Julio Verne, los límites de la imaginación

Cuando miramos el panorama de la literatura europea del siglo XlX y, puntualmente, la que se relaciona con el relato de aventuras, hay un nombre que se nos presenta de manera inmediata: Julio Verne. Es imposible soslayar a un autor que, como ningún otro, ambientó sus historias en lugares que, en el siglo XX, ya formaban parte, no sólo del verosímil literario sino del paisaje al que habían permitido el acceso, los avances de la ciencia: el fondo de mar, el espacio. Libro de arena comparte un recorrido por la Exposición que se realiza en la Fundación Telefónica, y que tiene como protagonista al gran escritor francés.


Por Corina Auster                                                                      
Una nueva exposición llegó a Fundación Telefónica, ubicada en Arenales 1540, en el barrio de Recoleta.  Se trata de “Julio Verne, los límites de la imaginación”.  Permanecerá abierta hasta el 26 de agosto y plantea un recorrido por la vida del escritor francés (nacido en 1828 y fallecido en 1905), su curiosidad insaciable, su imaginación frondosa, su estela, su legado ―a pesar de que no fue suficientemente reconocido en vida― y su influencia.
Un auténtico maestro de la novela científica y geográfica.  Un autor que viajó muy poco (investigaba desde su gabinete), pero todas sus producciones estaban estrictamente documentadas; divulgaban y educaban.  Fueron 101 en total ―podemos mencionar Viaje al centro de la Tierra, La vuelta al mundo en 80 días o De la Tierra a la Luna, entre otras―, teniendo algunas de ellas adaptaciones teatrales y cinematográficas.  Acercaba a sus lectores a mundos considerados “exóticos” en ese momento, cuando viajar no era una actividad tan común.  Fue un adelantado, anticipó inventos (como las máquinas voladoras), expediciones (los primeros viajes espaciales) y descubrimientos (investigaciones submarinas).  Muchas de sus creaciones se concretaron bastante tiempo después.
La exhibición está conformada por primeras ediciones de sus novelas, maquetas, fotografías, infografías, afiches, videos e instrumentos antiguos como un termómetro, un teodolito (para medir ángulos de distintos planos), una brújula, un barómetro (para medir la presión atmosférica), un sextante (para determinar la posición de un astro) y un cronómetro ―todos mencionados en sus obras―.  
Hay una representación del gabinete de Verne, es decir, la “cocina” de su imaginación y sus “ingredientes”: el entorno que lo rodeó, personajes, medios de transporte y animales que convergen en sus textos.
La muestra se expande hacia distintos ámbitos, cada uno asociado a un elemento: la tierra, el agua (el ámbito subacuático, submarino), el aire (los globos aerostáticos y las primeras máquinas voladoras de la historia), el hielo (los exploradores polares), el viaje a la Luna y el espacio (relatos futuristas anticipatorios de la época de Verne).
El material se adaptó para Argentina, por eso hay un sector dedicado a los pioneros de nuestra aviación Jorge y Eduardo Newbery, a las expediciones y conquista de la Antártida.
Es una reivindicación a un inventor de mundos maravillosos, de ficciones que incentivan la creación, alientan el entusiasmo por la aventura, el amor por la iniciativa y por conocer lugares lejanos.  A un visionario que sobrepasó los límites de la imaginación.  Porque “Todo lo que una persona puede imaginar otras podrán hacerlo realidad”.

Más información: www.fundaciontelefonica.com.ar




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