De inspector de aves de corral a prócer nacional: ¿el Estado puede administrar el legado de Borges?

Aunque cinco sobrinos de Kodama se declararon herederos únicos, muchos intelectuales, escritores y lectores debaten públicamente otros destinos para la obra del mayor escritor argentino.
Jorge Luis Borges. Alfredo Sábat 

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Tras la muerte de la escritora María Kodama, viuda y albacea de Jorge Luis Borges, intelectuales y escritores argentinos se expresaron en medios de comunicación y en redes sociales acerca del destino del archivo del autor de Ficciones, que incluye manuscritos, documentos, fotografías, objetos y (especulan algunos) incluso textos inéditos. Para muchos, la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (BNMM) debería ser la administradora de ese legado y permitir el acceso a los materiales para que se realice una edición crítica y académica de la obra de Borges, uno de los pocos autores del siglo pasado que carece de ella. Para algunos investigadores, la edición crítica realizada por el académico Rolando Costa Picazo para la editorial Emecé -que Kodama ensalzó- dejó mucho que desear. 


El misterio del testamento de María Kodama capta la atención de escritores e intelectuales. Ricardo Ceppi - Getty Images South America 


En el caso de que el Estado quiera intervenir en la disputa con los cinco herederos no forzosos (los cinco sobrinos de Kodama, por vía paterna) debe recurrir a la vía de la expropiación; para eso, necesita una ley nacional e indemnizar a los herederos. 

A pocos días de la muerte de Kodama, distintos escritores solicitaron la intervención del Estado. La escritora Beatriz Sarlo propuso crear un archivo Borges en la BNMM, según publicó InfobaeEl escritor Carlos Gamerro, que se pusiera en funcionamiento un comité de expertos para que, sin vulnerar los derechos económicos de los herederos, tomara decisiones de tipo literario, editorial y de archivo. Julián Axat, escritor y titular de la Dirección General de Acceso a la Justicia, recordó el caso de Franz Kafka: una heredera del manuscrito de El proceso lo vendió a dos millones de dólares y el Superior Tribunal de Israel dijo que la obra de Kafka pertenecía a las grandes creaciones de la invención de humanidad y debía regirse por el derecho público, no el privado, y pasar a manos de la Biblioteca Nacional de Israel. 



Para el abogado y amigo de María Kodama, el doctor Fernando Soto, esa alternativa es “absolutamente repudiable”. “Habiendo en la Argentina tantas necesidades, tantas carencias en lo más básico, como la educación, la salud y la Justicia, ¿van a gastar el dineral que sale comprarles a los herederos los objetos y manuscritos que legítimamente recibirán, según marca la ley, les guste o no a los intelectuales, para que vaya a la BNMM?”, dijo a este diario. Cabe recordar que, en 2022, Kodama aseguró que no consideraba legar a una ninguna institución del país el patrimonio de Borges. “Acá conocés a alguien en un momento y te parece que es una persona correcta, pero después la cambian por otra que no lo es tanto”, declaró. 

El ministro de Cultura, Tristán Bauer, dijo a LA NACION que era “prematuro” hacer comentarios sobre el tema. El exministro Pablo Avelluto consideró que, debido a la crisis socioeconómica que atraviesa el país, el sector privado (en vez del Estado) debería interceder y actuar como mecenas.


Esta mañana, la doctora María Victoria Kodama, sobrina de la escritora, informó a LA NACION que la causa sobre “sucesión vacante” pasó al juzgado civil 11, donde se tramitó la sucesión de Borges. “El fundamento de la conexidad o vinculación es de orden patrimonial -dictaminó el juez Horacio Liberti, a cargo del juzgado civil 33-. Debe reconocerse en las decisiones judiciales, [sic] la realidad de índole procesal y práctica que sin perjudicar derecho alguno, tiendan a un resultado de interés común”. La sucesión de Borges concluyó en 1988, por lo cual es poco probable que el juez acepte la competencia. “Del resto aún no resolvieron nada, ni del escrito del doctor Soto ni del nuestro”, agregó la letrada. 



LA NACION hizo una ronda de consultas con especialistas e intelectuales. Ni la doctora Kodama ni el presidente de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, el licenciado Fernando Flores Maio, se manifestaron al respecto. 

“Creo que la cuestión de a quién quedan esos objetos es secundaria y baladí. Lo importante es el correcto uso que se haga de ellos. Que sirvan para que los estudiosos e investigadores profundicen, o para que los admiradores e interesados en la obra de Borges los disfruten. El gran legado de Borges es su obra, sus palabras, y leerlas, releerlas y conservarlas cómo tesoros en nuestra memoria es su mayor herencia”. 

