Laura Casabé: “Este es un momento de mujeres”

Compartimos la segunda parte del encuentro de CINE+PROTAGONISTAS con la realizadora Laura CasabéEntrevista de Laura Ávila y Mario Méndez.



LA: Qué bueno que puedas decir esto,  que  sepas que la película es de los espectadores también. Porque una película un poco se construye en la cabeza del espectador. Nosotros encontramos un montón de cosas. Incluso, que el laberinto es el laberinto del pensamiento. 

LC: Bueno, eso sí. 

LA: Buscábamos la clave. Viste que en un momento de la película, Benavídez abre como una heladera, o un ropero, y pasa al flashback. La miramos muy atentamente. Estábamos muy cautivados con el casting. Nos habían gustado mucho Norma Aleandro y Marrale, que estaban muy en el género. Personalmente, me gustó mucho la escena de la valija, como está filmada. Como que ya es una escena de tu próxima película, Los que vuelven, por cómo está dispuesta la cámara.

LC: Mirá qué bueno. No me había dado cuenta. Qué bueno. 

LA: Lo ves y es de otra película esa secuencia. Es más naturalista si se quiere, algo más duro de ver, que se escapa de esa cosa más surreal que tiene Benavídez. Está muy bueno. Promete lo que vendrá.

LC: Totalmente. 

LC: Además, te admiro porque te fuiste a filmar a Misiones. Fuiste a hacer “la gran Hugo del Carril”. Contános un poco cómo fue esa experiencia. Parece una película mucho más cara de lo que realmente debe haber salido.

LC: Creo que salió una cosa así como doce millones de pesos. Está bien que estamos hablando de otro momento, pero fue muy barata la película. La experiencia de filmar en Misiones es muy difícil de explicar. Porque es un espacio del que podemos hablar en términos de territorio, de lo que implica un espacio como la selva. O en términos míticos, o energéticos, y lo que tiene que ver con vincularse con un espacio en el que el humano es un intruso. Por más que estés muy cerca de la ruta, la selva misionera es la selva. Estás en la selva de verdad, en un territorio que no es propio. Por más que tenga un par de rutas trazadas en la zona de Iguazú, donde filmamos. Yo estaba buscando una casa que estuviera en el medio del monte. Era muy importante por las necesidades del guion. Por lo que significaba para ellos estar ahí. Necesitaba ciertos blancos en ese espacio. Y la casa está, literalmente, en el medio del monte. Es un espacio en el que es medio una aventura todos los días. Es hostil en muchos aspectos, es difícil, llovió todo el tiempo, es indomable. No hay plan de rodaje que aguante, no tenés manera de poder prever. Pero también, por otro lado, es profundamente mágico. Es surrealista de verdad, eso es surrealista. El sonido, el olor, el espacio, son absolutamente surrealistas. Y creo que energéticamente es muy poderoso. Y es muy inspirador, pero no solo en términos de poder accionar la creatividad, que lo hace, porque te sugiere cosas todo el tiempo. Yo estuve dos meses metida ahí, en el medio de la selva, porque como estaba planteado en el guion, estábamos instalados en un hotel que estaba en el medio del monte. No un “resort”. Un lugar que se llama Puerto Libertad, en medio del monte, y además la locación estaba en el medo del monte, fueron dos meses metida en la selva. Todo es muy poderoso. Tenés que adaptarte a ese espacio y eso me pareció curioso e interesante. Llegamos los que hacemos cine, un poco soberbios, como que venimos a hacer la película, que es lo más importante que hay, y es como que la selva te educa. La selva, las comunidades guaraníes con las que trabajamos. No fue solamente el espacio y los bichos. También fue trabajar con guaraníes. Había una elección muy clara de que los actores tenían que ser locales, que el cast de los trabajadores tenía que ser con originarios, en la medida de lo posible. La idea era armar un mix. Teníamos una idea de cómo armar ese universo. Porque también pensábamos en los mensúes, y eran trabajadores que algunos eran originarios, no todos. Otros eran los que venían migrando de otros campos de yerba. O de hacer trabajo “mensú” (en realidad mensú es el de la yerba) en otro lugar, como los trabajadores golondrina de la Argentina de principios del siglo pasado. Buscábamos esa mezcla también. Por eso digo que no todos eran completamente originarios, pero sí eran locales. Queríamos que fueran actores locales, de Misiones. Tampoco podíamos llevar gente en avión de ningún lado. Tenía que ser gente de ahí, así que coincidió la decisión ideológica con la narrativa. Esto de trabajar con guaraníes te cambia también, el tiempo, la manera de pensar. Tienen otra manera de entender el mundo, de entender el tiempo, de poder vincularse, relacionarse… Eso es lo que se me ocurre ahora de lo que fue filmar en Misiones. En la selva.

