El detective de la Continental
Reflexiones acerca de la figura de Dashiell Hammett en el marco del Ciclo de cine y literatura "Detectives de papel y celuloide" dictado por el Programa Bibliotecas para armar en la Biblioteca Alberto Gerchunoff.
Por Mario Méndez
Raymond Chandler tiene a su
Marlowe, Vázquez Montalbán a su Pepe Carvalho, Andrea Camilleri a su comisario
Montalbano (que homenajea a Vázquez Montalbán, claro está). Y Dashiell Hammett
tiene a Spade, sí, ¿pero es este cínico
detective de cara algo diabólica, su detective?
Yo diría que no. Por más que Spade sea el protagonista de El
halcón maltés, la más famosa de sus novelas (John Huston y Humphrey Bogart
mediante) y de tres buenos cuentos: “Demasiados han vivido”, “Sólo pueden colgarte una vez” y “Un tal
Samuel Spade”, por más que tenga nombre, y el otro no, yo me arriesgaría a
decir que el detective de Hammett, su
hijo favorito, es ese robusto personaje que protagoniza Cosecha roja y La maldición
de los Dain, y otros veintisiete cuentos: el detective de la Continental.
Es este “tipo gordo,
cuarentón, que no se casa con nadie y testarudo”, como lo define Dinah Brand,
la femme fatal de Personville (despectivamente llamada Poisonville –ciudad
veneno-, por el propio detective), el personaje con el que yo creo que Dashiell
Hammett se sentiría más plenamente identificado. Después de todo, Hammett tomó
mucho de sus experiencias como detective real, en los años en que trabajó para
la famosa Agencia Nacional de Detectives Pinkerton, así como el innominado
gordo testarudo de Cosecha roja
trabaja y reporta para la Continental. Es a ese gordo cuyo nombre desconocemos,
que se carga solito toda una ciudad envenenada y corrupta, a ese detective maleducado,
contestatario, radical en el sentido más norteamericano del término, me
arriesgo a decir, al que Hammet habría elegido como su detective.
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