El misterio de Crantock

Lili Morales nos acerca su mirada sobre una de las más inquietantes novelas de Sergio Aguirre, y la relaciona (cosa que, estamos seguros, a nuestro futuro invitado mucho le agradará) con las precisas instrucciones del maestro Horacio Quiroga.


Por Lili Morales*


“El rumor de que en Crantock ocurría algo que escapaba a la razón y a la naturaleza siempre se mantuvo vivo entre sus habitantes. ¡Pero era tan apacible y generosa la vida en aquel lejano valle del sur, que nada hacía esperar el curioso final que tuvo el pueblo de Crantock esa horrenda tarde de enero”

Así comienza “El misterio de Crantock”.  Será ese “rumor”, el que me acompañe a lo largo de toda la historia, en la que el quiebre de lo real no surge de manera forzada. Sergio Aguirre no necesita de abundar en detalles innecesarios para perturbar al lector y sumergirlo en una atmósfera inquietante. Con delicados indicios lo inexplicable y lo extraño irrumpen sin desmesuras, pero provocando la intranquilidad suficiente para hacerme sentir que en Crantock nada es lo que parece. Mientras avanzo en la lectura recuerdo fragmentos de aquel memorable “Decálogo del perfecto cuentista” de Horacio Quiroga, aunque esté leyendo una novela: “No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil”, “Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno”; “No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. “

Leo y releo algunos pasajes y reconozco lo expresado por Quiroga en las descripciones, en manera en la que logra climas de gran potencia narrativa y despojados de adjetivaciones inútiles. Palpito el devenir de cada personaje como si pudiera ser alguno de ellos.

Me sumerjo en el relato de este pueblo fundado por inmigrantes escoceses en 1928 a quienes semejante paisaje de belleza natural les recordaba su tierra de origen. Crantock será el escenario donde se suscitarán muertes misteriosas y sucesos que escapan a la razón, signando la vida de sus habitantes a lo largo de las cinco décadas en las que se desarrolla la historia. Me atrapa cada capítulo que se presenta como un año determinado en el que se despliega la vida los distintos personajes y su derrotero frente a estos episodios inquietantes que no encuentran explicación. Una estatua de San Pablo Apóstol que mueve uno de sus brazos, árboles que estaban en un lugar del pueblo y aparecen en otro, repentino brotar de zanahorias que nadie ha cultivado, descargas eléctricas que llegan de la nada y asesinan. Sucesos y personajes se entrecruzan urdiendo una trama en la que el suspenso no me da respiro.

“El último día” será el capítulo que ponga fin a esta historia.  Se develará el origen de tantos sucesos enigmáticos y oscuros.  Y otra vez Quiroga: “… las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas…”  Como un eco que vuelve una y otra vez, resuenan esas primeras líneas tan potentes y que hicieron que me entregara por completo al relato “… nada hacía esperar el curioso final que tuvo el pueblo de Crantock esa horrenda tarde de enero” 

Y estoy segura, que tal como todos los desenlaces a los que Aguirre nos tiene acostumbrad@s, una vez más me invitará a superar el límite del asombro.


*Liliana Morales, docente jubilada. Dedicada durante los últimos quince años de carrera docente a la promoción y mediación lectora en la escuela 324 de San Carlos de Bariloche, en la que desarrolló un proyecto llamado “Desafío Lector”, que recibió el premio VivaLectura 2011. Como parte de su militancia en UnTER (Unión Trabajadores de la Educación de Río Negro) llevó adelante desde el año 2016 diferentes actividades alrededor del libro y la lectura, entre ellas una capacitación dirigida a docentes de nivel Inicial y Primario, titulada: “Había una vez: una experiencia para reencontrarnos con nuestro camino lector”. Recientemente ha terminado el Postítulo de Pedagogía de la Lectura, orientado a Literatura para Niños y Jóvenes, dictado por la Fundación Mempo Giardinelli.


El misterio de Crantock

Sergio Aguirre
Norma, 2004.

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