Natalia Méndez: “Esa ‘torre de marfil’ de la literatura por la literatura a veces me parece un poco necia”
Natalia Méndez: Fake News. Es una fake que echamos a correr nosotros mismos, pero podemos desmentirla acá.
MM: Eso es lo bueno. Bueno, prima, bienvenida.
NM: Muchas gracias por la invitación.
MM: Bienvenidas y bienvenidos. Hay alumnas y alumnos, gente de mi taller de los lunes, posiblemente gente de la editorial, y gente de ALIJA que auspicia estos encuentros, junto con Bibliotecas para armar. Bueno, Nati… lo primero que nos dijimos cuando abrimos el zoom fue “cuánto tiempo de no vernos por zoom”, porque esta era la manera en la que dábamos clases en la pandemia, ¿Cómo es la actualidad pos pandemia?
NM: Bien, por suerte, reencaminándose. Fue difícil la verdad en el área editorial, entiendo que para todas las editoriales. Quizá algunas más grandes tenían un resto, un envión, alguna apuesta guardada. Para nosotros en Edelvives la verdad es que fue una situación muy compleja. Para quienes no conocen muy bien a Edelevives, pregunten lo que quieran, no hay problemas en ir para atrás o en entrar en algún detalle. Edelvives es una empresa española, es una editorial muy grande, orientada a los que llamamos libros de consumo, de librería, que son los que seguramente vieron y admiramos todos en las Ferias del Libro, muy hermosos y lujosos, ilustrados, y también orientada al área escolar, con libros de texto. Y la casa que tiene acá en Argentina, donde yo, y alguna compañera que está compartiendo este rato trabaja, está netamente orientada al área escolar. Al haber una situación de tanta incertidumbre con respecto a las escuelas, al estar todo tan cerrado, en esa situación general que, obviamente no tengo que repetirle a nadie, todo esto quedó muy relegado. Uno a veces diría lo contrario, qué mejor que tener libros para que los chicos puedan seguir estudiando, poder seguir coordinando clases, a distancia. Más allá de esto, lo que no era fácil, y es entendible, es la incertidumbre económica, a la hora de comprar libros de texto, la dificultad de contactar docentes… Había momentos en los que nos daba miedo compartir el ascensor, no se podía ir a las escuelas… Fue realmente muy complejo para la temporada de textos. Y la casa de Edelvives de la Argentina básicamente trabaja y vive de la temporada escolar. Fueron dos años en los que el equipo editorial absorbió mucho trabajo interno, por cuestiones financieras también. Edelvives en Argentina tiene un equipo editorial muy pequeño, trabajamos con muchos colaboradores externos, entonces todo eso se vio complicado y reducido. La cuestión es que quedaba muy limitada la tanda de novedades. Tuvimos una tanda, por suerte, en el 2021, que eran los libros que estaba encaminados desde antes de la pandemia, y este año volvimos por fin a salir como todo el mundo, a contactar y a renovar el plan editorial, tanto en el área escolar como en la de literatura, que es donde yo trabajo. Por supuesto que el área de literatura muy relacionada con el mundo escolar, y el área de textos que trabajamos en Argentina. Este año tuvimos una primera tanda de novedades en la primera parte del año, y ahora estamos trabajando contra reloj en una segunda tanda. Para tener antes de las vacaciones escolares. Fue un esfuerzo de parte de todos, de la editorial y de los compañeros. Y ahora estamos trabajando de vuelta a toda máquina, a ver si logramos volver al ritmo normal de trabajo, previo a este “parate”. Entiendo que fue una situación parecida en todas las editoriales que trabajamos con el área escolar, en las que se veía directamente afectada la producción. Se sabe que en el área llamamos a todo “editorial”, pero hay mundos muy diferentes. Algunas cosas las padecemos y festejamos todas, pero otras con muy diferentes para distintos tipos de libros, o de estructuras editoriales. Así que vamos arrancando.
MM: Hemos arrancado, comparto lo que decís, muy por encima de la expectativa. Estábamos bastante asustados, en el mundo editorial y en el mundo en general. Con todo, el trabajo, la salud, la educación, etcétera. Pero en el mundo editorial hubo un momento en el que los autores pensamos que nunca más se iba a vender un libro, todo iba a pasar a PDF, las texteras no iban a llegar con los textos a las escuelas… Ustedes son una editorial que tiene, por lo menos, tres partes bastante diferentes: el impacto, con estos libros tan bellos, el libro de texto, y la literatura que en general circula por prescripción. Y todo estaba complicado. Vos has tenido trato personal (no sé si los editaste pero los traés desde España) con estos dos fenómenos del libro ilustrado que son Lacombe y Dautremer. Que llenan estadios… ¿cómo fue eso?
