120 años del nacimiento de Aldo Pellegrini

Dos fechas conmemoran a Aldo Pellegrini en 2023. A fines de marzo se cumplieron cincuenta años de su muerte, y el 20 de diciembre se van a celebrar ciento veinte años de su nacimiento en la ciudad de Rosario. Como señala el editor Javier Cófreces en su introducción a Poetas surrealistas argentinos/as, Pellegrini fue “el auténtico promotor de la corriente poética surrealista argentina”. Fue director de las principales revistas literarias relacionadas con el surrealismo (entre ellas, Letra y Línea, Qué y A partir de cero). Fue además, antólogo, crítico, traductor y ensayista. Publicó además, cuatro libros de poesía, de manera independiente. En la contratapa de La valija de fuego, que reúne toda su poesía y fue publicado por Argonauta en 2001, Rodolfo Alonso señala que “…la poesía fue su amante secreta y exhaustiva, que lo atraía tantálicamente porque, como sin duda le había ocurrido con su temprana devoción por el surrealismo, se entregaba a ella desde los abandonos del automatismo pero sabiendo que todo ese material orgánico arrastrado desde las redes  del sueño y del azar debía constituir, para lograrse, un organismo no menos latente: el poema logrado, el poema vivo”.

Como homenaje a Aldo Pellegrini, el tema de Libro de arena en este último mes del año es el surrealismo. Comenzamos, por supuesto, con cinco poemas del propio Pellegrini.




Horizonte líquido


Con paso tranquilo
los transeúntes avanzan hasta el umbral de las
pupilas
amantes negros
ahuyentan a los perros enfurecidos
es la hecatombe de la lujuria
que se agita detrás de los rostros demudados
con paso tranquilo
amantes policromos se cruzan en la alameda de la
angustia
en su alcándara
el espectador perfecto estudia impasible las señales
de vértigo
el fuego latente de las vírgenes
el semblante inmaculado de las puertas
una voz se entreabre para mostrar su oscuro deseo
el amante negro sube las escaleras arrebatado por
la danza frenética
las ventanas se cierran
silencio de la noche de la carne
los desconocidos se estrechan la mano
una conversación interminable descansa en el
extremo límite de la sombra
desde la fría pupila los gimnastas ruedan por las
escaleras destrozadas
¿cómo llegar hasta lo que de ti no se ve?
¿cómo hacer brotar el deseo ardiente de tu carne
entreabierta?
a sus pies
los perros enfurecidos ladran
ojos implacables
en ellos se pierde el lenguaje de los deseos
el ahorcado se balancea al eco de los ladridos
buenas noches
todo termina
los perros aterrados huyen del horizonte ardiente y
líquido
palidece el vigor
de los brazos ávidos
una noche tranquila para el desconocido que se
aleja
una noche de olvido negro.



En voz baja


En voz muy baja
para poder atravesar la fragilidad de tu sueño
te haré la revelación de las formas
te contaré la belleza
de lo que nunca se vive
las maravillas que nacen imprevistas de la intensidad
del ardor
te enseñaré a caminar con firmeza en la oscuridad
a iluminar la noche con los deseos
a investigar el secreto inmortal
las aventuras galantes alineadas por orden
cronológico
de la vigilia
las borrará el sueño que busca la mujer que todos
rechazan
la mujer que enciende su espíritu caída en las
maravillas del amor
Yo
despierto
predico la absurda técnica de la irresolución
inmóvil
en voz muy baja
te revelo
que el mundo es una graciosa mentira inventada por el
buen humor de los mártires.



Mármoles


Nadie podrá olvidar
la voz velada del arqueólogo en cuclillas
buscando entre antiguas ruinas
las huellas de la angustia de los siglos
hundidas en la arena
sólo prosperan las prostitutas petrificadas
que conservan a través de los siglos
un inagotable deseo de amor
la voz velada y lejana busca lo viviente en lo muerto
a la sombra de la voz
la más deliciosa de las doncellas se desnuda de sus
heridas
piadosamente
cae una noche rota
piadosamente
sopla sobre los antiguos mármoles
el gran viento de los acoplamientos
en cada instante nacen y mueren de un modo infinito
seres invisibles que fecundan al tiempo
la voz lejana llama
al misterio derramado entre los monumentos
arqueológicos
una tempestad de mordiscos
hace sangrar los mármoles
sangre coagulada del tiempo inalcanzable
sangre inalcanzable del vacío.



Sustancia erótica


Paisaje de latidos

el viento azota tu mirada ardiente

ahí está agazapada la espera

un lejano murmullo anuncia los estremecimientos

de un salto intentas aniquilar la vida

y encender un crepúsculo de miradas frías

¿a quién buscas por ese camino palpitante?

¿qué fuga detienen tus manos tenaces?

corazón que galopa

hasta atravesar tu transitable desnudez

y hace estallar la vida

la vida

ahora llega la muchedumbre de horas indecisas

tu corazón galopa lejos de mí

tu mano cae

desde el instante sin tiempo

fracasada tu muerte

indiferente a todo próximo sueño.



La máscara de la medianoche


La casa

es una sombra del vértigo

que agita las manos de los moradores de la espera

un único juguete

la máscara

delante del gato inexplicable

el ente que detiene las horas

la apacible inexistencia de la noche del tiempo

vive la multitud en uno

¿a quién puede sorprender

el gato inmóvil que contempla la espera?

las sombras cubren el muro de la pequeña ausencia

no existe la multitud no existe uno

sólo las manos que se sumergen cada vez más en la sombra

para beber con extraña avidez el cálido licor nocturno

¿a quién puede sorprender

la visita de la pequeña ausencia envuelta en su repetido vértigo?

la única vigilia de la máscara

que despierta a los ausentes

que detiene la hora del gato inexplicable

un rayo de luz

hace más profundas las sombras

la casa

cesa de girar

la inmovilidad se arranca la máscara.


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