Centenario de Jack Kerouac
El sábado 12 de marzo se cumplieron cien años del nacimiento de Jack Kerouac. Integrante de la Generación Beat estadounidense (junto con Allen Ginsberg y Gregory Corso entre otros), tuvo una vida corta pero intensa, marcada por los viajes y la errancia. En sus grandes novelas (En el camino, Los vagabundos del Dharma, Big Sur) las y los lectores lo acompañamos en estos viajes. Su estética tuvo además, influencia del jazz y de la filosofía y la literatura orientales. Recordamos a Kerouac con su gran poema dedicado a Charlie Parker, y una selección de sus haikus.
Charlie Parker
Charlie Parker se parecía a un Buda.
Charlie Parker que murió hace poco mientras se reía con un juglar de la TV,
luego de semanas de tensión y enfermedad,
fue llamado el músico perfecto
y la expresión en su rostro
era tan serena, hermosa y profunda
como la imagen de Buda
que se ve en el Oriente: los ojos entrecerrados,
la expresión que dice: todo está bien.
Eso era lo que decía Charlie Parker cuando tocaba: todo está bien.
Uno tenía la sensación de la mañana temprana,
como la dicha de un ermitaño
o como el grito perfecto de alguna pandilla frenética en una "jam session"
¡Wail ¡Whap!
Charlie reventaba sus pulmones para alcanzar la velocidad
que sus fanáticos deseaban
y su eterno atrasarse era lo que ellos querían.
Un gran músico
y un gran creador de formas
que finalmente encuentran expresión
en más y lo que quieras.
Aunque musicalmente tan importante como Beethoven
no era considerado como tal
un gentil director de orquestas de cuerdas
frente a las cuales él se erguía orgulloso y calmo
como un conductor de música en la histórica gran noche mundial
y hacía sollozar su pequeño saxofón
el alto
con claro y desgarrador lamento
en perfecto tono y brillante armonía.
¡Tut!
Los oyentes reaccionaban
sin demostrarlo
y comenzaban a hablar
y de pronto todo el tugurio se balancea y habla
y todos hablan;
y Charlie Parker
silbándoles hasta el borde de la eternidad
con su irlandés St. Patrick Patootlestick.
Y como en las nieblas sagradas
pataleamos y chapoteamos
en las aguas de la matanza y la carne blanca:
y morimos
uno tras otro
en el Tiempo.
Y qué tierna historia es
cuando se la oyes contar a Charlie Parker
en sus discos o en sessions
o en reuniones oficiales en clubes
(inyecciones en el brazo para la billetera).
Jubilosamente soplaba la corneta perfecta
de todos modos no importaba nada...
Charlie Parker perdóname.
Perdóname por no responder a tus ojos.
Por no haber hecho una demostración
de lo que eres capaz de inventar.
Charlie Parker ruega por mí.
Ruega por mí y por todos.
En los Nirvanas de tu cerebro
donde te escondes -
indulgente y enorme-
ya no Charlie Parker
sino el impronunciado Nombre secreto
que lleva aparejado
desde aquí hasta el este o el oeste
un premio sin medida.
Charlie Parker:
aleja la perdición de mí
... y de todos.
Publicado en México City Blues -Traducción: William Shand y Alberto Girri-Distribuidora Mexicana de Libros, Ciudad de México, 1976
Algunos haikus occidentales
Brazos abrazados
a la luna,
entre las vacas.
Elefantes ronzando
sobre la yerba — amando
cabezas juntas.
Perfecta noche de luna
estropeada
por disputas familiares.
Pájaros cantando
en la oscuridad
— Amanecer lluvioso.
Fallando la patada
a la puerta de la nevera
cerrada en cualquier caso.
Este atardecer de Julio
una enorme rana
en el umbral de mi puerta.
Llega la tarde
— la joven oficinista
se suelta el pañuelo.
¿Diré que no?
— mosca frotándose
las patas traseras.
Doblándose
contra la pared, las flores
estornudan.
Barbo luchando por su vida,
y venciendo,
salpicándonos a todos.
Profunda la amarilla
luna encima de
la tranquila casa encendida.
Signo descorazonador
— la pescadería
está cerrada.
Los haikus fueron publicados en Jack Kerouac-Poemas dispersos, en la Colección Visor de Poesía, en 1971. Traducción: Mariano Antolín Rato.
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