Cinco años de lecturas
Desde el año 2011 Vanesa Schwarz,
psicopedagoga, y las psicólogas Betina Burkman y Silvia Negro, forman parte del
equipo de salud mental del CeSAC Nº 27. Su interés en realizar actividades
promocionales y preventivas ligadas a lo comunitario las condujo a organizar y
dar vida a un proyecto de biblioteca y promoción de lectura en sala de espera.
Aquí nos cuentan sobre las inquietudes, los obstáculos y los deseos que a
diario las empujan para llevar adelante este espacio donde la lectura es
considerada una arista fundamental en la prevención primaria de la enfermedad y
promoción de la salud.
Por María Laura Migliarino
Los
miércoles por la mañana la sala de espera del Centro de Salud se llena de
libros. Petit, el monstruo; Secretos de
familia; Mi casa; Mi gatito es el más bestia, son algunos de los “hits” que
suelen salir en préstamo y que se encuentran siempre disponibles para que una
mirada atenta los recorra mientras espera ser atendida por un profesional. Hace
5 años que Vanesa y Betina apuestan a un espacio que comprende a la salud en un
sentido integral, que a veces no se corresponde con lo esperado, que tiene
otras lógicas, pero que es valorado por sus efectos. En general, para la
atención tradicional que predomina en el sistema de salud de la Ciudad de
Buenos Aires las actividades promocionales que involucran acciones por fuera de
la disciplina médica no ocupan un lugar central. En este sentido, la propuesta de
incorporar literatura en la sala de espera fue toda una novedad:
“Al
principio fue más costoso porque no había otros equipos que hiciesen
actividades en sala de espera. Luego se fue instalando para la población
asistente y para los mismos compañeros de trabajo. Fuimos de a poco dándole entidad,
marcando un espacio físico con una alfombra, corriendo las sillas, inscribiendo
tiempos, modalidades (…) Cuando nosotras terminamos les decimos que los libros
que están leyendo se los den a la pediatra. Poco a poco, los profesionales
fueron reconociendo ese espacio de lectura y el préstamo de libros.”
En
el devenir de la conversación las entrevistadas cuentan que a las primeras resistencias
institucionales se le sumaron algunos obstáculos ligados al ritmo y estilo de
vida contemporáneos. El crecimiento sostenido que en los últimos años ha
experimentado el mercado editorial de libros para niños, con la proliferación
de actividades y propuestas ligadas a la promoción de la lectura y la
literatura, ha tenido que adaptarse al avance de los dispositivos de telefonía
móvil que ofrecen una multiplicidad de opciones de entretenimiento:
“Nos
cuesta instaurar un espacio de lectura que implique un parar, dejar los
celulares, el acelere de la calle, relajarse y despreocuparse del movimiento
que tiene una sala de espera y que a veces es demasiado intenso. Nos
presentamos al inicio, invitamos a todos los adultos y niños presentes, leemos
un cuento y luego ofrecemos una lectura libre que a su vez es muy poco
acompañada porque los adultos son los más reacios y no siempre quieren
participar.”
En
los inicios nos cuentan que el sistema de préstamo de libros estaba abierto
para cualquiera que lo requiriera, pero como las entregas y devoluciones se
hacían junto con la actividad semanal de sala de espera muchos de esos libros
no volvían al centro de salud. El problema en ese entonces era que los chicos
que se llevaban libros solo asistían al CeSAC esporádicamente o por única vez, por
la consulta de salud escolar. Por eso es que decidieron acotar el servicio y en
la actualidad los libros se prestan a las familias que concurren habitualmente
para la atención primaria:
“Se
prestan todos los libros, salvo los que se utilizan en contexto terapéutico. Se
prestan el tiempo que se necesite. Tratamos de trabajar mucho con las madres
que a veces se ponen un poco exigentes y dicen: “lo tiene ahí y no lo lee”. Nos
parece muy importante el vínculo que se arme con el centro de salud en relación
al libro. Para nosotras también es válido que se lo haya llevado aunque no lo
haya leído. Hacerles ver que el contacto con la literatura pasa por varios
lugares y que está bueno que ellas puedan acompañarlos en ese camino.
Priorizamos eso que también es un contacto con el libro y con la lectura
(elegirlo, mirarlo, tocarlo) hasta que en algún momento (ojalá) lo pueda leer o
se lo lean”.
La
dinámica de trabajo es muy variada y a los inconvenientes nombrados se le suma
la falta de tiempo para concretar todas las propuestas que siempre sobrevuelan más
allá del trabajo en consultorio y los mismos límites que imponen los chicos:
“Tenemos
un montón de ideas pero siempre nos falta tiempo. Tenemos muchas ganas de hacer
pero a veces con las ganas solas, si uno no puede armar una actividad con
cierta lógica, no alcanza. Las actividades momento a momento están buenísimas
pero si uno pudiera planificar una serie de propuestas también iríamos
encontrando un hilo, que aunque sea siempre con chicos distintos, va
construyendo un caminito. Por ahora son actividades en sí mismas que no
continúan y la lectura funciona por si sola”.
“Para
el momento de lectura tratamos de elegir un libro que invite por sus
ilustraciones, que sea corto porque son los que más llaman la atención de los
chicos. Los que tienen mucho texto y poco dibujo no son los más requeridos. Van
más a lo visual, a lo cortito. Depende mucho también de las edades, hay niños
que tienen mucha avidez, mucha curiosidad y cualquier propuesta les gusta y
otros, aunque ya estén escolarizados,
buscan las ilustraciones”.
Vanesa
y Betina nos explican que la idea no es restringir en función de la edad porque
a lo que se apunta es a ofrecer un espacio cálido en donde cada uno pueda
encontrar algo de su interés más allá de
las presiones o expectativas que pueda tener un adulto. Se recomiendan lecturas
partiendo de la idea de que cada lector entabla con el texto una relación
íntima, una tierra fértil en donde el significado se hace presente, donde la
lectura es un acontecimiento que requiere de un sujeto particular, un texto, un
momento y un contexto.
Cuando
los libros salen de la escuela, de la biblioteca, siguen cumpliendo un rol. La
lectura se transforma y, en ocasiones, puede ser transformadora. De lo que aquí
se trata es de generar entornos para que la literatura se vuelva un espacio
habitable.
CeSAC
Nº 27
Arias
3783
Saavedra
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