La obsesión por el detalle
Cuando irrumpe la literatura el mundo se transforma. En la novela Balzac y la joven costurera china, de Dai Sijie lo que se explora es la relación de los personajes con su entorno y también con la lectura, en la transformación que ejerce sobre sus experiencias. Fervientes como pocos, los lectores
de Libro de arena comparten sus impresiones de lectura.
Por Eugenia Ávila*
Lo que más llamó mi atención de la novela Balzac
y la joven costurera china, fue lo detallado de las descripciones. La
minuciosidad con que el relato arma su mundo. Me parece muy enriquecedor a la
hora de situar al lector en un contexto bastante ajeno al propio. Uno logra
compenetrarse lo más bien con el distante ambiente del relato, se mete de lleno
en el paisaje, en sus tonos y sus intensidades. Para un lector occidental
resulta difícil transitar por el mundo oriental, comprenderlo, seguir el hilo
de las cosas, de los fines, de lo que le da sentido a la vida allí. Cuando en
la trama irrumpe la literatura el mundo se transforma. Incluso la propia voz
del narrador es "ajena": sus intereses y anhelos están mucho más
emparentados con valores occidentales que con los de los campesinos chinos con
los que se ve forzado a convivir.
La novela trata de dos adolescentes provenientes de
familias de clase media profesional que, durante la Revolución Cultural china,
son enviados a un pueblo perdido entre las montañas para realizar su
reeducación: una educación acorde a los valores del régimen maoista. A lo que
se suman los descubrimientos, búsquedas y vicisitudes propias de la
adolescencia.
Su lectura me recordó a La insoportable
levedad del ser de Milan Kundera. En ambas obras puede
leerse, detrás de o en paralelo a la trama narrativa de la novela, la
crítica que sendos autores realizan a los regímenes comunistas de sus
respectivos países. Lo mejor del relato es cómo aborda los puntos de
encuentro y desencuentro entre los valores culturales de oriente y occidente.
Balzac y la joven costurera china
Dai Sijie
Madrid, Salamandra, 2001
*Eugenia Ávila: es bailarina y
docente de flamenco y desarrolla su actividad con la misma pasión con la que
emprende sus lecturas.
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