Claudia Farías Gómez, escritora, abogada, amiga personal de Kodama y coautora de La divisa punzó 


El abogado Fernando Soto considera "absolutamente repudiable" el reclamo de escritores e investigadores de que el Estado administre el legado borgeano. Fabián Malavolta - LA NACIÓN 




“Durante más de setenta años defenestraron a Borges, lo rebajaron de un puesto en una biblioteca de la ciudad de Buenos Aires a ser inspector de aves de corral; luego, también atacaron a María Kodama, y ahora ven a Borges como un prócer nacional, cosa que me parece bien pero poco coherente. Por lo demás, habiendo en la Argentina tantas necesidades, tantas carencias en lo más básico, como la educación, la salud y la Justicia, ¿van a gastar el dineral que sale comprarles a los herederos los objetos y manuscritos que legítimamente recibirán, según marca la ley, les guste o no a los intelectuales, para que vaya a la BNMM? Me parece absolutamente repudiable el reclamo”. 

Fernando Soto, abogado y amigo de María Kodama 

“Nosotros, los ‘filólogos’, nos habíamos ilusionado con que ahora sí podríamos hacer un archivo centralizado y unas Obras completas de Borges en edición crítica, cosas a las que la señora Kodama se negó sistemáticamente. Nadie quiere disputar la propiedad del patrimonio Borges, pero es esencial que se abra el acceso a sus archivos para poder hacerla. La aparición de ‘la banda de los sobri’ (Martín Nicolás Kodama dixit) nos desalentó bastante. Pienso que el Estado es mejor custodio que cualquier heredero”. 

Daniel Link, escritor, docente e investigador 

“Insisto en mi idea de que me cuesta creer que no haya testamento, solo que Kodama, con su conocida forma de pensar, pudo haber decidido que el duelo, y el silencio, mantenga los tiempos con un espíritu oriental, no con la ansiedad porteña. En cuanto el Estado, sabiendo que hablamos de un Estado manejado a su gusto por cada gobierno, creo que su función esencial es cuidar que el patrimonio de Borges se mantenga en el país. El día que la Biblioteca Nacional tenga un sentido de Estado, con una dirección designada por concurso internacional, no por el ministro de turno, se merecerá recibir todos los patrimonios literarios que sea posible. Mientras, se necesita unos mecenas que garanticen el resguardo de las colecciones de manuscritos, su exhibición pública, su mantenimiento, a cargo de un grupo de expertos reconocidos. La experiencia es buena, si pensamos en el Malba. Es fundamental separar el patrimonio inmobiliario, el cultural, y beneficiarios de los derechos de autor. A los herederos les corresponden todos los beneficios económicos, pero heredar una obra literaria implica una gestión idónea por muchos años, y esta la debe garantizar un grupo de expertos, me refiero a qué se publica y qué no, de qué manera se hace, cómo se decidirá frente a inéditos que hay o podrían aparecer. Ser heredero no garantiza conocer y saber cuidar una obra de esta importancia. Quizás, si aparece un testamento, Kodama haya diferenciado entre herederos y albaceas literarios. Una diferenciación fundamental. 

Guillermo Schavelzon, agente literario 

“El legado de Borges, me refiero a sus papeles y su biblioteca personal especialmente, debe ser administrado por el Estado de cara al futuro. Borges es un escritor del mundo porque es un escritor argentino, no a pesar. Toda su obra se entrama con las luchas y los debates de nuestro país, y desde allí es que se proyecta a problemas universales, como él mismo dejara escrito. En una escritura tan compleja, no sabemos qué significados por venir no hemos leído todavía, y dispersar esos papeles, que pueden terminar vendidos como suvenires caros, significaría un desarraigo que los puede dejar mudos al perder el contexto. Sería un saqueo cultural. Su lugar es la Biblioteca Nacional, de la que fue director, donde sus papeles pueden ser leídos en diálogo con los de Lugones o Paul Groussac. La Biblioteca fue su casa y ahí deben regresar”. 

