El viajero del tiempo llega al mundo del futuro, de Eduardo Abel Gimenez

El próximo lunes en el Laboratorio de análisis de géneros narrativos de la literatura infantil y juvenil, como cierre del recorrido por la ciencia ficción, vamos a compartir un encuentro para conversar con Eduardo Abel Gimenez, uno de los escritores más representativos de este campo. Como anticipo, publicamos esta reseña de su novela El viajero del tiempo llega al mundo del futuro, surgida  a partir de las lecturas del ciclo.



Por Álvar Torales*

Recuerdo que cuando Mario Méndez comenzó su serie de entrevistas a escritores de la LIJ en la Biblioteca Nacional una pregunta recurrente era "¿Existe algún límite entre la literatura infantil-juvenil y la de adultos?". La respuesta era invariablemente que no, que podía distinguirse una literatura especial infantil para primeros lectores o no lectores pero que el resto (juvenil y adultos) eran una sola.  Al respecto, el Nobel Juan Ramón Jiménez dice: "Yo nunca he escrito ni escribiré nada para niños, porque creo que el niño puede leer los libros que lee el adulto, con determinadas excepciones que a todos se le ocurren". Queda claro que Platero y yo es un texto adulto, aunque por su sencillez y transparencia se adecuara perfectamente a la imaginación y gusto de los niños.

En la contratapa de El viajero del tiempo llega al mundo del futuro de Eduardo Abel Gimenez dice "a partir de los once años", pues ese "a partir" llega, al menos en mi caso, hasta los 75 años. Porque la novela, no solo es muy buena, sino que es atrapante. Plantea nada menos que la paradoja del tiempo. Debido a esto, aparecen situaciones insólitas, fantásticas y verdaderamente fascinantes. A alguien le puede resultar contradictorio que una civilización que puede llegar a la Luna en un día; que tiene allí instalada una colonia con la que pueden hablar telefónicamente, utilice, para su uso terreno, los viejos teléfonos a horquilla. Pero no hay contradicción, entiendo que es un homenaje a los escritores de los cincuenta que imaginaron todo ese desarrollo tecnológico que no se cumplió y no imaginaron el tema de las comunicaciones como las que vivimos en la actualidad. Y está bien que así sea, porque eran escritores de ficción, no profetas. "Esto es mejor que la antigravedad" dice Hepatia refiriéndose al celular de Pablo y dando así un espaldarazo al objeto tecnológico más popular de nuestro tiempo.

* Álvar Torales, lector constante y escritor a ratos perdidos (que ojalá fueran menos perdidos) forma parte del Programa Bibliotecas para Armar.

El viajero del tiempo llega al mundo del futuro
Eduardo Abel Gimenez
Norma, 2012.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El crimen casi perfecto, de Roberto Arlt, Ilustrado por Decur

“Esa mujer”, de Rodolfo Walsh, por Ricardo Piglia

"El libro", un cuento breve de Sylvia Iparraguirre