La poesía de Luis Cernuda

Hoy se cumplen 60 años de la muerte de Luis Cernuda, uno de los poetas fundamentales de la Generación del 27 española. Publicó su primer libro, Perfil del aire, en 1927. Oriundo de Sevilla, en 1929 se instaló en Madrid y comienza a asistir a tertulias literarias, junto a Vicente Aleixandre y Federico García Lorca. Su amor no correspondido por el actor Serafín Fernández Ferro le inspiró dos libros: Donde habite el olvido y Los placeres prohibidos. En 1938 abandonó España. Su exilio lo llevó a vivir en Escocia, Estados Unidos y México. Allí murió, el de noviembre de 1963. Lo recordamos con cuatro poemas de La realidad y el deseo


QUISIERA ESTAR SOLO EN EL SUR

Quizá mis lentos ojos no verán más el sur

De ligeros paisajes dormidos en el aire,

Con cuerpos a la sombra de ramas como flores

O huyendo en un galope de caballos furiosos.


El sur es un desierto que llora mientras canta,

Y esa voz no se extingue como pájaro muerto;

Hacia el mar encamina sus deseos amargos

Abriendo un eco débil que vive lentamente.


En el sur tan distante quiero estar confundido.

La lluvia allí no es más que una rosa entreabierta;

Su niebla misma ríe, risa blanca en el viento.

Su oscuridad, su luz son bellezas iguales.


DESTIERRO


Ante las puertas bien cerradas,

Sobre un río de olvido, va la canción antigua.


Una luz lejos piensa

Como a través de un cielo.

Todos acaso duermen

Mientras él lleva su destino a solas.


Fatiga de estar vivo, de estar muerto,

Con frío en vez de sangre,

Con frío que sonríe insinuando

Por las aceras apagadas.


Le abandona la noche y la aurora lo encuentra,

Tras sus huellas la sombra tenazmente.


COMO EL VIENTO


Como el viento a lo largo de la noche,

Amor en pena o cuerpo solitario,

Toca en vano a los vidrios,

Sollozando abandona las esquinas;


O como a veces marcha en la tormenta,

Gritando locamente

Con angustia de insomnio,

Mientras gira la lluvia delicada;


Sí, como el viento a que una alba le revela

Su tristeza errabunda por la tierra,

Su tristeza sin llanto,

Su fuga sin objeto;


Como él mismo extranjero,

Como el viento huyo lejos.

Y sin embargo viene como luz.


TODO ESTO POR AMOR


Derriban gigantes de los bosques para hacer un durmiente,

Derriban los instintos como flores,

Deseos como estrellas

Para hacer sólo un hombre, con su estigma, de hombre.


Que derriben también imperios de una noche,

Monarquías de un beso,

No significa nada;

Que derriben los ojos, que derriben las manos como estatuas vacías,

Acaso dice menos.


Más este amor cerrado por ver sólo su forma,

Su forma entre las brumas escarlata,

Quiere imponer la vida, como otoño ascendiendo tantas hojas

Hacia el último cielo,

Donde estrellas

Sus labios dan a otras estrellas,

Donde mis ojos, estos ojos,

Se despiertan en otros.


 En La realidad y el deseo (1924-1962), Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1992.


La realidad y el deseo (1924-1962)
Luis Cernuda
Alianza Editorial, 1991.



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