Natalia Méndez y Carola Martínez: "Cuantas más editoriales haya, mayor será la búsqueda de nuevas voces."
¿Quiénes son y qué tienen para decir las nuevas y más jóvenes expresiones literarias acerca de la literatura escrita para niños y jóvenes? ¿Qué lugar hay abierto para las nuevas voces? ¿qué hay de las buenas voces? Libro de arena presenta la segunda parte de la charla realizada en la biblioteca La Nube que reunió a las destacadas editora y especialista en Literatura Infantil y Juvenil Natalia Méndez y Carola Martínez respectivamente, a propósito de los temas escritura, lectura, edición de textos infantiles que trabaja el ciclo "Nuevas voces del siglo XXI" coordinado por Mario Méndez. El Programa Bibliotecas para armar, junto a la Asociación Civil La Nube y el Banco de Lectura, comparten esta última parte de la entrevista.
Mario Méndez: Bueno,
vamos a las nuevas voces. Hace un ratito dijiste que vos como editora no mirás
o te importa poco el autor, sino que la obra es la que define.
Carola Martínez: Eso de que
te importa poco el autor…
Natalia Méndez: Nada de
esto le llega a mi jefe, ¿no? (Risas)
MM: Ya les
preguntaré a todos los que se sienten acá y sean editores si no les importa
quién es el que firma la obra…
NM: No, no, es
que ya me estás sacando de contexto. (Risas)
MM: Las dos…
¿Cuán difícil creen que es hoy, no sólo para los próximos editados sino para
los que están escribiendo ahora, en los talleres y demás, en éste mercado
abierto, entrar en el mundo editorial y verse en letra de molde? ¿Cómo lo ven?
¿Muy difícil? ¿Y por qué?
CM: Porque hay
mucho. Y estás compitiendo vos con los que no son tan nuevos, y otros que
llevan veinte años o treinta años… qué se yo… estás compitiendo vos y Liliana
Bodoc… es un poco complejo.
MM: ¿Vos
compartís?
NM: Sí… en un
punto es cierto, pero en otro punto también es cierto que hay muchos autores
nuevos. De alguna manera llegaron. Cuantas más editoriales hay, más mercado,
más títulos quieren sacar, están más abiertos a buscar nuevas voces,
justamente. Y creo que ahí hay una cosa que tiene que ver con esto de
“consagrados” y “vanguardia”… ese tipo de movimientos que a veces se dan. Si yo
soy una editorial chiquita, nueva, quizás no me animo a pedirle a Bodoc que me
dé un texto o Bodoc no me lo quiere dar porque yo no tengo ningún respaldo.
Quizás eso permite que pueda ponerme a leer gente más nueva, con menos
trayectoria. Quizá ahí empiezan los primeros caminos de algún autor. Los
editores estamos atentos a eso también. Qué está publicando quién. Incluso
cuando sean editoriales chiquitas.
MM: Yo me
anoté acá, algo que surgió en una de las entrevistas que hicimos, acerca de que
había una cierta pereza intelectual o creativa. ¿Buenas voces? ¿Nuevas
voces? ¿Cómo ven ese tema? Que es el
tema que más define…
NM: Es cierto que
hay autores que por estar instalados en el mercado son una garantía básica de
venta. Pero también es cierto que uno, como editor, puede decirle, no, ese no,
dame otro texto y confiar en que a uno como editor van a traerle su mejor
texto. A eso aspiro yo como editora, al menos, que también publiqué textos de
autores con más trayectoria. Obviamente, para mí como editora, hay cierta
garantía de que su fama los precede, que puedo publicarlos casi sin mirar y que
van a vender. A mí me interesa además que haya un trabajo sobre lo que yo voy a
publicar de esos autores sea algo que a mí me convence. No sólo porque es una
marca o porque ya es conocido. Pero si yo soy una editorial chiquita y estoy
empezando, y viene un gran nombre con cierta garantía y me da cualquier cosa
quizás lo publico. Son decisiones. Igual, a mí me parece que eso tiene que ver
con esa atomización del mercado de la que hablábamos al principio. Es verdad
que es muy difícil estar al tanto de todo lo que se publica durante un año hoy
en día. Estar al tanto de todo lo que están haciendo todos los autores, los
nuevos, los consagrados… es muy difícil seguir ese tren porque uno tendría que
dedicarse veinticuatro horas al día a leer. Entonces uno va haciendo lo que
puede. Es cierto que si uno ya lleva diez años leyendo libros infantiles, capaz
que es más difícil que un escritor “prenda”. O al revés. Quizá de uno leyó dos
o tres cosas increíbles. No todos van a llegar a ese nivel. A mí me cuesta
verlo como pereza. Creo que sí hay fórmulas que se repiten, y que es lo que
pasa en cualquier campo con tantas puertas abiertas. Pero creo que hay cosas
valiosas que van a ir encontrando su camino.