NM: Eso depende directamente de Edelvives de España. Esto suena raro desde afuera, pero así funciona el mundo editorial que es un poco como los derechos de los artistas. Son autores franceses, que en general publican su obra en editoriales francesas, con sus agentes franceses. Edelvives España es quien tiene sus derechos para sus versiones en español. Porque distribuyen en Latinoamérica, y en Argentina, por supuesto. Edelvives España, que es quien negocia sus derechos negocia también esas giras de promoción. Esto es muy “de primer mundo”. Cuando a vos, Mario, te llevan en una gira de promoción, te llevan a Rosario… En este caso, las giras se planifican con un año de anticipación, con muchos aviones en el medio, pero es otro mundo. Eso lo organiza Edelvives España; las visitas a la Argentina las coordinamos para que coincidan con la Feria del Libro de la Argentina, que es el evento que más nos convoca comercialmente para este tipo de libros. Cuando vino Lacombe, por ejemplo, de acá se iba a Colombia, era parte de una gira de promoción de las que ellos tienen como artistas. Con la coordinación de acá, tenemos la ventaja de poder compartir de cerca y conocerlos de primera mano, que siempre es muy interesante. Pero realmente, eso no podríamos hacerlo desde aquí, desde la Argentina. Esa es una de las ventajas de formar parte de un grupo europeo grande. A veces, todo lo que llamamos “libro” convive en un universo muy diferente en cuanto a estructura. Siempre son libros importados, eso quiero aclararlo, no son libros que me toca editar a mí. No se hace nada en Argentina para esos libros, vienen en una importación, y se editan en España. Ahí nos vamos a encontrar con palabras muy españolas, modos de decir… sería impensado para los costos de producción hacer una edición local. Son libros muy lujosos, muy caros de producir. Ahí preguntaba Laura si hacen animación o son solamente ilustraciones; yo conozco solo las ilustraciones. Me suena que cuando Lacombe estuvo acá mencionó que estaba incursionando en la animación, pero no tengo noticias. Además, no es que trabajan sólo para Edelvives. Son como cualquier artista de acá, que puede trabajar para distintas áreas y para distintas editoriales. Hay otras editoriales que compran sus derechos, no son artistas exclusivos de Edelvives. Yo no lo conozco, pero puede ser que tengan alguna animación.
MM: Acá en el chat Ana Sofía dice que es hermoso Hijos de dragones, de Sebastián Pérez, con ilustraciones de Justine Brax, que imagino que deben ser de afuera, porque a mí no me suenan.
NM: Sí; Sebastián Pérez había estado acá también, porque es autor de algunos de los libros, cuando estuvo Benjamín Lacombe, pero yo no conozco ese libro, no lo tengo visto. Puede ser. De los libros que importamos, a veces, por cuestiones legales, de importación, a veces llegan poquitos ejemplares, y no pasan por mi escritorio, no me llegan. Como es una cuestión comercial la importación de los libros, voy a buscarlo. Gracias por la recomendación.
NM: Sí; ese está ilustrado por Benjamin Lacombe.
MM: Tengo que decir, porque es importante, que hemos superado una pantalla, somos veintiocho, Natalia. Récord. Entre ellos, la compañera de Bibliotecas para Armar, colega y amiga Laura Ávila. “Queremos ver libros”, dice Silvana. Justamente a eso me iba a referir ahora. Primero que nada me gustaría que nos cuentes cuáles son las novedades, que está trayendo Edelvives.
