Victoria Bayona y Leonardo Batic: "Los escritores no nos preocupamos por las reglas, si no estaríamos dedicados a otra cosa."
Pocas cosas
pueden más que las coincidencias. Pocas cosas unen o asombran tanto como ellas.
Coincidir en un sitio, en un nombre, en un libro favorito. Cuando estamos en un
lugar que se llama igual que el libro que estamos leyendo parece que no puede ser. O cuando dos personas nacieron en un mismo lugar, estudiaron la misma carrera y
luego se dedican a trabajar en la misma tarea, como Leonardo Batic y Victoria
Bayona, escritores de fantasy en la literatura infantil y juvenil, suena increíble
también.
Libro de arena publica la primera parte
de la entrevista realizada en La Nube por Mario Méndez, como parte del ciclo “Encuentros
con autores de literatura infantil y juvenil” durante 2013. Sobre el género o
modalidad discursiva del fantasy, sobre sus propias producciones y su historia
personal en relación con la escritura hablan ambos escritores.
Mario Méndez: Buenas
tardes. Esto es más que nada es para que la compañera que desgraba sepa que
empezó la entrevista. Vamos a hacer la presentación formal. Victoria Bayona
nació en 1978 (tiene esa desvergüenza)
en la ciudad de La Plata. En 1981 se trasladó a la ciudad de Buenos Aires. Es
profesora de Dibujo, egresada de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano
Pueyrredón, y es conocida como autora de género fantástico, lo que denominamos fantasy.
En ese sentido, coincide con Leo. También platense. Los dos son nacidos
en La Plata y los dos son representantes del fantasy en Argentina. Fue una de las invitadas al festival
“Azabache 2013”, que se realiza en Mar del Plata… los dos fueron invitados, y
presentaron juntos una charla sobre el fantasy
que hoy van a repetir en parte. Ha publicado, además de Camino a Aletheia, muy
recientemente, dos libros. Dalila y losTritauros, que publicó Estrada en la Colección Azulejos y Los monos fantasmas, en una colección
nueva que dirige nuestro amigo Franco Vaccarini. De Dalila y los Tritauros yo les leí aquel primer lunes el inquietante
principio, con el manatí que no sabemos por qué está ahí.
Leo Batic nació unos añitos antes que Vicky, el 1º
de marzo de 1969, en La plata, también. Vive en La Plata con sus hijos Nahuel,
Sofía y Brenda y su compañera Stella Karczmarczyk. En 1997 cofundó el estudio Duendes del
Sur, con Walter Carzón y Pablo Zamboni. Escribió historietas para la revista
Looney Tunes, y es autor de más de veinte libros, entre los que se encuentra la
saga de Seres Mitológicos Argentinos, que son esos bellísimos libros que publicó
Albatros, y varios libros de la Colección del Mundo, de Ediciones B. Se
destacan, Seres fantásticos del mundo,
Dragones del Mundo, Duendes del Mundo
y Princesas del mundo. Como
ilustrador, hizo más de tres mil páginas de historieta para Disney, Hanna
Barbera y Warner Bros. Fue seleccionado para representar a la Argentina en la
Bienal de Ilustración de Bratislava en 2005 y 2007. Y en la primera quedó entre
los cinco finalistas para el premio Poroti.
Leo Batic: Premio
que dan los chicos.
MM: Qué
bueno, el jurado estaba integrado por los chicos de Colonia, que eligen al
mejor ilustrador. Formó parte del grupo literario Nación Cracovia, dirigido por
la escritora Graciela Repún que estuvo acá el otro día. Y en la actualidad
dicta clases de dibujo y escritura, además de organizar el grupo literario La
Cofradía de la Luna Llena con Lorena Scigliano. Escribió cuentos para las
Antologías del Primer beso, de Editorial Siete Vacas, y un cuento que tuve el
orgullo de editar y que me olvidé de traer, que está en Un mes después y otros cuentos aterradores, en el que incursiona en
el género, creo que por primera vez.
LB: Sí, y
después de eso me llamó la gente de Paka Paka para hacer un cuento para La
Biblioteca Infinita, y decidí jugar de nuevo con el género de terror porque me
gustó. Gracias a vos.
MM: De
nada. (Risas). Escribió además, cuentos para manuales como el Estrada, revistas
como Billiken y canales de televisión como Paka Paka, y, por supuesto, lo que
creo que es lo más conocido y que lo marcaría como escritor, que es la Saga del Último Reino, que son Herederos de las Hadas, Herederos de Dragones y Herederos de la Magia. La leí hace muy
poco. Me metí en un baile con esto de invitar quince autores en poco tiempo y
he leído algo de todos, pero no todo, porque no llegaba. Ahora vamos a hablar
de todo lo que leí, y lo otro se los preguntaré. También quiero destacar,
porque no es un dato menor, que Leo hoy se vino desde La Plata, porque sigue
viviendo allá, y encima se vino en tren porque la autopista estaba cortada.