CM: Yo creo
que más que pereza existen algunas editoriales que definen su catálogo de otra
manera. Y en esta medida, compran derechos o editan libros que a mí,
particularmente, desde mi subjetividad, no son los que me gustaría leer. Y que
si los comparo con los que me gustan son bastantes porquerías. Pero que
responden a un mercado. Porque si no respondieran, no estaría la editorial.
Tienen que ver con un tipo de libros que se venden para un determinado mercado.
Todo el tiempo. Desde que yo era chiquita están los libros que compra la
abuelita. La literatura que les gusta a las abuelitas. Cuando yo trabajaba de
librera y venía una abuelita a comprarme un libro yo le ofrecía los libros de
esa editorial. Porque no tenía mucho sentido innovar. Para mí, más que pereza,
es un editor que define que su catálogo sea eso. A mí ese libro no me gusta. No
los compraría. No los recomiendo. Pero los libros viven tranquilamente sin mí.
Asistente: (el
autor Franco Vaccarini) ¿No sucede también que hay mucha generosidad en
este campo con autores desconocidos que de golpe se transforman en muy
vendedores? En este momento tengo en mente a algunos autores en algunas
editoriales que no tienen un gran currículum pero sus libros son muy
divertidos, les gustan a los chicos… Fabián Sevilla por ejemplo. Un chico que
no tiene una gran editorial atrás, pero sus libros, yo voy al interior, a algún
pueblo y veo que los libros están, que les gustan a los chicos, y quizá muchos
no lo conozcamos a él. Me parece que se da mucho esa posibilidad para autores
completamente desconocidos.
NM: Sí. Y
desde años atrás Fabián Sevilla hizo el trabajo de llevar su obra a todas las
grandes editoriales, a todas las Ferias, conocer a los editores, conocerlos de
nombre y buscarlos, que es el trabajo que tiene que hacer un autor para darse a
conocer de alguna forma. Y en algún momento encontró un lugar donde le publicaron
su obra. Es un camino válido. Y su obra recorre su propio camino en un
catálogo. Es difícil, volviendo a la pregunta anterior… es difícil pero hay
nuevas voces.
CM: Yo estoy
pensando en la cantidad de libros que nos llegan nosotros a casa y nosotros
hacemos una selección, porque llega mucho de todo. Y en esa selección, a veces
encontrás libros que son increíbles. Que decís “¡Guau!”. Y hay libros que los
guardo en un estante porque yo no tiro ni regalo los libros que no me gustan.
Los guardo en el estante del “No me gustan”. Pero por ejemplo, los últimos que
reseñamos, Navegar la noche, de
Gattari… es impresionante el libro.
MM: Es una de
nuestras próximas invitadas. Florencia Gatttari.
CM: O por
ejemplo, ese chiquito, Schuff. Nosotros,
todos los cumpleaños, el libro que elige Antonia para regalarle a sus
compañeros son los libros de Schuff. Entonces compramos de a diez. (Risas)
NM: Bueno, es
lo que vos decís, son los gustos o los hábitos de lectura. El mundo de la
librería o de la circulación de libros o de la escuela es mucho más amplio.
CM: Y la
escuela, a veces, elige libros que a uno no le gustaría que eligiera. Pero debe
tener un sentido. Porque si no el libro no pasaría diez años siendo elegido por
cada uno de los docentes. Hay cosas que evidentemente nos exceden, que tienen
que ver con la literatura.
Asistente: (el
especialista y docente Ramón Páez, de Donde viven los libros) Uno a veces
como especialista también busca lo inesperado. Y entonces dice: “Uh, este libro
es nuevo”. Me gusta. Lo leo. Pero a veces uno como lector, por no decir los
chicos, no elige lo inesperado. Yo soy fanático en este momento por un autor
que ya va por el número treinta, que escribe más o menos igual todos sus libros
(son geniales, pero los escribe todos iguales), y yo voy y cada vez que sale
uno en castellano lo compro. Cuando era adolescente me pasó lo mismo con
Asimov. Y no todo lo que escribió Asimov estaba allá arriba. Pero era Asimov y
yo lo compraba. Porque uno también como lector, busca una fórmula que le gusta.