MM: Tenemos otra pregunta relacionada con lo literario, Laura. Meterte en Misiones, meterte con la selva, con los pueblos originarios, ¿es también meterse con Quiroga? 

LC: Obvio. Total.  De hecho, el cuento “El mensú” lo releímos mucho. Mi vínculo con Quiroga es muy honesto, y muy formativo también. Como les decía, para mí, antes que el cine estuvo la literatura. Por supuesto que leí a Quiroga cuando era chica. Quiroga es un autor fuertísimo, es un autor de género… Es muy loco cómo sucede lo de la intertextualidad en la cabeza, porque la realidad es que cuando abordamos Los que vuelven, Quiroga no fue una reflexión que yo traje a la hora de agarrar el guion. Para nada. Pero cuando empezamos a hacer la investigación, hay muy poco material fotográfico de Misiones de principios de siglo. Y la mitad de ese material fotográfico, son fotos de Quiroga en el monte de Misiones, donde terminó viviendo. Ahí apareció, y ahí me di cuenta de todo lo de Quiroga que había en la película, que ni siquiera me había dado cuenta, y todo lo formativo que había sido Quiroga para mí, cuando era muy chica, haber leído “El almohadón de plumas” o “La gallina degollada”. Son cosas que no me dejaron dormir cuando yo tendría once años. Si eso no hace un poco a lo que terminás haciendo después, si uno no quiere volver a generar eso en los otros… es un poco el sustrato del terror. Quiroga volvió, y muy fuerte. Y después, cuando ya empezamos a trabajar, el que trajo el cuento “El mensú” fue Alberto Ajaka, el actor que hace el personaje de Mariano. Entonces, sí, abrazamos a Quiroga con conciencia de que lo estábamos haciendo. En la pre producción. Antes de viajar.

LA: ES muy distinto este proceso que el del corto, porque ustedes hablaban de ranqueles… Y en este caso ustedes llegan a conocer a la gente que trabajó con ustedes y la incorporan dentro de la historia. ¿Hubo una reescritura del guion estando ya en la locación? ¿O se mantuvieron más o menos con el guion que habían llevado?

LC: No, en la locación no. Lo que sí hubo, como en todos los rodajes, y más en uno de tanta complejidad como fue el de Los que vuelven, fueron cambios de dirección. Y muchísima reescritura de escena. Pero de acuerdo a las circunstancias que se nos presentaban y a las posibilidades. Nosotros viajamos dos o tres veces a Misiones, antes de viajar concretamente  a preproducir allá y a  filmar. Y en esos encuentros con las comunidades, sí estábamos todavía escribiendo el guion. En ese sentido, ahora que lo mencionás, no puedo recordar anécdotas precisas, pero estuvo atravesado por esos “scoutings”, porque viajamos a lo largo del año. Para que te des una idea, nosotros habremos filmado en octubre, pero empezamos a viajar desde abril a Misiones. Y toda esa época fue de escritura y de reescritura. 

LA: Lali González, una de las protagonistas, ¿estaba desde el principio en el casting o se sumó después?