Charlamos un poco antes, muy poco, para que después no sea aburrido, pero les
decía que hay unas cuantas preguntas que no van a ser retóricas porque si bien
tengo conocimiento de la literatura infantil y
juvenil, no me pasa lo mismo con el fantasy.
Entonces, la primera para ambos: ¿Cómo definen o qué creen ustedes que es el fantasy? ¿Y qué es la Cofradía del Fantasy que ustedes integran?
Victoria Bayona:
Vos
respondés la de qué es el fantasy y
yo la de la cofradía… (Risas)
LB: Bueno,
creo que todo el mundo conoce la literatura fantástica, sobre todo a partir de
los libros de Tolkien, el gran hit para quienes escribimos literatura
fantástica, el género, la realidad es que si bien es un libro que ha llegado a
muchísima gente, y por eso es conocido, lo cierto es que no es el primer libro
que hay sobre fantasy, porque
podríamos hablar de Las Aventuras del
Barón de Munchausen, que también tienen que ver con lo fantástico…
MM: El
gran mentiroso…
LB: El
gran mentiroso. O algunos podrían hablar de La
Divina Comedia, otros de los viajes de La
Ilíada y La Odisea, depende de la
perspectiva con la que uno tome el mundo de la fantasía, o de “lo fantástico”,
podemos incluir autores como Cortázar. ¿Qué más fantástico que un hombre que
cuando sube a un ascensor para cuidar un departamento, vomita un conejito? En
definitiva, yo creo que lo fantástico está presente en la humanidad desde siempre.
Y lo que ha sucedido en la actualidad es que hemos empezado a categorizarlo.
Antes no había una idea acerca de si lo que estaba escribiendo Julio Verne era
ciencia ficción o fantasy.
Simplemente eran aventuras en las cuales los personajes hacían cosas que eran
poco probables. Quizá, la fantasía, lo que empieza a utilizar es una cierta
cantidad de elementos que hoy son pilares de lo que es el fantasy. Aquellos personajes que forman parte de lo mítico, como
hadas, dragones, princesas, caballeros… en una realidad que no es necesariamente
la que vivimos nosotros. Y a partir de allí se ha armado como un concepto en el
cual el fantasy tiene que ver con la
creación de un mundo. El fantasy crea
un mundo con sus propias reglas, con su propio sentido acerca de la física, la
química, la magia, los elementos y los seres que viven en él. Y por el otro
lado se ha ido filtrando otro subgénero dentro del fantasy que es el relato fantástico, en el cual hay una grieta
(esto lo hablábamos el año pasado en la Primera Convención Tolkien
Internacional, que se hizo en Mendoza), en la cual la realidad, de buenas a
primeras es atravesada por un elemento mágico por el cual, por un pasaje se
cruza a ese mundo fantástico, o al revés, es algo fantástico que viene a
nuestro mundo. No perdemos esa sensación de las leyes que manejamos
habitualmente los humanos, por la extrañeza de esto que nos invade o que
nosotros inventamos, pero terminado el hecho, la grieta se cierra y volvemos a
tener dos mundos separados y diferentes. En este caso, podríamos mencionar como
ejemplo (si bien hay una creación de todo un mundo), a Harry Potter, que
comienza con una persona viviendo en un mundo normal, en el cual irrumpe en
algún momento la magia…
VB: O
Narnia.
LB: O
Narnia, sí.
VB: En
estos casos el mundo irreal irrumpe en el real. Pero también están las otras,
las novelas en las que todo el mundo es un mundo inventado, sin anclaje en la
realidad.
LB: Ya
que hablábamos acerca del fantasy y
de Tolkien, una de las cosas que hablamos habitualmente entre amigos, aquellos
a los que nos gusta este género, es de algunos títulos que son como los
elementos iniciáticos. ¿Leíste Tolkien? Entonces podés formar parte de “el
mundo de los que leemos fantasy”. Lo
mismo pasa con Úrsula K Le Guin, y Un
Mago de Terramar, que es un interesante texto para leer. Yo amo a Úrsula K
Le Guin. Creo que Rowling la ha leído para Harry Potter…
Asistente: ¿Podrían
precisar la diferencia entre lo fantástico y lo mágico?