NM: Lo que les puedo contar primero tiene que ver con las novedades recientes. Tienen más o menos un mes en la calle, así que estoy muy contenta, porque después de mucho tiempo, desde el año pasado, que no teníamos novedades así fresquitas. Les voy contando y cualquier cosa me preguntan o me interrumpen. Voy a confesar algo: si a mí me dejan hablar de esto, nos vamos a las diez de la noche. Aviso por si alguien tiene que irse a cenar. Vamos a hablar de las novedades, y les voy a contar de las colecciones que trabajamos acá en la Argentina. Muchas veces, la gente ve en la Feria esos súper libros importados y vienen a Edelvives con proyectos de álbumes hermosos, ambiciosos, y yo digo, sin abrir los proyectos: “No gracias. No es para acá.” Lo que trabajamos en Argentina son esas colecciones que se relacionan con el mundo de la literatura escolar. Tenemos formatos y posibilidades más económicas, porque son los libros que salen como literatura complementaria de la escuela; entonces son de precios más accesibles, y de producción local. Tenemos una colección que van a reconocerla por este cuadradito, de distintos colores, que es la colección Ala Delta. Como muchas de las colecciones orientadas a lo escolar está dividida por niveles lectores, por ciclos, porque es un poco la orientación para docentes, bibliotecarios, libreros, para recomendar los libros. La primera novedad es Changuitos, de Margarita Mainé y Daniela López Casenave que hizo unas ilustraciones increíbles en collage. Yo fui un poco maldita porque era una verdulería, así que ella tuvo que cortar bananita por bananita, zanahoria por zanahoria para hacer esas ilustraciones. Además estamos muy contentos porque es el primer libro de Margarita Mainé en nuestro catálogo.
Una autora muy reconocida, de mucha trayectoria, pero es el primer libro que tiene en Edelvives. Y en esta Serie, la Serie Roja, para primeros lectores, van a ver que las ilustraciones son a color, con una tipografía un poco más grande, para quienes se están iniciando en la lectoescritura, en esa primera lectura literaria. Y nosotros, dentro de esta colección, tenemos algunos libros que son más breves, como este, que es un único cuento, y otros que son varios cuentos, como el de Mario que se llama El gato fugado, que tiene tres cuentos breves, y algunas novelas que tienen capítulos breves, pero con la idea de ser el primer libro para un tránsito de lectura más largo. Que uno va a tener que dejar con el señalador y continuar en otro momento. Lo que muchas veces pasa es que dentro de la misma serie vamos a tener distintas extensiones, distintas complejidades y propuestas de lectura, un poco pensando en esto, que parece una verdad de Perogrullo: que todos los lectores somos distintos, atravesamos momentos distintos, y el marco de la colección permite esa variedad, ese recorrido. Tenemos una colección para los más chiquititos, pero en esta primera tanda no tuvimos novedades. Así que solo la menciono, es Pequeletra. Ahí sí es con imprenta mayúscula, un texto mucho más breve, un cuento único o un poema. Está pensada para esa primera lectoescritura, para compartir con chicos, para leer entre padres, adultos, y chicos, para compartir cuando todavía no saben leer del todo. Para hablar de la “cocina editorial” de Changuitos, este cuento lo tenía elegido, creo, desde 2018.
Así son los tiempos editoriales, con la pandemia en el medio. Es una historia que me encanta, y bromeábamos con Margarita, porque es la historia de un nene que es el hijito de la verdulera, que pasa sus ratos libres conviviendo con ella en la verdulería. Es chiquito, todavía no va a la escuela. Y va contando esa experiencia de una infancia diferente. Quizá en un primero o segundo grado hay chicos que pueden identificarse con este changuito de la verdulería. Y es una primera aventura, no es que está queriendo contarnos algo en particular de la vida, sino que nos cuenta una aventura de este nene que mientras su mamá trabaja intenta ayudarla. Ve cómo a una vecina se le caen unas manzanas que acaba de comprar, las agarra para alcanzárselas, la llama y ella no lo escucha y se va y da vuelta la esquina. Entonces la sigue y da esa primera vuelta manzana solo, buscando a la señora para llevarle las manzanas. Es un cuento muy tierno, muy adorable. Esta pequeñísima y modesta aventura, para una persona adulta, pero tratemos de acordarnos de la primera vez que dimos una vuelta manzana solos, o que llegamos a la esquina y no sabíamos bien dónde estábamos. Está muy bien contado, con mucho humor y mucha ternura, como escribe Margarita.
Me pone muy contenta que haya salido. Bromeábamos con Margarita, sobre que Pablo, el protagonista, ya debe estar como en séptimo grado. Era el nene de una verdulería de su barrio y hacía mucho que no lo veía. Está en la escuela. Va creciendo, pero nuestro changuito del libro mantiene su edad. Ahí están mostrando algunos Pequeletra...
