La banda de la libertad

Compartimos otra recomendación de lectura de Los músicos del 8, de Laura Ávila, a quien tenemos el gusto de entrevistar esta tarde -a las 18hs. en La Nube-, como cierre de un año muy productivo del Laboratorio de análisis y producción de la LIJ. ¡Los esperamos!

Por Débora Pert


La novela Los músicos del 8 de Laura Ávila, editada por Planeta, se inicia en la tapa a través de las elocuentes ilustraciones de Julieta Farfala.
Vemos a dos adolescentes, casi niños, de ascendencia negra, vestidos con uniforme, el más delgado con una trompeta que cuelga de su espalda. Están descansando enfrente de la olla donde se cocina su comida. Enmarca la escena la imponente Cordillera de los Andes.
Resulta enigmático el título en relación con los personajes: ¿por qué “los músicos del 8”? Ah, uno de ellos lleva un instrumento colgando de su espalda. ¿Y qué significa “del 8”? A medida que vamos avanzando en la historia, nos enteramos de que “8” era el batallón al que pertenecían.
Todos sabemos que San Martín cruzó Los Andes. ¿Pero cuántos de nosotros sabíamos que parte de sus filas estaban integradas por soldados negros, muchos de ellos niños y adolescentes, que en los escasos momentos de descanso tocaban música para levantar la moral de las tropas? Que los soldados pasaban por las casas reclutando gente a partir de 16 años y que los señores ocultaban a sus hijos y entregaban a regañadientes a sus esclavos porque nos solo los servían, sino que también tenían un valor económico.
Los músicos del 8 es la historia de dos hermanos, Simón y Benito, que vivían en la casa de los Garmendia. Simón vivía en la casa junto al señorito Felipe. Pero como le decía su hermano “nunca serás amigo de un blanco”. Benito vivía con su madre en el rancho, en la zona de los esclavos. Aunque solo tenía 13 años, como era muy fuerte, le encomendaban tareas muy pesadas.
Los soldados fueron a buscar a Simón para sumarlo al ejército y Garmendia le dio a Benito. ¿Cómo reaccionaron su mamá y la mamá de Felipe? Finalmente debió sumarse también Simón pero actúan diferente en los entrenamientos buscando “la libertá”. En los momentos libres suena la música, hasta el Gral. San Martín los halaga.
Los invito a leer la otra cara de la historia, donde podrán enterarse de cómo los jóvenes de ascendencia africana colaboraron para hacer de ésta una nación libre.
                                                                                                  
* Débora Pert es narradora de cuentos. Coordinadora del Sector Infantil y Juvenil en la Biblioteca Popular Sudestada. Coordinadora del Rincón de Libros en la ONG “Leamos un Libro”. Escribió El ovillo de Ariadna, (Muchas Nueces).



Los músicos del 8
Laura Ávila
Planeta Lector, 2017.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

El crimen casi perfecto, de Roberto Arlt, Ilustrado por Decur

La lectura del tiempo

"El libro", un cuento breve de Sylvia Iparraguirre