VB: Todo
está sujeto a debate y a veces los límites no son precisos. Lo que parece un
relato fantástico puede ser fantasy o viceversa. O tener elementos
de ambos. Básicamente, lo que se estipula para diferenciar uno de otro es que, en
el relato fantástico, lo extraordinario se vive con asombro, si aparece un
duende en la taza de café el personaje va a tomarlo como algo completamente
inverosímil. En el fantasy, la
creación de ese mundo con esas determinadas reglas quizás le cause extrañeza al
protagonista en un principio, pero después se da por entendido que ese mundo
existe y que es así. Hay una convención. Esa sería la delgada línea entre el fantasy y el relato fantástico.
LB: Pero
vos hablabas del relato maravilloso. Creo que en este mundo también hay una
cuestión de extrañeza, de lo nuevo o lo extraño. En los relatos maravillosos
tenemos un elemento que tiene que ver con la magia, y que tiene que ver con lo
poco habitual, pero tampoco es tomado como algo muy extraño. Forma parte de
algo casi cotidiano. En las fábulas que los animales hablen es algo totalmente
normal. En el cuento de Aladino, agarrar una lámpara y frotarla para que salga
un genio forma parte de las cosas cotidianas que cualquier persona haría si
tuviera una lámpara…
MM: Incluso
ahora… (Risas)
LB: Incluso
ahora, sí. Uno sabe perfectamente que si tiene una piedra adelante, lo que
tiene que decir es: “Ábrete Sésamo”.
MM: Hago una pequeña mención cuasi erudita. Según Todorov, que diferencia lo fantástico de lo maravilloso y lo extraño, suponiendo que lo maravilloso es esto que acabás de decir, aquello que excede las reglas de lo natural. Aquello sobrenatural sobre lo que el lector no tiene dudas ni ningún tipo de objeción, acepta que haya hadas y animales que hablan, sin ningún tipo de problemas. Lo fantástico, lo de la grieta, es lo más difícil de entender, por lo menos cuando uno se lo cuenta a lectores jóvenes. Según Todorov, lo fantástico es tan difícil de encontrar porque reside en el momento de la duda. Según Todorov, la literatura fantástica sería aquella que te deja con la duda. No sabés si algo fue o no. Un ejemplo clásico, Otra vuelta de tuerca, de Henry James. La lectura de esa novela al final te deja con la gran duda acerca de si el ama de cría de esos chicos estaba loca, o si realmente había fantasmas circulando alrededor de la mansión donde vivían. Todorov dice que hay un tercer género pariente, que sería el de lo extraño, que es, a mi criterio el que tiene menos gracia, que es el que explica. Te mantiene haciéndote creer que es fantástico, y después viene y te lo explica.
VB: Cómo
Scooby Doo…
MM: No sé
por qué los chicos veían eso si sabían que después sabían lo que iba a pasar…
LB: Yo
hablé con la gente de Warner Bros, porque estuve diez años trabajando en Scooby
y ya no quería más, imaginate… y a los chicos, lo que los maravilla de Scooby
Doo, es que son adultos pero no tienen miedo de decir que tienen miedo, y
resuelven ese miedo comiendo. Cuando encuentran algo para comer ya no les
importa nada.
MM: Yo
había pensado en algo un poco más “erudito”… en Edgar Allan Poe… (Risas)
VB: Hace
poco, un escritor amigo, José María Marcos, se lleva Los monos fantasma y me dice: “Lo voy a leer igual, pero por favor,
decime que no tiene fantasmas Scooby Doo. Decime que si aparecen fantasmas, son
fantasmas, y que no se resuelven con una explicación”. Y entonces le dije que
se lo llevara tranquilo, que los fantasmas eran en serio.
LB: Esa
explicación de Todorov que diste, yo la estudié para dar una de nuestras
primeras charlas en Azabache. Hace muy poco. Y me la olvidé completamente.
Mientras vos lo decías yo pensaba que me acordaba de haber leído eso. Eso es lo
interesante. Nos pasó. En “La Tolkien”. Vino una persona a dar una
disertación, diciendo que no se podía entender a Tolkien cabalmente, si uno no
era un católico practicante. Toma hongos esa gente… Según él, Tolkien en una
carta había dicho que hablaba desde ese lugar. Imagínense… en esa convención
había frailes y sacerdotes que se pusieron pálidos, inmediatamente, como
pidiendo que paráramos a ese muchacho. Y entonces, yo, desde el fondo, con la
ayuda de Juan Iribarne y Victoria Bayona que me hacían de escuderos cuando la
gente me empezara a tirar algo, le dije que nunca sé, exactamente, desde dónde
escribo. Le pasó lo mismo a la pobre chica que hizo la diferencia entre fantasy y relato fantástico, y yo le
dije que entonces yo acababa de quedar fuera de la Cofradía porque yo escribo
relato fantástico. Y la chica, que era su primera intervención se puso violeta.
Con esta cuestión de que el fantasy es
la creación de un mundo, y en el relato fantástico es la invasión de lo
fantástico en la realidad.
