Desde el aire

Buenos Aires desde el aire es la misma y a la vez es otra Buenos Aires que se deja recorrer por la mirada que sigue sus contornos, sus marcas insignes e íconos identitarios. El otro rostro que ofrece la cabeza de Goliat muestra su extensión inconmensurable para el ojo que se pierde en un horizonte saturado de edificaciones. Libro de arena no pierde de vista ni por un instante las posibilidades de contar Buenos Aires, de hablar de sus mil rostros, y presenta hoy una crónica de Corina Auster sobre la ciudad de los porteños.




Por Corina Auster

Si bien he redactado muchas crónicas acerca de lugares pintorescos de nuestra ciudad, en esta hay una diferencia que es notable: las imágenes descriptas no lo son desde la tierra sino desde el aire.
Es a través del programa Miradores de Buenos Aires que se realizan visitas guiadas a puntos estratégicos desde donde pueden observarse sitios significativos de Buenos Aires (depende de la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico que a su vez depende del Ministerio de Cultura del GCBA).  Lugares que a diario no miramos y que, sin embargo, vale la pena detenerse para hacerlo, pues hay mucho por descubrir en la gran metrópoli sudamericana.
Uno de los miradores se encuentra en el Hotel Panamericano (Carlos Pellegrini 551, San Nicolás), en su piso 23, que es un solarium con pileta de natación y spa.  Por su ubicación ofrece una visita privilegiada desde sus amplísimos ventanales que permiten apreciar los cuatro puntos cardinales, por ende, construcciones y edificios de relevancia de distintos estilos, épocas y barrios.
Se toma como eje a la Av. 9 de Julio, primero en dirección sur y luego al norte.
Entre los sitios emblemáticos podemos mencionar, hacia el sur: el Obelisco, que por la cercanía produce la impresión de que se lo puede tocar.
El Obelisco es un tipo de monumento egipcio que simboliza un rayo de sol, también por excelencia el icono máximo de la porteñidad.  Emplazado en la Plaza de la República -valga la redundancia-, es el lugar de reunión elegido tanto para festejos deportivos como electorales y demás manifestaciones.
Construido en 1936 tuvo sus detractores cuando fue inaugurado pero hoy es tan propio que -como ocurre con el dulce de leche, el colectivo o la birome- no nos imaginaríamos que no estuviese allí.  Lo construyó el arquitecto Prebisch para conmemorar los cuatrocientos años de la fundación de Buenos Aires por Pedro de Mendoza.  En su ubicación estaba la Iglesia de San Nicolás (que dio el nombre al barrio)  en cuya torre flameó por primera vez la bandera argentina.  La iglesia fue demolida para ensanchar la Av. 9 de Julio (dicen "la más ancha del mundo"), actualmente se encuentra en Av. Santa Fe al 1300, Recoleta.
No puede faltar en el detalle la tradicional avenida que nos identifica, llamada alguna vez "la calle que nunca duerme": Corrientes, calle angosta hasta 1936, la cual cambió de mano sólo un día, el del traslado de los restos de Gardel desde su velatorio en el Luna Park hacia el Cementerio de  Chacarita.
También se ven la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, el Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación (único edificio en la Av. 9 de Julio que tiene dirección; con sus veintidós pisos es uno de los grandes rascacielos de la ciudad y allí se realizó la primera transmisión televisiva del país), el Palacio Barolo, el Edificio La Inmobiliaria, la Torre Espacial del Parque de la Ciudad, la Basílica Santa Rosa de Lima y la cúpula más grande del país: la del Congreso Nacional, por citar unos pocos.
Hacia el norte se destacan: el Teatro Colón, el Edificio Le Parc, la Embajada de Francia, el Hotel Four Seasons, el Edificio Prourban (conocido como "el rulero"), el Edificio de la Cancillería, la Torre Pirelli (con helipuerto), el Edificio Kavanagh (el cual fue uno de los más altos cuando se inauguró y el primero con aire acondicionado central), y el Edificio Alas, entre otros.  Como telón de fondo se encuentra, a lo lejos, el Río de la Plata.
Se divisan los barrios de Montserrat, La Boca, Constitución, Balvanera, San Nicolás, Palermo, Retiro y una pizca del Gran Buenos Aires.
Asimismo, otros miradores forman parte del programa como la Galería Güemes, el Edificio del Automóvil Club Argentino y la Basílica de Santa Rosa de Lima.
Una experiencia inusual y formidable para valorizar desde las alturas el patrimonio arquitectónico, histórico y cultural de la Reina del Plata.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Cincuenta años sin J.R.R. Tolkien: cómo lo cuidó un sacerdote español y qué tiene que ver la Patagonia con “El señor de los anillos”

El crimen casi perfecto, de Roberto Arlt, Ilustrado por Decur

La lectura del tiempo