bibliotecas, 
• apoyo para la presentación de proyectos, 
• fomento del uso social de la biblioteca, 
• organización y participación en eventos abiertos.

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