MM: Lo
interesante de esto, es que es una
discusión bizantina y maravillosa, porque ¿qué mejor que ponerse a discutir
acerca de eso?
LB: Justamente,
lo que yo sentía es que lo bueno que tenemos los que escribimos, es que
nosotros no nos preocupamos por cuál es la regla. Si uno va a preocuparse por
cuál es la regla, más vale que se dedique a otra cosa.
VB: No
tenés una lista que dice que tenés que incluir esto, y esto y esto.
LB: Tenemos
gente maravillosa que después hace un análisis, como el que hizo esa chica,
pobrecita, que le costó remontar, o el que comentabas de Todorov, a quién
tampoco leí.
MM: Además,
como en todas las clasificaciones, hay cosas que quedan afuera. Esto de la
creación de un mundo que decís, si pensás en el relato puro y duro de ciencia
ficción, también sería la creación de un mundo.
VB: Claro,
pero la ciencia ficción tiene más que ver con lo tecnológico, lo futurista…
MM: Claro,
alguna cuestión científica.
VB: En lo
fantástico en general, hay mucho que tiene que ver con lo mitológico.
LB: En
este momento hay como una exacerbación de lo anglosajón, que tiene que ver con
que seguimos adorando lo que hizo Tolkien, y ahora con las películas, y con El Hobbit en tres partes, uno empieza a
tener en cuenta eso como el horizonte del
fantasy. Creo que esa es la gran pelea que tenemos en nuestro país, acerca
de la otra manera de contar el fantasy.
Estos libros tienen justamente la intención de demostrar que en nuestro país,
las sirenas y los duendes existían mucho antes de la llegada de los españoles.
Tenían otros nombres, pero eran personajes que existían previamente. Los
españoles llegaron y preguntaron: “¿Existen sirenas en este lago?”. Y los antiguos
habitantes de la tierra contestaron que no. Pero cuando les preguntaron si
había mujeres con cola de pez, dijeron que sí. La Vanyara en el Paraná, las Coñilafquen en el Sur, la Myup maman en el Norte. Existían previamente. Son
seres que están en nuestros relatos. Los dragones, por ejemplo, no nos
olvidemos que las islas de Chile están creadas a partir de la lucha de dos
dragones, Trentrén y Caicaifilú.
Lo que sucede, es que al llegar los
españoles, irrumpen con un nuevo lenguaje y
clasifican a las cosas de determinada manera. Después, nosotros, con
nuestra admiración por lo anglosajón terminamos siguiendo el recorrido que
ellos plantean sobre la fantasía. Esto no quiere decir que las hadas y los
dragones formen parte de una mitología que nosotros compramos. Lo que nosotros
tenemos que hacer es recuperar la mitología que nos es propia. Las hadas
existían acá, y formaban parte de la mitología de nuestra tierra antes de los
españoles.
Asistente: ¿Y
porque se llaman “La cofradía del fantasy”?
¿Por qué se usa la palabra fantasy
para designar a todo ese movimiento literario?
LB: No
tuvimos alternativa, lo discutimos durante bastante tiempo, acerca de llamarnos
o no llamarnos “cofradía”….
VB: Es el
género, así se llama el género.
MM: Igual,
siguiendo la idea esa de Todorov, la verdad es que a veces, con lectores más
jóvenes, pero ya que están ustedes que son parte de la Cofradía, este género
sería “maravilloso-épico”. Acá la cuestión es maravillosa, porque salvo en un
primer momento, si se acepta que existen las brujas, las realidades paralelas,
o la enfermedad produce que la gente se transforme en alguna especie de animal
acuático, y casi siempre hay una cuestión épica. La cuestión de la batalla, la
lucha del Bien y el Mal, el enemigo.
LB: Esa
es una de las cosas que nos gusta remarcar, a mí, particularmente. El viaje del
héroe de Joseph Campbell, que en El héroe
de las mil caras describió ese viaje heroico que todos hacemos desde la
infancia a la adultez. Quizá lo que él hizo fue plantear lo de aquel joven que
sale a enfrentarse con aquel miedo de la tribu… Quizá sea el de cazar ese
animal que está en el bosque, o sortear esa prueba que al regreso lo convierte
en hombre y le permite tomar un nombre y formar parte de la tribu. Lo que a mí
me interesa plantear en El Último Reino,
es cuál es el viaje de la heroína. Ahí, siempre insisto en que el viaje del
Héroe es un viaje hacia afuera, y el de la Heroína en general es un viaje hacia
adentro. Para aquellos que vieron la película Laberinto, no sé si se acuerdan,
es una nena que pide por favor que el Rey de los Duendes se lleve a su
hermanito menor y después se da cuenta de que fue una equivocación, y entra en
un laberinto que la lleva a convertirse en una mujer adulta para rescatar a su
hermano. Este es el viaje que corresponde a la Heroína. Hace poco vi una
película de ciencia ficción, Gravedad,
que me sorprendió, porque me encontré exactamente con el viaje de la Heroína.