Y eso también tiene que ver con el mercado. Y ahí también está el gusto de la
persona. Cuando uno ya leyó mucho, como especialista le gusta que lo
sorprendan. Pero a veces los lectores vamos a lo seguro.
MM: Cierto.
Incluso ahí metiste un concepto que también dijo Ricardo, muy interesante, que
es el de las diferentes alturas en la obra de alguien. Esto de los que tienen
treinta, cuarenta o diez o quince libros… Ricardo decía que no todo tiene que
ser excelente. Y hay una búsqueda y un crecimiento. Ese fue un concepto a
discutir. Por ejemplo, Borges, nada menos. No es lo mismo Cuaderno San Martín, que Ficciones.
Hay niveles en los más grandes autores dentro de su propia obra. Ese concepto
produjo discusión. Si hay un crecimiento o un progreso en este momento, de la
calidad literaria o no. Desde los ochenta, cuando se renueva la literatura
infantil, en los ochenta, noventa.
CM: Y… hay dos
premios. Hay un Andersen y hay un Astrid Lindgren. Si eso no es la marca de que
hay un crecimiento de la literatura argentina no sé qué podría marcarlo. Mariño
tiene muchos conceptos que dio en esa charla que son interesantes, pero
desconocer que el año pasado, Andruetto y Sol
ganaron esos tremendos premios… por lo menos a mí me confunde un poco.
MM: ¿Saben
todos lo que está diciendo Carola? María Teresa Andruetto ganó el Premio Hans
Christian Andersen el año pasado e Isol ganó el Astrid Lindgren. Y son los dos
premios más prestigiosos de la literatura infantil internacional.
NM: Con
respecto a los años y a los distintos autores, lo que yo había dicho al
principio, es que del ’83 hasta ahora hay textos increíbles que se mantienen
vigentes, que se siguen reeditando aunque cambien de colecciones y editoriales
y uno los lee hoy y siguen siendo geniales, y otros que no tanto, y que han
quedado perdidos en colecciones, que nunca más volvieron a reeditarse… Para mí
eso va a seguir pasando, porque es como el ciclo natural de las obras.
NM: Claro, no,
no. Pero que por algo pierden vigencia o nadie se ocupa, porque a veces también
pasa eso. Nadie se ocupa de rescatar ese material. A mí me es muy difícil
pensarlo en términos de crecimiento del campo, no sé bien con qué parámetro uno
piensa en esa serie de desarrollo literario. Si fuera así, no sé cómo se
estudia, cómo se mide el progreso.
MM: Es
interesante porque podríamos pensar, ya que lo mencioné antes, que no hay
ningún escritor mejor que Borges, ¿cómo se sigue después de eso?
CM: Después
está Cortázar. (Risas)
MM: Bueno,
Borges y Cortázar. Si querés, tres, cuatro… Bueno, yo quisiera abrir al
público. Muchos de ustedes están viniendo a las charlas, otros son futuros
invitados…quiero recordarles que son nueve reuniones hasta el nueve de
diciembre, todos los lunes, salvo los dos que caen feriados. El lunes que viene
no tenemos invitado pero vamos a hablar de la obra de Florencia Esses, de
Andrés Sobico, Nicolás Schuff, Florencia Gattari, Jorge Grubissich, Laura Ávila
y el resto de los quince. Así que traigan leído todo lo que puedan. Lo pueden
encontrar acá en el hall de La Nube, como decía Les Luthiers. Obviamente hay
muchos que ya han leído a muchos de estos autores, así que seleccionen, elijan
lo que van a leer y vamos a hablar de eso.
Asistente: ¿Con
qué criterio?
MM: Con el
criterio que habrán sacado de la charla entre Carola y Natalia. Abro los
últimos minutos para las preguntas del estimado público.
NM: Me quedo
con el comentario que hizo Ramón hace un rato. Que a veces, para uno que viene
transitando esto, lo nuevo y lo original, es un valor y quizá esos autores más
consagrados que tienen como esa fama que los precede, esa garantía, traen esa
paradoja. “Yo ya sé cuál es tu obra, pero espero que está dentro de esa calidad”.
