De detectives, de crímenes, de jardines.
Los detectives son personajes que enganchan al lector. Siempre atrapan hasta a los no tan fanáticos del policial. Libro de
arena comparte la
reseña de Silvina Rodriguez, feriante de Tierra de libros sobre una novela que va más allá de los límites del género: Crímenes y jardines, de Pablo de Santis.
Por Silvina Rodriguez
El verano me propone siempre desafíos como lectora. El ejemplar que se (me) resiste durante la rutina, algo en inglés o en francés que no pude retomar, o bien, una novela argentina de reciente publicación. Este fue el caso de la elección del último libro de Pablo de Santis. Habiendo leído hace más de una década “El calígrafo de Voltaire” y “Filosofía y Letras”, dos de sus novelas, en el 2007 me reencuentro con su nombre, esta vez ganador del Premio Planeta con “El enigma de París”. El texto parece ser un homenaje a los relatos más tradicionales de detectives (entre Conan Doyle y su Sherlock, el Poe de “La carta robada”, el Leroux de “El misterio del cuarto amarillo), y como lectora me mantengo lejos de él, no lo leo (otro misterio por develar), pero lo recomiendo sin dudar. Sí me gustó el estilo del autor hace más de una década y en sendos textos también de enigmas, de búsquedas y misterios a descifrar, de los cuales mi recuerdo es su escritura, el modo de contar, voy con fe diciendo que los que se deleitan con la literatura policial y con un entramado donde las palabras cuentan en todos los sentidos posibles van a encontrar lo que buscan. En ese tiempo acompaño de modo casual a una de mis hijas en su experiencia con “El último espía" (este autor tiene una decena de títulos de LIJ –literatura infantil y juvenil), una novela como para chicos de diez años, que tiene tantos condimentos desde la historia y desde la forma de contar que podríamos disfrutarla a cualquier edad…
Así llegamos
a febrero del 2014, sol a pleno, reposera y “Crímenes y jardines”. La
conjunción no puede ser más dispar y sin embargo de Santis se va imponiendo por
encima del calor, la música y la limonada helada, con un ritmo propio que no
permite el apuro, más bien se agradece que el texto esté estructurado en cinco
partes, en sendos y diversos jardines. Ni hablar de los crímenes. Si quieren
sangre, heridas, autopsias y pistas que se confunden y (nos) pierden, las van a
tener. Ahora bien, en vez de quedarse en la mera novela policial, el autor enriquece
la historia con la perdida Atlántida, el Club Sub Rosa con sus integrantes, los
“filósofos de los jardines”, una entrevista a Carlos Thays, y a la cabeza de
todos los personajes, Sigmundo Salvatrio, quien es a la vez el sucesor del
maestro de detectives Craig, el amante de Greta, el rival de Castelvetia, el
amigo de Seguí y el que resuelve con precisión todo el enigma…Como el plano que
nos muestran de la Atlántida, los círculos se van cerrando hasta llegar al
centro. Y allí está Irene, la delirante, la princesa de la Atlántida, la hija
del empresario de la sal Dux Olaya. Y no, no puedo decir mucho más. Y sí, es
una especie de secuela de “El enigma de París”, ahora estamos en Buenos Aires
en 1894, y reencontramos a algunos de los personajes.
El resto debe
ser parte de la lectura que cada quien haga, por su propia cuenta y riesgo.
Crímenes y jardines
Pablo De Santis
Buenos
Aires, Planeta, 2013.
*Silvina Rodríguez: librera y feriante de Tierra de libros.
*Silvina Rodríguez: librera y feriante de Tierra de libros.
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