LC: No, queríamos que fuera una actriz originaria también, guaraní. Pero la verdad es que hicimos bastante casting. Los últimos viajes ya fueron dedicados a buscar locaciones y actores. Y la verdad es que fue muy difícil encontrar una chica originaria que pudiera tomar el desafío de lo que significaba hacer a Kerana, que en ocasiones tenía una carga dramática muy fuerte. Y no la encontrábamos, no dábamos con Kerana. Fue bastante angustiante porque nos dimos cuenta de que no aparecía esa actriz que nosotros estábamos buscando. Y finalmente, se le ocurre a las productoras la actriz de Siete cajas. Yo la había visto hacía un par de años y me pareció bien. Y tuvimos la suerte de que ella estuviera en Buenos Aires cuando nosotros estábamos haciendo el casting acá. Buscamos por todos lados a Kerana, no solo en las comunidades y en las actrices misioneras, sino también en Buenos Aires, a “posibles Keranas”. Siempre respetando un determinado “phisique du rol” que estábamos buscando, pero seguía sin aparecer. Incluso hemos casteado a chicas muy interesantes, y cuando vino Lali, llegó al casting, y realmente de pedo estaba en Buenos Aires. Porque ella vive en Paraguay. Y había pasado por acá porque había grabado con Netflix. Se subió al casting, al toque leyó el guion, llegó y apareció Kerana. Esa es la historia. Hizo la escena que tenía marcada para el casting, y la vimos a Kerana. Y fue contundente. No me olvido más. Yo trabajo con un chico que se llama Lisandro Vera, que es director también. Trabajamos mucho juntos, y él es muy buen director de actores. Lo que nos sucedió con Lali no tiene que ver con la fascinación, sino con la tecla justa. 

MM: ¿Vi en una entrevista que además Lali estaba embarazada en ese momento? 

LC: Sí, así que imagínate si queríamos que fuese ella… la anécdota es que nos chamuyó con eso. Porque cuando ella llegó al casting, nos dijo que estaba embarazada. Pero no tenía panza todavía. La cuestión fue que después, nos dimos cuenta de que había mentido un poco con la cantidad de meses, nos dimos cuenta de que teníamos que llevar a una mujer embarazada (ella pasó del cuarto al quinto mes), en rodaje. Lo que tiene Lali González es una tenacidad muy grande, además de ser una actriz excelente. Es una de las personas más profesionales con las que trabajé. Incluyo a Norma Aleandro ahí. Lali González es una actriz con la que trabajar es un placer en todo sentido. Tiene un grado de profesionalismo… Ella iba a hacer lo que fuera para ser Kerana. Me lo dijo después. Y fue un poco así. Estamos muy contentos de que haya venido embarazada, porque finalmente Lali González es una chica que es muy flaca y muy guapa. De hecho, era modelo en Paraguay, antes de ser actriz o en un momento, las dos cosas. Lali embarazada, es más gordita. Y es hermosa esa Kerana. Nos la dio el embarazo, pero es la que queríamos. Nosotros no queríamos a una “Pocahontas”, que era mi miedo. “Tenemos que poner a una originaria hermosa”, que era mi miedo. Porque eso alimenta el morbo de los blancos mostrándoles a “la india sexy” Y nos quedó muy verdadera, gracias al embarazo de Lali. 

LA: SÏ. Y  supera el tema de que no es originaria realmente. 

LC: Bueno, buscamos una originaria mestiza. Cuando apareció Lali, dijimos que no era originaria a full, pero que podía dar una mestiza, tranquilamente. Porque también nos funcionaba mucho con el paisaje que queríamos contar en ese momento. Era mucha mezcla lo que sucedía a principios de siglo, y sobre todo en esa parte. En toda la Argentina pero sobre todo en ese lugar, porque había descendientes de alemanes… Era un espacio muy extraordinario Misiones, en ese aspecto.

LA: Además, el trabajo de la fotografía, la dirección de arte… más el talento de ella, quedó perfecto. 

LC: ¡Qué bueno! Sí, tuve un gran director de fotografía y una gran directora de arte. Son dos talentos tremendos. El equipo es un equipo de puta madre. Debe ser de los más talentosos con los que trabajé. Realmente, fui muy afortunada por haber podido formar ese equipo, para esa película que fue tan difícil de hacer. Y éramos muy pocos. No es solo una cuestión de que no teníamos plata. Eso se refleja en la poca gente que éramos. La directora de arte tendría un asistente… En la fotografía sí invertimos, pero fue una decisión tomada que hizo que todas las demás se desequilibraran muchísimo. En el caso del trabajo de Marina, que es la directora de arte, la eleva muchísimo. Porque concretamente ella tenía dos pesos para hacer el arte de la película. Y no fue la decisión que fuera a fotografía en detrimento del arte, sino que tuvo que ver con la decisión de hacer cine con muy poco. Y de evaluar los recursos que hay por todos lados, y de ver cómo… 

LA: ¿Querés contarnos algo del nuevo proyecto que estás haciendo? ¿Querés hablar de eso o querés mantenerlo en secreto? 