Un viaje que necesita de determinados elementos que tienen que ver con lo
mítico, que aparece, incluso en el espacio, y esta cuestión de volver a las
fuentes para poder arrancar de nuevo. Y en el hombre, esta cuestión, en general
tiene más que ver con lo externo. Con la lucha física para empezar a entender
cosas que tienen que ver con su vida.
MM: Bueno,
esta cosa del hombre hacia afuera y la mujer hacia adentro es una lectura
histórica…
VB: Mis
heroínas no son muy introspectivas…
MM: No,
es cierto. Quedó una pregunta pendiente…
VB: La de
“La Cofradía del Fantasy”. Esa me tocaba a mí. La Cofradía del Fantasy está
compuesta por ocho escritores. Nico
Pinto —que está presente—, Juan
Iribarne, Pablo Nieto, María Inés Linares, Tiffany Calligaris, Julián Cáceres
Narizzano y nosotros dos: los nombré a todos sin repetir y sin soplar. Los orígenes
son un tanto confusos. Alguien lanzó la “batiseñal” y ahí fuimos. Primero lo
conocí a Leo. Nuestras dos primeras novelas durmieron juntas en el escritorio
de editorial Norma durante muchos años.
Tres años. Finalmente, la mía salió y la de Leo cambió de casa y se fue a
Ediciones B. Desde ahí ya estaba la idea de lanzarnos en conjunto, los dos fantasy de Norma. Iban a tratar de hacer
una movida como para que las dos novelas se promocionaran juntas. El destino nos
hizo cumplir esa iniciativa en la Cofradía, más allá de que hayamos publicado
en diferentes editoriales… Pablo Nieto fue uno de los primeros en querer
organizar una reunión con todos. Fue, en gran parte, una movida de él. Finalmente
nos conocimos en una nota que nos hizo el diario Clarín…
LB: Eran
solo los jóvenes del fantasy. Quedamos excluidos María Inés Linares y yo. María
Inés tiene cuarenta y yo tengo cuarenta y cuatro y quedamos afuera.
MM: Eso
es lo fantástico.
LB: Nos
quejamos un poco. Se perdieron de mí disfrazado de dragón. (Risas).
VB: Como
era el suplemento “Sí”, los periodistas quisieron…
LB: Discriminación
por edad, se llama eso.
VB: Lo
importante es que algún momento nos juntamos todos. La idea era recrear el
espíritu de los libros de fantasy, donde las cofradías se forman para combatir
al Mal… Así nosotros armamos nuestra propia cofradía, no para combatir a un
villano sino para mostrarnos como grupo, para tener más promoción y difusión,
para llegar a más gente, sobre todo porque creemos que cuando el lector se entusiasma
con un libro de fantasy, lo termina y
quiere otro. Esa es una de las características de los lectores del género. Me
incluyo. La idea es: si alguien se interesa en el libro de Leo y busca
información sobre él, que encuentre información sobre la Cofradía y se entere
de que hay otros escritores y otros libros a los que puede acceder.
LB: En
realidad, nosotros, en esas competencias tristes que se terminan generando en
las vidrieras de las librerías, si hay un rincón para el fantasy competimos con grandes tanques que vienen de afuera,
prefijados, prearmados, predigeridos con póster, muñequito, serie en HBO o
película… y eso nos permitía hacer un
corte transversal, porque somos todos de editoriales diferentes. Esto es algo
que no suele pasar. Juntarnos los de un mismo género, aunque sean distintas
editoriales, para pelear todos juntos. Y por otro lado, para hacer un poquito
de ruido. Que el librero piense un segundo antes de poner una enorme pila de
George Martin, y su Juego de Tronos,
o poner algunos de los libros nuestros… que lo siga pensando, pero que le
duela… (Risas).
VB: La
verdad es que nos funciona. De hecho nos
están invitando a lugares como grupo, a lugares a los que no habríamos llegado
solos.
VB: Las
editoriales festejan cualquier iniciativa que pueda generarles más ventas.
LB: En
Ediciones B somos tres de la Cofradía. María Inés Linares al principio con Hechicera de Relojes y ahora con Hechiceros de Tesoros, y Julián
Narizzano Cáceres con su Saga de los Dracomanos. Y ellos querían impulsar la
colección que estaba surgiendo dentro de la editorial. Yo, además, tenía otro
problema, porque tengo que promocionar mis libros de Albatros, así que en un
momento nos sentamos, y planteamos que esto tenía que ser “o todos o ninguno”.
