53 años de la muerte de Jack Kerouac
En marzo pasado se cumplieron cien años del nacimiento del poeta y novelista Jack Kerouac, el padre de la "Generación Beat" estadounidense. Hoy se cumplen cincuenta y tres años de su muerte, y, de acuerdo con el tema del mes, lo recordamos con tres de sus poemas.
Es tu amigo, déjalo soñar…
Es tu amigo, déjalo soñar;
No es tu hermano, no es tu padre,
No es San Miguel, es un chico.
Está casado, trabaja, va a dormir
Al otro extremo del mundo,
Va a pensar en la Gran Noche Europea.
Le explico a él, a ti, mi camino no es el vuestro,
Niño, Perro —escucha: vete a buscar tu alma,
Vete a oler el viento, vete lejos.
La vida es una pena. Acerca el libro, vamos,
No escribas más en las paredes, en la luna,
La del Perro, en el mar, en el fondo nevado.
Vete a buscar a Dios en la noche, también en las nubes.
Cuándo se detendrá este gran círculo en el cráneo
¡oh Neal!; hay hombres, cosas, afuera que hacer.
Enormes tumbas tremendas de Actividad
En el desierto de África del corazón,
Los ángeles negros, las mujeres en la cama
con sus hermosos brazos abiertos para ti
en su juventud, suplicando algo de
Ternura en el mismo sudario.
Las grandes nubes de nuevos continentes,
Pies cansados en climas tan misteriosos,
No bajes hasta la otra parte para nada.
Ensueños para Ginsberg
Tendido de espaldas a medianoche
oyendo el extraño tañer maravilloso
de las campanas, y sé que es media—
noche y en ese instante el mundo
entero fluye a mi vista
en forma de hermosos enjam-
bres estúpidos de palabras…
todo está sucediendo, brillando
tierras de Buda, bhuti
inflamado de fe, sé que acertaré
siempre & todo lo que tengo
que hacer (cuando oigo las cotidianas
voces vivientes de damas hablando
en una cocina a medianoche
hule tazas de cacao
pastel desagüe del fregadero…) quiero
escribir esto, todas las conversaciones
de todas las partes del mundo,
esta mañana, de-
jando que se abran espacios entre paréntesis
para acompañar mis más íntimos
pensamientos —con rugidos de todo
mi cerebro— el mundo entero
rugiendo —vibrando— lo escribo,
a toda máquina, 1000 palabras
(de páginas) comprimidas en un segundo
de tiempo —he estado
ataviado & peinado de oro en
el famoso atardecer griego
de alguna ciudad griega
Inmortal Fama & ellos
tienen que encontrarme donde encuentran
las vendas de mi
mortaja volando
bandera ondeando Lucien
Medianoche de vuelta a sus
bocas —Gore Vidal se confundiría
mucho, aburrido—
mis palabras serán escritas en oro
& guardadas en bibliotecas como
Finnegans Wake & Visions of Neal
Poema
El jazz se suicidó
Pero no dejó suicidarse a la poesía
No temas
al frío aire nocturno
No escuches a las instituciones
cuando devuelvas manuscritos
a la arenisca
no saludes & no pelees
por los pioneros de Edith Wharton
o la prosa de nebraska de ursula major
cuelga simplemente en tu patio
y ríete jugando amablemente
pastel trombón
& si alguien te da perlas
juju, judío, o cualquier otro,
duerme con ellas alrededor del cuello
Tus sueños serán mejores
No hay lluvia
no hay yo,
Te lo digo, tío
Seguro como la mierda.
En Poemas dispersos, Jack Kerouac. Traducción: Mariano Antolín Rato. Visor de Poesía, 1971.
Para ver más sobre la poesía de Jack Kerouac en Libro de arena.
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