LC: No es secreto ni no secreto. En algún momento le dije a una amiga que me gustaría que fuera perfil bajo y que un buen día apareciera la película. Pero no es muy posible que eso  pase, así que ya está. Es una película que se llama La Virgen de la Tosquera. Esto nuevo es algo que ya está bastante encaminado, es algo que se va a filmar. Es una película de terror, también en la línea del terror social. Se lava un poco el fantástico. Son dos cuentos de Mariana Enríquez. Uno es “La Virgen de la Tosquera” y otro es un cuento que se llama “El carrito”. Son dos cuentos de Los peligros de fumar en la cama. Imagínense que  a Enríquez la sigo. Para mí, después de Samantha viene Enríquez. Me entero a mis treinta que hay una mujer en la Argentina escribiendo cuentos de terror… Fui corriendo a buscar quién era, y la tengo leída hace un montón. La fui siguiendo y esos cuentos los tengo en mi cabeza hace muchos años. Es una fusión de esos dos cuentos. También es una película de género, de terror, no es de género fantástico. Y sucede en el conurbano, es una historia de adolescentes en el verano del 2002. Ahí nomás del estallido del 2001. En plena debacle.

MM: ¿Mariana va a colaborar con el guion? 

LC: No. Me encontré con Mariana y demás. Nunca se planteó de esa manera,  honestamente. Mariana va a leer el guion ahora, porque además, por contrato ella tiene que leer el guion, antes de que se filme la película. La verdad es que me junté con Mariana a charlar, para pedirle la autorización de versionar los cuentos y tener los derechos para escribir la obra. Y la verdad es que hablamos dos minutos de los cuentos y el resto nos colgamos hablando de películas. Porque tanto ella como yo hemos visto todas esas pelis de terror que no vio nadie. “Terror francés del 2000”… Nos colgamos hablando de eso. Ella es muy cinéfila. Hablamos de glam rock… La verdad es que no hablamos en ningún momento de la posibilidad. A mí me gusta mantener cierta distancia. No por una cuestión de sentir que esta es “mi” obra, sino porque siento una admiración profunda, más que nada, y no la quiero molestar. Ojalá que le guste, eso es lo que espero. De todas maneras, como les decía “la película es la película”.

LA: ¿Alguien quiere preguntarle algo a Laura?

MM: Alicia levantó la mano…

Alicia: Hola, Laura. Me encantaron las películas, pero hay dos dudas que quisiera dilucidar. Una, es quiénes son tus autores de referencia sobre historia argentina. Y le segunda, que en El hada buena, uno de los personajes, a los quince o veinte minutos, menciona a Leonardo Favio. Y después vi que en los agradecimientos aparece Leonardo Favio. 

LC: Leonardo Favio es una guía espiritual en mi vida. Fue un agradecimiento a su cinematografía. 

Alicia: No hay que leerlo en clave irónica…

LC: ¡No, no! 

Alicia: Como también en los agradecimientos está Eva Perón, no me quedaba claro si eso había que leerlo en clave de parodia.

LC: La película es una parodia. No hay duda de eso. Pero esos agradecimientos son verdaderos. Desde el amor y la admiración hacia estas dos personas. A quien considero que es la jefa espiritual de la Argentina, Eva Perón, y a quien le sucede lo mismo en el cine, que creo que es Leonardo Favio. Fue una manifestación muy verdadera, no es en clave irónica. 

Alicia: ¿Y sobre historia argentina, a qué autores seguís?

LC: No… En el colegio... Bueno… fui al Pellegrini. Suena elitista decir esto, pero la realidad es que en ese sentido es un colegio que me ha dado mucho en términos de historia argentina. De hecho, lo tuve a Pigna de profesor, así que imagínate. No fue el mejor profesor que tuve, para nada, pero es un colegio en el que justamente, lo que tenía que ver con Historia y Geografía argentinas se preocupaba mucho por la formación. Entonces debo haber leído todo el crisol de autores que me dio la escuela, y profesores como Pigna, Mora… históricos de esa época.

Alicia: Me encantaron tus películas. 

LC: ¡Qué bueno, Alicia! Me alegro. 

LA: Acá Héctor quiere preguntar. 

Héctor: Hola, Laura. A mí también me encantaron tus pelis, me parecieron buenísimas. Sobre El hada… dos preguntitas. Quería preguntarte si la película es atemporal o es futurista. Y la otra cosa es sobre los personajes, que hablan con un acento alemán, si es una referencia a las acusaciones de filo nazi que en una época había hacia Perón. 