Y después se lo toman de una manera mucho más relajada y divertida. La realidad
es que al género del fantasy tampoco
le dan mucha bola. Y tenemos que hacer casi todo el esfuerzo nosotros.
VB: Pero
es un esfuerzo que disfrutamos…
MM: Sin
embargo es un género que vende, ¿no?
VB: Hoy
en día —justamente le estaba comentando esto a Leo hace un ratito—, vas a
cualquier librería y están armando mesas enteras de fantasy. Gran parte de los títulos son extranjeros. De a poquito
están dándole un lugar, porque saben que es lo que está vendiendo más. Este año
en la Feria del Libro se vendió mucho. Hay mucha gente que está enganchada con
las sagas. Chicos jóvenes, ex lectores de Harry
Potter, que hoy en día tienen veintipico de años, y son consumidores del
género. Son muy críticos, también. Y están buscando siempre nuevas lecturas.
MM: Dos
cosas me llaman la atención. Por un lado, eso que dijiste antes, Vicky, de que
el lector de fantasy termina con algo
y busca más. A mí, como lector, y como
padre de niñas que está formándose como lectoras me preocupa. Porque veo un
fenómeno, por ejemplo, con Harry Potter
(me pasó con una sobrina, me está pasando con mi hija más pequeña), que después
de Harry Potter les cuesta tomar otro
tipo de literatura. Me parece que está bueno que lean, pero…
VB: La
pregunta es ¿por qué te preocupa? (Risas)
MM: Porque
quiero que lean más cosas, me parece que el mundo literario es mucho más
amplio. La otra, así me contestan las
dos cosas, es la cuestión de la juventud. Si bien vos lo señalaste
graciosamente, cuando dijiste que hubo una discriminación con vos y con María
Inés, tanto los lectores como los autores se caracterizan por ser jóvenes o muy
jóvenes. Esa chica, Tiffany, ¿cuántos años tiene?
VB: Veinticuatro.
MM: Y
empezó a escribir hace un par de años, y hay dos que no mencionaste, que busqué
en Google, María Fernanda Bertolatti y Vanesa 0’ Toole que son casi te diría
adolescentes que acaban de publicar libros de fantasy…
VB: Me
parece que el género está conectado con temas que a uno le preocupan cuando es
joven, sobre todo en la adolescencia, cuando se es más idealista. El fantasy
aborda cuestiones que es imposible que no lo conmuevan a esa edad… la amistad,
la búsqueda del amor, la libertad, la lealtad, la lucha por la justicia, las
desilusiones, la magia… son cosas que
están vinculadas a los ritos de iniciación, como estaba diciendo Leo hace un
rato. Me parece que, también, el por qué de la lectura compulsiva reside en que
es un género que te transporta a otro mundo. Y eso es adictivo. Porque tiene
que ver con transitar espacios, caminos, que te alejan de la vida de todos los
días.
MM: Me
quedé pensando en tu pregunta, de por qué me preocupa. Me preocupa, porque
Macondo también es otro mundo, y no es fantasy.
Vivimos otro mundo leyendo literatura histórica, realismo fantástico, leyendo
realismo puro y duro…
VB: Me
parece que también tiene que ver con el tipo de lecturas que le gustan a cada
uno. Tiene que ver con la identidad de cada lector.
LB: Voy a
ser injusto con Tiffany o con los autores jóvenes, me van a disculpar. Creo que
habría que hacer una distinción. Yo no creo que cada vez haya más escritores de
fantasy, jóvenes. Creo que es más
fácil que los jóvenes accedan a la posibilidad de ser conocidos por lo que
escriben porque tienen la posibilidad de acceder vía Facebook, vía un PDF, vía
un libro electrónico… de una manera que antes era mucho más compleja. Antes,
para acceder a publicar, se hacía un camino que hoy está más allanado. Por otro
lado, creo que en el mundo, los escritores de fantasy son bastante más grandes. Tolkien, Úrsula K Le Guin, George
Martin… estamos hablando de gente que dio la vuelta de los cincuenta. Son más
viejos que yo. La misma Rowling… Liliana Bodoc, Angélica Gorodischer. Me parece
que la gran diferencia es el sentido con el que se escribe el fantasy. Para mí, escribir fantasy para contar una aventura de lo
que les pasa a un elfo y un enano, no tiene ningún interés. No me importa. De
hecho, si es contar algo por lo que un chico se va a alejar de la realidad por
unos minutos, que se ponga un jueguito electrónico. Tiene que ser una metáfora,
yo tengo que estar hablando de otra cosa. Esto ya lo hablamos en Mendoza. Yo
saco al lector de esta realidad, lo meto en un mundo diferente, pero para que
cuando vuelva se plantee si este mundo en el que está viviendo es el mundo en
el que quiere vivir. O si no quiere construir otro. Cuando el fantasy no es simplemente una aventura
como la que podemos ver en muchas películas norteamericanas en las que no pasa
absolutamente nada. Termina esa historia y no pasa nada. Algo que tengo que
reconocer que pasa con Rowling, es que en sus libros hay metáforas serias de
realidades mucho más duras. La Orden del
Fénix podríamos verla con La Noche de
los Lápices, y hablar acerca de
cómo se forma un grupo para luchar contra una dictadura. Esa es la metáfora.
