Adiós a Ramón Ayala

El jueves pasado, a los noventa y seis años murió el poeta, compositor, pintor y músico argentino, Ramón Ayala. Había nacido en Garupá, Misiones, el 10 de marzo de 1927. Libro de arena lo  recuerda con algunos fragmentos de la entrevista que Lalo Mir le hizo para Encuentro en el estudio, y con algunos de sus poemas. 

Ramón Ayala tuvo siempre interés por la palabra, y por la forma en la que la poesía configuraba el paisaje y el ámbito humano del que provenía, asociado con la cultura guaraní del LItoral: 

“Yo creo que hemos inaugurado una forma de decir, una forma de expresar el paisaje que no había sido tratado así antes. Por ejemplo, si vos decís: ”Algo se mueve en el fondo del Chaco Boreal/sombras de bueyes y carro buscando el confín,/lenta mortaja de luna sobre el cachapé/ muerto el gigante del monte en su viaje final./ ¡VamosTigre, Toro, Chispa, Guampa!... que son los bueyes… Y esta forma de decir o de cantar en esta tierra no era muy común. La gente hablaba más del pago lejano, y de las reminiscencias de la tierra, ¿no? Pero no estaba cerca de aquellas palpitaciones y las voces evidentes que el paisaje le mostraba a cada instante”. 

Mensú es una palabra que viene de “mensual”. Que como todas las palabras que llegaron a nuestra América, que trajeron los extranjeros, adquirieron una sonoridad lugareña”.

Cunumí le dicen al chico. Viene de cumbú, quiere decir “ternura”. Cunumí quiere decir “ternurita”. “Venga para acá mi cunumí”, “venga para acá mi ternurita”. Así que le dicen “ternurita”. ¡Fijate vos que cosa hermosa! NO creo que haya un país en el mundo en el que le digan al niño “ternurita”.

“El cachapecero es el que lleva el árbol muerto, el abuelo centenario que luego va a ser un piso como este, de madera, de pinotea. O que va a ser un escenario. O que va a ser un ataúd. O que va a ser una guitarra. No hay destino más hermoso para un árbol que ser una guitarra. Porque una guitarra es el viento, es el pájaro, es el misterio, es el duende es la distancia y es la tierra florecida. No hay destino más bello para el árbol que ser una guitarra”.

Foto: Nora Lezano


El Mensú

Selva, noche, luna, pena en el yerbal
El silencio vibra en la soledad
Y el latir del monte quiebra la quietud
Con el canto triste del pobre mensú

Yerba verde, yerba en tu inmensidad
Quisiera perderme para descansar
Y en tus hojas frescas encontrar la miel
Que mitigue el surco del latigo cruel

¡Neike! ¡neike!
El grito del kapanga va resonando
¡Neike! ¡neike!
Fantasma de la noche que no acabo
Noche mala, que camina hacia el alba de la esperanza
Día bueno que forjarán los hombres de corazón

Río, viejo río que bajando va
Quiero ir contigo en busca de hermandad
Paz para mi tierra cada día más
Roja con la sangre del pobre mensú

¡Neike! ¡neike!
El grito del kapanga va resonando
¡Neike! ¡neike!
Fantasma de la noche que no acabó
Noche mala, que camina hacia el alba de la esperanza
Día bueno que forjarán los hombres de corazón
Yerba verde, yerba.


https://youtu.be/6QylYqK3q3c?si=JtPqPE3B-iIBg4mQ


El cachapecero

Algo se mueve en el fondo
del Chaco Boreal
sombras de bueyes y carro
buscando el confín,
lenta mortaja de luna
sobre el cachapé;
muerto el gigante del monte
en su viaje final.
¡Vamos... Tigre... Toro...
Chispa... Guampa...!

Y va encendiendo la floresta
el chicotazo al estallar
y es una música crujiente
por la agreste soledad.
Camino y carro van marchando
y al rodar van despertando
en el hombre
todo un mundo de ilusión.

Cuelga una víbora enroscada
por el techo vegetal
en el peligro del pantano
las pezuñas en tropel
y un túnel verde va llevando
dos pupilas encendidas
sobre el tronco de la vida
rumbo al sol...
¡Vamos... Tigre... Toro...
Chispa... Guampa...!




El cosechero

Ahí van los cosecheros rumbo Chaco adentro
Para traer el sustento de sus días en el algodón
Los copos blancos caen bajo el sol
Y los ojos se visten de alegría y esperanza
Los cosecheros por el Chaco largo de mi corazón

El viejo río que va
Cruzando el amanecer
Como un gran camalotal
Lleva la balsa en su loco va y ven

Rumbo a la cosecha cosechero yo seré
Y entre copos blancos mi esperanza cantaré
Con manos curtidas dejaré en el algodón mi corazón

La tierra del Chaco, quebrachera y montaraz
Prenderá mi sangre con un ronco sapucay
Y será en el surco mi sombrero bajo el sol
Faro de luz

Algodón que se va, que se va, que se va
Plata blanda, mojada de luna y sudor
Un ranchito borracho de sueños y amor
Quiero yo

Algodón que se va, que se va, que se va
Plata blanda, mojada de luna y sudor
Y un ranchito borracho de sueños y amor
Quiero yo

Sombras negras en la costa, rojo en el horizonte
Plomo en el río quieto, que va atravesando el monte
El alba pesa en el cuerpo del cosechero dormido
Y el algodón de sus sueños le va tejiendo el destino

De Corrientes vengo yo
Barranqueras ya se ve
Y en la costa un acordeón
Gimiendo va su lento llamamé

Rumbo a la cosecha, cosechero yo seré
Y entre copos blancos mi esperanza cantaré
Con manos curtidas dejaré en el algodón mi corazón

La tierra del Chaco, quebrachera y montaraz
Prenderá mi sangre con un ronco sapucay
Y será en el surco mi sombrero bajo el sol
Faro de luz

Algodón que se va, que se va, que se va
Plata blanda, mojada de luna y sudor
Y un ranchito borracho de sueños y amor
Quiero yo, quiero yo

Algodón que se va, que se va, que se va
Plata blanda, mojada de luna y sudor
Y un ranchito borracho de sueños y amor
Quiero yo, quiero yo...
Quiero yo...



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