LC: Es una referencia paródica. Toda la película es un poco en clave paródica. Tiene un poco el espíritu de los Monthy Python. Es un humor que respeto muchísimo, que tiene esa cosa de irreverencia política, de incorrección. Hay algo medio paródico en ese sentido, pero todo lo que sucede es un juego. Y en lo que tiene que ver con el tiempo, tendría que pensar en cómo lo pensaba en ese momento. Creo que lo pensaba como ciencia ficción pura y dura, y me imaginaba una especie de futuro que se llama ficción especulativa. Que es una ciencia ficción de una situación de época no tan lejana. Creo que lo imaginábamos como una especie de futuro monstruoso.

MM: Luz levantó la mano. 

Luz: Hola, Laura. A mí me gustaron tus películas, tanto la primera que hiciste como ésta última que vi, La valija de Benavídez. Respecto de esta última quiero hacerte una pregunta. ¿Cómo resolviste el tema de los cuadros parlantes y de los pasillos que cambiaban de color? 

LC: Con una cantidad de trabajo y sufrimiento, la verdad, porque son efectos visuales (no especiales, ahora no me está saliendo el nombre) pero es una animación, básicamente, lo que sucede ahí. Es una mezcla entre el material concreto del cuadro hecho y una animación. Se hicieron los dibujos, se hicieron los cuadros, se dibujaron, y luego se animaron. Y después se compusieron los cuadros físicos en el set. Fue difícil de hacer, es algo que lleva mucho tiempo y precisión. Es un trabajo súper delicado, Hoy me costaría mucho trabajar así. En ese momento tenía muchas ganas de hacerlo y de probarlo. Pero la realidad es que después fue muy difícil que quedara como yo realmente quería. Si bien creo que quedaron bien, el stress fue enorme. Porque la obsesión para que eso quede, para que no se vea viejo dentro de dos segundos, para que los detalles estén precisos, es muchísima. Hay que estar muy atento. Después de esto digo que hoy no volvería a trabajar así. Más allá de que ahora estoy con otras cosas; no tendría ganas tampoco porque me resultó muy desgastante. La exigencia para que eso no se viera trucho, hablando mal y pronto, porque no tenés plata y la línea es muy finita. Cada peso es un dolor infinito, enmendar cada error es un montón de tiempo y de plata, entonces después tuvimos muchas pruebas. Fue complejo. 

LA: ¿Alguien quiere preguntar algo más? Gabriel…

Gabriel: A mí se me ocurre algo para pensar.  Hace un par de años como que había una claridad sobre la escena del cine argentino que representaba esta nueva generación… Me gustaría saber la opinión de Laura sobre qué es lo que ella ve que está pasando en este momento. ¿Qué es lo que te llama la atención? 

LC: Es un momento de mujeres, fundamentalmente. Creo que es un momento en el que está irrumpiendo la mirada femenina y la mirada diversa. Más allá de la militancia. Las obras y las películas argentinas más interesantes que estoy viendo son dirigidas por mujeres. Y está camino a que suceda con las diversidades. Que aparezca la mirada trans… Todavía falta mucho. Creo que más allá de que es una tendencia en el mundo, en el cine nacional y más allá de los géneros. Más allá del terror, más allá del cine de autor. En ese sentido creo que hubo una renovación interesante en el nuevo cine argentino, que fue necesaria, y que fue importante. Creo que algo muy interesante es que el cine nacional hoy es súper ecléctico. Y eso me encanta. En algún momento apareció toda la escena del terror, que tenía un lugar más marginal y apareció de un modo más fuerte, a romper la puerta. Y a decir “Estamos acá y siempre estuvimos”. Hoy no está esa necesidad de ganarnos un lugar, yo creo que el cine nacional nos lo dio. Si bien todavía hay mucho rancio al que le cuesta y no lo entiende con seriedad, creo que ese lugar ya está ganado. Creo que lo que hay hoy son muchas miradas diversas. En términos de géneros cinematográficos, en términos de relatos, de puesta en escena. Hay muchas y muy interesantes individualidades. Y hoy veo mujeres brillando en el cine nacional. Lo digo porque veo películas, porque lo sigo, porque estoy atenta, a la cinematografía nacional que se hace. Trato de ver las películas de Mar del Plata… Fue algo bastante único, pero el año que Los que vuelven estuvo en la competencia de Mar del Plata, en la competencia argentina eran alrededor de catorce películas, y creo que dos o tres habían sido dirigidas por hombres. El resto eran películas dirigidas por mujeres. Eso después no se replicó, pero me parece que va más allá de la estadística, que está contando esto que te decía. Creo que eso es lo que está sucediendo hoy. Y no solo en términos de películas sobre mujeres, porque no creo que pase por ahí. Sino en la mirada femenina puesta no solo en la de la directora, sino en la de la directora de fotografía, y en la del resto del equipo. Una mirada que transforma total y estructuralmente los temas, las historias y los puntos de vista. Y la manera en cómo se abordan esas historias. Estoy viendo eso, Gabi. Tengo esa sensación. 