Por eso es interesante y por eso los chicos se enganchan. Porque ese libro está
atado a algo que sucede. Que les pasa, y que pueden relacionar con lo
cotidiano. Creo que lo mismo le pasa a los chicos que leen historias sobre
vampiros, y el tema de este rito de iniciación de chupar sangre, porque sabemos
que no estamos hablando de eso. Si no, Crepúsculo,
siendo una novela de vampiros tan mala, no hubiera tenido el éxito que tuvo.
Todos los chicos que leían a Meyer, querían ver en qué momento él le clavaba
los dientes. Si no existiera esa metáfora, la historia no vale absolutamente
nada. Está pobremente escrita, es obvio lo que está sucediendo, es lo más
próximo a un culebrón que uno puede leer. Y en este punto, creo que no habría
que distanciar tanto al fantasy de
cualquier otra obra literaria. Podríamos hablar de los libros de Allende o de
los libros de Cortázar. No me pongo, ni mucho menos, al mismo nivel que ellos.
Pero estamos hablando de otra cosa. Si Casa
Tomada es solamente eso, si yo no puedo sacar otra historia de adentro de
ese cuento, no tiene sentido como relato. Puede estar mejor o peor escrito,
pero no hay nada más ahí. Lo interesante es cuando yo encuentro algo más ahí.
MM: En El heredero de las hadas, el primero de
La Saga del Último Reino, que es el que leí, se habla de muchas cosas. Hay
una referencia al Proceso, y a los desaparecidos, se sitúa en la Argentina de
la actualidad y en el inicio (no casualmente Leo elige 1939, el año de la
invasión de los nazis a Polonia), y se habla del crecimiento de una adolescente
que tiene, como de sus primeros conflictos, que le detienen la menstruación.
Con brebajes, Sofía no menstruaba y no crecía. Incluso se habla fuertemente de
la adopción. Me parece uno de los temas más fuertes, y muy bellamente
trabajado, cómo esta nena se “parece” a sus padres adoptivos. Tiene cosas de la
madre, cosas del padre, es muy fuerte.
LB: En
ese punto creo que lo mejor es hablar de lo que uno conoce. Uno habla de lo que
sabe. Tolstoi dice: “Describe tu pueblo y describirás el mundo”. Yo soy
adoptado. Y una de las conexiones más rápidas que hice (es un tema del que
hablo en los libros de los seres mitológicos), en aquel momento yo quería que
se hablara de la adopción de la mitología como propia, como nuestra. Y me trajo
tan buen resultado en la gente con la que hablé, que me parece que es algo de
lo que tengo que hablar porque algunas cosas me son propias. Esta cuestión de
parecerse a los padres adoptivos me pasó. Yo no tengo piel para lunares, sin
embargo, me aparecieron los lunares que tenía mi abuela. En los mismos lugares
donde los tenía mi abuela adoptiva. Yo soy canoso, y empecé a tener canas a
partir de los once. Y un médico me dijo que esto se llama “mimetismo”. MI papá
adoptivo era rubio y de ojos celestes. Tenía el pelo casi blanco. Y lo mejor
que me salió fue hacerme canoso. Por eso, este tipo de cosas que parecen
pequeñas y delicadas, tienen que ver con la realidad que uno vive.
MM: La
verdad es que es una de las partes más emotivas del libro. El amor del padre
por la nena que eligió aislarse o retirarse, cuando su papá se fue y se casó
con otra, es realmente, el amor de un padre. Es realmente muy fuerte. Contanos
un poco de los libros de los seres mitológicos argentinos, que ha sido
ilustrados por vos, y que el otro día tu editora, Cecilia Repetti, me la
encontré en SM y me contó que te había editado, y me dijo una frase que la
repito porque es elogiosa, dijo: “Yo lo edité a Leo que hizo una investigación
tremenda para esos libros.” Contanos un poco.