Graciela Goldchluk, especialista en archivos de escritores contemporáneos y curadora del archivo de Manuel Puig 

“El legado de un escritor no se mide por los derechos de autor que pueda generar su obra, sino por su inmenso poder de disfrute cultural y de identidad. Que debe ser preservada, custodiada y compartida. ¿Quién debe hacerlo? Hay escritores que están unidos a una ciudad. Kafka y Praga, Joyce y Dublín, Saramago y Lisboa, García Lorca y Granada. ¿Cómo se hizo esa unión, cómo se conserva, cómo se goza? ¿Quiénes la hicieron, quiénes quisieron hacerlo y quiénes tuvieron la obligación? Cuando nos acercamos a estos casos, o a tantos otros que cuidan de sus escritores y sus obras, comprobamos algo: pocas veces son los herederos, o solo ellos, quienes custodian su memoria. Hay, en todos los casos, un entramado, complejo y virtuoso, que permite preservar su memoria y legado. Hay herederos y fundaciones, pero también universidades públicas y privadas, instituciones vinculadas a la cultura, y aún el comercio y el turismo, gobiernos municipales y nacionales. El resultado es la preservación de un acervo que nos atañe a todos, y a todos convoca. No ocurrió en un solo país, sino en muchos. No pasó una vez, sino muchas. ¿Podremos aspirar a visitar una Casa Borges, a disfrutar de sus obras completas bien editadas y respetadas? ¿Podrán en el futuro los estudiosos y los estudiantes acceder a sus archivos, su biblioteca y sus manuscritos? ¿Podremos todos visitar una muestra con sus obras, sus detalles cotidianos y su universo? ¿Podrá esa obra recorrer el país, el mundo, convocar nuevos lectores, iluminar nuevas lecturas? La respuesta no puede recaer en un reduccionismo público vs. privado, Estado vs. herederos, si no queremos reducir a la frustración su legado. Podríamos, por una vez, reducir el problema a ocuparnos lo buenamente que podamos de él. Nos lo debemos, y se lo debemos a Borges”. 

Miguel Gaya, escritor y abogado 

“Este affaire de los derechos sobre la obra de Borges y sobre sus bienes es una oportunidad para pensar en la noción de patrimonio, asunto sobre el que se debió haber reflexionado hace tiempo en relación con varios de nuestros bienes culturales. ¿Dónde están los límites de lo que constituye el patrimonio de una nación, de un pueblo? En este sentido es que considero que se trata de una bisagra para pensar cuál es la función de lo político. No hay dudas de que la obra de Borges es un patrimonio nacional. Borges es el escritor más importante de la literatura argentina, el más leído en el mundo y el más influyente en escritores y escritoras de todos los confines. Como investigadora y docente, he tenido la oportunidad de viajar a distintas universidades del mundo para poder consultar manuscritos y materiales que constituyen un material de estudio invaluable para los investigadores especializados. Me parece que es el momento para plantear la posibilidad de pensar y ejecutar leyes que impidan que esa fuga de materiales siga ocurriendo. Con esto no intento discutir el derecho de los herederos de usufructuar los dividendos por las publicaciones que les correspondan por comercializar su obra. Me refiero a materiales valiosos para analizar sus procesos de escritura, como manuscritos, notas y otros pretextos, y su biblioteca. Es aquí donde me parece pertinente que el Estado defienda el patrimonio cultural de los argentinos. Por otro lado, existe en nuestro país una institución como el Centro de Estudios y Documentación Jorge Luis Borges de la BNMM, que cuenta con la infraestructura y la formación académica necesarias para poder llevar a cabo esta tarea”. 

Mariela Blanco, investigadora del Conicet y profesora de la Universidad Nacional de Mar del Plata 

Estamos en un año electoral con posible cambio de signo partidario y en una de las peores crisis de la historia, con lo que no me apresuraría a pedir que el Estado gestione la herencia material relacionada con la obra de Borges. Sin duda que lo ideal sería que los manuscritos, los libros de Borges y demás documentación estuvieran centralizados en un solo lugar para que los estudiosos puedan acceder a él. Lo súper ideal sería que eso incluyera a los manuscritos que están en manos privadas anónimas porque fueron obtenidas de manera ilegal; para esa tarea policial y judicial sí que hace falta el Estado. También sería hermoso que en ese un lugar o en otro hubiera un Museo Borges, una gran casa de la literatura, atractiva, dedicada a su obra y derivados, pública o privada, que fuera una referencia de Buenos Aires para el turismo y para el gran público, ya que Borges es una marca mundial y ya que su obra está tan dedicada a imaginar Buenos Aires. Una alternativa sería mejorar lo que ya hay, la sede de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, que sea un lugar abierto para lectores, expertos y público general. No tengo opinión sobre si tiene que ser público o privado, aunque tiendo a pensar en una empresa mixta, ya que el incentivo privado eficientiza esas gestiones. Cuando se aclare la situación de la herencia, seguramente los herederos conversarán con las personas que saben para decidir qué es lo mejor a ese respecto; hablar de expropiación ahora, en medio de la sucesión, me parece apresurado”. 

Santiago Llach, escritor y docente 


Fuente: La Nación

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