Hablo contigo cuando leo tus cartas

Laura Migliarino es Licenciada en comunicación y docente del Programa, además de trabajar en La Nube. Conoce tanto de libros para la infancia y la juventud, que quién mejor que ella para recomendarnos una selección de obras en las que el género epistolar –tema que navegaremos durante todo este mes-, forma parte de la narración. En estos libros la carta se convierte en el elemento fundamental a partir de la cual los relatos nos hablan del amor, el exilio, la historia de un país, o la posibilidad de descubrir a un oscuro asesino.

Por María Laura Migliarino

Esa noche descubrí que las cartas viejas encierran voces en tiempos remotos
atrapados en la tinta, en las hojas que se han tornado amarillas.
Como un genio prisionero en una botella, esas voces acechan esperando el
momento en que algún desprevenido las libere del presidio.
Entonces vuelan como aquella paloma de papel, escapan, y ya nada ni nadie,
para bien o para mal, puede volverlas a su lugar.
Eduardo González

Cuando yo era pequeña escribía y recibía cartas. Recuerdo que para Navidad, cursando  6º y 7º grado, preparaba unas hermosas tarjetas para mis amigas de clase y le pedía a mi papá que me ayudara a repartirlas. Un sábado por la mañana, guardaba las postales en los sobres y nos subíamos al auto para recorrer casa por casa dejando mi deseo y mi saludo. Recuerdo también las cartas que mi madre recibía de su familia del sur de Italia, las cartas que mis abuelos y tíos me enviaban para mi cumpleaños en el mes de febrero y que nunca llegaban en el día exacto. Recuerdo las cartas que le mandaba a mis primas y las amigas que por distintas razones se habían mudado de ciudad y las cartas que mandé desde Madrid cuando decidí allá por el 2001 buscar nuevas oportunidades.
Hace unos años todo ese material -hasta entonces guardado en una caja- salió a la luz. Debía armar un proyecto sobre género epistolar para niños y niñas de 4º grado y lo primero que hice fue releerlas. ¿Qué había de particular en ellas? ¿Cómo podía estructurar todo ese material para una generación vinculada con la comunicación en red? Estudié, investigué lo que la academia tenía para decir al respecto, y estructuré una serie de encuentros donde íbamos a hablar y leer muchas misivas.
Hay algo de particular en la carta; el formato y la estructura. Si uno observa detenidamente puede reconocer una carta aunque no comprenda su contenido. Es un elemento valioso para conocer acontecimientos históricos que nos da perspectivas de usos, costumbres de otras épocas y sirve como instrumento de comunicación social y expresión cultural: una práctica comunicativa históricamente situada que ocupa un lugar central en la conformación de la memoria y la identidad colectiva en la que pueden encontrarse distintos temas que van desde un invitación a un evento, una recomendación, hasta cuestiones filosóficas, diatribas amorosas, comunicados oficiales, mensajes cifrados y verdaderas declaraciones.
¿Cómo funciona la regla? El discurso epistolar se caracteriza por la relación entre los interlocutores y el modo en que éstos intervienen en la situación de enunciación. Si no hay una ausencia el código no funciona. Las cartas se escriben para aquel que no está, la meta de la epistolaridad se sostiene en la ausencia física de los cuerpos, el tiempo y el espacio compartidos. Jugamos el juego para contar aquello que no nos animamos a decir o que no podemos decir in presentia, y cuando la carta se envía, se pone en marcha la circulación, se convierte en volante. ¿Quién podría definir quién es su propietario? ¿La carta es de quién la escribe o de quien la recibe? ¿Y si no llega nunca a destino? ¿Y si su destinatario muere?
En la actualidad, dentro de lo que llamamos literatura infantil y juvenil, encontramos un montón de historias que demuestran que con las esquelas también se puede escribir ficción. Al finalizar este texto hay una selección de obras en donde el género epistolar forma parte de la narración y en donde la carta se convierte en un tema fundamental a partir de la cual se organizan relatos que atraviesan diversos géneros narrativos que nos hablan del amor, el exilio, la historia de un país, o la posibilidad de descubrir al asesino. Cuentos y novelas que atraviesan distintos tonos de acuerdo al estilo que adopte la voz del narrador; que van desde el uso del humor satírico hasta la confesión en primera persona de lo difícil que es ser adolescente.
En tiempos de correos electrónicos y chats online la carta se vuelve el arte de la espera, escritura hecha cuerpo que nos devuelve a un pasado que permite leer nuestro presente.

Los más pequeños
La valija de Doña María. Graciela Montes, Loqueleo.
El secreto de Maia. Patricia López Latour, EDB
Clarita fue a la China. Graciela Montes, Libros del Quirquincho

Lectores
Cartas amarillas de La Boca a Rosario. Mercedes, Pérez Sabbi, Quipu
Cartas a un cazador. Horacio Quiroga, Calicanto
Cartas escritas con plumas y pelos. Lechermeier, Philippe, AH Pípala
De carta en carta. Ana María Machado, Loqueleo
Mails espantosos. Fabián Sevilla, SM
Querida abuela, tu Susi. Christine Nöstlinger; SM
La casa del crimen. Alicia Barberis, Libresa

Juveniles
Octubre, un crimen. Norma Huidobro, SM
Cartas al Rey de la Cabina. Luis M. Pescetti, Alfaguara
La tierra de las papas. Paloma Bordons, SM
Cartas para Julia. María Inés Falconi, Loqueleo
Nadar de pie. Sandra Comino, Libros del Náufrago

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