Exilio interior. Reseña de Piedra libre, de Jorge Grubissich
Compartimos esta reseña de Piedra libre, de Jorge Grubissich, una novela que nos señala otra de las facetas de la dictadura; la del exilio interno, del cambio de identidad, la de sobrevivir en las sombras.
Por Álvar Torales*
Pues muchas veces el hombre
Tiene que hacer de ese modo:
Convinieron entre todos
En mudar allí de nombre.
(José Hernández en Martín
Fierro).
A punto de abordar el avión para el cortísimo vuelo entre Colonia
y Buenos Aires me devoraba la ansiedad por pisar nuevamente suelo porteño, pero
sobre todo por los trámites aduaneros: es que iba a "estrenar" mi
nueva documentación. No me preocupaba tanto el dinero y los importantes documentos
que llevaba en mi bolso de viaje. Los compañeros me habían asegurado que los
trámites eran puramente formales, ni siquiera revisaban las valijas, pero la
documentación era otra cosa. Ya volando sobre el Río de la Plata, el "río
color de león" de Leopoldo Lugones me parecía más bien como un inmenso
charco de chocolate espeso. "Pasará, pasará pero el último quedará",
me repiqueteaba en la cabeza y la cancioncilla aumentaba mi nerviosismo y me
hacía sentir estúpido por no apelar a una muletilla un poco más
"intelectual" que la ronda infantil. Finalmente en Aeroparque, un par
de piernas endurecidas me llevaron al mostrador de embarque y ¡pasé! En la
explanada donde paran los taxis respiré aliviado y contento, ya todo había
pasado ¿había pasado? No, todo recién empezaba, había nacido Eduardo y yo
tendría que aprender a vivir con y como Eduardo.
Casi cuarenta años después llegó a mis manos la excelente
novela de Jorge Grubissich Piedra Libre
(SM, colección Gran angular) en la que narra las aventuras y desventuras de
Marcelo, un adolescente que confunden los represores y se ve obligado a huir al
interior y a cambiar de nombre, yendo de una provincia a otra y realizando
diversos trabajos. Trama que se ajusta a la realidad en la teoría
franco-argelina por aquello de "perseguir y capturar a todos, a los que
son, a los que parecen serlos, a los amigos, a los familiares, etc. etc.".
La historia de Marcelo no es la mía, pero tiene suficientes
puntos de contacto como para conmoverme, por empezar ese contrapunto, que tan
bien logra Jorge Grubissich en la novela entre la ficción y la realidad, y es
en ese estado en que uno vive permanentemente ¿soy yo o soy Eduardo? No es
solamente acostumbrarse a responder a un nombre, es hacerse una historia nueva,
un pasado que a veces confunde lo imaginario con lo real (en mi caso también
una nueva nacionalidad), estar siempre alerta, convencer a la familia (solo a
los más directos) que para comunicarse tiene que ser con Eduardo, invisibilizar
todo lo anterior, gente, lugares, hechos. Después de tanta vida “eduardizada”
han aparecido amigos íntimos, amores… ¡Qué ganas de confiarme a ellos! Pero no,
está la seguridad ¡Ah la seguridad! la mía y la de mis compañeros. Marcelo
también experimentó todo esto.
Luego viene el retorno, adiós a Eduardo, hay que destruir,
olvidar, ocultar, borrar todo lo construido, olvidarse de íntimos y amores,
solo a un par de ellos pude confidenciarme, ya estamos en democracia hace rato,
apenas un inconveniente con la jubilación (mis aportes de casi diez años están
hechos a otro nombre) y la placentera novela de Grubissich me hizo recordar esa
brecha en mi vida.
Sin ninguna intención mala
Lo hicieron, no tengo duda;
Pero es la verdá desnuda,
Siempre suele suceder:
Aquel que su nombre muda,
Tiene culpas que esconder.
(José Hernández en Martín
Fierro).
Sentado en la vereda de una cervecería en la Avenida de Mayo,
mirando la nada, un hombre pasa a mi lado, se detiene, vuelve sobre sus pasos y
exclama:
-¡Eduardo!
Estúpida, inconscientemente, giro la cabeza y digo:
-¿Qué?
*Compañero de
Bibliotecas para armar, permanente animador de los ciclos de cine y literatura
en Hebraica, de las entrevistas en La nube y del actual Laboratorio de análisis y producción de literatura
infantil y juvenil, Álvar Torales se está convirtiendo, poco a poco, en un gran
periodista cultural, como lo prueba esta nueva reseña.
Piedra libre
Jorge Grubissich
SM Ediciones, 2016.
Piedra libre
Jorge Grubissich
SM Ediciones, 2016.
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