Jugar a pensar, aromas de lecturas

Se termina diciembre y se van terminando las colaboraciones que llegaron durante todo el mes para celebrar los cien años del nacimiento de Clarice Lispector. Hoy les acercamos la lectura que hace Ana Medina de Revelación de un mundo.


Por Ana Medina


Saudade es un poco como hambre.  

Sólo ocurre cuando se come la presencia. 

 Pero a veces la saudade es tan profunda  que la presencia es poco:

se requiere absorber a la otra persona toda. 

Estas ganas de uno ser el otro para una unificación completa 

es uno de los sentimientos más urgentes que existen en esta vida.

Clarice Lispector



Camino hacia la feria, no la que podría haber invocado Clarice en sus crónicas. No ese ruido, no ese aroma, no ese ambiente tropical.  Camino y pienso en ella.  En mis lecturas de ellas: mujer, madre, escritora.  Cómo pensar, cómo jugar, cómo ser todas y una a la vez.  

Cómo escribir algo más, algo que no sea un mero regocijo de lectores y lectoras que recuerdan que hace cien años nacía Clarice Lispector, una grande entre las grandes.  Si me permiten, siento saudade de ella.  Siento ese hambre, esas presencias que nos faltan, esos sentimientos urgentes que nos provocan.   Siento saudade de revelaciones, aunque ahora el mundo parece revelarse al igual que antes de que yo naciera (unos años antes de la partida de Clarice).  Revelarse o decirse, tal vez  asomarse.   


Hay lecturas que nos hacen asomar, mientras que otras nos arrojan a profundidades o comienzos, incluso huidas.  ¿Cómo llegó Lispector a mi vida?    


Mi primera lectura, podría haber sido El misterio del conejo que sabía pensar dado que mi casa desbordaba de libros, como La Nube. Pero a decir verdad, no tengo más que pocos recuerdos precisos de mis huellas lectoras de aquellos tiempos, mediando los ‘70. Este cuento policial, también fue el primero del género en mi vida. Lo huelo.  Si hay algo parecido a la infancia, es el olfato: eso que “no habla”, eso que no tiene voz.  Un conejo puede pasar y pasa mucho -¡Carroll lo sabía!-.  Otro puede oler y pensar mucho, como el protagonista del policial en cuestión.  Lo que no sabemos es a cuántas niñas y niños argentinos llegó este libro publicado por Ediciones De la Flor, recién en 1974.  Muchos se lo perdieron, seguramente porque se instaló la dictadura cívico militar y se prohibió la circulación de libros que, claramente, hablaban de la libertad, entre otros temas vitales. 


Otro indicio, es de hace más de veinte años. Entonces, un vecino poeta me regaló un libro suyo en el que había un epígrafe con el misterioso nombre de Clarice Lispector.  No recuerdo exactamente la frase, pero fue lo suficientemente potente para que yo empezara a indagar.  Me encontré con algunos textos muy difíciles, otros con mucho deleite... hasta que apareció Revelaciones de un mundo, de los ‘60.   Impresiones de cosas que sucedían ayer como hoy: niños habitando las calles pidiendo un mango o lo que sea; madres criando niños/as, solas; mujeres coqueteando en y con la adversidad. Este libro, es una recopilación de las crónicas que escribió Lispector para el Journal do Brasil, con un grado extremo de libertad.  Esa que una quisiera  recuperar para todas las mujeres, madres, escritoras, trabajadoras.  Sin recetas, sin tips, sin formulitas. Que venga como una ola verde, como “un verde Brasil”, Como dijo ella misma, “Ay, cómo devoro con hambre el placer de la revuelta.”  


Además de  saudade, siento que el animus brincandi y la intensidad de los escritos de Clarice nos invitan a “jugar a pensar” constantemente.  Incluso, si los conejos no son tus animales favoritos ni el de los seres a los que quieras contagiar con lecturas.  

¿No es acaso urgente recuperar el olfato como sentido que nos oriente para elegir, no solo lecturas, sino imaginarios y mundos posibles?  

Además de ciertos hallazgos en su obra, quiero compartir una última frase, en este caso de “La Sorpresa”:  "Alegría de encontrar en la figura exterior los ecos de la figura interna: ah, entonces es cierto que no me imaginé, yo existo."  

Por siempre, con aroma a misterio, gracias por ser todas en una, Clarice Lispector.


Ana Medina se formó en diversos lenguajes artísticos, curaduría y  gestión cultural. Formalmente realizó la Especialización en Estudios Avanzados de Literatura Infantil Juvenil de la Universidad Nacional de San Martín y es Profesora Nacional de Expresión Corporal (IUNA).

Su trabajo, en el espacio cultural La Nube, se enfoca en la creación de proyectos que relevan -y revelan-  el patrimonio  literario producido en torno a la infancia, en diálogo con prácticas socio-culturales como la  lectura, la radio, el cine y las artes.


Revelación de un mundo
Clarice Lispector
Adriana Hidalgo Editora, 2018.

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