LA: Buenísimo. Acá agregan todos que el momento de mujeres también se refleja en la literatura. 

LC: Es cierto, pero en la literatura, quizás en la Argentina más sí; pero en la literatura las mujeres siempre tuvieron un espacio. 

LA: Sí, pero se cuentan otras cosas. Eso es nuevo. 

LC: Eso sí. 

LA: Quiere preguntar algo Néstor. 

Néstor: Yo vuelvo a Benavídez. Leí una entrevista tuya en la que decías que Marrale y Aleandro no eran los actores originales. Que se sumaron después, por un problema con los actores que estaban al principio. No sé qué. Y leí en otra nota que cambiaste el guion para darle más papel a Norma Aleandro. Quería saber si eso era verdad. 

LC: Parece que no resisto un archivo… No sé si cambié para darle más papel a Norma Aleandro. Me parece que no. Además, Norma Aleandro tampoco podía laburar tantas jornadas. No creo que le hayamos dado más papel. No sé qué habré dicho. Por ahí mentí. No eran los originales… Eran Spregelburd y no me acuerdo quién era ella. Pero cuando apareció la posibilidad de Marrale, nos animamos con Norma. Pero no le dimos más papel. Igual, ella cobró muy barato, tuvo el gesto de comprender que esta era una película independiente, pero así y todo una jornada de Norma Aleandro para nuestra película era muy cara. Tuvo la enorme generosidad de cobrar por Actores, de cobrar el mínimo. Conociéndonos, entendiendo que éramos jóvenes, estudiantes, que esa era una primera película.



Néstor: Y la otra pregunta es ¿quién es Maverik, a quien le dedicás la película? 

LC: Es una drag que falleció. Que está en la peli. No sé si recuerdan la fiesta. Hay una drag muy alta. Es ella. Falleció después y por eso le dedicamos la peli. 

MM: Acá Marcela preguntaba quién es la mujer de rojo invitada a la vernissage. 

LC: Es ella, claro. 

LA: La secuencia de los títulos, del laberinto, qué buena. 

LC: La hicieron en México esa secuencia. 

LA: ¿La idea fue tuya, del equipo?

LC: Yo quería hacer una secuencia de títulos animada. Después fue la charla del estudio de animación y demás, pero la idea de hacer una secuencia así fue un gusto que me quería dar. 

LA: Es muy linda esa secuencia. Igual que en la del hada, que hay ilustraciones de Pablo Tambuscio. 

LC: Claro.

LA: ¿Todas tienen una secuencia así?

LC: Los que vuelven, no. O hacemos una secuencia de títulos o que arranque la película. A mí me pasa un poco así. Esa no tiene secuencia. Aparece todo al final.

LA: Tiene que ver con el cambio de tono que vas adquiriendo. Bueno, vamos cerrando. Ya que la tenemos cautiva…

MM: Hace una hora y media que está acá contestando preguntas, pobre. 

LA: Un interrogatorio… Te queremos agradecer, Laura, por la generosidad,  y la buena onda que tenés. Y estamos re orgullosos de vos como cineasta, así que nos quedamos esperando tu próxima película.

LC: ¡Qué bueno! Gracias. ¡Qué lindo que me hayas dicho eso! Bueno, espero estar a la altura con la próxima. Nos volvemos a ver dentro de un par de años a ver qué les pareció…

MM: Gracias, Laura.

LC: Gracias a ustedes, muchas gracias.

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