La palabra poética

Contra la muerte aún no se ha inventado nada, pero frente a la muerte la palabra poética puede funcionar como antídoto. Hay que atreverse, con la palabra como armadura, a enfrentarla y mucho más todavía cuando el destinatario de una historia es el público infantil. Libro de arena presenta hoy la reseña sobre Como si el ruido pudiera molestar, de Gustavo Roldán.


Por Alma Rodriguez

Hablar de “muerte” en literatura infantil no es moneda corriente. Como todos sabemos, existen innumerables tópicos a los que se puede recurrir frecuentemente, pero hay otros temas que no son susceptibles de ser abordados con la misma naturalidad o, si lo son, corren el riesgo de convertirse en obras desterradas, no elegidas y en definitiva no leídas, olvidadas. Cierta vez, en una entrevista, le preguntaron a Gustavo Roldán cuáles eran para él los temas tabúes en la literatura infantil, a lo que  respondió: 
"El sexo, la muerte, las malas palabras, los grandes temas que les interesan a los chicos... la política.”  Cuando, luego, se le preguntó si había censura, dijo: "La censura se ejercita de maneras muy perversas, porque está oculta. Un libro que queda en el cajón de un escritorio y no puede ser ni visto ni leído por ningún niño, no existe..."
A partir de estas palabras de Roldán es que Sandra Comino expresa en su artículo titulado “Esto no es para vos” y  presentado por la autora en el marco de las Jornadas para Docentes y Bibliotecarios "Libros infantiles y juveniles. Libros diversos, múltiples lecturas" de la 13ª Feria del Libro Infantil y Juvenil (Buenos Aires, julio de 2002): “En mi opinión hay un tipo de censura vivita y coleando que es por omisión y está vinculada con la temática. (…) El punto para detenerse es qué pasa con aquellos textos que hablan de temas que no aparecen demasiado en este campo de la literatura infantil y que sí aparecen sin problemas en la literatura para adultos. (…) La contradicción viene a cuento: ¿Por qué en un país donde la violencia es la tapa del día, es malo hablar de la muerte? ¿Y cómo sé que es malo hablar de la muerte? Porque no encuentro muchos libros que hablen de la muerte.”
Uno de los pocos autores de LIJ que se animó a hablar sobre la muerte fue Gustavo Roldán. La historia que él cuenta, en “Como si el ruido pudiera molestar”, transcurre  en un ámbito bucólico poblado de animales en el que, de pronto, la muerte viene a llevarse al tatú viejo. Comienza la historia diciendo: “Fue como si el viento hubiera comenzado a traer las penas. Y de repente todos los animales se enteraron de la noticia. Abrieron muy grandes los ojos y la boca, y se quedaron con la boca abierta, sin saber qué decir. Es que no había nada que decir. Las nubes que trajo el viento taparon el sol. Y el viento se quedó quieto, dejó de ser viento y fue un murmullo entre las hojas, dejó de ser murmullo y apenas fue una palabra que corrió de boca en boca hasta que se perdió en la distancia. Ahora todos lo sabían: el viejo tatú estaba a punto de morir.”  La muerte sorprende a todos y no hay explicación posible (no encuentra explicación una persona, mucho menos un animal…) hasta que llega un sapo muy sabio que parece tener la mejor manera de hablar acerca de este tema. El sapo con total tranquilidad puede explicarle al resto “que todos los animales viven y mueren. Que eso pasaba siempre, y que la muerte, cuando llega a su debido tiempo, no era una cosa mala.” Y les explica, además, que si alguien hizo todo lo que tenía que hacer ya podría morir tranquilo porque la muerte, cuando llega en tiempo y forma no es mala, es más, es una parte de la vida, la parte del final, donde la película termina de verdad y no como en esos films modernos en los que nos quedamos para ver si hay algo más.

El cuento retoma con valor un tema poco común en la literatura infantil para darle vida junto a la palabra poética. La literatura es ese lugar donde vive esa palabra poética, es el hábitat en el cual las palabras no mueren. La palabra poética eternizadora y eternizada funciona, así, como un antídoto contra la muerte.


Como si el ruido pudiera molestar
Gustavo Roldán
Buenos Aires, Norma, 2010














*Alma Rodriguez: es licenciada en Letras, se especializa en literatura infantil y juvenil y en este ámbito participadel espacio de investigación a cargo de Lidia Blanco en La Nube.

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