Quince años de la muerte de Aimé Cesáire

Hoy se cumplen quince años de la muerte del poeta martiniqués Aimé Cesáire, ideólogo del concepto de negritud. Durante años vivió y estudió en París. Allí, junto con otros estudiantes de origen africano trabajaron sobre la negritud, y construyeron una mirada fuertemente anticolonialista, que influyó, entre otros, en escritores como Franz Fanon. Cesaire también escribió y publicó poesía. Compartimos tres poemas de Cuadernos de regreso al país natal, traducidos por José Vicente Anaya. 



Se anuncian balazos

En la orilla del mundo estoy esperando

a los-viajeros-que-nunca-llegarán

denme la leche del infante el pan de lluvia las

harinas de la medianoche el baobab

mis manos se espinaron entre matorrales de astros

pero fueron curadas por la espuma

y desatadas por el tiempo

la imagen de la prisión y

la fulminante geometría trigonométrica

para mi sueño con manecillas de reloj retrasado

para mi rencor hundido por la carga

para mis gigantescos árboles de Tasmania

para mi fortaleza de Papúa

para mis auroras boreales mis hermanas

amantes

mi amiga mi mujer mi foca

oh todas mis maravillosas amistades

mi amiga mi amor

mi muerte mi reposo mis furias

mis jaurías

mis malditas sienes

y las minas de uranio soterradas en la profundidad

de mis inocencias

se desgranarán

en comederos de pájaros

(y las estrellas estéreas serán el nombre común

de los leños recolectados en los aluviones de

las venas cantantes nocturnas)

en el minuto 61 de la última hora

la bailarina invisible disparará

a nuestro corazón

con infernales balas rojas y flores

por vez primera

a la derecha de los días descarnados sin ojos

sin desconfianza sin lagos

a la izquierda los fuegos que se ubican en días

cortos y avalanchas

en el pabellón negro de dientes blancos con

Vómito-Negro

será levantado y sostenido durante tiempo

ilimitado

por el fuego salvaje de la fraternidad


 

Sol serpiente

Sol serpiente ojo fascinante ojo mío

mar en que hormiguean islas crujientes

en dedos de rosas

lanzallamas ante las que mi cuerpo se

salva de ser fulminado

el agua eleva los esqueletos luminosos

perdidos en las galerías no lujosas

los torbellinos de témpanos dorados

corazón humeante de cuervos

nuestros corazones

son voz de rayos suavizados

giran en las cóleras agrietadas

transmitiendo iguanas al paisaje de vidrios

despedazados

son flores vampiras que relevan orquídeas

elíxir de fuego esencial

fuego exacto fuego mango cubierto

de abejas en la noche

mi deseo al azar

sorprende tigres en los azufres

pero el despertar de estaño se dora en

yacimientos infantiles y

mi cuerpo pétreo se alimenta de

venenos palomas y sueños

palabra azucarada del Brasil

en el fondo de un pantano



Entre otras masacres

Con todas sus fuerzas chocan

el sol y la luna

las estrellas caen para atestiguar

la moral

con una carga de nervios grises

 

no tengas temor atiende a las crecidas

aguas que desbordan el límite de

los espejos

 

han salpicado el lodo en mis ojos

y veo yo veo terriblemente veo en

todas las montañas en todas las islas

que no queda nada más que algunos

malditos colmillos de la

impenitente saliva del mar


En Cuaderno de un regreso al país natal- Traducción de José Vicente Anaya.

 

 

Cuaderno de un regreso al país natal
Aimé Césaire
Editorial Era, 1969.

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