Que no traigan cualquier cosa porque tienen ese nombre. Y sí creo que para las
voces nuevas, quizá lo original pasa por una voz de escritura diferente. Quizá
son los mismos temas o las mismas cosas pero es una manera diferente de
trabajar los textos, enfocar las historias y los personajes de manera
diferente. Para mí lo que me llama la atención y lo que me gusta pasa por ahí.
Es lo que valoro en las cosas que yo selecciono dentro de lo que puedo.
Asistente (el
autor Germán Machado): Creo que ahí hay una línea de progreso. Porque yo no
puedo escribir poesía como la escribía la Generación del 27. Pero yo tengo que
escribir y saber que hubo una Generación del 27
que escribió, que después vino María Elena Walsh, que después vino
Devetach… y yo tengo que conocer esa poesía y hacer una cosa distinta a la que
ya se hizo. Ahí hay un progreso en términos literarios.
NM: Claro. Por
eso yo decía lo de la voz propia. Yo no soy quién para decir:”Esto es mejor
que.” Sí, diferente y personal.
CM: Eso
también pasa por tu recorrido de lector. Por tu propia biografía.
MM: Quizá lo
que dice Germán ahora lo relaciono con lo que decía Silvia y no con lo de
Mariño. A veces lo que falta es ese recorrido. Lectura previa. Autores y
lectores. Porque estamos hablando de autores de poesía que quizá no leyeron a
María Elena Walsh, o a la Generación del 27, o a Laura Devetach y se
repiten o los repiten por
desconocimiento.
Asistente: (Germán
Machado) Quizá lo que se necesita es una adecuación del lenguaje a los
tiempos. Si uno va para atrás y ve la Odisea, hay un germen de un montón de
géneros literarios, no hay tanta renovación, sino alguna adecuación a cómo se
habla en la calle, a cómo se lee, a cómo se habla, y a lo mejor un libro hoy
nos parece un poco barroco… pero renovar renovar…
MM: No, pero
quizá la pereza es que no se leyó la Odisea. A lo mejor estoy diciendo una cosa
muy exagerada. A eso vamos.
NM: Claro,
porque para mí lo original está en eso, en tener una manera de decir propia.
Asistente: Bueno,
yo soy Gabriela y tengo hace tres años u taller literario para jóvenes y
adolescentes, no tenemos una edad determinada, se llama La sopa en la mosca y lo que pensaba cuando recién hablaban del
tema de la renovación es que lo que nosotros buscamos cuando hablamos de
literatura infantil, en el último tiempo, fue pensar en la producción de
receptores que leen libros para chicos. ¿Cuál es la consigna que viene después
o antes de leer? Me parece que todo este tema de la repetición o la renovación
llega también a esos lectores que también pueden producir a partir de eso que
leen. Me parece súper productivo cuando algún escritor nos deja ver alguna
fórmula. Tiene que ver con la necesidad editorial de editar de tal o cual
manera un libro para chicos, teniendo en cuenta las consignas que puede tener
al principio o al final. El otro día estaba revisando mis libros de cuando era
chica, los del Pajarito Remendado, que al final tenían una consigna como “¿Y si
pensamos qué pasó con el personaje? “ O algo por el estilo, y me sorprendí,
porque estaba bueno, sobre todo para los chicos más chiquitos. Cuando uno lee y
está dramatizando lo que lee. ¿Qué se le
despierta a un chico y qué puede producir a partir de esto?
MM: ¿Al
trabajo posterior con el libro?
CM: Yo tengo
una opinión propia con respecto al tema. Todos los años, los libros que
elegimos para el Programa eran libros que no tenían consignas. Porque considero
fervientemente que la literatura no puede ser consignada. Esa es una tarea del
docente que la hará después con el libro como se le ocurra. Pero un libro donde
te dicen qué tenés que preguntarle al niño me da…
Asistente: No,
igual me parece que está mal interpretado. Me refiero en un sentido más amplio. Si hay algo de eso
que pueda llevarse adelante. No que tenga escrita la pregunta. En “El Pajarito
Remendado”, las preguntas eran muy abiertas. No eran: “Hacer tal cosa”
“Escribir tal otra”…
NM: Vos decís
si a la hora de elegir se lo tiene en cuenta… Yo, no especialmente. A mí me
parece que una obra literaria es rica, jugosa, saldrá solo eso. No es que yo
estoy pensando en eso. Lo elijo con criterios propios, esto que decía de cierta
estética o calidad artística que a mí me interesa, que significa que tenga
varias puertas de entrada, pero no sé si lo pienso en algo tan específico. Yo
creo que una buena obra literaria va a producir eso en sí misma. No sé si te
referías a otra cosa específicamente.
