Nikola Tesla. Inventor del siglo XX



Pensamiento del futuro, ingenio sin límites, apertura a lo desconocido, soportes para la comunicación de voz y de imagen, máquinas de sueño o de pesadilla, en eso trabaja incansablemente la mente humana, en crear ficciones que al final se convierten en realidades. Esta crónica urbana cuenta acerca de un genio olvidado, Nikola Tesla, un inventor al servicio de la imaginación tecnológica.


Por Corina Auster

Luego de visitar la muestra interactiva “Nikola Tesla. Inventor del siglo XXI” en la Fundación Telefónica (ubicada en Arenales 1540, CABA, un ámbito para explorar el mundo de la innovación y la cultura digital), se me ocurrió buscar su nombre en un viejo diccionario. Mi sorpresa fue enorme, apenas se lo menciona: “científico serbio naturalizado estadounidense” y se añade la fecha de nacimiento y la de fallecimiento.
Esto demuestra que fue un genio injustamente olvidado y despreciado por la historia pero afortunadamente en esta era se lo ha rescatado y uno de los ejemplos es esta exposición. Conformada por fotografías, infografías, fotomontajes, videos, maquetas e instalaciones abarca el pensamiento de la época, sus ideas, sus inspiraciones, su vida, sus experimentos. Se realizan visitas guiadas.
La exhibición cuenta con la colaboración del Museo Tesla de Belgrado (Serbia) y es la muestra más grande que se hizo hasta el momento sobre su figura. 
El recorrido permite conocer muchos de sus inventos que fueron revolucionarios para su época, pues llegó a realizar más de 800, pero su legado aún no es enteramente conocido. Entre sus aportes a la humanidad se cuentan: la corriente alterna (que se utiliza actualmente, enfrentándose a Edison con su corriente continua, una disputa conocida como la “guerra de las corrientes”), el motor de inducción polifásico (que convierte la electricidad en movimiento y que se usa hoy en día en lavarropas, secador de pelo y otros aparatos eléctricos), la radio (pues Marconi no fue el verdadero inventor sino que le robó la paternidad), la primera demostración de un aparato dirigido por control remoto, las lámparas de bajo consumo y la bobina Tesla (un transformador de alta frecuencia que libera grandes cantidades de energía al ambiente, con electricidad sin cables y sin combustibles fósiles aunque no tiene uso).
Concibió ―pero nunca desarrolló― la tecnología por radar, los rayos X, un haz de partículas llamado “el rayo de la muerte” (una supuesta arma letal) y la radioastronomía.
Con fines altruistas, quería dotar de energía libre y gratuita a todo el planeta. Por supuesto, nadie lo apoyó, los dispositivos de energía libre de Tesla fueron destruidos por su mecenas J.P. Morgan por no poder obtener beneficios económicos de ello.
Se relacionó con personas que lo ayudaron financieramente y otras que lo perjudicaron (robándole patentes y desacreditándolo), pero todas fueron determinantes en su carrera, tanto los solidarios como los villanos.
Era brillante pero no le resultaba fácil llevar sus ideas a la práctica. En la carrera para desarrollar la radio transatlántica describió un nuevo medio de comunicación instantánea, que consistía en la recolección de cotizaciones de bolsa y mensajes de telegrama, canalizándolos a su laboratorio, donde iba a codificarlos y asignarles a cada uno una nueva frecuencia. Aquellas frecuencias serían transmitidas a un dispositivo que cabría en una mano. O sea que Tesla había imaginado el teléfono inteligente y la conexión inalámbrica a Internet (pero su socio J.P. Morgan nuevamente le negó el apoyo en la empresa).
Dijo en 1926: “Cuando la tecnología inalámbrica se aplique perfectamente, toda la tierra se convertirá en un enorme cerebro, que en realidad será un conjunto de bienes con capacidades. A través de ellos nos podremos comunicar al instante independientemente de la distancia. Pero no solo eso, sino que a través de la televisión y la telefonía vamos a ver y escucharnos los unos a los otros tan perfectamente como si estuviéramos cara a cara, a pesar de la intervención de miles de kilómetros de distancia. Los instrumentos a través de los cuales vamos a ser capaces de hacer esto serán increíblemente sencillos en comparación con nuestro teléfono actual. Una persona será capaz de llevarlo en el bolsillo de su chaleco.”
Pensó en la entrega de información para cada usuario individual. No sólo fue el precursor de Internet, sino de los smartphones, de la comunicación por redes sociales y aplicaciones como Skype o WhatsApp. Un futuro que comenzó hace cien años y que ahora se manifiesta en diversas formas. Fue el fundador de la tecnología moderna.
En la actualidad se han hecho diferentes interpretaciones con su figura en varios espacios de la industria cultural y el comercio, se lo puede observar en una instalación de la muestra denominada “Tesla Pop”, un tributo a la cultura popular, como películas, cómics, graffitis, videojuegos, literatura, posters, calendarios, ropa y accesorios, juguetes, tazas, bolsos, fundas para celulares y muchos productos más que le rinden homenaje ―que también les rinde económicamente a los que los producen, si se me permite la licencia― y que contribuyen a que se recupere su imagen. Tesla despertó el interés y reúne a muchos entusiastas que le devuelven el lugar que se merece en la historia. 
Considerado como un genio olvidado, un hombre fuera de su tiempo, un supersticioso por algunos y un extraño, un excéntrico, un loco por otros, murió solo y arruinado.
Tesla señaló que trabajó para el futuro y que el mundo no estaba preparado para sus ideas. Cabe preguntarse: ¿el mundo de hoy estará preparado para aceptarlo y comprenderlo?

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