MM: Sí, Ana tiene Tecito con lágrimas de dragón de Pez, Nada de mascotas, de Melina Pogorelski, dice Alejandro, Gaby, que está en Arrecifes, dice que ella también los tiene. Y Ana, que es fanática de los dragones tiene los tres de Pequeño Dragón. Cecilia Muga dice que es una de las que se confundió con los libros álbum y pensó en Edelvives Argentina. En algún momento, después de que Natalia termine de mostrar los libros, podemos ahondar en por qué no se pueden hacer esos libros acá, con los enormes ilustradores y autores integrales que tenemos. Se debería; el problema es económico. Pero no te quiero interrumpir.
NM: Dale; terminamos con las novedades y vamos al libro álbum. Tengo muchas cuestiones para compartir.
MM: Volvemos a eso después de los libros.MM: Muy buen diseño de tapa. ¿Mencionaste al ilustrador?
NM: Sí, Ernesto Guerrero, un ilustrador mendocino.
MM: Está bueno cómo jugó con el cuadradito de Edelvives.
NM: Sí. Dijo: “Si no lo puedes evitar únete a él”. Aparece una tortuga marina que las acompaña después en la aventura. Tiene un poco de todo. Esto que digo es una reflexión extra. Porque la novela es una historia de aventuras disparatada muy divertida. A veces, cuando trabajamos hace años con este mundo escolar a cuestas, a veces para bien y a veces para mal (no voy a repetir las quejas acá), propone otras lecturas que me parecen válidas en sí misma, como incorporar esa capa de lectura. Justamente, para mí la literatura tiene que ver con eso de que no se agota en un sentido, es diferente a bajar línea. No es que es un libro que lo leo y ya está, tiene más cosas para decir. Con quién lo converso, cuándo lo leo, en qué momento de un recorrido lector. Si uno vuelve a leerlo se va a encontrar con cosas nuevas.
La otra novedad de la misma serie, es Rey de golosinas, de Cecilia Pisos, con ilustraciones de Javier Joaquín. Es la historia de un nene de tercer grado, que es el hijo de la nutricionista. Entonces sólo lleva comida saludable, y se pasa todo el recreo con esa comida en su lunchera, mirando como el resto de la escuela compra en el quiosco. Van a aparecer un montón de elementos de la atracción y la fascinación con las golosinas, y el deseo que este nene no puede compartir, que se queda en esas ganas, salvo un día en la semana en el que le permiten comer. Y la historia empieza cuando aparece una compañerita nueva, que también llega con su lunchera y su comida saludable. Y una de las cosas muy interesantes que tiene este texto, es que está contado desde la voz de este nene. Ese mundo está armado desde la mirada de ese chico que ve las cosas desde un ángulo diferente de este mundo de las golosinas, esas cosas que pasan por mirar mucho algo. Descubre que hay unos compañeros que roban, por mirar tan atento siempre. Y empieza a preguntarse si tiene que decir algo o no tiene que decir nada. No sabe y no tiene los recursos para manejar eso. Esta es una frase mía, lo que nosotros vamos a leer acá es la voz de este nene preguntándose qué se hace en esas situaciones. Hay toda una trama con esta compañerita nueva, que parece que se va a ir con otro amigo, nuestro protagonista quiere quedar bien con ella. Ella colecciona papeles de golosinas y entonces el protagonista quiere comprarle una golosina en especial con un papel muy raro. No se anima, no le alcanza la plata, decide que lo va a pagar como “en cuotas”. Entonces le prepara una notita al quiosquero, diciéndole que le paga la primera cuota, y que le prepare unas golosinas, porque le da vergüenza decírselo, pero en esa confusión del quiosco la notita se pierde y él pasa a ser un ladrón más. Porque se llevó la golosina, pero no terminó de pagarla. Y aparece todo ese monólogo en el que se pregunta qué hacer con esa situación. Tiene que confesarlo porque no es un ladrón, pero quedó en ese lugar. Realmente es muy interesante cómo Cecilia va construyendo en capítulos súper breves, muy a su estilo, (es súper ágil la historia, creo que tardo más en contarles la trama a ustedes que cuando avanzan los capítulos), va armando la reflexión de este nene que se pregunta qué hacer cuando se ve en esa situación. Se pone muy bien en la cabeza de un nene de tercer grado, para hacernos sentir la angustia que era que todos tuvieran golosinas menos él, que todos tuvieran algo que él no tenía, cómo ser parte o no ser parte… es muy interesante ese narrador. ¿Sigo?
MM: Sí, estamos muy interesados escuchando.
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