Asistente: No,
es al revés. Yo trabajaba en una escuela, tenía un quinto grado (no soy maestra
pero trabajé de eso), y en la escuela sí se manejaban de esa manera. Como:
“¿Qué te hace pensar?” Yo quise alejarme de eso, me puse a pensar y por eso
estamos trabajando en mi taller cómo las consignas pueden ir por otro lado, pueden
tener que ver más con lo literario y con lo estético, de copiar formas,
maneras, de distintos textos. En poesía, por ejemplo. Qué tipo de poesía
produce, por ejemplo, Girondo, que fue lo que yo llevé. Qué está pasando acá.
Qué elementos de la vida cotidiana están trabajando. Tomar eso como fórmula…
NM: Claro,
pero me parece que una obra literaria con profundidad o jugosa te va a permitir
hacer eso. No es porque uno lo esté pensando en función de lo que te va a
permitir hacer, pero si está bueno lo que estás eligiendo te lo va a permitir
hacer solo. Me parece que pasa más al revés.
Asistente: (el
especialista y docente Ramón Páez, de Donde viven los libros) Un punto es:
¿Tiene la vena de escribir? ¿Una buena obra literaria lo mueve a escribir? ¿O
la estructura? Y me interesaba lo que habíamos hablado respecto de la
literatura con valores. Porque a veces está desmerecido y a veces se plantea
como que está mal la literatura de valores, y yo creo que el docente tiene que
dar valores en su aula y a veces puede usar los libros para dar valores en el
aula. Porque tenés a los chicos ahí que se están golpeando, tenés el bullying
ahí, y de repente estás dando Orejas de
Mariposa, estás leyendo y no vas a decir que ese libro no trata de bullying
y que trata de una nena que tiene orejas grandes. No vas a trabajar así. El
problema es cuando los libros son mala literatura. Todos los libros tienen
valores…
NM: Eso te iba
a decir. Todos tienen valores…
Asistente: (el
especialista y docente Ramón Páez, de Donde viven los libros) Y hay libros
que además de tener valores tienen buena literatura, y uno puede trabajar con
esos y no con los otros. Ahí está el rol del mediador de formarse y saber
elegirlos y toda la cadena. Y de paso yo porque estoy acá y porque soy malo les
pediría a las panelistas que elijan cinco imprescindibles que hay que leer
antes de morir ahora cuando llegue a mi casa. (Risas)
MM: Che, ¿Y
del siglo XXI? ¿Querés que se los compliquemos más? (Risas) Piensen rápido porque después nos
echan de acá. Cinco imprescindibles de
la literatura infantil y juvenil.
NM: Oliver Twist, Rosaura a las diez… (Risas)
CM: Ceremonia secreta…
Asistente: ¿Ustedes
dicen que lo nuevo es del ’83 para adelante?
NM: No, lo
nuevo es del 2000 para acá. ¿De estos autores? Danos changüí…
MM: Desde la
democracia.
NM: No,
imposible, no podría decir cinco de la democracia para acá. Por ejemplo, para
mí, Ema Wolf es una autora que, prácticamente cualquier cosa que haya escrito,
es algo que cualquiera que aspire a leer, a recomendar, a mediar, a escribir,
tiene que leer antes a Ema Wolf.
CM: Liliana
Bodoc.
NM y CM: Andruetto.
NM: Obviamente,
María Elena Walsh también.
Asistente: (el
especialista y docente Ramón Páez, de Donde viven los libros) ¿Y de afuera?
NM: ¡Pero te
fuiste del Ciclo! (Risas) Antonio
Malpica, que es una autor mexicano. Sí les recomiendo en el blog Donde viven los libros, que coordina
Carola, fue pidiendo hace tiempo listas de recomendados, temáticos o de género
o demás… hay distinta gente. Yo ahí ya puse tres listas. No me las acuerdo
ahora
MM: Y ya que
estamos sigamos con la militancia de recomendar En el Arca a las ocho.
NM: Totalmente.
MM: ¿Cómo era
el autor que no me lo acuerdo? El alemán…
Asistente: (el
especialista y docente Ramón Páez, de Donde viven los libros) Ullrich Hub
CM: Está en La
Torre Roja, de Norma.
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