LB: A mí
me gustaron mucho los seres mitológicos, desde que a mi papá le gustaba
recorrer el país en carpa. Así que conozco el país de manera más linda para
conocerlo, que es yendo a los lugares y escuchando las historias de la misma
gente. Eso fue quizás lo que más me tocó, lo que más me movilizó. Hay dos cosas
que me mueven: una es aquello que tiene que ver con mi infancia y lo que me ató
a mis padres, y otra son mis amores. Cada vez que me peleo con el amor de mi
vida, hago algo que me cambia la vida.
En este caso, yo estaba estudiando periodismo, y me peleé con el amor de mi
vida de aquel momento, me fui de mochilero, solo, al Sur. Y terminé en Chiloé,
la isla grande de Chile. En ese momento, me pasaron dos cosas. La más fuerte,
fue que yo me iba leyendo a Úrsula K Le Guin, y su Mago de Terramar, y cuando llego a ese lugar me dicen que ellos a
ese lugar le dicen “Terramar”. Yo pensé que el tipo me lo decía porque yo tenía
el libro ahí. Entonces me dijo que mirara cómo se llamaba la librería, y se
llamaba Terramar. Eso me tuvo treinta días en esa isla maravillosa, escuchando
algo que no había escuchado nunca, que eran las historias de los antiguos araucanos,
que después fueron los mapuches que vinieron a nuestro país. Y ahí pensé que
había algo que nosotros teníamos que saber y que tener presente en algún
momento… Mi carrera de Periodismo se fue diluyendo porque entré a Bellas Artes.
Después entré en Warner y en Disney, donde estuve casi veinte años, y en algún
momento, con la crisis del 2001, las Torres y qué sé yo, fundimos nuestra
empresa. Yo creía que tenía que tomarme nuevamente un respiro para adueñarme de
algo que me estaba perdiendo, y era lo que tenía que ver con la escritura. Por
esas casualidades, termino en Albatros, ofreciendo esos tres libros de los
seres mitológicos. Por cada uno de esos libros, me fui a cada una de esas
regiones, con Estela, que en el Litoral estaba embarazada de Brenda, por eso
ahora cuando fuimos a Oberá la llevamos, porque no las conocía, porque estaba
dentro de la panza, y cada uno de esos viajes fue una especie de viaje
iniciático. Cada uno de esos viajes significó encontrarme con culturas
interesantes, gente interesante, historias… y además fue un viaje muy
interesante para mí, porque cuando tuve que dibujar el primer libro, el de la
Patagonia, el concepto del libro fue difícil para que lo entendiera la
editorial. Yo quería que tuviera el aspecto de un diario de viajes. Esto para
la editorial significó un dolor de cabeza. Fue la primera vez que yo le
entregué a una editorial un CD para que fuera a impresión. Lo hicimos en el
estudio. Y cuando dibujé el primer duende, se parecía a Mickey. (Risas). Yo me
había pasado más de quince años dibujando para Warner y Disney… ¡Así que me
pasé una semana llorando! (Risas) Y tuve que hacer todo un recorrido que fue
muy fuerte en lo anímico. Yo creo que cuando uno pone tanto en un libro, ese
libro termina siendo algo más importante de lo que uno creyó. De hecho, tengo
veinticinco libros, estos son los tres primeros y estos son los últimos, y
estos me siguen acompañando y son como un hito. La gente los mira y se fascina
con esa mezcla de dibujo y escritura. Yo mismo pienso en qué estaba pensando.
MM: Hay
un unicornio en El Último Reino, que
calculo que no estaba acá…
LB: El
gran problema que tuve con las editoriales… cuando salió este libro fui a
hablar con Albatros y les dije que en el libro había unos bichitos que se
llaman ajat, que están en el lomo del libro. Esos ajat los hizo Estela con una
chica que se llama Marina Scolessi, que es una chica que hace duendes en la
feria y terminó haciendo estos bichitos, que forman parte de la mitología
argentina. Entonces en Albatros les dije que acababa de escribir un libro, que
iban a aparecer unos ajat que iban a estar comiéndose los libros en las
librerías, y les propuse que hiciéramos unos afiches que dijeran: “¿Querés
saber qué es un ajat? Comprate los libros de los Seres Mitológicos”. Hicieron
un lío… porque yo estaba utilizando los personajes en otra novela. Como son
seres mitológicos de Argentina, decidí dibujarlos igual acá que allá, para que
puedan formar parte de un mismo universo. Para mí, todos mis libros forman
parte de un mismo universo. Me decían que tenía que mencionar a la editorial,
que les tenía que decir. Tuve una larga discusión y al final entendieron. Ahora
estoy escribiendo una trilogía de novelas para Albatros, porque después de que
salió esta ellos quieren su trilogía de novelas, y yo les digo: “Miren que
estamos en el mismo universo que allá”. Y me dice que no importa, que está
perfecto.
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